martes, 27 de diciembre de 2011

Capítulo 26: “¿Sueño o realidad?”

La lluvia había comenzado. Solo ella rompía el silencio que había en mi habitación. Yo, sentada frente a mi gran ventada, me perdía viendo algunas gotas que se deslizaban por esta. ¿Cuánto tiempo habré pasado encerrada ahí? No lo sabía, y no me importaba saberlo. Sentía una inmensa culpa en mi interior. Sentía que había engañado a Tom. A el amor de mi vida. ¿Qué pasaría si se llegase a enterar? Cada vez que me hago esa pregunta, pienso en lo peor. Tal vez se enoje, tal vez no. Quizás podría comenzar a dudar de mí. Yendo a un punto de vista más trágico, quizás pierda la confianza que me tiene. Él confía en mí, así como yo confío en él. Debería hablar con él y dejar todo claro, para que así no se entere por otros lados y resulte todo peor. Pero, ¿qué pasa si se enfada y no quiere escucharme?... ¡Demonios! ¡No puedo más! Cada vez esto me atormenta más y más.
¿Llorar?, ¿de qué me sirve llorar? Las lágrimas no solucionan nada. Quizás necesite descansar.
Entre mis pensamientos más profundos sentía que alguien llamaba a la puerta. “Adelante” pronuncie con un hilo de voz. “No puedo, está con seguro” se escucho decir. Como un verdadero cuerpo sin alma, me levante y quite el seguro. Nuevamente me senté frente a la ventana. Aquella persona aún estaba parada en la puerta. ¿Quién era?, no lo sé. Poco a poco se fue acercando a mí, hasta que finalmente se sentó a mi lado. Nuevamente el sonido de la lluvia se hacia presente en aquel silencio.
- ¿Pasa algo malo? – Se atrevió a preguntar después de varios minutos.
- ¿Algo malo?... Si sentirte culpable por algo que no debió haber pasado, por algo que jamás tenía en mente, si sentir que traicionaste a tu novio es algo malo, entonces sí, pasa algo malo, muy malo.
- ¿Quieres contarme? – Pregunto con un tono de voz muy cálido, pacifico.
- Tenías razón…
- ¿Por qué? – Siguió pacifica.
- Yo no tenía las intenciones, en ningún momento paso por mi mente, pero él si las tenía – Nuevamente un silencio se formo en la habitación – Tomás me beso – dije con la voz entrecortada.
Escuche como un suspiro salió de su boca. Como si hubiera meditado lo que le dije se atrevió a hablar después de rato.
- Realmente odio haber tenido la razón esta vez. Pero hay algo que me inquieta, ¿correspondiste a su beso?
- No, no lo hice – respondí al instante.
- Pero si entonces no lo hiciste, ¿por qué te sientes tan culpable?
- No lo sé, pero esto no me deja tranquila, siento que si le digo a Tom, se lo tomará mal y no querrá escucharme.
- ¿Tú confías en él?
- Claro que si.
- Él también en ti, estoy segura que te sabrá comprender. Si él realmente te quiere sabrá escucharte y comprender que no tenías la intención de hacer algo así o más bien no sabías que pasaría algo así.
- Tienes razón, pero no sé cómo decírselo, me da miedo.
- Tranquila, no tiene que ser precisamente hoy o mañana, sino cuando te sientas preparada.
- Gracias – después de mucho tiempo una leve sonrisa se formo en mis labios.
Me sentía tan perdida. Incomprendida. Hasta que llego ella. Sus alentadoras palabras me hicieron entender que no era mi culpa lo que paso.
- Ahora es mejor que descanses. Tienes la cara muy pálida. Acuéstate, le diré a tu madre que dormirás.
Ella se puso de pie y me ayudo a levantarme. Abrió las cobijas de la cama y me dejo mi pijama sobre la ella. Antes de que saliera de la habitación, le di las gracias, ella solo me sonrió y salió. Con una gran lentitud me saqué mi uniforme y me coloqué mi pijama.
Mi cabeza no soporta tanta presión. Trataba de dormir, pero cada vez pensaba y pensaba en cosas que no tenían lógica. Me resulto muy difícil conciliar el sueño, pero al parecer lo había logrado. Aún así me sentía cansada, estresada. Mi cabeza pulsaba de una manera impresionante. No podía contenerlo más. Trate de ponerme de pie, se me hacia difícil, no podía ver nada, mi vista estaba nublada. El ruido de la lluvia resonaba en mis oídos y mente tan fuerte que me dolían y caí al suelo. Me arrastre por este, solo con el tacto pude encontrar la puerta. Como pude traté de llegar a la manilla. La tome y abrí torpemente la puerta. Nuevamente había caído al suelo. Gritaba el nombre de mi madre, pero me parecía tan inútil. Cada grito, cada golpe que daba contra la puerta para que me escucharan eran en vano. Me sentía sola. Sentía que todos me habían olvidado, que nadie me quería. No soporté la prensión en mi cabeza y caí desmayada.
¿Qué había pasado? ¿Dónde estoy? Increíble, ayer me sentía muy mal, pero ahora no. Siento como si jamás hubiera sentido todo lo de ayer. ¡Fantástico!
¿Quiénes son ellos?, no logro verlos, se encuentran de espaldas. ¡Oh claro! Son Steban y mi prima. Iré donde están ellos, les contaré que ahora estoy mucho mejor.
¡Hola chicos!, ahora estoy mucho mejor, ¡no me duele nada! Un momento… ¿Por qué me miran así? ¿Tengo algo malo? ¿Qué pasa? No los logro comprender. ¿Por qué ahora sonríen? ¿Qué están mirando?... ¡Oh por Dios!, son los chicos. ¡Bill, Gustav, Georg y Tom! ¡No puedo creerlo, después de tanto tiempo nos hemos vuelto a encontrar!
Extrañaba tanto abrazarlos. Sentir todo ese cariño que me entregan y que yo les entrego a ustedes.
¿Cómo les fue en Alemania? Creo que bien, porque sus rostros se ven muy contentos. ¿Saben algo?, ayer estaba lloviendo muy fuerte y hacía muchísimo frio, pero ahora ha salido el sol y el aire es muy cálido. ¿Qué les parece si salimos a caminar?...
Tom, ¿no crees que son hermosos los árboles? Sus hojas están más verdes que nunca y las flores están hermosas. ¡Mira!, es una rosa. Ten, la corte para ti. ¡Ouch!, creo que me he pinchado con una espina, pero no me duele.
¿Qué ves? Siento que cuando te hablo no me miras. ¿Quién es él? ¡Tom por qué me miras así! ¿Quién eres tú? ¿Por qué me tocas así? ¡Suelta mi cara!
- ¿No quieres que te bese?, pero ¿por qué te niegas? Si ya lo hemos hecho antes.
¿Qué? ¡Jamás, suéltame! No sé quien eres, ¡suéltame! ¡Tom!, ayúdame por favor Tom.
- ¿Ayudarte? ¿Por qué razón lo haría?
Tom, soy tu novia. Soy tu pequeña. Tú eres mi novio, él es un completo extraño, ayúdame por favor.
- ¿Yo tu novio? Yo no soy tu novio, tú me engañaste, besaste a otra persona. ¡Me mentiste!, ¡me ocultaste toda la verdad!
No fue mi intención Tom, jamás quise besar a otro, yo te quiero a ti y solo a ti, eso la sabes mejor que nadie.
- No digas más mentiras, esto se acabo (tu nombre), se acabo para siempre, olvídate que fuiste mi novia alguna vez. Me das asco, eres una cualquiera.
¡No digas eso por favor! No me trates así Tom, entiéndeme, jamás lo quise hacer.
- Adiós y toma tu rosa, no la quiero, marchítate junto a ella, muere junto a ella. Quédate con tu nuevo novio y espero que no lo traiciones como lo hiciste con migo. Adiós…
¡No Tom! ¡Por favor! ¡No te vayas, vuelve! Te necesito a mi lado. Eres mi razón de vivir, si ti no puedo hacer nada Tom, por favor vuelve.
- ¡Cállate! Tú eres mía, ahora vámonos.
¿Quién eres maldito? ¡Suéltame!
- ¿Ya se te olvido quién soy? Pero que mala memoria tienes. Soy yo, Tomás….
¡No! ¡Tom! ¡Vuelve, por favor! ¡No me dejes! ¡Te quiero! Eres mi vida…. Tom… Tom….
Todo se tornaba negro. A lo lejos veía una pequeña luz. Corría hacia ella, pero mis intentos eran inútiles. Algo cálido y suave sentía en mis mejillas. Lleve mis manos hacía ella y pude sentir otras manos. Al fin, había encontrado la luz.
- Mi amor tranquila, todo está bien.
Aquella voz. ¿Aún estaba soñando?... Ese aroma. Mis ojos aún veían nublado. Sus manos aún se encontraban en mis mejillas, y mis manos también se encontraban aún sobre ellas. Poco a poco fui cobrando bien la vista encontrándome con lo que jamás creí que vería. No podía creerlo. Mi corazón se acelero aún más de lo que estaba. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Mi vida, mi delirio, mi razón de ser. Ahí se encontraba, sentado a mi lado, mirándome fijamente. Tom.
No sé como, pero de un momento a otro me senté sobre la cama y lo abracé. Necesitaba saber si todo esto aún era un sueño, pero claramente no lo era. Su presencia me daba las fuerzas necesarias. Eso era más que una evidencia clara de que no era un sueño, sino que era real. Él estaba junto a mí.
- No llores hermosa, estoy aquí, junto a ti. – Susurraba en mi oído.
Su voz era música para mis oídos. Sus brazos rodeándome, eran como una barrera que me protegían de todo peligro.
Poco a poco me separé de él. Quería ver su rostro. Quería comprobar si realmente era él. Con mis manos temblando, las lleve a su rostro. Tan suave, cálido. Sus hermosos ojos me miraban confundidos y a la vez preocupados.
- ¿Estas… aquí?, pero si tu… estabas en Alemania… - No podía hablar bien. Me era difícil pronunciar palabras.
- Shh… No hables, descansa – Lentamente se acercó a mis rostro, depositando un beso en mi frente.
No tenía fuerzas. Mis ojos poco a poco se iban cerrando, hasta que logre quedarme dormida…
Sentí como algo frio ponían en mi frente. Lentamente fui abriendo mis ojos, la luz del día ya se hacía presente.
- Veo que por fin has despertado – Dijo con gran entusiasmo.
- ¿Mamá?... ¿Qué paso? – pregunte sentándome en la cama.
- Estuviste enferma, pero veo que ahora estas un poco mejor – sonrió.
- ¿Enferma? – repetí en tono de no comprender.
- Así es, ¿te acuerdas de ese día que llegaste a casa y te encerraste en tu habitación? Bueno, en la noche comenzaste a gritar y a llorar. Tu padre y yo nos levantamos y te vinimos a ver. Tú estabas tirada en el piso, habías caído desmayada. Tenías mucha fiebre y es por esa razón que no despertaste en dos días.
- ¿Dos días? – exclamé asombrada.
- Sí. Durante esos dos días repetías el mismo sueño. Gritabas y llorabas de una manera impresionante. Repetías muchas veces “perdóname Tom”.
- Oh… - baje la mirada y luego de un tiempo reaccione - ¡Tom! ¿Él está aquí?
- Tranquila hija, no te alteres, aún tienes fiebre y si te alteras demasiado volverás a que te suba la temperatura – decía mientras ponía otro paño helado en mi frente.
- Pero mamá, ¿él está aquí? – insistí.
- Bueno…
En ese momento los llantos de mi hermano interrumpieron. Mamá dijo “luego hablamos” y salió de mi habitación.
Cerré mis ojos y lleve mi mano hasta mi frente. Aún se encontraba caliente.
- ¿Estas despierta? – pregunto mi prima desde la puerta.
- Creo que sí, a no ser que sea una sonámbula – ambas reímos.
- ¿Cómo te sientes? – pregunto sentándose en la silla que estaba junto a mi cama.
- Un poco mejor, aunque aún me duele la cabeza.
- Me imagino, si tenías más de 38 grados. Por eso nunca despertabas.
- ¿Cuánto tiempo he estado aquí? – pregunte quitando el paño de mi frente.
- Veamos… Estuviste dormida dos días y ayer despertaste en la tarde y nuevamente te quedaste dormida, hasta hoy. En conclusión has dormido tres días seguidos.
- ¡Tanto! Vaya… Y ¿qué has hecho en estos días?
- Bueno el primer día acompañe a tu padre a dejar el certificado de tu inasistencia a la escuela. Mm…. Ayer vi una película sola, ya que Steban había salido con Rocío. Y bueno hoy fui al centro comercial a comprarme algunas cosas que me hacían falta.
- ¿No ha pasado nada?
- ¿A que te refieres? – Pregunto ella sin comprender.
- Ayer, cuando desperté, estaba Tom a mi lado. ¿Él está aquí?
- ¿Tom? ¿Aquí?, no (tu nombre). Tom está en Alemania, ¿no te acuerdas?
- ¿Qué?... Pero si el estaba aquí, el me abrazo y me hablo, me dijo que estaba a mi lado – decía alterada.
- Tranquila (tu nombre), Tom no está aquí. Quizás tuviste un sueño, has tenido mucha fiebre, cuando eso pasa crees que todo es real.
- Entonces…. Él nunca estuvo a mi lado… - dije algo triste.
- No te desanimes. Bueno ahora me voy, le prometí a tu madre que la ayudaría a arreglar unas plantas en el jardín, la lluvia ha estropeado algunas y como puedes ver pronto volverá a llover.
Se levanto de la silla y salió de mi habitación cerrando la puerta. Nuevamente me había quedado sola.
No puedo creerlo. Entonces… ¿todo fue un sueño? Pero si se veía tan real. Yo sentí a Tom. Sentí cuando me abrazo, cuando beso mi frente. Vi sus ojos, olí su aroma. Escuche cada palabra que me decía. Incluso toqué su rostro para ver si era verdad. Aún así, todo fue un sueño… Nuevamente caí dormida.
