martes, 10 de enero de 2012

Capítulo 28: “Un día de dos”

Contemplar un rostro tan perfecto. Mirar como su pecho ascendía y descendía con cada respiración. Mirar su boca entreabierta. Contemplar en su rostro una paz tan única. Despertar y ver aquella escena, me hacia sentir tan privilegiada. Era lo más hermoso.
Sus mejillas, tibias. Sus labios, resecos, pero aún así eran los más hermosos y delicados. Los suspiros que salían de ellos. Su brazo, rodeaba mi cintura.
Él comenzó a moverse y abrir lentamente sus ojos. Con sus ojos entreabiertos, me miró y sonrió. Aún estaba medio dormido. Se levanto un poco y nuevamente se recostó, pero esta vez recostó su cabeza en mi pecho, aferrándose más a mí con sus brazos. Un pequeño suspiro salió de su boca. Yo, acariciaba su rostro y daba pequeños besos en su frente. Él nuevamente se había quedado dormido.
Aún llovía muy fuerte. Pareciera que estuviera atardeciendo, el cielo estaba muy oscuro, pero eran apenas las diez de la mañana. Ya no tenía sueño, por lo que prendí mi televisor. Bajé el volumen, de manera que solo yo pudiera escuchar y no despertara a Tom.
Podía sentir pasos en la casa. Mamá ya se encontraba de pie, claro, siempre era la primera en levantarse, tenía que atender desde muy temprano a mi pequeño hermano.
Las horas pasaban. Ya había apagado la televisión, no había nada bueno. Preferí seguir contemplando el hermoso rostro de mi novio. Ahora me doy cuenta de que Tom y Bill sí hablaban en serio cuando dijeron que les encanta dormir.
Mi madre golpeo suavemente la puerta.
- Adelante – dije casi en susurro.
- Creí que aún dormías – dijo ella entrando.
- Yo no, pero él sí – sonreí – Le gusta mucho dormir.
- Así veo… ¿Tienes hambre?
- La verdad es que no, pero podrías traerme un jugo de naranja, por favor.
- Claro, ya vuelvo…
No paso mucho tiempo cuando ella nuevamente estaba en mi habitación con un vaso en sus manos.
- Aquí está – lo dejo en mi velador.
- Gracias mamá – le di una sonrisa – Eh… mamá.
- Dime hija – dijo ella mientras levantaba algunas ropas que tenía en el suelo.
- ¿Tú permitiste que Tom se quedara a dormir?
- Así es, anoche te quedaste dormida sobre él y bueno, Tom pretendía irse, pero le dije que se quedara. Él acepto y, bueno me ayudó a meterte a la cama. Se veía muy tierno sacándote los zapatos y recostándote en la cama, parecías un bebé – ella rió bajito.
- Mamá… - me había ruborizado.
- ¿Qué?, solo digo lo que vi…. ¿Quieres que encienda la calefacción?
- Si, esta haciendo frio.
- ¿No te duele el pecho? Digo, porque Tom es mucho más grande que tú.
- No, estoy bien – dije mirándolo, él aún estaba durmiendo sobre mí pecho.
- Bueno, iré a hacer el almuerzo, ya son las doce y tu padre hoy llegará más temprano.
- ¿Papá sabe que Tom está aquí? – pregunte preocupada.
- Tranquila, si lo sabe, se puso un poco celoso al saber que su pequeña estaba durmiendo con un chico, pero los amigos de Tom lo tranquilizaron, así que descuida, no le hará nada a tu novio.
- ¡¿Qué?! Mamá, cómo…
- Adiós estoy retrasada – dijo ella y salió de mi habitación.
Al parecer mamá ya había notado que Tom y yo somos novios. Ahora mi preguntara era… ¿Sabrá papá?, porque si es así, tendré una larga charla con él.
Tome el vaso que estaba en mi velador y cuidadosamente traté de tomar mi jugo. Se me hizo un poco difícil, pero al fin al cabo lo termine.
La hora pasaba y Tom aún no despertaba. En la habitación hacía mucho calor, mamá le había subido mucho la temperatura a la calefacción. Mientras acariciaba la cara de Tom, pude notar que él estaba transpirando. Busque una pequeña toalla que siempre dejaba en mi velador. La saque y cuidadosamente comencé a secar su cara. Él arqueo sus cejas y comenzó a abrir sus ojos.
- Buenas tardes – le sonreí y acaricie su mejilla.
