viernes, 25 de noviembre de 2011

Capítulo 23: “Nuevas personas”

Cinco de la madrugada. Han pasado dos horas desde que llegamos a la clínica. Mamá aún no da a luz. Papá no deja de dar vueltas por la sala. Se ve nervioso.
Mi prima y Steban se han quedado dormidos en sus asientos. Por mi parte, estaba sentada mirando a papá.
Una enfermera había salido de la sala de parto. Buscaba con la mirada a alguna persona. Al vernos se acerco a mi padre.
- ¿Familia (tu apellido)? – pregunto ella.
- Sí – afirmo papá - ¿Pasa algo?
- Al parecer su esposa ya está lista para dar a luz, ¿entrara?
- Claro, claro – papá sonrió.
- Entonces, sígame por favor –Ambos se alejaron.
Esta vez me sentía nerviosa. No sabía con quién hablar, estaba prácticamente sola. Busqué en el bolsillo de mi abrigo algunas monedas. Me pare de mi asiento y comencé a buscar el casino de la clínica. Tarde en encontrarlo, ya que nunca antes había estado en aquel lugar.
- ¿Qué se le ofrece señorita? – preguntó amablemente un joven.
- Quisiera un starbucks coffee por favor – Pedí mientras sacaba el dinero.
- Sale en un momento.
Mientras lo preparaba, miraba a las personas que se encontraban en ese lugar. Sus rostros se veían preocupados, agotados. Realmente era algo deprimente verlos.
- Aquí está – dijo estirando sus manos hacia mi.
Pagué, le agradecí y salí de ahí. Camine hasta la puerta de vidrio, la cual daba al jardín de la clínica. Afuera hacía mucho frío, aún era de madrugada, todo estaba oscuro. La hermosa luna y algunos faroles eran los que iluminaban aquel lugar. Me senté en una banca, ubicada junto a uno de los faroles.
Así estuve, mientras tomaba mi café.
- ¿Qué hace una señorita tan linda aquí sola?
Giré mi cabeza hacia la derecha. Ahí se encontraba el mismo joven que me atendió hace algunos minutos atrás.
- ¿Te conozco? – pregunté mirándolo extrañada.
- Me llamo Tomás - se presentó - ¿y tú?
¿Qué diablos? ¿Otro Tom?
- (Tu nombre) – respondí después de un rato.
- ¿Por qué esa cara?, ¿Tiene algo malo mi nombre?
- No, no es eso. Es… olvídalo, no es nada – sonreí
- Olvidado – sonrió también - ¿De dónde eres? – preguntó sentándose a un lado mío.
- No vivo muy lejos de aquí – hice una pausa y reí torpemente – la verdad es que aún no sé cómo se llama el lugar.
- Eso significa que no eres de aquí. Bueno yo tampoco – giré mi rostro hacia él, para poderle ver mejor – llegue a Los Ángeles hace tres meses atrás.
- ¿Si?, vaya y de dónde vienes, digo si es que puedo saberlo.
- Soy de Colombia – sonrió dejando ver sus blancos dientes.
-¿Entonces no hay problema que hablemos en nuestro idioma? – dije en español.
- Ninguno – respondió de igual manera
- ¿Por qué decidiste venir aquí? – pregunté, luego di un sorbo a mi café.
- Bueno, vine en busca de una nueva oportunidad. Mi sueño es ser actor y creí que sería bueno comenzar en esta ciudad, pero primero quise trabajar para tener algo de dinero.
- Entiendo, espero que tengas éxito, creo que podrías llegar a ser un buen actor.
- Gracias, eres muy dulce.
- Bueno, ya tengo que entrar, mi madre está a punto de dar a luz – me paré.
- ¿Quieres que te acompañe? – preguntó.
Por un momento dudé, pero parecía ser buena persona, así que acepte.
Caminé rápidamente, había pasado mucho tiempo afuera y quizás mamá ya había dado a luz. Cuando llegue a la sala en la que estábamos, mi prima y Steban se encontraban despiertos.
- ¿Ya nació? – pregunté con la respiración agitada.
- No lo sabemos, tu padre aún no ha salido – respondió mi prima.
En ese momento sale una enfermera y se acerca a nosotros.
- ¿Tu eres (tu nombre)? – me pregunto.
- Sí, soy yo, ¿pasa algo?
- Acompáñame por favor.
Ella caminaba y yo la seguía por detrás.
- Este es el cuarto en donde están tu madre y tu padre, cuando estés lista puedes entrar – dijo ella y luego se retiro.
Tome la minilla, antes de entrar respiré profundo. Lentamente abrí la puerta. La luz del interior me cegó, provocando que arqueara las cejas.
- Hija, entra – dijo papá.
Cuando pude acostumbrarme a la luz, entre y cerré la puerta. Miré a papá quien sonreía como nunca antes lo había visto. Me acerque a ellos.
Ahí estaba. Pequeño, frágil, hermoso. Mi hermano.
Sentí algo inexplicable. Después de esperar nueve meses, por fin lo tenía ante mí.
- Te presentamos a tu hermanito, Martín.
Su nombre resonaba en mi mente. Estaba completamente hipnotizada. Mi atención estaba en él y en nadie más. Tanto así que no sabía quien me lo había presentado.
-¿Puedo tomarlo? – Pregunté
- Claro que si – dijo mamá.
Con mucho cuidado lo tome. Ahora oficialmente lo tenía entre mis brazos. Es tan pequeñito, su piel limpia y suavecita. Una sonrisa de dibujo en mis labios.
- Hola pequeño, soy tu hermana mayor. ¿Sabes algo?, estoy muy feliz, porque esperé nueve meses para verte y hoy por fin puedo hacerlo.
La verdad es que no sé por qué razón le hablaba, era estúpido porque no entendía nada..
Un flash interrumpió mis pensamientos. Papá me había sacado una fotografía.
- Para el álbum de recuerdos – dijo él.
Después de estar un rato junto a ellos salí. Me dirigí hasta la sala en donde estábamos esperando.
- Ya pueden entrar – le dije a mis visitantes.
Ellos emocionados se pararon y se dirigieron al cuarto en donde estaba mamá.
- Lamento haberte hecho esperar – me disculpé con Tomás.
- No te preocupes, ahora tengo que volver a trabajar, mi turno de descanso acabo. Te veo luego – hizo una seña de adiós con su mano y se fue. Tomé asiento y esperé a que salieran mi prima y Steban.
Mientras lo hacía veía como llegaba una camilla con una joven en ella. A su lado se encontraba también un chico. Él quería entrar con ella, pero los doctores se lo impidieron. Él resignado se sentó en una de los asientos que se encontraban frente a mí. Apoyó sus brazos sobre sus piernas y llevo sus manos a la cara. Se veía bastante mal. Me puse de pie. Quise salir para dejarlo solo, pero por alguna sentía que él necesitaba compañía. Impulsada por mis sentimientos me acerqué a él.
- ¿Puedo ayudarte en algo? – pregunté acuclillándome frente a él.
- No lo creo, vete – respondió algo cortante y molesto.
- Bien, así lo aré – me levante y voltee.
- No, espera… - dijo – Lo siento, no quise responderte de esa manera.
- No te preocupes – nuevamente me acerqué a él, pero esta vez me senté a su lado – Entonces, ¿puedo ayudarte en algo?
- Necesito que alguien me escuche. No sé si te gustaría oír mi historia es algo que no debe importarle a la gente, la verdad es que a nadie le importo…
- Puedo ser la excepción, yo sí quiero escucharte, soy todo oídos – le sonreí, dándole a entender que sí podía confiar en mí.
- Fue hace dos años atrás… Vivía junto a mis padres y mis dos hermanos. Éramos en ese entonces una familia muy feliz. Hasta que paso lo peor… Mis hermanos se enfermaron, los doctores decían que era algo pasajero, pero no fue así. Poco a poco ellos se fueron debilitando, eran casi irreconocibles. A los pocos meses fallecieron… Mi… mi madre no lo pudo aceptar. Es por esa razón que entró en una terrible depresión, teniendo el mismo destino que mis hermanos. Mi padre y yo no lo pudimos soportar. Paso un año desde el incidente. Él y yo poco a poco fuimos cobrando fuerzas y salimos adelante. Por cosas de trabajo él viajo a Italia, dejándome al cuidado de mi tía. Ella es un verdadero monstruo, no merece ser llamada tía. Mis días cada día se hacían más tristes, solitarios. Hasta que conocí a Sally, ella venía de Inglaterra. Ella cambió radicalmente mi vida, ilumino mis días, me dio su amor, como nunca nadie lo había hecho. Mi tía cuando la conoció la odio al instante. Un día estábamos Sally y yo en mi cuarto y bueno… nos entregamos. Realmente fue algo hermoso, pero no tuvimos precaución. Jamás sospechamos de algo así, hasta que le comenzó crecer su vientre. Mi tía cuando la vio quedo paralizada. Me echo de su casa y a Sally también. ¿Sabes que se siente tener a la mujer que más amas embarazada y viviendo en la calle? Pasando frío, aguantando las fuertes lluvias, aguantando ver aquellas miradas de lastima. Cuando ella cumplió cinco meses de embarazo pude arrendar un pequeño cuarto en el cual pudimos vivir. Trabajé día y noche para su bien estar. Pero por causa de las condiciones en que antes vivíamos ella con frecuencia se resfriaba. El doctor nos advirtió que si no se cuidaba el bebé podría nacer con alguna enfermedad o simplemente morir antes o durante el parto. Ella… ella se cuidó mucho, pero aún así el bebé se adelanto. En estos momentos está por tener a la bebé, pero solo tiene siete meses, aún es muy pequeña. Como desearía estar con Sally, darle mi apoyo en todo momento, pero no puedo entrar… - él chico finalizo rompiendo en gran llanto. Durante todo el momento en que hablo, sus labios temblaban, trataba de evitar llorar, aún así sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Pero al finalizar, estallo en llanto. No pude evitar llorar mientras me contaba todo. Él había pasado por cosas terribles, pero a pesar de eso siguió luchando por el amor que les tiene a su amada y a su bebé. No me importo conocerlo hace algunos minutos, en estos momentos necesitaba a alguien, necesitaba apoyo, cariño, y yo era la única persona que en estos momentos podía hacerlo. Lo envolví con mis brazos. Él inmediatamente correspondió a mi abrazo.