El día de hoy he amanecido mucho mejor. Incluso hasta tengo ánimos para levantarme. Entre a mi baño y tome una larga ducha. Me vestí y con mucho cuidado baje las escaleras, aún tenía las piernas débiles. En la cocina se encontraba mamá preparándole la leche a Martín. Le di un beso en la mejilla a ambos. Mamá me había preparado una taza de leche. Tome la taza y me dirigí al living. Ahí estaba mi prima viendo televisión.
- Te has levantado, que bueno, me hacia falta tu presencia – sonrió ella.
- Así es, estaba aburrida de estar en cama – Me senté junto a ella.
- ¿Quieres ver alguna película?
- Claro, elige la que tu quieras, por mi no hay problema – tome un sorbo de mi leche y un asco terrible vino a mi, por lo que no tome más.
La película estaba muy entretenida. Pasamos toda la mañana viéndola. Cuando finalizo, mamá nos tenía listo el almuerzo. Pasamos al comedor y comenzamos a comer.
- ¿Qué les parece si después de almorzar preparamos galletas? – propuso mamá.
- ¡Estupenda idea! – exclamo mi prima.
Así fue. Cuando terminamos de almorzar, mi prima y yo nos fuimos a cepillar los dientes. Lavamos nuestras manos y bajamos a la cocina. Mamá tenía todos los implementos listos. Las risas y bromas se hacían presentes mientras las preparábamos. Mientras mamá prendía el horno, mi prima y yo decorábamos las galletas. Con mucho cuidado pusimos las galletas dentro de ella.
- Bueno mientras las galletas se ornean vayan a lavarse las manos y la cara, quedaron llenas de harina – sonrió y comenzó a lavar lo que habíamos ocupado.
Ambas fuimos al baño de mi habitación. Mientras nos lavábamos las manos, mi prima paso sus manos por mi cara, dejándome llena de jabón.
- ¡Oye! – Exclamé - ¡Esto no se quedará así!
Así fue como comenzó una “guerra de jabón”. Ambas dejamos todo mojado, incluyéndonos. Limpiamos el piso y ordenamos todo, luego nos cambiamos de ropa y bajamos a la cocina.
Mamá estaba dándole la leche a mi hermano, así que ambas fuimos a sentarnos a los sofás.
- ¿Qué te parece si mañana salimos a caminar al parque del condominio? – propuso mi prima.
- Me encantaría – le sonreí, me gustaba la idea de salir.
No mucho tiempo después llego papá del trabajo. Se veía agotado, pero aún así siempre mantenía una sonrisa en sus labios. Luego llego Steban, quien nuevamente había salido con Rocío. Si mis sospechas son ciertas, algo tiene ese par, pronto lo averiguaré.
Todos fuimos a cenar. Al parecer les habían gustado las galletas, ya que en cosa de minutos ya se habían acabado.
Decidí irme a dormir. Aún me dolía la cabeza y necesitaba descansar.
Al otro día desperté temprano. Tomé una ducha, me vestí y baje a la cocina. Tomé una manzana, la lave y comencé a comerla. Subí hasta mi pieza, quería ordenarla un poco. De pronto siento los pequeños sollozos de mi hermano. Mi dirigí hasta su cuarto, ahí se encontraba, despierto, mirando hacia el techo. Me acerqué a su cuna y lo tome en mis brazos.
- Buenos días hermoso, ¿cómo has amanecido? – le decía mientras él apretaba uno de mis dedos.
Baje nuevamente a la cocina y como pude le prepare su leche. Me dirigí al living y me senté en el sofá, lo acomode bien y le di su leche.
- Gracias – dijo mamá desde el marco del living.
- De nada mamá, creo que después de todo no es tan difícil.
- Eso lo dices porque solo lo has hecho una vez, pero hazlo todos los días cada dos horas.
- Retiro lo dicho – ambas reímos.
La mañana pasó muy rápido. Después de terminar de almorzar, me dirigí a mi cuarto e hice mi cama. Ordene algunas cosas y la ropa que estaba en mi armario.
- Te parece si salimos ahora – pregunto mi prima desde la entrada de mi puerta.
- Claro, solo me cambio y salimos.
- Bueno, cuando estés lista me avisas, estaré en mi cuarto.
El día aún estaba nublado, en cualquier momento llovería nuevamente. Me puse unos pantalones negros, acompañados de unos bototos negros, mis favoritos. Un suéter y un abrigo gris. Me dirigí al baño, lave mis dientes y arregle mi cabello. Tomé un bolso y puse las llaves, mi celular y algo de dinero. Salí de mi habitación directo hacia la de mi prima.
- ¿Estas lista? – le pregunte desde afuera.
- Si – respondió ella abriendo la puerta.
Bajamos al primer y piso y salimos.
- Extraña sentir el aire chocar contra mi rostro – dije cerrando mis ojos y respirando profundamente.
- Disfrútalo entonces.
- Eso hago – ambas reímos.
- Bueno, ahora vamos, que el lugar queda más lejos.
- Pero no dijiste que iríamos al parque que está aquí – la mire confundida.
- Cambio de planes, ahora vamos a otro que es mucho mejor, créeme te gustara – sonrió y comenzó a caminar.
En el camino hablábamos cosas del pasado. Como cuando éramos pequeñas y jugábamos juntas. Nuestras peleas, nuestros momentos de risas, las vergüenzas, todo. Nos reímos mucho al recordar todo.
- Este es el parque – dijo mirando hacia el frente.
- Bueno, crucemos.
Miramos hacia ambos lados y cruzamos.
El lugar era muy bonito. Los charcos de agua y las hojas en el suelo, le daban un toque especial. Se veía muy bonito.
- Quédate quieta – dijo mi prima con una cámara en sus manos – Posa para la fotografía.
No era buena para las fotografías, pero hice mi mejor intento.
- Que linda saliste, me gusto – sonrió y me la mostro.
- Bueno ahora te toca a ti, dámela – tome la cámara – Ahora posa para sacarte una fotografía.
Así pasamos un largo tiempo. Las fotografías se veían muy bien. Hicimos una pausa, ya que el celular de ella había comenzado a sonar.
- Mm… ¿me esperas un momento? – pregunto ella.
- Claro, pero déjame la cámara.
- Bueno – me paso la cámara y se alejo a contestar.
Mientras ella hablaba, comencé a tomarle fotografías a los árboles, plantas y partes del parque.
- He vuelto – dijo sonriendo.
- ¿Quién era? – pregunte tomándole una foto sin que ella lo notase.
- No, nadie importante. Ven vamos, quiero mostrarte un lugar que hay aquí, lo descubrí el otro día, mientras caminaba con Steban.
Ella caminaba, yo la seguía por detrás. Ahí se encontraba una gran fuente. Dentro de ella se encontraban algunos peces. Metí mi mano dentro del agua, estaba helada.
- Que lindo son los peces – le dije a mi prima.
No contesto. Voltee para verla, pero ya no estaba. Comencé a buscarla con la vista, pero nada. No se veía por ningún lugar. Pensé que quizás habría ido a comprar al negoció que estaba cerca del lugar. Enfoque nuevamente mi mirada en los peces. De pronto siento que unos brazos rodean mi cintura. Sentí miedo. Creí que podría ser algún hombre depravado o un ladrón. Descarto mi segunda opción, si hubiera sido un ladrón no me habría abrazado. Mi única opción sería la primera. Mi cuerpo comenzó a temblar. Sentía como poco a poco agachaba su rostro hasta mi oído.
- ¿No quieres voltear? – Preguntó.
Mi cuerpo se paralizo. Mi miedo se esfumo al escuchar aquella voz. Inmediatamente voltee, encontrándome con aquella persona. Esos ojos, esas mejillas, esa boca. Su olor, mi droga. Definitivamente estaba ahí, frente a mí. El amor de mi vida, Tom.
Me abalancé a él y lo abrace. Sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo, me hacían sentir la mujer más segura. La más afortunada.
- Te extrañe tanto - Hundía más y más mi cabeza contra su pecho.
- También yo – dijo él, acariciando mi cabeza.
Deje de abrazarlo y lo mire. Mis ojos comenzaron a cristalizarse. Baje mi mirada, sentía que escondía una mentira.
- ¿Qué pasa? – pregunto él.
- Perdóname - dije con la voz quebrada.
- No tienes que pedirme perdón, no has hecho nada.
- Tú, no sabes nada… - había comenzado a llorar. Cubrí mi rostro con mis manos.
Él delicadamente las saco y tomo mi rostro.
- Sé lo que paso, tu prima me lo dijo. ¿Por qué creíste que me enfadaría? Tú confías en mí, yo confío en ti. Sé que no besarías a otro. Aunque suene egocéntrico, sé que tienes ojos para mí, así como yo también solo tengo ojos para ti. No te sientas mal por algo que no hiciste – Seco mis lágrimas y me sonrió. Tomó de mi mano y comenzamos a caminar alrededor de la fuente. De un momento a otro tomo mi cintura y me subió al borde de la fuente.
- Ahora eres de mi misma estatura – me sonrió.
- Esto me agrada – le sonreí de igual manera y acaricie sus mejillas.
Rodeo mi cintura con sus brazos y me apego más a su cuerpo. Nuestras narices se rozaban. Nuestras miradas fijas. Sus ojos me miraban de una manera única. Rodé uno de mis brazos en su cuello y con una mano tome de su rostro. Nuestros labios poco a poco se acercaban. Tom de un momento a otro me besó. Nuevamente sentí ese cosquilleo en mí. Extrañaba tanto esa sensación única, que solo él me hace sentir. Sus labios acompañados con ese metal que se interponía en sus movimientos, pero aún así eran perfectos.
“No sabes como extrañaba besarte”, dijo él sin separar sus labios de los míos.
Nuestros labios se separaron. Él me miro y acaricio mi mejilla.
- Te quiero tanto hermosa – me dijo y dio un corto beso en mis labios.
- También yo – le sonreí y lo abrace.
- Que lindos son – dijo mi prima sonriendo. Se encontraba junto a Gustav.
- Hola Gus – lo salude.
- Hola (tu nombre) – me sonrió tiernamente.
- Vamos a casa está haciendo frio – propuso mi prima.
Los chicos comenzaron a caminar, menos Tom y yo, ya que me detuvo y no me dejo bajar.
- ¿Qué pasa? – le pregunte.
- Sube a mi espalda, quiero cargarte hasta llegar a casa – dijo él volteando dándome la espalda.
Me subí y cruce mis brazos por su cuello. Él sujeto mis piernas con sus brazos.
- No creo que seas capaz de cargarme hasta llegar a casa – le susurre al oído.
- Eso lo veremos – respondió con voz retadora.
Tom se unió a los chicos. En el camino reímos y bromeamos bastante. Cuando llegamos a mi casa mi prima saco sus llaves y abrió la puerta. Todos entramos y nos dirigimos al living. En el se encontraban Bill, Georg, Steban y mi madre.
- Hola chicos – salude aún sobre Tom.
- Hola – respondieron ellos.
Tom se sentó delicadamente en el sofá y me dejo ahí, luego se levanto y se sentó a mi lado.
- Ves que si pude – me miro y sonrió victorioso.
- Claro que puedes, eres Tom Kaulitz – le sonreí y besé su mejilla.
Pasamos toda la tarde conversando. Luego mamá nos invito a pasar a la cocina para cenar. Así lo hicimos. Mientras todos hablaban, Tom y yo nos mirábamos mucho y sonreíamos.
- Vete con él, después inventaré algo – susurro mi prima en mi oído.
- Gracias – le respondí de igual manera.
Me paré y di las gracias. Miré a Tom diciéndole “sígueme”. Él comprendió y se levanto dando las gracias. Caminé hasta el pasillo y subí las escaleras, Tom venia más atrás. Entre a mi habitación y me escondí detrás de la puerta. Luego entro Tom, quien al no encontrarme comenzó a llamarme. Sin que se diera cuenta lo sorprendí tomándolo por la cintura.
- Eres una malvada – dijo volteando.
- Lo sé – respondí entre risas.
Nuestros labios nuevamente estaban juntos. Esta vez no teníamos temor de cómo lo hacíamos. Mi cuarto era nuestro refugio. La noche se hacía presente y la oscuridad también. No había luna, sino que nubes, viento y la lluvia, que comenzaba a descender. Nuestros besos cada vez se hacían más apasionados. Nos extrañábamos y mucho. Tom comenzó a subir mi polera, pero inmediatamente lo detuve.
- No Tom… Por favor… No estoy lista, no aún – dije con algo de vergüenza y baje mi cabeza.
Él con delicadeza me tomo el rostro con ambas manos.
- No te preocupes, te esperaré, hasta que estés lista – beso mis labios y me abrazó.
Después de un tiempo nos recostamos sobre mi cama y comenzamos a hablar.
- Tom…
- Dime linda.
- El otro día, cuando desperté, ¿tú estabas junto a mi?, o… ¿solo fue un sueño?
- Estuve junto ti – respondió él.
Levante mi cabeza, la cual tenía apoyada en su pecho.
- Pero, ¿cómo?, me dijeron que era mentira, que estabas en Alemania aún.
- Le pedí a tu prima que no dijera nada, hasta que te recuperaras.
- Entonces… no fue un sueño… Fue real, tú estuviste junto a mí.
- Así es hermosa.
Me acerque a él y bese sus delicados labios. Pretendía separarme, pero tomo mi rostro con sus manos, ejerciendo más presión aún.
- Te quiero – le dije y nuevamente posé mi cabeza en su pecho.
“También yo”, respondió él acariciando mi cabeza. Poco a poco mis ojos se iban cerrando. En fin, el sueño me había vencido, quedándome profundamente dormida, en los brazos del amor de mi vida.