- Hola linda – sonrió recostando su cabeza en la almohada.
- ¿Dormiste bien? – le pregunté.
- No dormí bien… Dormí excelente – sonrió refregando sus ojitos.
- Eres increíblemente bueno para dormir.
- Hubiera seguido durmiendo, pero me dio calor. ¿Sabes?, dormir en tu pecho me hizo sentir bien, los latidos de tu corazón son tan relajantes – me sonrió – Lamento si ahora te duele – besó mi mejilla y luego se sentó en la cama.
- No te preocupes, no creo que me duela – también me senté en la cama - ¡Auch!...
- ¿Qué pasa? – peguntó preocupado.
- Creo que si me duele – reí – pero descuida, ya pasara – me levante y comencé a buscar una toalla y ropa. En ese momento tocan la puerta – Adelante.
- Veo que ya has despertado Tom – sonrió mi madre – Ten, esto lo trajo tu hermano.
Mamá le había pasado un gran bolso a Tom.
- ¿Por qué? – pregunto él sin entender.
- Bueno, tu hermano me dijo que saldría junto con Georg, Gustav y la prima de (tu nombre),así que te envió ropa para que te cambiaras, él no quiso que fueras a la casa, dijo que no quería que te separas ni un minuto de (tu nombre) – Mire a mi madre y a Tom, ambos reían.
- Entonces… Mamá, ocuparé tu baño, así Tom ocupa el mío – dije tomando mis cosas – Pero antes – Entre a mi baño y saque mi cepillo de dientes, también mi peineta – Listo… ¿y mi madre?
- Fue a ver a Martin – dijo Tom sacando la ropa del bolso.
- Bueno, iré a darme una ducha – Salí y cerré la puerta.
Me dirigí a la habitación de mis padres y entre al baño.
Al terminar me vestí. Lave mis dientes, me maquille un poco. Peine mi cabello y lo deje suelto, para que se secara. Había olvidado sacar mis zapatos, así que me dirigí a mi habitación.
Abrí cuidadosamente la puerta, ya que Tom podría estar ocupado, pero aún no salía del baño. Me coloque los zapatos y luego baje. Mamá estaba sentada junto a mi padre.
- Hola papá – besé su mejilla.
- ¿Cómo estas hija? – pregunto mi padre.
- Bien, ¿cómo te fue en la trabajo? – pregunté sentándome en un sofá.
- Muy bien, me dieron toda la tarde libre, así que saldré con tu madre y tu hermano, ya que tú estás con ese chico, Tom – me miró serio.
- ¿Estas molesto?
- No – sonrió – Solo te digo que te cuides y pobre de él que te haga algo.
- Papá me asustas… Creí que te molestaba que Tom estuviera aquí.
- Pasado mañana cumples diecisiete años, tengo que entender que ya no eres pequeña y aceptar que tienes un novio.
- ¡¿Qué?!... ¿Cómo sabes? – inmediatamente miré a mamá.
- Tenía que decírselo – mamá me sonrió.
- Perdón por no habértelo dicho, pero sé como eres en este tema y no me hubieras dejado.
- No te preocupes, Tom es más grande que tú y bueno, también tiene su lado bueno. Uno porque te cuida y dos, yo puedo compartir una helada cerveza junto a él – todos reímos.
- Bueno hija, ve a buscarlo para que almorcemos – dijo mamá.
Me paré y subí las escaleras. Camine hasta mi habitación y abrí la puerta.
Quede inmóvil ante aquella escena. Tom estaba poniéndose su chaleco. Pero que hermoso cuerpo tiene este hombre. Me quede un tiempo parada en la puerta, aún estaba algo atónita.
- ¿Mi amor?, ¿estas bien? – preguntó él pasando su mano frente a mi cara.
- ¿Eh…? – Reaccione – A si, eh… está listo el almuerzo, vamos… - Voltee, pero él me detuvo.
- ¿Me estuviste espiando? – pregunto posando su cabeza en mi hombro.
- ¿Yo?... No… - baje la mirada – Vamos Tom – traté de sacar sus manos de mi cintura, pero me era inútil.
- ¿Por qué te pones así? – Me volteo y tomo mi rostro – Eres mi novia, no tendría por qué darte vergüenza verme.
- Lo siento, pero es que cuando entré, no sabía que estabas así…
- Linda, ya no importa – me sonrió – Te quiero – me tomo de la cintura y me levanto a su altura.
- También yo, lindo – ambos reímos.