- Tranquilo, por lo que me contaste tu vida no ha sido la mejor, pero ¿sabes algo? – Él se separo de mi y me miro a los ojos, esperando la respuesta – No todo está perdido. Dicen que después de todo lo malo, vendrá lo bueno. Sé que tu bebé saldrá bien después del parto. No sé como pero lo presiento.
- ¿Sabes algo?... Si mí hija sale viva después de esto, prometo que lucharé por su bien estar, por su salud, su educación. Aún no soy todo un adulto, solo tengo diecinueve años, pero eso no me es una dificultad, por ella y por Sally lo haría todo.
- Créeme, tu hija vivirá. ¿Y sabes que pienso?
- ¿Qué? – Preguntó
- Que ella estará orgullosa de tenerte como padre. Estará orgullosa de saber que su padre lucho por darle lo mejor a ella y a su madre.
Él chico sonrió, unas lágrimas cayeron de sus ojos, pero las seco rápidamente.
- Muchas gracias…. Lo siento pero, cuál es tu nombre – preguntó apenado.
- Oh – sonreí – Me llamo (Tu nombre)
- Muchas gracias (tu nombre), por darte unos minutos en escucharme siendo un completo extraño para ti.
- No tienes que agradecerme… eh….
- Derek – completo riendo.
- Derek – repetí – No tienes que agradecerme, fue un gusto oírte y ¿sabes algo? No me importo que fueras un “completo extraño” como dijiste. Cuando te vi me di cuenta al instante que eras una gran persona. Y veo que no me equivoqué.
- Derek Johnson – llamo una enfermera.
Inmediatamente giré mi cabeza y mire a Derek. Él paso saliva y me miro asustado.
- Tranquilo, todo saldrá bien – le tomé el hombro.
Él solo asintió. Se paro y camino hasta donde la enfermera. Ambos pasaron al pasillo de emergencia perdiéndolos de vista.
Mire el reloj que se encontraba en la sala. Eran las siete de la mañana. Ya comenzaba a tener hambre, solo había tomado un café. En ese instante se acercan a mi Steban y mi prima.
- ¿Tienes hambre? – preguntó mi amigo.
- Si y mucha – dije tomando mi estomago.
- Entonces vamos al casino a tomar desayuno, tu padre nos dio dinero – mencionó mi prima.
- ¿Él no ira? – pregunté extrañada.
- Dijo que iría después, quiere estar con tu madre y Martín.
Caminamos hasta el casino. Buscamos una mesa vacía y nos sentamos. Llego un hombre de edad y pidió nuestra orden. Para ser un casino tenia aspecto a restauran. Pedimos nuestra orden y comenzamos a comer.
- Rayos olvido mi cuchara, ¿cómo se supone que tomaré mi té?
- Con la mano – dijo Steban.
- Si claro… Ya vengo – me paré y camine hasta el mesón.
Ahí se encontraba Tomás.
- Tomás, ¿me podrías dar una cuchara?
- Claro que si – sonrió y busco una cuchara – Toma aquí tienes.
- Muchas gracias… ¿A qué hora termina tu turno? – pregunté por curiosidad.
- A las ocho – dijo - ¿Por qué?
- Curiosidad…
- ¡(Tu nombre)! – Gritó mi prima - ¡Ven rápido!
- Discúlpame – le dije a Tomás y caminé hasta donde estaban sentados - ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas tanto?
- ¡Mira la televisión!, es una canal internacional, solo tienes que leer los subtítulos – dijo ella apuntando al televisor.
Me senté y mire a la televisión que estaba colgada cerca de nosotros.
“Los rumores eran ciertos. Después de tres meses la banda Tokio Hotel ha vuelto a Alemania. Luego de diez horas de viaje la banda aterrizo esta tarde en el aeropuerto de Hamburgo. Los chicos se ven bien, al parecer las pequeñas vacaciones que tomaron no les hicieron nada de mal. Después de muchos meses fuera de sus hogares Gustav y Georg vuelven, y se ven muy contentos. Y que decir los de los hermanos Kaulitz, quienes también se ven muy contentos de pisar su tierra natal después de muchísimo tiempo, ya que como sabemos se mudaron hace más de un año a Los Ángeles.
Esta es una fotografía que pudimos captar cuando llegaron esta tarde al aeropuerto. Muy pronto tendremos la oportunidad de tener una entrevista con ellos, hasta entonces solo habrá que esperar….”
- Se ve feliz – mencionó Steban.
- Creo que extrañaba su país, cualquiera que pasa mucho tiempo lejos de su país lo extrañaría – dije echándole azúcar a mi taza.
- Que lindo se veía Bill en la foto – dijo mi prima.
Steban y yo dirigimos nuestra mirada hacia ella. La miramos algo sorprendidos. Ella se ruborizo y tapo su rostro con sus manos.
- Creo que a alguien le gusta Bill – dijo Steban mordiendo un pedazo de pan y mirando hacia otro lado.
-¡Qué! – Exclamo ella - ¡Estas loco!
- ¿Yo loco?, crees que porque digo la verdad voy a estar loco ¡Estas muy equivocada querida amiga! – rió burlón.
- Eres un maldito…
- ¡Paren! – Interrumpí – no pueden ponerse a discutir aquí, es una clínica.
Ambos se callaron. Tranquilamente comenzamos a comer nuestro desayuno.
Cuando terminamos, Steban y mi prima salieron al jardín a tomar aire. Yo me quede viendo la televisión. “¡(Tu nombre)!” gritaban a lo lejos. Voltee y con la mirada comencé a buscar a la persona que llamaba a mi nombre. Era Derek.
- Por fin te encuentro – dijo agitado.
- ¿Qué paso? – Pregunté
- Lo que… pasa… es…
- Espera, espera – interrumpí – Primero respira y luego me dices bien.
Así lo hizo. Respiro profundo un par de veces y luego prosiguió.
- ¡Tenias razón! – Exclamó - ¡Ella está bien! Nació perfecta, no tiene nada malo. Y Sally también está bien – decía él con una felicidad que podía distinguir a kilómetros.
- ¡En serio! ¡Vaya! Te felicito Derek – me paré y lo abracé, él correspondió.
- Gracias a Dios todo salio bien, no sabes lo feliz que estoy – se separo – Ahora volveré con ella, te veo pronto.
- Adiós, nos vemos.
Busque el dinero que me había pasado mi prima y camine hasta la caja. Pague todo y agradecí. Cuando pretendía irme, Tomás me llamo.
- ¿Qué pasa? – pregunté confusa.
- Me… ¿me darías tu numero de celular? – preguntó rascando su cuello.
- Claro… - le dicte mi número – En estos momentos no lo traigo con migo.
- Te enviaré un mensaje con mi nombre para que sepas que soy.
- Bien…Ahora me voy, tengo que volver con mi familia.
- Claro, nos vemos pronto.
Sólo le sonreí y salí de ahí. Camine por los pasillos de la clínica, hasta que llegue a la salita. Ahí estaba mi prima.
- ¿Por qué tan sola? – pregunté sentándome a su lado.
- Steban fue al baño.
- Hija – llamó papá desde el pasillo.
- ¿Si? – me acerqué a él.
- Creo que sería bueno que vuelvan a casa, necesitan descansar. Han estado mucho tiempo aquí y no han dormido bien. Nosotros estaremos bien. Aquí tienen dinero para un taxi.
- Gracias papá, nos vemos pronto – besé su mejilla.
Le comunique a mi prima lo que me había dicho papá. Buscamos a Steban y luego fuimos a tomar un taxi.
Una vez que llegamos a casa nos dirigimos cada uno a nuestras habitaciones. Tomé una larga ducha y luego me puse mi pijama, quería dormir, me sentía cansada…
Cuando desperté eran las cuatro de la tarde. Había dormido lo suficiente. Me levante, mientras me vestía escuchaba música. Una vez lista, comencé a buscar mi celular. No lo encontraba por ninguna parte. Recordé que lo había dejado en el abrigo que había usado el día anterior. En efecto, ahí se encontraba. Mire la pantalla, tenía dieciséis llamadas perdidas de Tom.
Pensé en llamarlo, pero la diferencia de horarios era un problema. Así que decidí enviarle un mensaje, dándole mis disculpas por no haberle contestado, que pronto le explicaría. Lo envíe y deje el celular sobre el mueble que estaba junto a la cama. Me paré, pero el celular comenzó a vibrar. Mire la pantalla y sonreí estúpidamente
- Lamento haberte despertado – me disculpé.
- No importa hermosa, sabes que para ti estoy disponible en todo momento – pronunció su ronca y hermosa voz.