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¡Hallo Aliens! Aquí les dejo otro capítulo. La verdad es que me gusto *-*, no sé por qué, pero me gusto >.<. Espero que a ustedes igual les guste *-*.
Son las mejores y gracias por leer. Les doy la bienvenida a las nuevas lectoras y me alegro mucho que les haya gustado la fic, siempre trato de hacer lo mejor que puedo para que les guste :D.
Bueno queridas Aliens, que tengan un buen día, cuídense mucho y espero sus comentarios jajajaja x3. Son las mejooores del mundo ♥.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Capítulo 25: “Algo no correspondido”

Aquel día todo había salido perfecto. Ya era oficialmente una estudiante de South Gate High School, otra vez. Podía ingresar al día siguiente. Así lo hice. Había buscado en mi armario el uniforme. Aún estaba como nuevo, claro, solo lo había usado apenas dos meses. Después de muchísimo tiempo vería nuevamente a mis compañeros. Por una parte me agrada ir a la escuela, ya que me distraigo y los estudios me mantienen más ocupada, ahora que Tom no está todo es más aburrido.
Mis compañeros me recibieron muy contentos. Muchos me decían que me habían extrañado, los más inteligentes fueron los más felices, ya que les ayudaba en español y bueno ellos me ayudaban en lo que no comprendía. Extrañaba muchísimo las clases, jamás me había concentrado tanto.
Los recreos eran muy entretenidos. Hacía mucho tiempo que no veía a mis amigas. Cuando volvía a casa, hacía mis tareas y en los tiempos libres salía con mi prima y Steban…
Ya casi a pasado una semana. Los días han sido muy gratos. He tenido muchos exámenes y trabajos, pero gracias a Steban quien va en dos curos más que yo, no he tenido problemas y me ha ido muy bien.
En estos momentos me dirijo a la escuela. Decidí irme caminando, ya que no iba retrasada y también quería respirar un poco del aire de otoño.
- ¡(Tu nombre) espera! – gritó un chico.
Me detuve y voltee.
- ¡Vaya tu si que me haces correr! – exclamo recobrando el aire.
- Andy, lo siento, no sabía que venias siguiéndome.
- Bueno, es que te vi sola y quise alcanzarte para que nos fuéramos juntos hasta la escuela.
- Claro, por mi no hay problema – le sonreí y continuamos caminando.
- ¿Cómo has estado?, hace mucho tiempo que no te he visto, bueno has tenido muchos exámenes y yo también – dijo él frotando sus manos.
- He estado bien, gracias. Y… ¿cómo te ha ido en los exámenes?
- Genial, hoy tengo la última prueba del mes, luego comenzaran las nuevas unidades y bueno vendrán más exámenes.
- Espero que te vaya muy bien – le sonreí.
- Que linda te vez cuando sonríes - me miró y sonrió.
No dije nada, solo seguí caminando mirando hacia el suelo.
Cuando llegamos a la escuela, él me acompaño hasta mi casillero, luego se despidió de mí y se fue.
- ¡Amiga!, ¿cómo estás? – saludo Constanza.
- Bien…
- ¿Es cierto que te has venido junto con Andy? – preguntó una chica.
- Si, ¿por qué? – pregunté.
- ¿Te gusta Andy? – continuó con su interrogatorio.
- ¿Qué? – exclame asombrada.
- ¡Hey chica! ¿Qué te sucede?, ella tiene novio, y basta de preguntas que a ti nadie te conoce – Dijo Constanza enojada.
La chica me miro de pies a cabeza y se fue. Constanza y yo nos dirigimos hasta nuestro salón. Ahí salude a mis compañeros y luego nos sentamos, la clase había comenzado…
Mientras el profesor hablaba mi celular comenzó a vibrar. Cuidadosamente lo saque y sin que el profesor se diera cuenta miré la pantalla. Era Tomás.
Cuando finalizo la clase nuevamente comenzó a vibrar.
- ¿Tomás?
- Hola, ¿cómo estás?
- Bien gracias, eh… ¿a qué se debe tu llamada? – pregunte.
- Quería saber si quieres acompañarme esta tarde a mi ensayo en el teatro, ¿te gustaría?
- Claro, me encantaría.
- ¿A que hora sales de la escuela?
- A las dos de la tarde.
- Pasaré por ti.
- Bueno, adiós – corté.
- ¿Una cita? – Preguntó Rocío.
- ¡Claro que no!, el y yo solo somos amigos – dije de inmediato.
- Ella tiene novio y vaya que es sexy – dijo Constanza.
- ¿Qué has dicho? – exclame asombrada.
- ¡Es broma!, tu sabes que solo tengo ojos para Nick y hablando de él creo que ire a verlo a su salón – salió del salón.
- Lo siento, había olvido que tenías novio – dijo Rocío cabizbaja.
- No te preocupes… ¿Te gustaría ir mañana a mi casa? Tenía pensado ver una película junto a mi prima y Steban y… bueno me gustaría que estuvieras también.
- Claro, claro, con gusto iré – sonrió.
La segunda jordana prosiguió muy lenta. Estábamos en clases de historia, algo que debía poner mucha atención, ya que todo era sobre Estados Unidos.
- Esto es un poco difícil, pero no te preocupes, yo te ayudaré – me susurro Rocío.
- Gracias – respondí de igual forma.
Una vez finalizada la clase me dirigí al baño. Mientras lavaba mis manos mi celular nuevamente comenzó a vibrar. Miré la pantalla, era un número desconocido, pero de igual manera conteste.
- ¿Bueno?
- ¿(Tú nombre)?
- Si, ¿Quién habla?
- ¿No reconoces mi vos?
- Creo que no…
- Soy yo, Bill.
- ¡Bill! – exclamé.
- Vaya que emocionada, casi me dejas sordo – rió.
- Lo siento, pero hace mucho tiempo que no hablábamos.
- Así es.
- ¿Cómo es que tienes mi numero?
- Bueno, hace un momento estaba en el living y ahí estaba Tom dormido, su celular estaba sobre la mesa de centro y pensé en llamarte, así que busque en su lista de contactos tu nombre. Fue muy fácil, eres la segunda mujer en su lista.
- ¿Quién es la primera? – pregunte algo molesta.
- Tranquila, es nuestra madre – rió.
- Oh… - reí algo nerviosa - ¿Cómo has estado?
- Genial, aunque algo cansado, pero respecto al nuevo álbum va muy bien, quizás terminemos de grabarlo haya en Los Ángeles – exclamó.
- Eso sería fantástico.
- Bueno, me gustaría hablar más, pero Tom está despertando y cuando eso pasa y estoy cerca de él es un verdadero peligro.
-¿Por qué? – pregunte.
- Porque despierta de mal humor, además aquí son las ocho de la noche y aún no cenamos, así que iré por algo de dinero y antes de que empiece a reclamar le diré “Tom vamos a comer a un restaurante” , así no me dirá nada – rió levemente.
- Tom es muy malo contigo, bueno, antes de que pase lo peor entonces te dejo, además tengo que ir a clases.
- ¿Otra vez estas en la escuela?
- Así es, me ayuda mucho a distraerme y mantenerme ocupada.
- Oh, genial. Bueno entonces adiós, te llamaré mañana.
- Adiós Bill y mándale saludos a Tom, también dile que sea más amable contigo.
- Eso espero, ¡adiós! – cortó.
Salí del baño y casi corriendo me dirigí a mi salón. Para mi suerte el profesor aún no había llegado.
Las clases continuaron normal hasta que dieron las dos de la tarde. Le había enviado un mensaje a mamá diciéndole que saldría con Tomás. Ella acepto, con la condición de que no llegara tarde a casa.
Salí del establecimiento y me despedí de mis amigas. Bajo un árbol se encontraba Tomás. Caminé hasta él.
- Hola – besó mi mejilla - ¿Estas lista?
- Claro – respondí enérgica.
Tomás me abrió la puerta del copiloto y luego entró él.
- ¿Quieres comer algo antes de irnos al teatro? – pregunto encendiendo el auto.
- Bueno – respondí mientras abrochaba mi cinturón de seguridad.
Nos dirigimos hasta un local de comida. Tomás pidió la orden y comimos. Después nuevamente nos subimos a su auto y partimos rumbo al teatro.
El lugar era muy lindo. Su estructura era muy refinada. Dentro de ella también. Mientras Tomás estaba en camarines yo estaba sentada en uno de los tantos asientos del publico. El lugar era gigantesco.
Después de un tiempo, salieron los actores y comenzaron el ensayo. Tomás actuaba muy bien, pude notar que tomaba su papel muy enserio. Definitivamente actuar era lo suyo.
Estaba concentrada en el ensayo, cuando mi celular comienza a vibrar.
- ¿Bueno?
- Hola linda.
- ¡Tom!, ¿cómo estás?
- Ahora mucho mejor, ya que estoy hablando con la persona que más quiero.
- Que lindo eres, no sabes cuanto te extraño.
- También yo linda y mucho. A todo esto, gracias.
- ¿Por qué? – pregunte sin comprender.
- Porque sino hubiera sido por eso de “dile a Tom que sea más háblame contigo”, hubiera tratado mal a Bill – rió.
- Oh, es verdad, eres muy malo con Bill, él no tiene la culpa de que tú despiertes con mal genio.
- Lo sé, pero es que no lo sé, me gustaría despertar igual que aquella vez en que tú me despertaste.
- Cuando vuelvas prometo que lo haré un día.
- ¿Uno?, ¿por qué mejor no lo haces siempre?
- No puedo, recuerda que voy a la escuela.
- Claro, claro, olvidaba que eres una pequeña.
- ¡Hey!, tu eres el viejo, yo estoy bien – refunfuñe.
- No soy viejo, aún soy joven y hermoso.
- Bien señor egocentrismo.
- Es por eso que tengo a la novia más linda y encantadora del mundo.
- Sólo linda, Tom eres un tonto, dile es que hermosa no linda eres poco romántico – se escucho decir a Georg.
- ¡Cállate! Aún no terminaba y vete no seas metiche – exclamó Tom.
- Mándale saludos a Georg – dije entre risas.
- Lo haré pero después… Hermosa tengo que irme a dormir, mañana tengo una sesión de firmas en la mañana y luego dar una pequeña tocata de nuestros álbumes anteriores.
- Bueno, duerme bien y que te vaya bien.
- Gracias, te quiero hermosa.
- También yo – corté.
Miré al escenario. Al parecer había terminado el primer acto, ya que los actores arreglaban el escenario con nuevas cosas.
- ¿Con quién hablabas? – preguntó Tomás sentándose a mi lado.
- Con mi novio – respondí guardando el celular en mi mochila.
- ¿Tienes novio?... – exclamo asombrado.
- Así es.
- Y ¿por qué no me lo habías dicho?
- Porque nunca me preguntaste – reí.
- Tienes razón – sonrió – Bueno ahora me iré, tengo el segundo acto.
Así continuó el segundo acto, hasta que finalizo. La obra se veía muy bonita e interesante. A pesar de que solo era un ensayo había salido muy bien.
Mientras Tomás se arreglaba en su camarín, yo me había subido al escenario. Quería apreciar el lugar desde otro punto de vista. Era fantástico.
- ¿Nos vamos? – preguntó con un bolso en mi hombro.
Asentí y salimos del teatro.
- ¿Qué te pareció el ensayo? – preguntó.
- Genial, y eso que solo fue un ensayo, me imagino cómo será el día de la obra.
- Me alegro que te haya gustado… Antes de irnos, ¿te gustaría ir por un café? Está haciendo frio.
- Acepto, vamos.
Caminamos hasta la cafetería que estaba no muy lejos del teatro. Mientras Tomás pedía los cafés, me senté en una mesa que estaba cerca de la ventana. Miraba hacia el cielo, las nubes se estaban tornando de un gris claro a uno muy oscuro.
- Aquí está – me extendió el café.
- Gracias – Lo tome entre mis manos para calentarlas.
- Veo que lloverá – dijo mirando hacia fuera.
- Así parece – tomé un sorbo de mi café.
Cuando terminamos, nos dirigimos hasta donde estaba estacionado el auto y partimos rumbo hacía el condominio. Tomás había prendido la calefacción, ya que hacía muchísimo frio. En el camino no hablamos mucho, no era un silencio incomodo, sino que grato, era relajante.
- ¿Quieres que entre para dejarte fuera de tu casa? – preguntó.
- No, aquí está bien, muchas gracias por la invitación – le sonreí.
- Gracias a ti por aceptar.
- Adiós – me acerque a él para darle un beso en su mejilla, pero el tomo de mi rostro y me besó.
Sus labios se movían sobre los míos, los cuales no correspondían a los suyos. Al notarlo él se separo de mí. Estaba completamente atónita. Solo reaccione a abrir la puerta del copiloto y salir corriendo hacía la puerta del condominio, que para mi suerte estaba abierta.
Corría sin conocimiento alguno. Sabía donde estaba mi casa, solo eso tenía en mente. Entre y salude a la nada, no sabía si habían personas o no, yo solo corrí hasta mi habitación. Entre a mi baño y me encerré. Me pare frente al espejo y me mire por unos minutos. Abrí la llave y moje mi rostro un par de veces. Nuevamente me miré al espejo. Tomé una toalla y seque mi rostro. Salí del baño y me recosté sobre la cama.
¿Cómo fue que paso? Tan solo me descuide unos segundos, y paso lo que no quería que pasara. Mi prima tenía razón, tal vez yo no tenía otras intenciones, pero él sí con migo. Pero, ¿cómo? Apenas unos minutos antes le había dicho que tenía novio.
¡Tom! No puede ser… Me siento una completa traicionera. No fue mi culpa que él haya besado. No correspondí a su beso porque sabía que él no significaba nada más que un amigo. Aún así siento que he engañado a Tom.


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* ¡Hola chicas!, ¿cómo han estado?... Espero que bien. Sé que fue ayer, pero de igual manera les deseo una Feliz Navidad. Espero que lo hayan pasado muy lindo junto a su familia.
* El capítulo es algo corto, pero tengo pensado en subir uno mañana y bueno si no es así quedaría para el próximo día. Pero no se impacienten porque prometí subir más seguido, como ya saben he salido con vacaciones y tengo dos meses y medio para subirles capítulos :D.
* Siempre olvido mandarles un saludo a las lectoras que son de Colombia (no sé si habrá alguna), como notaron ocupe a Tomás como un personaje de ese país >.<
* No está de más repetir que son las mejores lectoras, gracias por su apoyo y sobretodo PACIENCIA, porque reconozco que soy lenta para subir capítulos x3. Adiós las adoro ♥.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Capítulo 24: “Esperaré lo que sea necesario”