Tom estiro su boca para que le diera un beso. Se veía muy tierno. Tome sus mejillas y le di un pequeño beso. Él sonrió y luego me bajo. Ambos bajamos las escaleras y nos dirigimos al comedor. Ahí estaban mis padres esperándonos.
Tom saludo a mi padre con un apretón de manos. Luego nos sentamos a comer.
Mis padres hablaban mucho con Tom, al parecer se llevaron muy bien. También como lo dijo mi padre, invito a Tom a tomar una cerveza.
Cuando todos terminamos de comer, me levante y recogí la mesa y lavé lo sucio. Mis padres aún seguían hablando con Tom. Podría decir que pareciera que prácticamente no existía en ese momento, así que subí a mi habitación. Ordene mi ropa, hice mi cama y también aproveche de ordenar la ropa de Tom.
Baje y me dirigí a el living. Me senté frente a la gran estufa que había ahí. Mis padres aún conversaban con Tom. Escuchaba que reiteradas veces reían, también alcancé a oír que mis padres saldrían junto a mi hermano. Como estaba aburrida, nuevamente subí pero esta vez en dirección a la habitación de Martin. Entre a su cuarto y me acerque a su cuna. Él estaba despierto, así que le cambie pañales y también su ropa. Una vez que termine lo tome en brazos y baje a la cocina.
Entré y después de todo ese tiempo por fin notaban mi presencia.
- Oh veo que Martin ha despertado – dijo mamá sacándolo de mis brazos.
- Si, le he cambiado los pañales y la ropa, para que después solo salgan.
- Gracias, entonces nos iremos a arreglar – dijo mamá.
Mis padres se dirigieron a su habitación para arreglarse. Tom estaba sentado aún, ambos intercambiamos miradas. Él me sonrió, pero yo no lo hice, solo voltee y fui directo a mi baño.
Estaba enojada. ¿Por qué razón?, no lo sé. Aún así no debí mirar con desprecio a mi novio, después de todo él no tenía la culpa.
Salí del baño y me senté a la horilla de mi cama. Comencé a mirar toda mi habitación, como si fuera la primera vez que la veía.
“(Tu nombre) ya nos vamos”, grito mi padre desde el primer piso. Baje un poco desanimada a despedirme de ellos.
- Bueno ya nos vamos, no sabemos aún a que hora volveremos, pero no estarás sola, te quedaras con Tom – dijo papá mirando a Tom, quien estaba detrás de mi.
- Si tienen hambre hay cosas en el refrigerador o bien pueden llamar y pedir algo, te deje algo de dinero – me dijo mamá.
- Bien… que les vaya bien, disfruten su día – dije dando una sonrisa falsa.
Mis padres se despidieron de Tom y luego salieron.
Camine hasta el living y me senté en uno de los sofás. Mire hacia el suelo, parecía pensativa, aunque no pensaba en nada. Tom me miraba desde la entrada del living. No lo podía ver, pero sentía que me miraba. Luego comenzó a caminar, sentándose a mi lado.
Ambos estábamos en silencio. Lo único que se escuchaba en esos momentos era la lluvia y el quebrar de la leña con el fuego.
Ambos mirábamos fijamente el suelo. De reojo pude notar como Tom movía sus piernas.
- ¿Estas enojada con migo? – pregunto rompiendo el silencio.
- No…
- Entonces, ¿por qué estas así? – giró su cabeza mirándome, pude notarlo de reojo.
- No lo sé… Bueno, si lo sé… Me sentí ignorada todo ese tiempo que estuviste con mis padres, era como si no existiera.
Él soltó una leve risa.
-¿Qué es tan gracioso? – pregunte molestándome más.
- Eres muy enojona, tus padres no te ignoraron, sólo hablábamos de algo que no puedo decirte, pero no es nada malo.
Lo miré molesta, luego recosté mi espalda en el respaldo del sofá.
- Hermosa no te enojes – dijo tomándome de la cintura y dándome besos en el cuello.
- Ya déjame – tenía muchas ganas de reírme, pero trate de contenerme. Alejaba a Tom empujándolo.
- No, no lo haré – aún seguía.
- ¿Por qué no? – pregunté haciéndome la seria.
- Porque sé que no te resistes a esto y que quieres reírte pero te haces la enojada, sabes eres muy buena, pero con migo no funciona – rió.