- ¿Cómo llegaste?, hoy te vi en la televisión. Te veías muy lindo sonriendo.
- ¿A si? – rió - ¿Solo sonriendo?
- Si, solo sonriendo – reí.
- Bien, solo esta vez no discutiré eso porque me tienes preocupado, ¿qué te paso?, ¿por qué no contestabas?
- Oh, lo que sucede es que hace algunas horas atrás estaba en la clínica….
- ¡¿Te paso algo?! – Interrumpió
- No Tom, déjame terminar.
- Bien, continúa…
- Estuve en la clínica desde las tres de la madrugada hasta las ocho de la mañana, porque mi madre dio a luz a mi hermanito – dije aún emocionada.
- ¿En serio? ¡Vaya! Ha nacido mi pequeño cuñado – exclamó.
- Así es, estoy muy feliz.
- Me imagino mi pequeña – escuché como bostezaba.
- Bueno, hablaremos otro día, continua durmiendo.
- No, no, yo quiero hablar con tigo.
- Pero Tom, acabas de tener un viaje muy largo, necesitas descansar, pronto hablaremos.
- Bueno, solo esta vez te obedeceré – dijo con una voz de niño pequeño.
- Adiós Tom, duerme bien.
- Soñaré con angelitos, ¡Oh pero que digo! Creo que ya estoy soñando porque estoy hablando con uno.
- Quizás sea una pesadilla, ¡cuidado que te comeré!
- ¡No!, los angelitos no comen y no es una pesadilla – refunfuño.
- Ok Tom, ahora duerme.
- Así lo aré hermosa, adiós. Te amo mucho.
- También yo.
Tom tiro un beso y luego corto.
Durante la tarde ordene la casa junto con mi prima y Steban. Tratamos de dejar lo más limpio y ordenado posible para que cuando mi madre volviera a casa no hiciera nada y solo se dedicara a cuidar a Martín.
Este será un día inolvidable, no solo porque nació mi hermanito, sino que también porque conocí a nuevas personas, las cuales son muy buenas, cada uno con una historia diferente, con metas distintas. También sé que Tom y los demás chicos han llegado bien a Alemania, que en estos momentos descansan, para mañana comenzar con su trabajo que es crear música. Música la cual las fans pronto conoceremos y cantaremos…
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¡Hola a todas! Ahora tarde menos en subir :D jajajaja, bueno la razón es que hoy salí más temprano de clases y tuve tiempo para escribir un capítulo, espero que les guste. Gracias por sus comentarios y por su paciencia, realmente son las mejores lectoras *-*.

¿Saben algo?, quisiera compartirles algo que para mí es MUY importante. Mañana sábado 26 de noviembre se cumple un año desde que Tokio Hotel vino a Chile (mi país). Un día tan esperado por tantas fans chilenas. Ellos estuvieron cuatro días en Chile *-*, saben es algo tan emocionante, pero triste a la vez. Se preguntaran el por qué, bueno… lo que sucede es que yo no pude ir T.T , en ese entonces conocía a Tokio Hotel pero no era tan fanática como lo soy ahora, y saben… me arrepiento TANTO :’( . Pero estoy muy feliz por aquellas que sí cumplieron su sueño y los conocieron. El concierto fue el 28 de noviembre y tengo una amiga que fue *-* y los vio y dijo que eran hermosos en persona, altos y muchas cosas más. Cuando ella me cuenta como fue, imagino que yo también pude haber estado ahí :(… Pero yo sé que vendrán nuevamente, bueno eso espero… Y si es así iré, mi mamá me lo prometió porque sabe que me encantan *u*. Bueno eso era lo que les quería compartir, sé que muchas de ustedes tuvieron la oportunidad de verlos y sentir esa emoción inexplicable y eso me pone muy feliz *-*. Y para las que no pudieron ir, les digo que no pierdan las esperanzas, pronto saldrá su nuevo disco y comenzaran nuevas giras y deseo de todo corazón que su país y el mío estén incluidos. Adiós Aliens, son las mejores y ¡QUE VIVA TOKIO HOTEL! ♥

PD: disculpen las faltas ortográficas, pero la emoción es difícil de controlar, sobretodo si se trata de los alemanes más hermosos y talentosos del mundo jaja >.<.


(Esta es una foto del concierto. 28/11/10)

domingo, 20 de noviembre de 2011

Capítulo 22: “Unos se van y otros llegan…”

Fue un día inolvidable. Un día especial, en donde solo existíamos él y yo, el resto no importaba. Será un momento más que conservare en mi memoria. Un momento más de los que he vivido junto a él. Los más hermosos. Únicos…
¿Extrañarlo?, claro que sí. No sé que aré sin él. Tengo a mi familia, a mis amigos, pero, no es lo mismo. Él le da un toque especial a mi vida.
Jamás creí sentir esto, lo amo.
- Creo que hemos llegado muy temprano, ¿no crees? – preguntó Tom mientras entrábamos a mi casa.
- Al parecer sí, pero solo son las nueve. Papá ya se ha ido a su trabajo, solo están mi madre, mi prima y Steban – mencioné
- Steban… - murmuro entre dientes
- Sí Tom, Steban, mi mejor amigo – recalqué las últimas palabras.
- Claro, lo sé…
- ¿Qué pasa Tom? – pregunté notando su molestia.
- Nada…
- No puedes estar molesto por nada, dime – enfoqué mi mirada en la suya.
- No quiero que estés con él, no ahora que estaré lejos de aquí, no puedo estar tranquilo sabiendo que él estará junto a ti – dijo bajando su mirada.
- Pero Tom…
- No soporto la idea de que él esté cerca de ti, mientras que yo estoy a miles de kilómetros lejos de la persona que más quiero – continuó aun con su mirada baja.
- Tom – alcé mis manos y tome de su rostro- Steban y yo solo somos amigos, ¿entiendes? Para mi él nunca será más que un gran amigo. La única persona que en estos momentos ocupa mi corazón, la única persona que me hace sentir algo especial en mi interior, él único que me hace volar a las nubes con sus caricias, besos y abrazos eres tú, y nadie más que tú Tom.
Él subió su mirada encontrándose con la mía. Una tierna y hermosa sonrisa de dibujo en sus labios. Sus grandes y cálidas manos tomaron de mi rostro, acariciándolo con sus pulgares. Besó mis labios muy delicadamente. Separo sus labios de los míos lentamente, luego dio un pequeño beso en mi nariz y rió.
- Lo siento mi pequeña, es solo que… no quiero alejarme de ti, no ahora que lo nuestro acaba de iniciar…
- Tom – lo interrumpí – Yo no me iré de aquí, no te preocupes. Piensa que los días pasarán muy rápido y no nos daremos cuenta cuando nuevamente estemos juntos.
La verdad es que no sé cómo decía eso, no soportaría ni un solo día sin escuchar su ronca voz, sin ver sus hermosos ojos, sin sentir su respiración. Ni yo misma me creía mis propias palabras…
Sentí sus brazos rodear mi cintura, y su cabeza posarse sobre la mía.
- Veo que ya llegaron – dijo mamá entrando al living - ¿cómo lo pasaron?
- Fue el mejor día de mi vida – le sonreí a mamá mientras me separaba de Tom
- También lo fue para mi – respondió él.
- Me alegro muchísimo… ¿Sabes hija?, ayer tu padre me pregunto el por qué de tu ausencia, y bueno… mentí, le dije que unas amigas te habían invitado a su casa, ya que hace mucho tiempo que no las veías, así que si tu padre te pregunta algo con relación a eso, le dices que es cierto.
- Oh… gracias mamá, por… cubrirme.
- Bueno, tenía que hacerlo, o sino tu padre en estos momentos quién sabe que habría hecho. ¡Imagínate!, quizás en estos momentos no tendrías a Tom a tu lado – rió.
- No quiero siquiera imaginar lo que hubiera hecho papá - mire a Tom quien hizo un gesto de terror.
- Bueno, los dejaré solos, creo que mi presencia está demás – mencionó mamá saliendo hacia el pasillo.
- ¿Cuándo nacerá? – preguntó Tom.
- ¿El bebé?... Según los doctores podría nacer esta o la próxima semana.
- Y… ¿qué será?
- Será hombre – sonreí – No sabes cuanto deseo que nazca pronto, solo quiero verlo, abrazarlo, en fin.
- Solo ten paciencia, por ahora, tendrás que conformarte con abrazarme – Rodeo mi cintura con sus brazos y besó mi mejilla.
- Creo que llegue en un mal momento – dijo mi prima retrocediendo
- No te preocupes, ya me iba – dijo Tom – Luego pasaré por ti bonita, los chicos quieren verte antes de irse – susurro en mi oído.
- Te acompañaré hasta la puerta – ofrecí caminando por delante de él.
- Adiós nos vemos pronto – le dijo Tom a mi prima quien se dirigía a la cocina.
- Adiós que tengas buen viaje – respondió ella a las vez que entraba a la cocina.
- Nos vemos después – me sonrió y luego salió.
Cerré la puerta e inmediatamente me dirigí a mi habitación. Tomé una ducha, luego me vestí. Una vez que termine me recosté sobre la cama, recordando el hermoso día que había tenido junto a Tom.
Después de un largo tiempo, baje a la cocina. Ahí se encontraban todos.
- Hola (Tu nombre) – saludó Steban.
- Hola… ¿cómo están? – pregunté a todos mientras me sentaba.
- Con mucho sueño – respondió mi amigo.
- Por favor son las once de la mañana, eres un flojo – exclamó mi prima.