Han pasado tres días desde que mamá dio a luz a Martín. Ella permaneció dos días en la clínica, pero hoy le dieron de alta.
Mi padre y yo nos levantamos muy temprano para ir en busca de ella. En la clínica mis padres antes de irse tenían que hablar con el doctor, tomaría tiempo, por esa razón salí a recorrer la clínica junto a Martín. Caminé hasta el casino, tenía la intención de saludar a Tomás. Por más que busque no lo encontré por ningún lado. Tomé asiento, ya me encontraba cansada, aún no me acostumbraba a tener a un bebé en brazos.
Acariciaba cuidadosamente sus suaves mejillas. Sonreía al ver como dormía. Realmente tenerlo junto a mí me hace sentir feliz.
- Es hermoso – escuche decir a mi espaldas.
Giré mi cabeza para ver a aquella persona. Ahí se encontraba a quien hace algunos minutos atrás buscaba.
- Tomás – exclamé al verlo.
- ¿Cómo estás? – pregunto sentándose junto a mí.
- Muy bien, gracias, ¿y tú?
- Feliz, muy feliz.
- ¿A si? ¿Por qué tan feliz?
- Bueno te contare, hace una semana atrás hubo una audición para una obra de teatro. Me llamo mucho la atención y bueno decidí participar. El jurado me dijo que me llamarían y darían la respuesta. Acaban de llamarme esta mañana y que crees… ¡Soy el protagonista! – exclamó con gran sonrisa.
- ¡No puedo creerlo! ¡Felicitaciones Tomás! Te daría un abrazo, pero como ves mis manos están ocupadas – reí
- Descuida….- sonrió - ¿(Tu nombre)?
- Dime – dije mientras arreglaba el gorrito de Martín.
- ¿Te gustaría… salir mañana? – pregunto con dificultad.
Lo mire por un momento. Su pregunta me había tomado de sorpresa.
- Me gustaría.
- ¿Eso es un si?
- Claro – sonreí
Así conversamos por un tiempo. Papá me había llamado diciéndome que me esperaba en el estacionamiento. Me despedí de Tomás y me paré con mucho cuidado para no despertar a Martín.
Cuando llegamos a casa mamá saludo a mi prima y Steban e inmediatamente se fue a dar una ducha. Yo con Martín en brazos me senté en el sillón junto a los chicos. Planeamos ir al centro comercial y salir a caminar, extrañábamos salir como solíamos hacerlo en nuestro país.
Le comente a mis padres sobre lo que teníamos planeado para hoy, ellos aceptaron y mi padre nos dio algo de dinero.
Fui hasta mi habitación, tome un bolso, en el eche las llaves, el dinero y mi celular. El día estaba nublado, así que me puse un abrigo y una bufanda.
Una vez listos salimos. Nos dirigimos a las afueras del condominio y tomamos un taxi.
- ¿Te gustaría que invitara a Rocío? – le pregunte a Steban mientras buscaba en mi celular el numero de ella.
- ¿Ro-cío…? Claro, claro, invítala – dijo tratando de mostrarse tranquilo.
Sonreí y le envié un mensaje a Rocío diciéndole que nos juntáramos en el centro comercial. Después de unos minutos llego su respuesta, sí iría.
Cuando llegamos al centro comercial mi prima y yo nos dedicamos a ver en las vitrinas la ropa de otoño. Nos probamos algunas prendas y terminamos comprándolas. Steban sólo se dedicaba a mirarnos y darnos su opinión, aun que no nos prestaba mucha atención, definitivamente ir de compras no era lo suyo.
Mientras pagábamos, Steban, quien estaba sentado, conversaba con una chica. No distinguí quien era, pero sabía como era Steban cuando se trataba de chicas, así que no le preste mayor atención.
Cuando salimos de la tienda lo interrogue.
- ¿Quién era esa chica? – Pregunte
- Oh nos viste, bueno ella es…
- ¡Hola! – saludo Rocío.
- ¡Rocío! – exclamé dándole un abrazo.
Rocío saludo a mi prima y luego a Steban, al momento de hacerlo sus mejillas se tornaron rosadas, Steban sólo sonrió pícaro.
Fuimos al patio de comidas ya que ninguno de los presentes habíamos almorzado. Comimos y charlamos un largo tiempo.
- ¿Me acompañarías al baño? – me pregunto mi prima con cara de “por favor”.
- Bueno – me dirigí a Steban y Rocío – Chicos iremos al baño, ustedes quédense aquí, no tardamos.
- Bueno – dijo Rocío.
Caminamos hasta el baño. Mientras que mi prima estaba en lo suyo, yo me lavaba las manos y me miraba al espejo. No mucho después llego al lado mío.
- ¿Tarde mucho? – pregunto lavando sus manos.
- No, nada.
- Oye, ¿Has hablado con Tom?
- No, no he podido hablar con él, pero ayer me envío un mensaje diciendo que tenía muchas entrevistas y que pasaba horas encerrado en el estudio junto a los chicos, que apenas tenía tiempo para respirar, pero me dijo que no me preocupara, que todos los día pensaba en mí y que si no me llamaba era porque no tenía tiempo.
- ¿Y eso no te afecta?, digo… ¿no te molesta o algo así?
- Claro que no, es parte de su trabajo y lo entiendo, no tendría por qué molestarme. Además no es necesario que me llame todos los días, él está ocupado. Claro que extraño hablar y estar con él, pero solo me queda esperar.
- Créeme estarán juntos muy pronto, el tiempo vuela y cuando menos te lo esperes lo verás – sonrió.
- Eso espero – me miré al espejo y me sonreí.
Ambas salimos del baño y nuevamente nos dirigimos al patio de comida, pero nos dimos cuenta de algo, ¡Steban y Rocío ya no estaban!
- ¿Dónde se abran metido? – pregunte.
Mi prima rió.
- ¿De qué te ríes?
- Hay querida prima, tu conoces mejor que nadie a Steban, y bueno a él le atrae Rocío, tú sabes que cuando él quiere algo hace lo posible por lograrlo y si a él le gusta Rocío, bueno hará lo posible por ganarse su corazón.
- Tienes razón, había olvidado de quien se trataba – ambas reímos.
- ¿Qué te parece si vamos a la playa? – propuso.
- ¿No crees que está muy helado para ir a la playa?
- Pero no iremos a bañarnos, sólo vamos a pasear, a tomarnos fotos, a divertirnos – sonrió - ¿Qué dices?
- Creo que me convenciste, vamos.
Salimos del centro comercial, caminamos hasta la parada de taxis. No tardamos mucho en llegar, el centro comercial se encontraba muy cerca de la playa.
Ambas caminábamos por la arena y recogíamos las caracolas que se encontraban votadas.
- ¡Mira que grande es esta caracola! – Exclame alzándola – Se la regalaré a Tom cuando vuelva de Alemania.
- ¡Yo le regalaré esta caracola a Gustav! – Exclamó y luego me miro, sus mejillas tomaron un color rojizo – Oh por Dios que he dicho – cubrió su rostro con sus manos.
- ¡Oh si que has dicho! ¿Te gusta Gustav?, pero yo creí que te gustaba Bill, no entiendo.
- Si, digo, no, lo que sucede es que me di cuenta de que me gusta Bill, pero no de esa forma, sino que me gusta como trata a las personas, ¿me entiendes?
- Si, creo que te entiendo, pero entonces dime, ¿cómo es eso de que te gusta Gustav? – pregunte sentándome en la arena.
- Bueno… - dijo sentándose junto a mí – Hace algunos días atrás estaba conversando con Bill, en ese momento llego Gustav y se integro a la conversación, Tom llamo a Bill y se tuvo que ir, dejándome sola con Gustav. Así fue como comenzamos a hablar, ambos tenemos muchas cosas en común y nos entendimos muy bien – ella sonrió – Desde ese día no he dejado de pensar en él, parece increíble, pero él llamo mi atención.
- ¡Mi prima se ha enamorado! – Exclamé feliz y la abrace – Gustav es un buen chico, estoy segura que se llevaran muy bien. ¿Sabes? Con todo esto me dan más ganas de que el tiempo pase y los chicos vuelvan.
- Tranquila mujer, mientras más pienses en eso y más lo desees, el tiempo se te hará más eterno.
Pasamos toda la tarde en la playa, nos divertimos muchísimo. Al volver a casa nos encontramos con Steban en la entrada del condominio.
- Creí que saldríamos todos juntos – dije recalcando el “juntos”.
- Lo siento, pero quería estar a solas con ella – se excuso.
- ¿Qué hicieron? – preguntó mi prima con cara pervertida.
- No les diré nada, no por ahora – rió.
- Ok, mejor entremos que está haciendo más frío – abrí la puerta y entramos.
Desde afuera podía oír los llantos de Martín. Papá se encontraba con él en brazos.
- Hola papá – saludé dándole un beso en la mejilla.
- Hola hija, me alegro mucho que hayas llegado.
- ¿Por qué lo dices?
- Tú madre fue al supermercado y aún no llega, antes de que saliera dejo durmiendo a Martín, pero ahora despertó y no sé que hacer.
- Pero, ¿qué tiene que ver eso con que haya llegado? – pregunté aún sin entender.
- Bueno, quiero que lo cuides por un momento – extendió sus brazos y deposito al bebé en los míos.
- Yo me aré cargo de este pequeño, descuida, a papá se le olvido cuidar a bebés, pero yo como tu hermana mayor te cuidare todo el tiempo – le decía a Martín, él solo me miraba, ya había dejado de llorar.
- Es increíble, ¿cómo es que puedes calmarlo y yo no?
- No lo sé, quizás él me quiere más que a ti – reí.
Cuando mamá había llegado le ayudamos a ordenar las cosas, luego preparamos la cena y comimos. Papá lavo la loza y los demás nos preparábamos para irnos a dormir.
Dormía tranquilamente, hasta que Martín comenzó a llorar. Luego pasos que iban y venían desde el primer piso, cantos para hacerlo dormir. Así fue repetido este acto más de tres veces por la madrugada.
Díez de la mañana, nuevamente lo mismo. Decidí levantarme y darme una ducha, larga, muy larga para despertar. Me vestí y maquille un poco, necesitaba cubrir todo el sueño que demostraba. Bajé al primer piso, directo a la cocina. Ahí estaban papá y mamá con mi hermano en brazos.
- Buenos días hija – saludaron mis padres.
- ¿Cómo dormiste? – pregunto papá.
- ¡Cómo dormí!, hay papá si a eso le llamas dormir, entonces dormí de maravilla – refunfuñé irónica.
- Lo sentimos hija, pero tendrás que acostumbrarte, así será hasta un par de meses más.
- Bien… creo que puedo aguantarlo, después de todo yo era la que con más ansias deseaba que naciera pronto – sonreí y puse mis manos en mi rostro.
- Si tienes sueño puedes dormir en la tarde – recomendó mamá dándome algunas tostadas.
- Creo que no podré – dije mientras me preparaba una taza de té.
- ¿Por qué, tienes algún compromiso? – pregunto mamá.
- Sí, me invitaron a salir.
- ¿Cómo es eso de que te “invitaron a salir”? ¿Quién te invito? – comenzó papá con sus interrogantes.
- Un chico – susurre tomando un sorbo de mi té.
- ¡Un chico! – Exclamó - ¿Qué chico?, ¿lo conozco?
- No, no lo conoces porque nunca fuiste al casino de la clínica.
- ¿En la clínica?