Ambos nos miramos. Yo aún me mantenía seria, pero él tenía su típica mirada picara, eso le daba muchos puntos a favor a Tom. Me rendí, la risa se escapo de mis labios.
- Lo ves, tenía razón – sonrió.
- Claro, claro – me levante y le puse otra astilla a la estufa.
Tom poso sus manos en mi cintura y nuevamente comenzó a dar pequeños besos en mi cuello. Nos sentamos frente a la estufa. Recosté mi cabeza en sus piernas. Él acariciaba mi rostro. Nuestras miradas estaban unidas. Sus ojos color miel, tan profundos. Con una simple mirada es capaz de decir mucho, y yo sabía lo que Tom quería en estos momentos, pero, yo no podía. No me sentía lista. Me daba miedo pensar en aquello. ¿Miedo?, sí. Él ya tenía experiencia en esto, aunque para él solo era algo pasajero. Algo sin sentido, solo lo hacia para satisfacerse a si mismo. Y no quería que pasara lo mismo con migo. Por otra parte no quería parecerle una fácil. Llevamos casi dos meses juntos, quiero que pase un poco más de tiempo, quiero conocer más a Tom, lo que piensa acerca de esto, pero trataré de no hacerlo tan notorio.
Algo suave y húmedo sentía en mis labios. Su boca. Es increíble como tan solo sentir sus labios me hacen dejar de pensar en todo, me hacen volar hacia otro mundo. Sus movimientos, tan únicos, especiales, suaves, simplemente perfectos.
- Piensas mucho linda, quiero que me hables – me sonrió tiernamente.
- Espérame aquí no tardo.
Me levante y subí corriendo las escaleras. Entre a mi habitación y busque mi bolso. Lo revise y efectivamente, ahí estaba lo que buscaba. Baje con el bolso en manos y fui hasta donde estaba Tom. Él me miró confundido. Me senté a su lado y lo miré.
- ¿A qué fuiste a tu habitación? – pregunto.
- Bueno, mientras tú estabas en Alemania, yo salía con mi prima y bueno un día salimos a la playa y encontramos caracolas de mar, a mí me gusto mucho una, pensé en ti y la traje, es muy grande y bonita – dije mientras la sacaba – Toma es para ti – la deje en sus manos.
- Es muy bonita – dijo mirándola detalladamente – Gracias hermosa.
Ambos nos abrazamos. Luego Tom se separó de mí y me miró asustado.
- ¿Qué ocurre? – pregunte preocupada.
- ¡Esta lloviendo muy fuerte! – exclamo.
- Lo sé, ¿qué tiene de malo?
- ¡Scotty! ¡Lo deje en el patio! – Dijo casi gritando - ¡Ven vamos!
Él se paro rápidamente y en un instante me paro del suelo. Tomo de mi mano, iba casi cayéndome. En la entrada estaban las llaves, con una ágil maniobra las tomé, ya que íbamos casi corriendo. Salimos de la casa directo hacia la de Tom.
Cuando entramos él fue directo al patio, yo lo seguí.
- ¡Scotty! – Gritaba - ¿Dónde estas Scotty?
También lo ayude. Buscamos por todo el patio, pero no aparecía por ninguna parte. Ambos entramos y comenzamos a buscarlo por la casa. En el primer piso tampoco se encontraba. Subimos al segundo y comenzamos a buscarlo. Entre a la habitación de Tom.
- ¡Tom!, ven – lo llame – Creo que ya no es necesario buscarlo.
- ¿Por qué? – Pregunto llegando a mi lado – Oh no…
- Oh si – dije, ambos reímos.
Scotty estaba durmiendo sobre la cama de Tom. El al escuchar la voz de Tom, inmediatamente se levanto y se paro a su lado.
- Eres un chico malo, ¿por qué no avisas que estas aquí? – decía Tom acariciándolo.
Los tres bajamos al primer piso directo a la cocina. Tom le dio comida y agua. Luego ambos salimos.
Comenzar a buscarlo en el patio fue mala idea, ya que estábamos todos mojados. Camino a mi casa había comenzado a llover aún más fuerte. La lluvia chocaba contra mi rostro, impidiéndome ver. Tom rodeo su brazo por mi espalda, ayudándome a caminar. Íbamos caminando muy bien, hasta que comenzamos a caminar por el pasto. Habían muchos charcos ahí, en uno de ellos había mucho barro, no me percate y pise, provocando que me resbalara y cayéramos ambos.