- Me dormí algo tarde, no estoy acostumbrado al cambio de horario – refunfuñó.
- Ya no discutan – dije molesta.
Durante ese momento nadie pregunto qué había hecho el día de ayer. Eso era bueno, ya que no quería dar detalles de algo que para mi era intimo, solo de él y mío.
Durante la mañana fui a la playa con mi prima y mi mejor amigo. Lo disfrute mucho, hace muchísimo tiempo que no salíamos así. Lo extrañaba. A pesar de que era temporada de otoño en Los Ángeles la paya se veía hermosa, serena. La brisa fría, las gaviotas volando por el cielo, el cual tenía algunas nubes.
Al volver a casa, mamá nos esperaba con un rico almuerzo. Por alguna razón notaba a mamá nerviosa, pero a la vez se mostraba normal, era extraño.
Mis visitantes salieron a explorar el condominio, no los acompañé, querían ir solos. Por mi parte me quede en el patio sentada en el pasto, mirando los movimientos que el viento le provocaba al agua de la piscina. A mi espalda sentí que alguien se sentaba, no voltee a ver.
- ¿Puedes sentarte aquí un momento? – preguntó dándole pequeñas palmadas al balancín de jardín.
No respondí, solo me puse de pie y me senté junto a ella.
- ¿Cómo lo pasaste ayer? – preguntó.
- Muy bien, fue un día inolvidable – respondí mirando hacia el frente.
- Me imagino – sonrió, pude verla de reojo - ¿No te hizo nada malo verdad?
- No, nada. Al contrario, se preocupo mucho por ti.
- ¿Te gusta? – mi cuerpo se paralizó por un momento.
- ¿Por qué la pregunta?
- Curiosidad… Sé que te gusta y mucho – rió
- ¿Si lo sabes por qué preguntas?
- Solo quería escucharlo decir de tu boca
- Eres una malvada – ambas reímos.
Después de un momento de silencio nuevamente hablo.
- ¿Lo quieres?
- Sí… - respondí casi en un susurro.
- Él también a ti – después de mucho tiempo la mire.
- ¿Tú crees?
- No tengo que preguntarle para saberlo, lo noto en sus ojos. La forma en que te mira, como te habla, la preocupación que tiene hacia ti. Todo eso refleja lo mucho que te quiere.
Bajé la mirada y guié mi vista hacia el frente.
- ¿Qué pasa? – preguntó.
- Tengo miedo… Miedo a ilusionarme, temo que por mi edad me deje. Temo que yo sea solo un juguete, algo pasajero para él.
- Tranquila, sé que no es así. La edad es solo un número. Cuando sientes que quieres a alguien de verdad, no te importa su edad, su físico, nada. Solo quieres estar con esa persona a toda costa. Pero si algún día algo pasa, aquí estoy yo y te daré todo mi apoyo.
- Muchas gracias mamá – me acerqué a ella la abrace.
Muchas veces nos enfadamos con nuestros padres. Creemos que cuando nos retan o castigan es para arruinarnos la vida, pero no es así. En el fondo lo hacen para nuestro bien, aunque nosotros no nos demos cuenta. No hay mejor persona en quien confiar que en ellos, aunque a veces no podemos contarles algunas cosas, pero si hay alguien en quien podamos pedir ayuda, es en ellos. Sus experiencias y consejos nos sirven mucho, a nosotros, quienes comenzamos a vivir en este mundo tan difícil.
- Sé que Tom se irá hoy por la tarde y que no se verán en mucho tiempo, es por eso que te compré esto – tomó una caja y me la extendió – Es para ti.
- ¿Qué es? - pregunté tomándola.
- Ábrelo y sabrás.
Con mucho cuidado comencé a abrir la caja.
- ¡No puede ser! – Exclamé
- Sé que tardé mucho en comprarlo, perdón.
- Mamá no tienes nada que perdonar, sé que en este último tiempo han estado preocupados por el bebé. Muchas gracias es lo mejor que me has podido dar – la abracé.
Mamá me había comprado un celular. Desde esa vez en que Gabriela había roto el que tenía no había tenido uno, ya que mis padres estaban preocupados por las cosas del bebé. Ahora podré estar en contacto con Tom, eso me pone muy feliz.
El timbre comenzó a sonar. Me levante y fui a abrirlo.
- He venido por ti – sonrió y beso mi mejilla.
- Bien, iré a decirle a mamá, no tardo.
Le dije a mamá que pasaría la tarde en la casa de Tom, para estar con los chicos antes de que se fueran. Ella acepto, tomé mi celular y me dirigí a la puerta, donde se encontraba esperándome Tom.
- Bien, vamos – cerré la puerta – Tengo una buena noticia
- ¿A si?, y ¿cuál es? – preguntó mientras tomaba de mi mano.
- Me acaban de regalar un celular – sonreí - ¿sabes lo que eso significa?
- ¡Que podremos estar en contacto! – exclamó abrazándome y alzándome a la vez.
Después de un tiempo llegamos a su casa.
Ahí se encontraban sentados los chicos, quienes al verme se pararon inmediatamente. Gustav corrió a mi lado y me abrazó.
- Hey cuidado que ella es mía – dijo Tom cruzándose de brazos.
- Tu puedes abrazarla siempre, así que tendrás que soportarnos porque hoy nos toca a nosotros – dijo Gustav.
- Así es, el día de ayer fue toda tuya – menciono Georg molestándolo - nosotros solo queremos estar el tiempo que nos queda con ella.
- La extrañaremos mucho – dijo Bill.
Todos nos sentamos y comenzamos a conversar. Georg y Gustav comentaron que una vez que vuelvan a Alemania se quedarían ahí y no volverían hasta que salga el lanzamiento del nuevo disco. Además Georg planea pasar ese periodo con su novia, ya que después no tendría tiempo para estar con ella.
Mientras hablábamos pude ver por la ventana a Steban y mi prima. Les pregunte a los chicos si podían pasar, ellos con gusto aceptaron. Desde la puerta los llame, ellos se acercaron y entraron.
- Hola – saludaron.
- Hola – respondieron al unísono los chicos.
- Tomen asiento – dijo Bill
Me iba a sentar junto a los chicos, pero Tom tomo de mi mano y me sentó a su lado.
- Tú te sentaras junto a mi – susurro a mi oído.
- Pero Tom estaba sentada junto a Gustav y Georg – respondí de igual manera.
- Ya fue suficiente tiempo con ellos, ahora te sentaras junto a mí – rodeó mis hombros con su brazo.
Así pasamos la tarde. Mi prima y Bill se llevaron muy bien, bastante debo decir, ya que hablaban como si se conocieran de toda la vida. Gustav, Georg y Steban hablaban sobre algo que no le preste mucha atención. Por otra parte Tom y yo estábamos en nuestro mundo.
Todos dejamos de hablar al escuchar la puerta. Varías personas entraron, entre ellas solo reconocí a dos.
- Hola – saludó un hombre.
- Hola David – respondieron los chicos.
- Bien chicos, es hora de subir sus maletas a la van – ordenó su manager.
- ¿Tan pronto? – Pregunto Bill
- Sí Bill, son las ocho y su vuelo sale a las nueve.
- Bien… - murmuro sin ánimos.
- ¿Bill quieres que te maquille? – pregunto una mujer.
- No Natalie, gracias – respondió Bill enojado.
Los chicos se dirigieron al segundo piso en busca de sus maletas. Mientras David se presentaba y nos hablaba de cosas que la verdad no le tome importancia.
Mi prima, Steban y yo salimos a la entrada de la casa. No mucho después salieron los chicos.
Tom se acercó a David y le comento algo. Pude notar como David hacia un gesto de negación pero Tom asistía, hasta que David dio un suspiro rindiéndose. Tom sonrió victorioso y se acercó a mí.
- David me permitió que nos acompañaran hasta el aeropuerto.
- Pero Tom no quiero ser una molestia…
- No eres ninguna molestia – interrumpió- Solo quiero tenerte junto a mi, disfrutar cada minuto que me queda a tu lado.
Antes de dirigirnos al aeropuerto le había avisado a mamá. Tom hablo con Evans para que él nos trajera a mi prima, Steban y a mi de vuelta a casa.
Camino al aeropuerto David dio algunas instrucciones.
- Entraremos por el estacionamiento, ya que en la puerta habrán muchos reporteros. Si se topan con alguno solo respondan lo preciso y nada más – ordenó – Cada uno irá con guardaespaldas.
Los chicos asintieron. Al igual que hace algunos minutos cada uno estaba en su mundo. Gustav, Georg y Steban hablaban sentados en el primer asiento. Mi prima y Bill en el segundo asiento. David y Natalie en el penúltimo asiento, hablaban sobre algo que no alcanzaba a escuchar. Por último Tom y yo, sentados en el último asiento.
- Como desearía que el camino hacia el aeropuerto se hiciera eterno.
- ¿Por qué lo dices? – pregunte acariciando su mano.
- Porque no quiero irme – hizo en gesto de tristeza.
- Tom, es tu trabajo. Es tu mundo, desde pequeños Bill y tú soñaron con esto. Además las fans estamos esperando el nuevo disco, estamos ansiosas – dije sonriendo.
- ¿Estamos? – preguntó con una sonrisa.
- Sí, como oíste. También estoy ansiosa por saber como son las nuevas canciones.
- Paciencia pronto saldrán.
- Hemos llegado – anunció David.
En efecto, fuera del aeropuerto se encontraban algunos reporteros. La van se dirigió hasta el estacionamiento. Todos bajamos, también los guardaespaldas que venían en una van diferente.