- ¿Cómo es él? ¿A qué se dedica? – preguntó mamá sonriendo, se veía interesada.
- ¡(nombre de tú mamá)!, ¡no me estas apoyando! – refunfuñó papá.
- (nombre de tú papá), tú hija ya no es una niña, pronto cumplirá diecisiete años.
- Pero, pero…
- Nada de peros.
Así hablamos hasta que terminamos. Más tarde bajaron los chicos, ya que al igual que yo no habían dormido casi nada en toda la noche.
Mis padres decidieron salir junto a mi hermano. Steban salió junto a Rocío al cine. Por mi parte yo me quede en casa con mi prima. Ambas estábamos en nuestras habitaciones. Había recibido una llamada de Tomás, quien me había preguntado la dirección ya que pasaría por mí. Sólo le dí la dirección del condominio. Él pasaría por mí a las seis de la tarde.
Después de hablar con Tomás mi prima había golpeado la puerta de mi habitación.
- ¿Puedo pasar? – pregunto desde afuera.
- Claro que sí, entra.
- ¿Qué haces? – se sentó en la cama, junto a mí.
- Hablaba con Tomás, ayer me invito a salir.
- ¿Si?, vaya. Cuidado eh, recuerda que tienes novio – sonrió.
- Lo sé y no engañaría a Tom, no quiero y no tengo pensado hacerlo.
- Tú no, pero cómo sabes si el tiene otras intenciones.
- Cómo crees, solo nos conocemos de hace cuatro días.
- Tiempo suficiente como para que alguien se enamore de ti. ¡Abre los ojos!, eres muy linda prima y cualquier hombre querría conquistarte.
- No quiero que pase eso, yo no siento nada por él, sólo tengo ojos para Tom y para nadie más.
- Lo sé, es por eso que te digo que tengas cuidado.
- Gracias, lo tendré en cuenta – le sonreí.
- Bueno, tocando otro tema, ¿sabes lo que pasará en dos semanas más?
- No, ¿qué pasará?
- ¡Será tu cumpleaños! – exclamó.
- Oh es cierto, lo había olvidado – reí.
- Creo que ya no te entusiasma cumplir años.
- No, no es eso, es solo que lo había olvidado.
- ¿Lo celebraras?
- No lo sé, creo que no, pero me gustaría muchísimo que para ese día Tom estuviera de vuelta en Los Ángeles.
Así pasé la tarde junto a ella. Cuando ya faltaba menos de las seis de la tarde comencé a alistarme. Una vez lista salí hasta la entrada del condominio. Me hubiera gustado mucho hablar con Evans, pero le habían dado unas mini-vacaciones.
Un auto rojo paro frente a mí. La ventana del copiloto comenzó a decender. Desde dentro del auto se encontraba Tomás, quien hacia señas para que entrara. Abrí la puerta del copiloto, me senté y salude a Tomás.
- ¿Cómo estás? – pregunto él.
- Bien, gracias – dije mientras abrochaba mi cinturón de seguridad.
En el camino no hablamos mucho, me dedique a ver el paisaje.
Tomás me había llevado a comer a un lugar muy bonito. Era una especie de restaurante, dentro de él era todo natural, lleno de plantas, flores, incluso había un pequeño estanque con peces.
El tiempo que estuve junto a él se me hizo muy grato. Me contaba diversas cosas de su país natal, Colombia. Por mi parte le contaba cosas de mi país. No paso nada fuera de lo normal, eso me gustaba, ya que le tomé un gran cariño a Tomás, un cariño de amigos.
Cuando volví a casa mis padres se encontraban cenando. Steban aún no llegaba de su salida con Rocío. Mi prima estaba en su habitación, así que decidí hacerle compañía.
- ¿Puedo entrar? – pregunte desde fuera.
- Claro – respondió ella.
Entre y cerré la puerta. Me senté en la cama junto a ella.
- ¿Cómo te fue? – pregunto ella mientras ojeaba una revista.
- Bien, la pase muy bien, Tomás es un buen chico y no paso nada fuera de lo normal.
- Por ahora todo va bien, espero que siga así – rió.
- Y tú, ¿qué hiciste toda la tarde? – pregunté mientras veía como miraba la revista.
- Pues, salí a un quiosco y compre dos revistas, cuando llegue pretendía leerlas, pero Gustav me llamo por celular y bueno, charlamos por un largo rato – sonrió con la típica sonrisa de enamorada.
- Oh con que Gustav… - la molesté - ¿Cómo está?
- Él está bien, dijo que los días habían sido muy agotadores, pero hoy tuvieron un pequeño descanso por la tarde.
- Que bien – me senté en la cama, frente a ella - ¿Qué lees?
- No lo sé, acabo de comenzar a ver esta revista, si quieres puedes ver la otra – dijo pasándome la revista que se encontraba a su lado.
Comencé a hojear la revista. Salían muchas cosas de Hollywood. Las próximas películas que se estrenarían en el cine, famosos, etc.
- ¡Mira! – Exclamó mi prima mostrándome su revista - ¡Son los chicos!
Mire las páginas. Ahí se encontraban unas fotografías de los chicos. En una de ellas salían ellos con la entrevistadora.
- ¿Qué dice? – pregunté.
- Veamos… El título dice: “Tokio Hotel prepara nuevo álbum”… El subtitulo dice lo siguiente: “Después de meses han vuelto Bill y Tom a Alemania. Además junto a ellos llegaron Gustav y Georg, quienes habían pasado unas vacaciones en Los Ángeles”.
Ahora comienza la entrevista, ¿quieres que la lea?
- Claro, continua.
- Bien… La entrevistadora les pregunta a los chicos cómo se sienten después del largo viaje que tuvieron. Bill respondió que se sienten muy bien y contentos de haber llegado a su país natal, aun que el viaje fue agotador, pero aún así llegaron con muchas energías.
La siguiente pregunta dice: “Han comenzado a trabajar en un nuevo disco, ¿qué pueden contarnos?”.
Bill respondió: “No podemos contar mucho, ya que solo hemos comenzado a trabajar hace apena unos días, pero podemos decirte que será muy diferente a los álbumes anteriores. Nos dedicaremos mucho a él, queremos que quede increíble.” Entrevistadora: “Bill, veo que te has cortado más el pelo, ¿por qué decidiste cortártelo?”.
Bill: Bueno, quería cambiar el look, tu sabes, me gusta cambiar mucho, experimentar cosas nuevas. Hay veces en que me aburro y me digo “bien Bill veamos cómo queda esto”, y lo hago.
Entrevistadora: ¿Qué opinas acerca de este look Tom?
Tom: Creo que Bill quiere verse lindo, quiere parecerse más a mí, pero es algo imposible, todos saben que soy más hermoso que él.
Entrevistadora: ¿Crees que Bill es feo?
Tom: Claro (todos ríen)
Entrevistadora: ¿Ustedes que opinan? (A Georg y Gustav)
Georg: Creo que Tom está loco, todos saben que soy el más lindo del grupo.
Bill: Estoy de acuerdo.
Gustav: También yo.
Entrevistadora: Bien… Han estado mucho tiempo fuera de cámaras y de la televisión. En ese tiempo, ¿alguno de ustedes ha conocido a alguien especial? (Se forma un silencio. Ellos se miran entre si y luego ríen)
Bill: Por el momento no, aún estoy en busca del amor de mi vida.
Georg: Yo ya tengo a mi novia.
Entrevistadora: ¿La amas?
Georg: Muchísimo (Sonríe)
Entrevistadora: Y tú Gustav, ¿alguien especial?
Gustav: Por el momento no, aún.
Entrevistadora: Tom, ¿qué me dices tú? ¿Aún sigues con “el amor de una noche”?
Tom: No, creo que eso quedo en el paso.
Entrevistadora: ¿Por qué? ¿Algún motivo especial?
Tom: Sí, así es, pero por ahora no diré nada.
- Espera – dije antes de que siguiera leyendo.
- ¿Qué pasa? – pregunto ella.
- Me están llamando – miré la pantalla de mi celular – Es Tom, ya vuelvo – Me paré y me dirigí a mi habitación.
- Hola Tom – saludé mientras cerraba la puerta.
- Hola linda, ¿cómo estás?
- Muy bien, y ¿tú?
- ¡Genial!, me acabo de enterar de algo muy importante.
- ¿A si?, ¿de qué cosa?
- ¡Que en dos semanas más es tu cumpleaños! - exclamó.
- A eso, sí, así es.
- ¿No te emociona?
- Claro que si, pero…
- Pero, ¿qué?
- No estarás presente… Me hubiera gustado mucho que estuvieras ese día junto a mí.
- Lo siento mi pequeña, pero no sé cuanto tiempo tardaremos en preparar todo.
- Lo sé, no te preocupes Tom. Esperaré lo que sea necesario.
- Eres tan linda, no sabes cuanto deseo tenerte junto a mí.
- También yo… Tom.
-¿Si?
- Antes de que me llamaras mi prima me estaba leyendo una entrevista que tuvieron hace poco.
- Oh, si ya leíste esa parte en donde la entrevistadora me preguntó si tenía a alguien especial y no dije nada no fue porque me diera vergüenza o algo así. No quise decir nada porque si se llegan a enterar de que tengo una relación seria no descansarán hasta averiguar quién es mi novia y, no quiero que te molesten. Por el momento, quiero mantenerlo fuera de prensa. No te molestes por favor.
- ¿Cómo molestarme?... Gracias Tom, realmente te preocupas mucho por mí. Y con respecto a nuestra relación, no te preocupes, si prefieres mantenerlo fuera de prensa y todo eso, por mi no hay problema, es tu decisión.
- Gracias por entenderme linda…
Minuto tras minuto pasé hablando con la persona que más quiero. El tiempo vuela cuando hablamos. No podemos medir límites, es algo imposible. Si no fuera por el bostezo que escuchó Tom salir de mi boca aún estaría hablando con él. Pero me obligo a que durmiera.
Antes de irme a la cama, baje al primer piso en busca de mis padres. Ellos estaban en la cocina, conversando.
- ¿Puedo hablar con ustedes? – pregunté.
- Claro – respondieron.
- Quería hablarles sobre la escuela, me gustaría volver, ¿creen que sea posible?
- Justamente hablábamos de eso y queríamos saber si querías ir mañana a la escuela, queremos hablar con el director nuevamente para ver si puedes ingresar – menciono papá.
- Entonces, mañana mismo iremos.
- A las diez de la mañana tienes que estar lista – dijo mamá.
- Bien, entonces me iré a dormir. Adiós, los quiero.
Me despedí de mis padres e inmediatamente subí al segundo piso. Me despedí de mi prima y me disculpe por haberla dejando sola. Steban estaba duchándose, por lo que no entre a despedirme de él.
Una vez con mi pijama puesto acomodé las frazadas y me acosté. Mañana será un nuevo día…
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- Oh chicas lamento muchísimo la tardanza. De verdad, me avergüenzo mucho >.<. Mis razones tengo por haberme demorado tanto tiempo. La primera es porque se llevaron mi computador por más de una semana. El otro motivo fue porque estaba preparando una presentación que tuve para el día de mi licenciatura, gracias a Dios salió todo hermoso. El capítulo lo tenía casi listo, pero por el motivo de que se llevaron mi computador no puede seguir escribiendo. Espero que entiendan y que no se enojen. Les informo que ya he salido con vacaciones, así que… ¡Subiré más seguido!