- ¡Oh por Dios está helada!– exclame al sentir toda mi ropa mojada.
Tom comenzó a reír como nunca antes lo había escuchado.
- No es gracioso – dije entre risas.
- ¿Entonces por qué te ríes? – pregunto aún riendo.
- Sigo siendo torpe, mira lo que hice, ahora estas todo sucio con barro – dije intentando pararme, algo inútil.
- Tú también estas toda sucia y ¿eso qué?, esto fue gracioso y me gusto – sonrió y se levanto.
Me extendió sus manos, las tome y me pare.
- Vamos a tu casa tienes que cambiarte – dijo.
Nos dirigimos a mi casa. Al abrir la puerta ambos nos sacamos los zapatos y los dejamos a la entrada. Subimos al segundo piso, directo a mi habitación.
Tom abrió mi armario y comenzó a buscar una toalla. Se acerco a mí y comenzó a secarme.
En ese momento estornude. Él me sonrió.
- Tienes que sacarte la ropa – dijo él.
Lo miré en forma interrogativa y a la vez asombrada.
- Linda no me mires así, es para que no te resfríes. Entra al baño y cámbiate, mientras yo me pondré otra ropa que dejo Bill en mi bolso.
Así lo hice. Saqué ropa de mi armario y entre a cambiarme. Cuando salí Tom estaba sentado en mi cama.
- Bill es tan torpe, no me echo ningún poleron – exclamo Tom enojado.
- No trates así a tu hermano – dije buscando algo en mi armario.
- Pero es que me hace enfadar.
- Toma, ponte esto – le extendí un poleron.
- ¿Esto es mío? – pregunto mirándolo.
- Así es, ¿te acuerdas de esa vez que me lo prestaste? Olvide devolvértelo, y que bueno que no lo hice, porque ahora es muy útil – le sonreí.
Él se lo colocó. Se puso de pie y se acerco a mí, tomándome de la cintura.
- Bajemos – dije soltándome y comenzando a correr.
- ¡Hey! no te escapes – grito siguiéndome.
Baje las escaleras y fui hasta el living. Me escondí detrás de uno de los sofás.
- ¿Dónde estas? – pregunto buscándome.
Me tiré al suelo y comencé a arrastrarme. Asome mi cabeza y Tom no estaba. Así que me levante y camine hasta la entrada del living. Asome mi cabeza al pasillo.
- ¡Te atrape! – exclamo Tom tomándome en brazos.
- ¡No! ¡Suéltame! – gritaba mientras reía.
- Eso es lo que sucede cuando tratas de escaparte de Tom Kaulitz – dijo recostándome en la alfombra, a un lado de la estufa.
- No lo haré más – lo miré inocentemente.
- Eres tan linda.
Ambos comenzamos a besarnos. En ese momento tocan el timbre.
- Tengo que ir a ver – dije.
- No, no vayas – decía entre besos.
- Tengo que ir – me separé de él y me pare rápidamente.
Me dirigí a la puerta y la abrí.
- ¿Se le ofrece algo? – pregunté.
- Si, bueno, me preguntaba si estaba tu madre, estoy en una encuesta – dijo una joven.
- Bueno, ella en estos momentos no está.
- Oh… Y, ¿hay alguien más en tu casa?, tu padre o alguien mayor – pregunto.
- No mi padre tampoco está, estoy sola con mi novio.
- ¿Tu novio?, ¿cómo se llama él?, ¿vive aquí?
- ¿Por qué quiere saberlo? – pregunte mirándola confusa.
- No por nada, pero ¿él es vive por aquí? – siguió insistiendo.
- Si, vive por aquí….
“Mi amor, ¿quién es?, pregunto Tom desde adentro.
- Que bien, bueno ahora me voy, quizás vuelva otro día o no sé – dijo ella.
Al escuchar ella la voz de Tom salió prácticamente corriendo. Por alguna razón aquella chica se me hacia muy familiar, pero no recordaba quién era.
-¿Quién era? – pregunto Tom.
- Una chica, no sé qué quería, pero se fue – dije cerrando la puerta.
- Cómo se le ocurre interrumpir justo cuando le doy besos a la pequeña más hermosa de todas – dijo tomándome de la cintura.
- Vamos a sentarnos – lo tome de la mano y nos fuimos a sentar al sofá.
- En dos día más estarás de cumpleaños – dijo Tom jugando con mis manos.
- Ni me lo recuerdes.
- ¿Por qué?, ¿no te emociona cumplir años? – pregunto mirándome.
- La verdad es que no…