- Hola pequeña – saludó mi querido amigo.
- Hola Evans, ¿cómo estas? – pregunté dándole un abrazo.
- Estoy bien gracias, espero que tú también lo estés.
- Hago lo que puedo – respondí bajando la mirada.
- Tranquila, es su trabajo, lo único que tienes que hacer en estos momentos es mostrarle una linda sonrisa a Tom, sino se irá muy preocupado por ti y no podrá trabajar bien.
- Tienes razón… Muchas gracias Evans, no sé que haría sin ti.
- (Tu nombre) – gritó a lo lejos.
- Ve, tu novio te llama – dijo Evans.
Le sonreí y corrí hasta donde estaba Tom. Él tomo de mi mano, sobre su hombro izquierdo llevaba un bolso. David, Natalie y algunos de los guardaespaldas enfocaron mi mirada en nuestras manos. Entre ellos se miraban extrañados.
- Espérame aquí, iré hacer los tramites para el viaje, no tardo – besó mi mejilla y se dirigió junto a los demás chicos.
- (Tu nombre), ¿tienes algunas monedas? – preguntó mi prima.
- Creo que si, ¿por qué?
- Es que me dio sed y quería comprar una bebida en la maquina, pero me falta dinero.
- Oh claro…Aquí tienes – dije pasándole algunas monedas.
- Gracias… ¿Quieres acompañarme? – le preguntó a Steban.
- Bueno – respondió él y ambos se alejaron.
A lo lejos divisé a Tom, quien hacia los tramites. Cuando termino David se le acerco y comenzaron a platicar. Pude notar como Tom se torno serio. No pude ver más ya que una mujer se interpuso quedando frente a mí.
- Así que... eres una de las tantas de Tom – dijo con desprecio.
- ¿Qué?, ¿Qué diablos te pasa? – exclamé molesta.
- Tranquila niña, espero que hayas disfrutado tu noche junto a él, eres igual que todas, una…
- ¡Cállate! – Interrumpió molesto – No te permito que vuelvas a tratarla así ¿me oíste?
- Pero eso es lo que es, solo busca su momento de fama y nada más.
- ¿Así que tu también piensas eso? – preguntó aún molesto.
- ¿Por qué?, a caso ¿hay alguien más que piense como yo?
- Es exactamente lo mismo que David me dijo, ¿qué mierda les pasa? ¿Es que acaso nadie cree que puedo cambiar? Pues ¿sabes algo Natalie?... Cambie. Y no quiero que vuelvas a tratar así a mi novia.
- ¡Qué! ¿Tu novia? – exclamó asombrada.
Tom no dijo nada, solo miro con desprecio a Natalie, tomo de mi mano y me guió hasta donde estaban los demás.
- Lamento lo que paso – dijo Bill.
- ¿Por qué lo lamentas? No has hecho nada hermano.
- Pero es que todos te conocen por tu fama de mujeriego y no creen cuando tienes algo formal.
- ¿Sabes?, no me importa. Yo cambié y si nadie me cree no me importa. Estoy feliz de haber dado este paso, creo que ahora sé lo que es estar… enamorado – rió.
- Y créeme que si, lo note cuando defendiste a (tu nombre) ¡Estabas como loco!
- ¿Tan fuerte hable? – preguntó sorprendido.
- ¿Hablar?, ¿a eso le llamas hablar? – ambos comenzaron a reír.
- Lo siento, pero no permitiré que hablen mal de ella – rodeo su brazo por mi cintura.
- Solo quedan veinte minutos para que nuestro vuelo salga – informo Gustav.
- (Tu nombre), ¿puedes venir un momento? – preguntó Bill.
- Claro… Ahora vuelvo – le dije a Tom.
Me dirigí hasta donde estaba Bill, quien sacaba algo de sus maletas.
- Antes de irme, quisiera darte algo, para que me recuerdes – mencionó buscando en su maleta.
- Bill, no tienes que darme nada…
- Sh… - me calló - Te lo daré igual, aun que es un gran sacrificio para mi, pero lo aré porque te tengo un gran cariño. Toma – dijo extendiendo sus brazos.
- ¡Oh Bill eres muy dulce!
Bill me había regalado una cajita llena de sus gomitas favoritas. Le dí un fuerte abrazo al cual él correspondió. Realmente era un gran sacrificio que Bill me diera algo que a él le fascina.
- Yo también tengo algo para ti – dijo Gustav – Ten, es mi peluche favorito, consérvalo.
- Pero Gustav…
- Yo también te tengo un gran cariño y sé que lo cuidaras mucho – sonrió.
Al igual que Bill le di un gran abrazo.
- Aun falto yo – mencionó Georg – Esto es para ti.
Me dio una pequeña cajita. La abrí con mucho cuidado. En su interior había una fina pulsera con un bajo como dije.
- Un bajo, para que me recuerdes – sonrió
- Muchas gracias Georg – le di un fuerte abrazo – Muchísimas gracias a todos.
- Chicos ya es hora de irnos – comunicó David.
Los chicos se despidieron de mi prima, Steban y de mi. Tom fue el último en despedirse de mi.
- No quiero irme – susurro apoyando su frente con la mía.
- Tienes que hacerlo – respondí con voz débil.
- Te extrañare mucho
- También yo – dije con casi un hilo de voz.
Sentía un gran vacío en mi interior. La persona que más quiero está a punto de marcharse. Quién sabe por cuanto tiempo.
Con una gran nostalgia Tom tomó de mi rostro. Nuestros labios se unieron en un hermoso beso.
Como extrañaré sus labios, sus calidos y delicados labios.
- Tom ya es hora de irnos – llamo David.
Tom me miró con unos ojos llenos de tristeza. Tomó sus maletas y comenzó a caminar uniéndose al resto de los chicos.
Un nudo tremendo se formo en mi garganta. Mi corazón comenzó a acelerarse. Involuntariamente mi cuerpo comenzó a moverse y mis ojos a llenarse de lagrimas.
¡Tom! Grité a la vez que corría. Él volteo al igual que algunos de los que iban con él. Dejo su maleta y bolso a un lado de él y dio un par de pasos hacia el frente extendiendo sus brazos. Me alzo entre ellos. Cruce mis brazos alrededor de su cuello y escondí mi rostro en su hombro. Lloraba como una verdadera niña pequeña.
- Te amo Tom – susurre entre sollozos.
- Yo también te amo mi amor – dijo aumentando su abrazo.
Poco a poco me fue bajando. Tomó de mi rostro y corrió el cabello que había sobre el.
- Ya no llores – secó algunas lágrimas que tenía sobre mis mejillas.
Nuestro último beso. Distinto al de hace algunos momentos. Este reflejaba el verdadero amor que sentíamos el uno por el otro. Él tomo de mi cuello, ejerciendo más presión, intensificando el beso.
Ambos nos separamos lentamente.
- Eres mi todo – dijo con sus ojos cerrados.
- Para mi también lo eres todo – di un corto beso un sus labios.
Abrió sus ojos y sonrió. Me separe de él. Tom nuevamente tomo sus maletas y se unió al grupo. Georg y Bill le dieron pequeñas palmadas en sus hombros. Así fue hasta que los perdí de vista.
A lo lejos divisé como el avión despegaba, llevándose a mi amor…
- Ya es hora de irnos – dijo Evans tocando mi hombro.
No dije nada. Ambos volteamos y caminamos hasta donde mi prima y Steban. Fuera del aeropuerto aún se encontraban algunos periodistas. Evans fue al estacionamiento por su auto y luego nos fuimos a casa.
En la noche solo pensaba en Tom. Recordaba cada momento junto a él, hasta que logre conciliar el sueño.
No duro mucho tiempo. Son las tres de la madrugada. En casa hay mucho movimiento. Me levante preocupada, salí al pasillo, ahí me encontré con papá.
- ¿Qué pasa? – pregunte.
- Hija vístete y prepara algunas cosas – ordenó.
- ¿Pasa algo malo?
- No, al contrario… Tu madre dará a luz – sonrió papá.
- ¡Qué! – exclamé sorprendida.
- ¡Si! apúrate – ordeno bajando las escaleras.
Así lo hice. Mi prima y Steban ya estaban listos. Rápidamente me veste y arregle, baje al primer piso y subí al auto.
Es increíble después, después de nueve meses llegara mi querido hermanito. Tom se fue y ahora llegara un nuevo ser a mi vida. Estoy nerviosa y a la vez ansiosa de conocerlo. En poco tiempo te tendré junto a mi hermanito…

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Lamento muchísimo la tardanza. Esta semana será agotadora, tendré muchas pruebas y la próxima también :( , pero son las última, luego podré subir más seguido capítulos. Gracias por su paciencia, son las mejores ♥. Adiós y que tengas una linda semana.

martes, 1 de noviembre de 2011

Capítulo 21: “Mi corazón te pertenece”

Estúpido timbre. ¿Quién puede ser a esta hora? Lentamente fui abriendo los ojos. Mire mi reloj, eran las 9:30 de la mañana.
Sentí como subían las escaleras. Aquellos pasos se fueron haciendo más fuertes a medida que se acercaba a mi habitación.
- ¿Hija?, estas despierta – preguntó mamá desde afuera.
- Si mamá, pasa.
- Hija será mejor que te levantes, tienes visitas.
- ¿Visitas?, ¿a esta hora?... ¿Quién es?
- No puedo decírtelo, solo ve al baño, arréglate y baja. Aquella persona me dijo que te tomaras tu tiempo, que te estará esperando.