- ¡Chicas! ¿Qué les parecen las nuevas fotos que han salido? ¿No creen que son lindas? Sinceramente me encanta el color de pelo de Bill *-* Y por Dios, ¡su abdomen! Cada día me sorprende más y más Bill. También me alegro muchísimo de saber que Gustav y Georg están bien, porque no sabíamos mucho de ellos.
Eso sería chicas, que tengan lindos días, cuídense mucho y espero que les guste el capítulo, porque la verdad a mí no me gusto, pero pronto se vendrá lo bueno, así que esperen… Son las mejores lectoras del mundo, las adoro ♥, adiós.




(No sé ustedes, pero a mí me encanta esta foto *-*)

viernes, 25 de noviembre de 2011

Capítulo 23: “Nuevas personas”

Cinco de la madrugada. Han pasado dos horas desde que llegamos a la clínica. Mamá aún no da a luz. Papá no deja de dar vueltas por la sala. Se ve nervioso.
Mi prima y Steban se han quedado dormidos en sus asientos. Por mi parte, estaba sentada mirando a papá.
Una enfermera había salido de la sala de parto. Buscaba con la mirada a alguna persona. Al vernos se acerco a mi padre.
- ¿Familia (tu apellido)? – pregunto ella.
- Sí – afirmo papá - ¿Pasa algo?
- Al parecer su esposa ya está lista para dar a luz, ¿entrara?
- Claro, claro – papá sonrió.
- Entonces, sígame por favor –Ambos se alejaron.
Esta vez me sentía nerviosa. No sabía con quién hablar, estaba prácticamente sola. Busqué en el bolsillo de mi abrigo algunas monedas. Me pare de mi asiento y comencé a buscar el casino de la clínica. Tarde en encontrarlo, ya que nunca antes había estado en aquel lugar.
- ¿Qué se le ofrece señorita? – preguntó amablemente un joven.
- Quisiera un starbucks coffee por favor – Pedí mientras sacaba el dinero.
- Sale en un momento.
Mientras lo preparaba, miraba a las personas que se encontraban en ese lugar. Sus rostros se veían preocupados, agotados. Realmente era algo deprimente verlos.
- Aquí está – dijo estirando sus manos hacia mi.
Pagué, le agradecí y salí de ahí. Camine hasta la puerta de vidrio, la cual daba al jardín de la clínica. Afuera hacía mucho frío, aún era de madrugada, todo estaba oscuro. La hermosa luna y algunos faroles eran los que iluminaban aquel lugar. Me senté en una banca, ubicada junto a uno de los faroles.
Así estuve, mientras tomaba mi café.
- ¿Qué hace una señorita tan linda aquí sola?
Giré mi cabeza hacia la derecha. Ahí se encontraba el mismo joven que me atendió hace algunos minutos atrás.
- ¿Te conozco? – pregunté mirándolo extrañada.
- Me llamo Tomás - se presentó - ¿y tú?
¿Qué diablos? ¿Otro Tom?
- (Tu nombre) – respondí después de un rato.
- ¿Por qué esa cara?, ¿Tiene algo malo mi nombre?
- No, no es eso. Es… olvídalo, no es nada – sonreí
- Olvidado – sonrió también - ¿De dónde eres? – preguntó sentándose a un lado mío.
- No vivo muy lejos de aquí – hice una pausa y reí torpemente – la verdad es que aún no sé cómo se llama el lugar.
- Eso significa que no eres de aquí. Bueno yo tampoco – giré mi rostro hacia él, para poderle ver mejor – llegue a Los Ángeles hace tres meses atrás.
- ¿Si?, vaya y de dónde vienes, digo si es que puedo saberlo.
- Soy de Colombia – sonrió dejando ver sus blancos dientes.
-¿Entonces no hay problema que hablemos en nuestro idioma? – dije en español.
- Ninguno – respondió de igual manera
- ¿Por qué decidiste venir aquí? – pregunté, luego di un sorbo a mi café.
- Bueno, vine en busca de una nueva oportunidad. Mi sueño es ser actor y creí que sería bueno comenzar en esta ciudad, pero primero quise trabajar para tener algo de dinero.
- Entiendo, espero que tengas éxito, creo que podrías llegar a ser un buen actor.
- Gracias, eres muy dulce.
- Bueno, ya tengo que entrar, mi madre está a punto de dar a luz – me paré.
- ¿Quieres que te acompañe? – preguntó.
Por un momento dudé, pero parecía ser buena persona, así que acepte.
Caminé rápidamente, había pasado mucho tiempo afuera y quizás mamá ya había dado a luz. Cuando llegue a la sala en la que estábamos, mi prima y Steban se encontraban despiertos.
- ¿Ya nació? – pregunté con la respiración agitada.
- No lo sabemos, tu padre aún no ha salido – respondió mi prima.
En ese momento sale una enfermera y se acerca a nosotros.
- ¿Tu eres (tu nombre)? – me pregunto.
- Sí, soy yo, ¿pasa algo?
- Acompáñame por favor.
Ella caminaba y yo la seguía por detrás.
- Este es el cuarto en donde están tu madre y tu padre, cuando estés lista puedes entrar – dijo ella y luego se retiro.
Tome la minilla, antes de entrar respiré profundo. Lentamente abrí la puerta. La luz del interior me cegó, provocando que arqueara las cejas.
- Hija, entra – dijo papá.
Cuando pude acostumbrarme a la luz, entre y cerré la puerta. Miré a papá quien sonreía como nunca antes lo había visto. Me acerque a ellos.
Ahí estaba. Pequeño, frágil, hermoso. Mi hermano.
Sentí algo inexplicable. Después de esperar nueve meses, por fin lo tenía ante mí.
- Te presentamos a tu hermanito, Martín.
Su nombre resonaba en mi mente. Estaba completamente hipnotizada. Mi atención estaba en él y en nadie más. Tanto así que no sabía quien me lo había presentado.
-¿Puedo tomarlo? – Pregunté
- Claro que si – dijo mamá.
Con mucho cuidado lo tome. Ahora oficialmente lo tenía entre mis brazos. Es tan pequeñito, su piel limpia y suavecita. Una sonrisa de dibujo en mis labios.
- Hola pequeño, soy tu hermana mayor. ¿Sabes algo?, estoy muy feliz, porque esperé nueve meses para verte y hoy por fin puedo hacerlo.
La verdad es que no sé por qué razón le hablaba, era estúpido porque no entendía nada..
Un flash interrumpió mis pensamientos. Papá me había sacado una fotografía.
- Para el álbum de recuerdos – dijo él.
Después de estar un rato junto a ellos salí. Me dirigí hasta la sala en donde estábamos esperando.
- Ya pueden entrar – le dije a mis visitantes.
Ellos emocionados se pararon y se dirigieron al cuarto en donde estaba mamá.
- Lamento haberte hecho esperar – me disculpé con Tomás.
- No te preocupes, ahora tengo que volver a trabajar, mi turno de descanso acabo. Te veo luego – hizo una seña de adiós con su mano y se fue. Tomé asiento y esperé a que salieran mi prima y Steban.
Mientras lo hacía veía como llegaba una camilla con una joven en ella. A su lado se encontraba también un chico. Él quería entrar con ella, pero los doctores se lo impidieron. Él resignado se sentó en una de los asientos que se encontraban frente a mí. Apoyó sus brazos sobre sus piernas y llevo sus manos a la cara. Se veía bastante mal. Me puse de pie. Quise salir para dejarlo solo, pero por alguna sentía que él necesitaba compañía. Impulsada por mis sentimientos me acerqué a él.
- ¿Puedo ayudarte en algo? – pregunté acuclillándome frente a él.
- No lo creo, vete – respondió algo cortante y molesto.
- Bien, así lo aré – me levante y voltee.
- No, espera… - dijo – Lo siento, no quise responderte de esa manera.
- No te preocupes – nuevamente me acerqué a él, pero esta vez me senté a su lado – Entonces, ¿puedo ayudarte en algo?
- Necesito que alguien me escuche. No sé si te gustaría oír mi historia es algo que no debe importarle a la gente, la verdad es que a nadie le importo…
- Puedo ser la excepción, yo sí quiero escucharte, soy todo oídos – le sonreí, dándole a entender que sí podía confiar en mí.
- Fue hace dos años atrás… Vivía junto a mis padres y mis dos hermanos. Éramos en ese entonces una familia muy feliz. Hasta que paso lo peor… Mis hermanos se enfermaron, los doctores decían que era algo pasajero, pero no fue así. Poco a poco ellos se fueron debilitando, eran casi irreconocibles. A los pocos meses fallecieron… Mi… mi madre no lo pudo aceptar. Es por esa razón que entró en una terrible depresión, teniendo el mismo destino que mis hermanos. Mi padre y yo no lo pudimos soportar. Paso un año desde el incidente. Él y yo poco a poco fuimos cobrando fuerzas y salimos adelante. Por cosas de trabajo él viajo a Italia, dejándome al cuidado de mi tía. Ella es un verdadero monstruo, no merece ser llamada tía. Mis días cada día se hacían más tristes, solitarios. Hasta que conocí a Sally, ella venía de Inglaterra. Ella cambió radicalmente mi vida, ilumino mis días, me dio su amor, como nunca nadie lo había hecho. Mi tía cuando la conoció la odio al instante. Un día estábamos Sally y yo en mi cuarto y bueno… nos entregamos. Realmente fue algo hermoso, pero no tuvimos precaución. Jamás sospechamos de algo así, hasta que le comenzó crecer su vientre. Mi tía cuando la vio quedo paralizada. Me echo de su casa y a Sally también. ¿Sabes que se siente tener a la mujer que más amas embarazada y viviendo en la calle? Pasando frío, aguantando las fuertes lluvias, aguantando ver aquellas miradas de lastima. Cuando ella cumplió cinco meses de embarazo pude arrendar un pequeño cuarto en el cual pudimos vivir. Trabajé día y noche para su bien estar. Pero por causa de las condiciones en que antes vivíamos ella con frecuencia se resfriaba. El doctor nos advirtió que si no se cuidaba el bebé podría nacer con alguna enfermedad o simplemente morir antes o durante el parto. Ella… ella se cuidó mucho, pero aún así el bebé se adelanto. En estos momentos está por tener a la bebé, pero solo tiene siete meses, aún es muy pequeña. Como desearía estar con Sally, darle mi apoyo en todo momento, pero no puedo entrar… - él chico finalizo rompiendo en gran llanto. Durante todo el momento en que hablo, sus labios temblaban, trataba de evitar llorar, aún así sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Pero al finalizar, estallo en llanto. No pude evitar llorar mientras me contaba todo. Él había pasado por cosas terribles, pero a pesar de eso siguió luchando por el amor que les tiene a su amada y a su bebé. No me importo conocerlo hace algunos minutos, en estos momentos necesitaba a alguien, necesitaba apoyo, cariño, y yo era la única persona que en estos momentos podía hacerlo. Lo envolví con mis brazos. Él inmediatamente correspondió a mi abrazo.