- ¿No te emociona ser más grande?, yo a tu edad deseaba mucho ser mayor de edad para salir y ser libre.
- No fue hace mucho, solo tienes veinte años.
- Y pronto cumpliré los veintiuno – dijo orgulloso – Oh…
- ¿Qué pasa?
- El próximo mes es mi cumpleaños, ¡lo había olvidado!, que bueno que no tengo que regalarle nada a Bill – rió.
- Es increíble como pasa el tiempo – dije en un suspiro.
- Tienes razón… Te extrañé tanto hermosa – Tom se acercó a mí y me abrazo.
- También yo… Me alegra saber que estarás junto a mí para el día de mi cumpleaños.
- Será genial, aunque tienes que ir a la escuela…. ¡Pasaré por ti ese día! – exclamo.
- Pero, ¿qué pasa si alguna de tus fans te reconocen?
- No te preocupes, seré discreto y bueno si me descubren las saludare y luego nos vamos en mi auto – rió.
- Claro, luego todas me atacaran con preguntas como: “¿Conoces a Tom?”, ¿son novios?”, “¿cómo lo conociste?”, y muchas preguntas más.
- No te preocupes linda – beso mis labios.
Pasamos toda la tarde juntos. Bromeamos, vimos películas, pedimos cosas vegetarianas por teléfono, claro Tom no comía carne y a mi no me gustaba mucho.
Mis padres llegaron a las nueve de la noche. Yo ya tenía que acostarme, mañana tenía que ir a la escuela. Tom estaba junto a mí en la habitación.
- No quiero ir a la escuela – le decía a Tom mientras impedía que saliera por la puerta.
- Tienes que ir y déjame pasar, tienes que ponerte a dormir – decía serio.
- No te vayas por favor, no quiero estar sola – lo miraba de una manera “triste”.
- No estas sola, tus padres ya llegaron, además no me pongas caritas que no me convencerás – dijo levantando una ceja.
- ¡Bien!, ¡como quieras!, adiós – salí de la puerta y me metí a la cama, tapándome toda la cabeza.
- ¿Por qué te enojas? – preguntó.
Yo no le respondí nada.
- Linda, respóndeme… - se sentó a un lado mío – vamos, no te enojes.
Comencé a moverme, alejándome de él.
- Bien, si no me quieres responder entonces me iré – se levanto.
En ese momento salí de la cama y lo abrace por la espalda.
- No, lo siento, pero no quiero ir a la escuela – le dije al oído, él volteo y me tomo de la cintura.
- Tienes que ir linda, el día pasa volando, por la tarde estaremos juntos – me miro tiernamente.
- Bien, es un trato – le sonreí – Amo estar a tu altura, es más fácil mirar tus hermosos ojos – dije mientras acariciaba su rostro y contemplaba su hermosa mirada.
- A mi también me gusta que estés a mi altura, me es más fácil besarte, aun que también me gusta que seas más baja que yo, me gusta la dificultad que tengo al buscar tus labios, lo hace mucho más interesante – mordió su labio y me miro pícaro.
Nuestros labios se unieron en lo que fue un tierno beso. Sí, fue, ya que poco a poco se fue tornando más apasionado. Tom me fue recostando en la cama. Sentía todo el peso de su cuerpo en el mío. Él besaba mi cuello y acariciaba mis brazos. Podía sentir como su “amigo” poco a poco despertaba. Eso me ayudo a reaccionar.
- Tom, no Tom, para… - le decía mientras lo separaba de mí.
Él me miro arqueando sus cejas y mordiendo su labio con rabia. Cerro sus ojos dando un suspiro y beso mi frente.
- Lo lamento… - dije en un susurro.
- No, no tienes que lamentar nada, yo soy el que tiene que controlarse – se separo de mí, sentándose a la orilla de la cama.
Cerré mis ojos, dando un pequeño suspiro.
- Te quiero – le dije.
Levanto su mirada. Sus ojos se veían tristes, enfadados, impotentes.
- Yo también te quiero.
Jamás en mi vida había escuchado un “yo también te quiero” más frio. Me sentí triste.
- Lo siento linda – me abrazo y beso – Te quiero mucho.
Una dulce sonrisa se dibujo en sus labios.
Me acosté en mi cama y Tom me arreglo las frazadas. Beso mis labios y apago la luz, saliendo de mi habitación.
Poco a poco fui quedándome dormida.