- Mamá me estas asustando.
- Solo has lo que te dije, y no bajes hasta que estés lista – mamá sonrió y luego salió de mi habitación.
Esto me parecía algo extraño, pero obedecí a mamá. Me dirigí hasta el baño y tome una ducha. Luego salí envuelta en toalla y comencé a buscar la ropa que más me parecía bonita. Me maquille un poco y seque mi pelo.
Antes de que pudiera abrir la puerta para salir, mamá ya lo había hecho.
- Hija, antes de que bajes, quiero decirte que te cuides mucho, que lo pases muy bien y diviértete. No te preocupes por los chicos que ya los entretendré en tu ausencia.
- Gracias mamá, aun que aún no entiendo de que me hablas.
- Solo baja y entenderás – rió
Baje las escaleras y camine por el pasillo hasta que llegue al living. Realmente era una sorpresa. Y debo decir que la más hermosa.
- Hola mi pequeña – saludó con una hermosa sonrisa.
- ¿Tom qué haces aquí? – pregunté asombrada.
- Solo quise darte una sorpresa
- Y vaya que la fue – me acerqué a él y lo abrase.
- ¿Estas lista?
- ¿Lista para qué? – pregunte confusa alzando la mirada.
- Para salir, hoy serás toda mía – sonrió con su típica sonrisa picara.
- Pero Tom y mi mamá…
- Ya hable con él – interrumpió mamá
- ¿Cómo? – no entendía nada, ¿de qué me había perdido?
- Mientras tú te alistabas, Tom y yo conversamos sobre algunas cosas. Me pidió si podía “secuestrarte” por todo el día. Acepte claro, sé que se llevan muy bien. Demasiado bien diría yo… - dijo recalcando la última frase.
- Mamá… - exclamé algo ruborizada. Tom solo soltó una pequeña risita.
- Muy bien vayan, tienen que aprovechar el día – mencionó mamá
Comenzamos a caminar, pero antes mamá tomo el brazo de Tom y le susurro algo en su oído. Tom solo me miro y sonrió.
Nos despedimos de mamá y luego salimos. Fuera de mi casa se encontraba estacionado el auto de Tom. Él amablemente me abrió la puerta para que subiera. Yo agradecí y posteriormente subió él. Abrochamos nuestros cinturones de seguridad.
- ¿Tienes hambre? – preguntó mientras encendía el auto.
- Así es.
- Yo también – rió – Así que primero iremos a comer a un restaurante. Luego veremos que aremos, ¿bueno?
- Bueno – afirmé con una sonrisa. Luego hice una pausa y hable - ¿Tom?
- Dime hermosa
- ¿Cómo fue que paso esto?, ¿qué le dijiste a mi madre?
- Oh… bueno, lo que paso fue que pensé en pasar todo el día con tigo, entonces me levante muy temprano e hice un par de reservaciones. Después me dirigí a tu casa y tu madre me abrió la puerta. La salude y pregunte por ti, me dijo que aun estabas dormida y me pidió que esperara en el living. Le dije que te tomaras tu tiempo así podría charlar un poco con ella. Cuando bajo, nos sentamos en el sofá y comenzamos a platicar. Le pregunte si podía “secuestrarte” por un día entero, me preguntó la razón y bueno… le dije que para mi eres una persona muy importante y quería darte una sorpresa, además que no podría verte después ya que iría a Alemania. Ella acepto y me pidió que te cuidara.
- Realmente me sorprende que mamá haya aceptado – nuevamente hice una pausa - ¿Tom?
- ¿Si?
- ¿Qué te dijo mamá antes de irnos?
- Eres muy curiosa pequeña – sonrió sin quitar la vista del frente – Me dijo; “Sé que hay algo entre ustedes, no pueden ocultarlo”. Y ¿sabes?, tiene razón.
- ¿Por qué lo dices?
- No puedo ocultar lo que siento por ti – volteo su rostro hacia mi - Te amo mi pequeñita.
- También yo Tom – me acerqué a él y bese su mejilla.
En el trayecto Tom colocó un CD de su cantante favorito, Samy Deluxe. Yo admiraba cada movimiento que hacia su boca. Me llamaba la atención ver “cantar” a Tom. Me parecía increíble como pronunciaba aquellas palabras, claro no entendía el alemán.
- ¿Por qué me ves así? – Rió
- Me gusta verte cantar y me gusta como suena el alemán.
- Ich liebe dich schön – dijo mientras estacionaba su auto.
- También yo Tom – sonreí
- ¿Cómo sabes lo que dije?
- Tom, soy fan de ustedes, gracias a eso conosí algunas palabras en alemán.
Bajo del auto. Desabroche mi sinturon de seguridad y antes de que abriera la puerta él ya lo había hecho.
- Es increible que sepas palabras en alemán y yo no sepa casi nada del español – se cruzó de brazos.
- No te enojes, prometo enseñarte.
- ¿En serio?
- Si
- ¿Segura?
- Si Tom
Tom comenzó a aplaudir y luego me abrazó. Su emocion era tal que me alzo en sus brazos, quedando mas o menos a su altura.
- Por primera vez en mi vida me siento alta – reí chocando mi frente con la de Tom.
- Eres muy bajita, cuando te beso tengo que agacharme mucho – hizo un pucherito, parecia un niño pequeño.
- ¡Oye!, no es mi culpa que seas un gigante – refunfuñe.
- Pero eso jamás me impedira besar tus hermosos labios mi pequeñita – se aserco más a mi y comenzó a darme pequeños besos en los labios.
- Ok, vamos no quiero que te mueras de hambre por mi culpa – dijo mientras me bajaba.
Tomo de mi mano y me guio hasta el restauran. Este estaba ubicado cerca de la playa, ya que a lo lejos oía el ruido de las olas.
El lugar era bastante reserbado. Se encontraba poca gente, eso era bueno.
Entramos al restaurante. Tom me guio hasta el fondo del lugar. Ahí se encontraba una mesa para dos. Camine hasta mi asiento, pero Tom se adelanto para abrirlo.
Agradeci y luego él se sento a mi lado.
- Decidí traerte aquí. Por si ya lo notaste no hay tantas personas, eso es bueno ya que no quiero llamar la atención. No quiero a paparazzis cerca mio, no quiero que te molesten. Es algo irritante.
- Gracias por preocuparte – le sonreí
- Siempre me preocupare por ti, no dejare que alguien te haga daño o te moleste.
En ese momento se hacerco el mesero y nos entrego los menús.
- ¿Qué pediras? – pregunto Tom con la vista en el menú.
- Creo que pediré jugo de naranja, con tostadas y huevos.
- Buena eleccion, creo que también pedire lo mismo, pero... ¡también traiga waffles! – exclamó.
- En seguida – respondió el mesero y se retiró con los menús.
No mucho despues llego con nuestros pedidos.
- ¡A comer! – exclamó Tom y comenzó a comer sus waffles.
Mientras comiamos nuestro desayuno hablabamos de diversas cosas. Así se nos pasaron los minutos.
- Bueno, ya hemos acabado. ¿Qué tal si nos vamos?, aún tengo más sorpresas para ti.
- Bueno, pero antes – tome una servilleta y limpie su boca, la cual tenía restos de polvo del waffle – listo, ahora sí.
Él rió y beso mis labios. Luego llamo al mesero y le pago. Agradecimos y salimos de ahí.
- Tom, tu auto no está – exclamé asustada.
- Lo sé mi pequeña no te asustes. Le pedí a alguien que se lo llevara al lugar que iremos más tarde.
- ¿A donde iremos?
- Ya veras...
Caminamos hasta la orilla de la playa. Tom solto de mi mano y se alejo un poco de mí. Con sus dedos comenzó a escribir en la arena humeda.
Cuando termino, sacudio sus manos y se aserco a mi.
- Lee lo que escribi
Caminé hasta el lugar en que había escrito y comencé a leer.
Tan solo saber que estas a mi lado, me hace sentir el ser más feliz de este mundo.
Sonreí y luego mire a Tom.
- No soy experto en escribir cosas así, me es difícil expresarme – dijo rascando su nuca.
- Es lo más lindo que alguien haya hecho por mí – lo abracé.
Nos sentamos muy cerca de la orilla del mar. Tom rodeo mis hombros con su brazo. Yo lo abrace por su cintura y apoye mi cabeza en su pecho.
Nada ni nadie podia interrumpir aquel momento. En el lugar no se encontraba nadie. Solo él, yo y el hermoso quebrar de las olas.
Al parecer habían pasado algunas horas, ya que el sol había cambiado de dirección.
Tom y yo no dirigimos palabra alguna. ¿Para qué? Las caricias, los abrasos, los besos eran más que suficientes. Las palabras sobraban.
- Ya es hora de ir a comer – susurro a mi oído.
No dije nada, solo lo seguí.
En la playa se encontraba una hermosa cabaña. Pude notar que la puerta de esta se encontraba abierta. De ella salió un señor de bigote.
- Ya está servido joven Tom – dijo aquel hombre.
- Muchas gracias Wilson – sonrió Tom tomando mi cintura, luego entramos a la cabaña.
Todo era realmente hermoso. La mesa estaba repleta de comida, cubiertos y vasos.
Ambos nos sentamos y comenzamos a comer.
-¿Tom?
- ¿Si?
- ¿Por qué ayer habían tantos autos fuera de tu casa?