- Tranquilo, por lo que me contaste tu vida no ha sido la mejor, pero ¿sabes algo? – Él se separo de mi y me miro a los ojos, esperando la respuesta – No todo está perdido. Dicen que después de todo lo malo, vendrá lo bueno. Sé que tu bebé saldrá bien después del parto. No sé como pero lo presiento.
- ¿Sabes algo?... Si mí hija sale viva después de esto, prometo que lucharé por su bien estar, por su salud, su educación. Aún no soy todo un adulto, solo tengo diecinueve años, pero eso no me es una dificultad, por ella y por Sally lo haría todo.
- Créeme, tu hija vivirá. ¿Y sabes que pienso?
- ¿Qué? – Preguntó
- Que ella estará orgullosa de tenerte como padre. Estará orgullosa de saber que su padre lucho por darle lo mejor a ella y a su madre.
Él chico sonrió, unas lágrimas cayeron de sus ojos, pero las seco rápidamente.
- Muchas gracias…. Lo siento pero, cuál es tu nombre – preguntó apenado.
- Oh – sonreí – Me llamo (Tu nombre)
- Muchas gracias (tu nombre), por darte unos minutos en escucharme siendo un completo extraño para ti.
- No tienes que agradecerme… eh….
- Derek – completo riendo.
- Derek – repetí – No tienes que agradecerme, fue un gusto oírte y ¿sabes algo? No me importo que fueras un “completo extraño” como dijiste. Cuando te vi me di cuenta al instante que eras una gran persona. Y veo que no me equivoqué.
- Derek Johnson – llamo una enfermera.
Inmediatamente giré mi cabeza y mire a Derek. Él paso saliva y me miro asustado.
- Tranquilo, todo saldrá bien – le tomé el hombro.
Él solo asintió. Se paro y camino hasta donde la enfermera. Ambos pasaron al pasillo de emergencia perdiéndolos de vista.
Mire el reloj que se encontraba en la sala. Eran las siete de la mañana. Ya comenzaba a tener hambre, solo había tomado un café. En ese instante se acercan a mi Steban y mi prima.
- ¿Tienes hambre? – preguntó mi amigo.
- Si y mucha – dije tomando mi estomago.
- Entonces vamos al casino a tomar desayuno, tu padre nos dio dinero – mencionó mi prima.
- ¿Él no ira? – pregunté extrañada.
- Dijo que iría después, quiere estar con tu madre y Martín.
Caminamos hasta el casino. Buscamos una mesa vacía y nos sentamos. Llego un hombre de edad y pidió nuestra orden. Para ser un casino tenia aspecto a restauran. Pedimos nuestra orden y comenzamos a comer.
- Rayos olvido mi cuchara, ¿cómo se supone que tomaré mi té?
- Con la mano – dijo Steban.
- Si claro… Ya vengo – me paré y camine hasta el mesón.
Ahí se encontraba Tomás.
- Tomás, ¿me podrías dar una cuchara?
- Claro que si – sonrió y busco una cuchara – Toma aquí tienes.
- Muchas gracias… ¿A qué hora termina tu turno? – pregunté por curiosidad.
- A las ocho – dijo - ¿Por qué?
- Curiosidad…
- ¡(Tu nombre)! – Gritó mi prima - ¡Ven rápido!
- Discúlpame – le dije a Tomás y caminé hasta donde estaban sentados - ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas tanto?
- ¡Mira la televisión!, es una canal internacional, solo tienes que leer los subtítulos – dijo ella apuntando al televisor.
Me senté y mire a la televisión que estaba colgada cerca de nosotros.
“Los rumores eran ciertos. Después de tres meses la banda Tokio Hotel ha vuelto a Alemania. Luego de diez horas de viaje la banda aterrizo esta tarde en el aeropuerto de Hamburgo. Los chicos se ven bien, al parecer las pequeñas vacaciones que tomaron no les hicieron nada de mal. Después de muchos meses fuera de sus hogares Gustav y Georg vuelven, y se ven muy contentos. Y que decir los de los hermanos Kaulitz, quienes también se ven muy contentos de pisar su tierra natal después de muchísimo tiempo, ya que como sabemos se mudaron hace más de un año a Los Ángeles.
Esta es una fotografía que pudimos captar cuando llegaron esta tarde al aeropuerto. Muy pronto tendremos la oportunidad de tener una entrevista con ellos, hasta entonces solo habrá que esperar….”
- Se ve feliz – mencionó Steban.
- Creo que extrañaba su país, cualquiera que pasa mucho tiempo lejos de su país lo extrañaría – dije echándole azúcar a mi taza.
- Que lindo se veía Bill en la foto – dijo mi prima.
Steban y yo dirigimos nuestra mirada hacia ella. La miramos algo sorprendidos. Ella se ruborizo y tapo su rostro con sus manos.
- Creo que a alguien le gusta Bill – dijo Steban mordiendo un pedazo de pan y mirando hacia otro lado.
-¡Qué! – Exclamo ella - ¡Estas loco!
- ¿Yo loco?, crees que porque digo la verdad voy a estar loco ¡Estas muy equivocada querida amiga! – rió burlón.
- Eres un maldito…
- ¡Paren! – Interrumpí – no pueden ponerse a discutir aquí, es una clínica.
Ambos se callaron. Tranquilamente comenzamos a comer nuestro desayuno.
Cuando terminamos, Steban y mi prima salieron al jardín a tomar aire. Yo me quede viendo la televisión. “¡(Tu nombre)!” gritaban a lo lejos. Voltee y con la mirada comencé a buscar a la persona que llamaba a mi nombre. Era Derek.
- Por fin te encuentro – dijo agitado.
- ¿Qué paso? – Pregunté
- Lo que… pasa… es…
- Espera, espera – interrumpí – Primero respira y luego me dices bien.
Así lo hizo. Respiro profundo un par de veces y luego prosiguió.
- ¡Tenias razón! – Exclamó - ¡Ella está bien! Nació perfecta, no tiene nada malo. Y Sally también está bien – decía él con una felicidad que podía distinguir a kilómetros.
- ¡En serio! ¡Vaya! Te felicito Derek – me paré y lo abracé, él correspondió.
- Gracias a Dios todo salio bien, no sabes lo feliz que estoy – se separo – Ahora volveré con ella, te veo pronto.
- Adiós, nos vemos.
Busque el dinero que me había pasado mi prima y camine hasta la caja. Pague todo y agradecí. Cuando pretendía irme, Tomás me llamo.
- ¿Qué pasa? – pregunté confusa.
- Me… ¿me darías tu numero de celular? – preguntó rascando su cuello.
- Claro… - le dicte mi número – En estos momentos no lo traigo con migo.
- Te enviaré un mensaje con mi nombre para que sepas que soy.
- Bien…Ahora me voy, tengo que volver con mi familia.
- Claro, nos vemos pronto.
Sólo le sonreí y salí de ahí. Camine por los pasillos de la clínica, hasta que llegue a la salita. Ahí estaba mi prima.
- ¿Por qué tan sola? – pregunté sentándome a su lado.
- Steban fue al baño.
- Hija – llamó papá desde el pasillo.
- ¿Si? – me acerqué a él.
- Creo que sería bueno que vuelvan a casa, necesitan descansar. Han estado mucho tiempo aquí y no han dormido bien. Nosotros estaremos bien. Aquí tienen dinero para un taxi.
- Gracias papá, nos vemos pronto – besé su mejilla.
Le comunique a mi prima lo que me había dicho papá. Buscamos a Steban y luego fuimos a tomar un taxi.
Una vez que llegamos a casa nos dirigimos cada uno a nuestras habitaciones. Tomé una larga ducha y luego me puse mi pijama, quería dormir, me sentía cansada…
Cuando desperté eran las cuatro de la tarde. Había dormido lo suficiente. Me levante, mientras me vestía escuchaba música. Una vez lista, comencé a buscar mi celular. No lo encontraba por ninguna parte. Recordé que lo había dejado en el abrigo que había usado el día anterior. En efecto, ahí se encontraba. Mire la pantalla, tenía dieciséis llamadas perdidas de Tom.
Pensé en llamarlo, pero la diferencia de horarios era un problema. Así que decidí enviarle un mensaje, dándole mis disculpas por no haberle contestado, que pronto le explicaría. Lo envíe y deje el celular sobre el mueble que estaba junto a la cama. Me paré, pero el celular comenzó a vibrar. Mire la pantalla y sonreí estúpidamente
- Lamento haberte despertado – me disculpé.
- No importa hermosa, sabes que para ti estoy disponible en todo momento – pronunció su ronca y hermosa voz.
- ¿Cómo llegaste?, hoy te vi en la televisión. Te veías muy lindo sonriendo.
- ¿A si? – rió - ¿Solo sonriendo?
- Si, solo sonriendo – reí.
- Bien, solo esta vez no discutiré eso porque me tienes preocupado, ¿qué te paso?, ¿por qué no contestabas?
- Oh, lo que sucede es que hace algunas horas atrás estaba en la clínica….
- ¡¿Te paso algo?! – Interrumpió
- No Tom, déjame terminar.
- Bien, continúa…
- Estuve en la clínica desde las tres de la madrugada hasta las ocho de la mañana, porque mi madre dio a luz a mi hermanito – dije aún emocionada.
- ¿En serio? ¡Vaya! Ha nacido mi pequeño cuñado – exclamó.
- Así es, estoy muy feliz.
- Me imagino mi pequeña – escuché como bostezaba.
- Bueno, hablaremos otro día, continua durmiendo.
- No, no, yo quiero hablar con tigo.
- Pero Tom, acabas de tener un viaje muy largo, necesitas descansar, pronto hablaremos.
- Bueno, solo esta vez te obedeceré – dijo con una voz de niño pequeño.
- Adiós Tom, duerme bien.
- Soñaré con angelitos, ¡Oh pero que digo! Creo que ya estoy soñando porque estoy hablando con uno.
- Quizás sea una pesadilla, ¡cuidado que te comeré!
- ¡No!, los angelitos no comen y no es una pesadilla – refunfuño.
- Ok Tom, ahora duerme.
- Así lo aré hermosa, adiós. Te amo mucho.
- También yo.
Tom tiro un beso y luego corto.
Durante la tarde ordene la casa junto con mi prima y Steban. Tratamos de dejar lo más limpio y ordenado posible para que cuando mi madre volviera a casa no hiciera nada y solo se dedicara a cuidar a Martín.
Este será un día inolvidable, no solo porque nació mi hermanito, sino que también porque conocí a nuevas personas, las cuales son muy buenas, cada uno con una historia diferente, con metas distintas. También sé que Tom y los demás chicos han llegado bien a Alemania, que en estos momentos descansan, para mañana comenzar con su trabajo que es crear música. Música la cual las fans pronto conoceremos y cantaremos…
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¡Hola a todas! Ahora tarde menos en subir :D jajajaja, bueno la razón es que hoy salí más temprano de clases y tuve tiempo para escribir un capítulo, espero que les guste. Gracias por sus comentarios y por su paciencia, realmente son las mejores lectoras *-*.