_________________________________________________________

¡Hola chicas! Aquí les dejo otro capítulo, espero que les guste. La verdad es que creo que cada vez escribo peor ._. , siento que lo hago mal o no sé :(. Bueno no las molestare más con mis palabras.
- No sé si lo habrán notado pero yo había puesto en un capítulo anterior que Tom tenía veintiún años, me equivoqué, él en la novela solo tiene veinte.
- Chicas, mi amiga administra una pagina y yo también, me gustaría que le dieran “like” , ahí también pueden encontrarme conectada, así también aprovechan de preguntarme cuándo subiré capítulos (aunque prometí subir más seguido) o cosas así, también les dejaré mi Facebook para que me manden mensajes y pregunten cosas o no sé si quieren hablar con migo con gusto las acepto y hablamos n_n

- La pagina: http://www.facebook.com/pages/Tokio-Hotel-un-sentimiento-inexplicable/217413381640201?sk=wall

- Mi Facebook: http://www.facebook.com/johanaelizabethrebolledo?ref=tn_tnmn

Adiós chicas, son las mejores lectoras ♥.

5 comentarios:

  1. que cada vez escribes peor??
    nooo!! claro q noo!
    como piensas eso!
    escribes genial!!
    me encanta como escribes.. cada vez vas mejor! creeme!!
    me encantoo el capitulo!!
    sube pronto porfa!!

    ResponderEliminar
  2. para nada escribes mal..
    me encanat la fic esta genial

    siguelaaaaa :)

    ResponderEliminar
  3. me encanta sube pronto me reencanta tu fic me gustaria que tanbien este con bill pero nose depende de ti y ya no te presiono mas siguela

    ResponderEliminar
  4. muy buena yo apoyo lo que dice la amiga de ariba tanbien me gustaria un triangulo amoroso en la segunda tenporada tanbien me gusta bill sinplemente me gustan los 2 son preciosos

    ResponderEliminar
  5. no escribes mal escribes increible me gusta como escribes y sobrre la segunta tenporada me parece genial

    ResponderEliminar