- ¿Autos?... ¡Oh!.. Bueno el día de ayer fueron algunas personas de la disquera, también estuvo David. Estuvimos hablando acerca del viaje de ma…la próxima semana – dijo nervioso.
- Tom ¿qué pasa?, ¿me estas ocultando algo?
- No mi pequeña nada
En ese momento suena el celular de Tom. Él se disculpo y salio de la cabaña.
No mucho tiempo después entro nuevamente.
- ¿Estas lista?
- ¿Lista para qué? – pregunte sin entender.
- Iremos a otro lado, ven el auto está afuera.
Me pare y seguí a Tom hasta donde estaba el auto.
Dentro de el se encontraba un chico que se me hacia familiar. Subí a la parte trasera del auto, pero algo sucedió. Tom no subió.
- ¿Por qué no subes? – pregunté bajando la ventana.
- Nunca dije que iría con tigo. Esta vez iras sola, yo iré más tarde. Aún tengo algunas cosas pendientes. Nos veremos en el hotel.
- Pero…
- Confía en mí.
- Confío en ti Tom.
- Entonces te veré más tarde hermosa – besó mis labios y luego se alejo del auto.
Este comenzó a andar.
- ¿No me saludaras? Tan rápido te has olvidado de mí.
- ¿Evans?
- ¡Claro!, ¿a caso hay alguien más?
- No – reí – Vaya, que sorpresa.
- El joven Tom me pidió que te cuidara mientras él hacia algunas cosas.
- ¿Qué hará Tom?
- Tengo prohibido dar información
- Rayos – exclamé cruzándome de brazos.
- Solo ponte cómoda y disfruta el paisaje – recomendó Evans.
- Pero, ¿ahora a donde vamos?
- Iremos a una tienda comercial es busca de algo.
- ¿Qué cosa?
- Algo – rió
Esto ya me estaba estresando. ¿Por qué tantos misterios y secretos? Aún no entiendo por qué razón Tom no está.
El trayecto ha sido entretenido. Mi amistad con Evans ha sido muy especial. Tenemos una gran confianza, creo que es por esa razón que Tom me dejo en manos de él.
- Bien, hemos llegado – mencionó estacionando el auto.
Ambos bajamos del auto y entramos a la tienda.
- Puedes ver la ropa por mientras que yo voy a buscar el encargo, no tardo – dijo mientras se alejaba.
- Ok – respondí sin importancia.
Mientras esperaba a Evans daba vueltas por toda la tienda. Miraba los pantalones, zapatos e incluso a las personas que compraban.
“(Tu nombre)”, escuche que gritaban. Voltee y era Evans quien me hacia señas con su mano.
- Lamento la demora
- No te preocupes – sonreí
- Bueno ahora subamos al auto, iremos a otro lado.
No pronuncie palabra alguna, solo seguí a Evans en silencio. Subimos al auto y nuevamente me senté en la parte trasera.
-¿No preguntaras a dónde vamos?
- ¿Para qué? si nunca me lo dices – dije molesta.
- No te enojes, esta vez si puedo decirte. Iremos a un salón de belleza.
No dije nada, solo vi como Evans me miraba por el retrovisor.
En el camino no comentamos nada. Solo miraba hacia fuera.
- Hemos llegado – comunicó mi querido amigo.
Baje del auto y posteriormente lo hizo él. Entramos al salón de belleza e inmediatamente se acercó un chico a mí.
- Buenas tardes – saludó con una gran sonrisa, dejando mostrar sus blancos dientes.
- Buenas tardes – saludé
- ¿En qué los puedo ayudar? – preguntó aun sin quitar su sonrisa.
- Oh si, ¿puedes venir un momento? – le dijo Evans al chico.
Ellos se alejaron un poco de mí. Evans le comento algo que no pude escuchar. ¡Odio esto!, ¿por qué tanto secreto?...
- Bueno (tu nombre) – dijo Evans llegando a mi lado – Te dejare un momento sola, bueno no del todo sola, te quedaras con Ben. Pasare por ti dentro de una hora.
Solo asentí. Luego de eso Evans se fue, quedando sola con Ben.
- ¿Por qué tienes esa cara? – pregunto el muchacho.
- Bueno, creo que no tengo otra – respondí irónica.
- ¡Estas enojada! – Exclamó
- No lo estoy.
- Claro que sí, ven siéntate y me cuentas que te pasa – dijo dándole palmaditas a la silla.
Me rendí. Caminé hasta la silla y me senté. Ben giró la silla, provocando que quedara frente al espejo.
- Bueno, ahora cuéntame, ¿por qué razón tienes esa carita?
- Lo que sucede es que en estas últimas horas me han estado ocultando muchas cosas, y me parece extraño todo.
- Tienes que estar tranquila linda, estoy seguro de que algo bueno pasará, solo ten paciencia.
- ¿Tu crees?
- ¡Claro que si!, una vez mi novio me invito a salir y estuvo muy raro. Me comencé a sentir mal porque creí que ya no me quería, pero después me di cuenta que no era así, él me tenía una hermosa sorpresa, pero no quería decirme nada, porque claro, no sería sorpresa – ambos comenzamos a reír.
- Tienes razón, Tom me dijo que confiara en él, y así lo aré.
- Así es como se habla. Ahora mi misión es dejarte más hermosa de lo que eres – sonrió
Me ruboricé ante su comentario.
Así Ben comenzó a hacerme un masaje en el pelo. Lo lavo y secó. Luego comenzó a hacerme ondas en el cabello. Mientras lo hacia hablábamos como si nos conociéramos toda la vida. Ben es una persona muy simpática y sociable. Me contó que a pesar de todas las criticas que le han hecho, él lucho por estar con Jack, su novio. Actualmente aún siguen juntos y tienen una linda vida.
Podía notar como Ben estaba enamorado de Jack. Sus ojos reflejaban ese sentimiento inexplicable que sientes cuando estas enamorado. Sus palabras eran tan del alma que me emocionaban. Todo eso me recordó a aquel día en que Tom me pidió ser su novia. Las hermosas palabras que jamás olvidare volvieron a mi mente.
- Bueno he terminado, ahora te maquillaré – dijo sacando algunas sombras de un cajón.
Ben me pidió que cerrara mis ojos. Así lo hice y comenzó a maquillarme. No tardo mucho tiempo, ya tenía experiencia.
- ¡He terminado!- exclamó – Ya puedes verte.
- Vaya si que haces magia – reí mientras me veía en el espejo.
- ¡Pero que tenemos aquí! – Exclamó Evans quien entraba al salón – Te vez hermosísima (tu nombre).
- Gracias Evans – dije ruborizada.
- Bueno ahora nos tenemos que ir, antes de que se te haga tarde – menciono Evans.
- Si, si, si tienes que irte. ¡Que emoción!, de seguro tu novio Tom quedara loco cuando te vea – exclamó emocionado Ben.
- Bueno, muchas gracias por todo Ben, tienes unas manos fantásticas – sonreí y lo abrace.
- No es nada linda- correspondiendo mi abrazo.
Camine junto con Evans hasta la entrada para salir. No sin antes escuchar a Ben gritar “suerte”.
- Ahora iremos al hotel Chateau Marmont – menciono Evans mientras conducía.
- ¿Dónde se encuentra ese hotel?
- No muy lejos de aquí, estaremos ahí dentro de diez minutos.
Efectivamente. No tardamos mucho en llegar. El hotel por fuera era realmente lindo, y muy grande.
Evans se dirigió hasta el estacionamiento, ya que a la entrada del hotel se encontraban muchos paparazzi y periodistas.
- ¿Por qué hay tantas personas en la entrada?- pregunté a Evans mientras caminábamos hacia la recepción.
- Porque por si no lo notaste en este hotel solo vienen personas famosas, es por esa razón que hay tantos periodistas y paparazzi – respondió y luego se dirigió a la recepcionista – Buenas tardes Alice.
- Buenas tardes Evans, ¿en qué te puedo ayudar? – preguntó amablemente aquella mujer.
- Vengo por una reservación a nombre del joven Kaulitz.
- Oh sí, la reservación del joven Tom. Veamos…- dijo mientras buscaba en la pantalla del computador - El numero de su suite es la 324 – informó entregándole las llaves a Evans.
- Muchas gracias Alice. ¿Alguna novedad? – preguntó mi acompañante.
- Hasta el momento ninguna, está todo listo y muy hermoso debo decir – respondió poniendo sus manos en las mejillas.
- Perfecto entonces llevare a esta señorita a la suite. Adiós Alice y gracias por todo.
- De nada y que tenga una linda noche señorita (tu nombre) – sonrió aquella mujer.
Solo le sonreí en forma de agradecimiento. Aún no sabía por qué razón estaba en este hotel y por qué me dijo eso aquella mujer.
En el elevador Evans no dijo nada. Se veía nervioso, extraño.
- ¿Sucede algo? – pregunté rompiendo el silencio.
- No nada – respondió al instante.
No mucho después las puertas del elevador se abrieron. Evans tomo de mi brazo y me dirigió hasta la suite. Entramos y nos quedamos en el living.
- ¿Te acuerdas que hace un momento fuimos a una tienda?
- Sí lo recuerdo – respondí
- Bueno, ahí dentro del cuarto se encuentra aquello. Quiero que entres, yo pasaré por ti dentro de unos minutos – dicho eso salió, quedando sola en la suite.
Mientras me dirigía al cuarto, apreciaba toda la suite. A decir verdad era bastante grande y linda. Abrí la puerta del cuarto y encendí la luz.
Ahí se encontraba una cama con algunos pétalos de rosas. Sobre ella había una gran caja blanca, adornada con una cinta color celeste y blanco. Me acerqué a ella y vi un sobre. Lo tome, lo abrí y comencé a leerlo.
“Está noche será sin duda especial. Nada ni nadie podrá arruinarla.
Compre este obsequio para ti, estoy seguro que se vera hermoso en tu cuerpo.
Te espero, no tardes mucho…
… Tom K…. “

Una sonrisa se formo en mis labios.
Deje la carta a un lado y abrí aquella caja. Dentro de ella se encontraba un hermoso vestido y unos zapatos.
Con mucho cuidado comencé a desvestirme, para no arruinar lo que hace algunos momentos me había hecho Ben. Me coloqué el vestido y luego los zapatos. Ordene mi ropa y la deje a los pies de la cama. Antes de salir del cuarto me mire al espejo. Me veía diferente, poco común a como me vestía diariamente.
Salí del cuarto y camine hasta el living. Ahí se encontraba Evans sentado mirando una revista. No había notado mi presencia.
- Estoy lista – dije parándome frente a él.
- ¡Vaya!, te ves muy linda (tu nombre) – exclamó mi querido amigo.
- Hay no digas eso – dije cubriendo mi rostro.
- Solo digo la verdad… Bueno vamos no hagamos esperar a tu novio – Evans ofreció su brazo. Lo tome y salimos de la suite.
Nuevamente subimos al elevador. Evans presionó el botón “bajar”.
- Quiero decirte que Tom tiene mucha suerte de tenerte. Eres una chica muy linda, tanto física como psicológicamente. Quiero desearte lo mejor para esta noche. Espero que lo disfrutes al máximo.
- Muchas gracias Evans, gracias por todo lo que has hecho en estas horas. Tom me dejo en manos de la mejor persona – me acerque a Evans y lo abracé, él correspondió a mi abrazo.
- Hemos llegado – comunicó.
Las puertas del elevador se abrieron dejando ver a las personas que caminaban de un lugar a otro.
Evans me guió hasta la parte trasera del hotel. Ahí se encontraba una puerta de cristal, en ambos lados con guardias.
- Bueno hasta aquí llego
- ¿Por qué?, ¿no entraras? – pregunte.
- No, desde ahora continuas tú sola. Adiós pequeña y disfruta tú noche – Evans me sonrió y se retiro.
Los guardias me miraron y sonrieron.
- Bienvenida al jardín del hotel Chateau Marmont, esperamos que disfrute su noche – dijeron al unísono mientras abrían las puertas.
- Muchas gracias – les sonreí a ambos y entre al jardín.
En el suelo se encontraba un camino de velas. Me guié por ellas, hasta que llegue a un lugar iluminado por faroles. Ahí se encontraba una gran piscina y a un costado de esta una pequeña mesa adornada con flores y velas. No solo eso se encontraba en aquel lugar, sino que también aquel ser perfecto, mi vida. Tom.
Él al verme sonrió como nunca antes lo había visto sonreír. Se acercó a mí y tomo mi mano.
- Te ves realmente hermosa, veo que después de todo no soy tan malo eligiendo ropa de mujer – rió
- Así veo. Tú también te ves hermoso Tom, gracias por todo esto.
- No agradezcas antes de tiempo, aún no termina – tomo de mi mano y me guió hasta la mesa. Corrió mi asiento, le agradecí y luego él se sentó frente a mí.
No mucho tiempo después llego un hombre acompañado de una joven. Ambos traían dos carritos con dos bandejas en ellos. Las colocaron en la mesa, las abrieron y luego se retiraron.
- Bueno, comamos – dijo Tom tomando sus cubiertos.
- Comamos – repetí y ambos comenzamos a reír.
- ¿Cómo te trataron en mi ausencia?, ¿no te hicieron nada malo verdad? – pregunto algo alterado.
- No Tom, no me hicieron nada malo y, me trataron muy bien.
- Que bien, pero cuéntame que hiciste.
- Bueno, primero Evans me llevo a una tienda en busca de una caja, la cual contenía este hermoso vestido. Debo decir que la persona que lo eligió tiene muy buen gusto, y veo que le gustan los vestidos cortos – Tom sonrió – Después en el salón de belleza conocí a Ben, quien me arreglo pelo y maquillo. Es un chico increíble y muy simpático…
- ¿Increíble?, ¿simpático? – interrumpió Tom algo celoso.
- Sí Tom lo que escuchaste – dije notando sus celos.
- Oh ya veo…
- Pero él tiene novio, al igual que yo tengo uno, y no le sería infiel nunca.
Tom sonrió y tomo mi mano, la cual estaba sobre la mesa y la beso.
- Me alegra mucho saber eso. Pero sigue contándome qué mas hiciste en mi ausencia.
- No Tom, basta de hablar de mí, ahora quiero saber algo que me ha estado inquietando.
- ¿Qué cosa? – preguntó nervioso.
- Sé que me has estado ocultando algo y no puedes mentirme. ¿Qué pasa Tom?, ¿es que no confías en mí?
- Sí confío en ti, pero es que…
- ¿Pero qué?
Tom se paro de su asiento y se gano frente a mí. Tomo de mi mano haciendo que me parara. Me guió hasta la orilla de la piscina, luego volteo quedando frente a mí.
- ¿Te acuerdas que hace algunas horas te dije que habían ido los de la disquera a mi casa?
- Sí – respondí
- Bueno, ellos nos hablaron sobre algunos asuntos del CD en que estamos trabajando, y bueno el viaje se adelanto para…
- ¿Para cuando?
- Para mañana en la noche…
- ¿Qué? – exclamé con un hilo de voz.
- Lo siento tanto mi pequeña. Yo quería pasar esta semana con tigo, pero todo fue tan rápido que ni yo mismo pude creerlo. ¡Esto es tan injusto!
Tom se veía molesto. Por mi parte yo aún estaba en un estado de shock. Mi mente no procesaba aún aquellas palabras.
Creí que pasaría esta semana junto a Tom, disfrutándola al máximo antes de su partida a Alemania. Pero solo basto un segundo para que todo se esfumara. Nos separaríamos en algunas horas… Inevitable fue derramar lágrimas, lo fue.
- Por favor no llores – dijo Tom abrazándome.
Correspondí a su abrazo.
- Sé que esta noticia te impacto, al igual que a mí. Es por esa razón que te compre un regalo. No es mucho, pero simboliza algo muy importante para mí.
Tom sacó de su bolsillo una pequeña cajita. La abrió y de ella saco un hermoso collar con un corazón.
- Este corazón – dijo mientras colocaba el collar en mi cuello- Simboliza algo muy importante. Simboliza mí corazón. Tú eres dueña de mi corazón, tú tienes mi corazón. Donde quiera que yo vaya o tú vayas siempre tendrás mi corazón. Mi corazón te pertenece. Eres completamente dueña de el. Pase lo que pase nunca te lo saques. Tú eres y serás la primera mujer que se apodero completamente de el – Tom tomó de mi cintura acercándome a él.
Con ambas manos tome de su rostro y lo besé. Lo besé como si el mundo se fuera acabar. Él correspondió de una manera tan dulce, tan intensa. Aquel momento era perfecto. Solo éramos él y yo, nuestro mundo.
- Te amo – susurro Tom a mi oído.
- También yo – respondí de igual manera.
- Ahora – me miró a los ojos – ¡iremos a bailar!
- ¿A bailar?
- Así es ven, sígueme.
Tom y yo salimos del jardín y nos dirigimos a un gran salón que se encontraba dentro del hotel. Ahí se encontraban muchas personas famosas. Todos bailaban, bebían, en fin, eran como toda persona normal en una fiesta.
- ¿Tom qué pasa si alguien nos ve? – pregunte preocupada.
- No te preocupes, lo que pasa aquí se queda aquí. Nadie dirá nada. Ese es el lema de aquí – rió.
Ambos comenzamos a bailar. Debo reconocer que Tom es un gran bailarín. Su cara era muy picara y a la vez seductora. Algo que provocaba que me estremeciera. No quise quedar atrás, y le demostré a Tom como era en las fiestas.
Cuando ya estaba cansada le pedí a Tom que nos fuéramos. Él me llevo hasta el elevador y subimos a la suite. Entramos e inmediatamente nos dirigimos al cuarto.
- ¿Quieres dormir? – Preguntó
- Si, estoy algo cansada, me duelen muchísimo los pies con estos tacos tan altos – dije mientras me sentaba en la cama y quitaba los zapatos.
- Bueno, yo me voy, para que estés más cómoda, dormiré en el cuarto del lado.
- No – dije rápidamente.
- ¿Qué pasa?
- Quiero que duermas con migo – dije sin temor ni vergüenza alguna.
- ¿Segura?
- Jamás estuve más segura
Él sonrió y se sentó a mi lado. Se sacó sus zapatillas y su chaleco. Luego corrió las frazadas y ambos nos recostamos. Tom me abrazó y besó.
Me recosté en su calido pecho. Él comenzó a acariciar mi cabeza. Reiteradas veces repetía lo mucho que me quería.
“Te amo mi vida”, fue lo último que escuche de él antes de quedarme profundamente dormida…



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Lamento mucho la demora. De verdad soy de lo peor por haberlas hecho esperar tanto :(
Espero que les guste el capítulo. Agradezco mucho a las lectoras que pese a mi demora no abandonan mi fic :’) muchísimas gracias.
Gracias por sus comentarios, de verdad me animan muchísimo. Son las mejores del mundo ♥