¿Saben algo?, quisiera compartirles algo que para mí es MUY importante. Mañana sábado 26 de noviembre se cumple un año desde que Tokio Hotel vino a Chile (mi país). Un día tan esperado por tantas fans chilenas. Ellos estuvieron cuatro días en Chile *-*, saben es algo tan emocionante, pero triste a la vez. Se preguntaran el por qué, bueno… lo que sucede es que yo no pude ir T.T , en ese entonces conocía a Tokio Hotel pero no era tan fanática como lo soy ahora, y saben… me arrepiento TANTO :’( . Pero estoy muy feliz por aquellas que sí cumplieron su sueño y los conocieron. El concierto fue el 28 de noviembre y tengo una amiga que fue *-* y los vio y dijo que eran hermosos en persona, altos y muchas cosas más. Cuando ella me cuenta como fue, imagino que yo también pude haber estado ahí :(… Pero yo sé que vendrán nuevamente, bueno eso espero… Y si es así iré, mi mamá me lo prometió porque sabe que me encantan *u*. Bueno eso era lo que les quería compartir, sé que muchas de ustedes tuvieron la oportunidad de verlos y sentir esa emoción inexplicable y eso me pone muy feliz *-*. Y para las que no pudieron ir, les digo que no pierdan las esperanzas, pronto saldrá su nuevo disco y comenzaran nuevas giras y deseo de todo corazón que su país y el mío estén incluidos. Adiós Aliens, son las mejores y ¡QUE VIVA TOKIO HOTEL! ♥

PD: disculpen las faltas ortográficas, pero la emoción es difícil de controlar, sobretodo si se trata de los alemanes más hermosos y talentosos del mundo jaja >.<.


(Esta es una foto del concierto. 28/11/10)

domingo, 20 de noviembre de 2011

Capítulo 22: “Unos se van y otros llegan…”

Fue un día inolvidable. Un día especial, en donde solo existíamos él y yo, el resto no importaba. Será un momento más que conservare en mi memoria. Un momento más de los que he vivido junto a él. Los más hermosos. Únicos…
¿Extrañarlo?, claro que sí. No sé que aré sin él. Tengo a mi familia, a mis amigos, pero, no es lo mismo. Él le da un toque especial a mi vida.
Jamás creí sentir esto, lo amo.
- Creo que hemos llegado muy temprano, ¿no crees? – preguntó Tom mientras entrábamos a mi casa.
- Al parecer sí, pero solo son las nueve. Papá ya se ha ido a su trabajo, solo están mi madre, mi prima y Steban – mencioné
- Steban… - murmuro entre dientes
- Sí Tom, Steban, mi mejor amigo – recalqué las últimas palabras.
- Claro, lo sé…
- ¿Qué pasa Tom? – pregunté notando su molestia.
- Nada…
- No puedes estar molesto por nada, dime – enfoqué mi mirada en la suya.
- No quiero que estés con él, no ahora que estaré lejos de aquí, no puedo estar tranquilo sabiendo que él estará junto a ti – dijo bajando su mirada.
- Pero Tom…
- No soporto la idea de que él esté cerca de ti, mientras que yo estoy a miles de kilómetros lejos de la persona que más quiero – continuó aun con su mirada baja.
- Tom – alcé mis manos y tome de su rostro- Steban y yo solo somos amigos, ¿entiendes? Para mi él nunca será más que un gran amigo. La única persona que en estos momentos ocupa mi corazón, la única persona que me hace sentir algo especial en mi interior, él único que me hace volar a las nubes con sus caricias, besos y abrazos eres tú, y nadie más que tú Tom.
Él subió su mirada encontrándose con la mía. Una tierna y hermosa sonrisa de dibujo en sus labios. Sus grandes y cálidas manos tomaron de mi rostro, acariciándolo con sus pulgares. Besó mis labios muy delicadamente. Separo sus labios de los míos lentamente, luego dio un pequeño beso en mi nariz y rió.
- Lo siento mi pequeña, es solo que… no quiero alejarme de ti, no ahora que lo nuestro acaba de iniciar…
- Tom – lo interrumpí – Yo no me iré de aquí, no te preocupes. Piensa que los días pasarán muy rápido y no nos daremos cuenta cuando nuevamente estemos juntos.
La verdad es que no sé cómo decía eso, no soportaría ni un solo día sin escuchar su ronca voz, sin ver sus hermosos ojos, sin sentir su respiración. Ni yo misma me creía mis propias palabras…
Sentí sus brazos rodear mi cintura, y su cabeza posarse sobre la mía.
- Veo que ya llegaron – dijo mamá entrando al living - ¿cómo lo pasaron?
- Fue el mejor día de mi vida – le sonreí a mamá mientras me separaba de Tom
- También lo fue para mi – respondió él.
- Me alegro muchísimo… ¿Sabes hija?, ayer tu padre me pregunto el por qué de tu ausencia, y bueno… mentí, le dije que unas amigas te habían invitado a su casa, ya que hace mucho tiempo que no las veías, así que si tu padre te pregunta algo con relación a eso, le dices que es cierto.
- Oh… gracias mamá, por… cubrirme.
- Bueno, tenía que hacerlo, o sino tu padre en estos momentos quién sabe que habría hecho. ¡Imagínate!, quizás en estos momentos no tendrías a Tom a tu lado – rió.
- No quiero siquiera imaginar lo que hubiera hecho papá - mire a Tom quien hizo un gesto de terror.
- Bueno, los dejaré solos, creo que mi presencia está demás – mencionó mamá saliendo hacia el pasillo.
- ¿Cuándo nacerá? – preguntó Tom.
- ¿El bebé?... Según los doctores podría nacer esta o la próxima semana.
- Y… ¿qué será?
- Será hombre – sonreí – No sabes cuanto deseo que nazca pronto, solo quiero verlo, abrazarlo, en fin.
- Solo ten paciencia, por ahora, tendrás que conformarte con abrazarme – Rodeo mi cintura con sus brazos y besó mi mejilla.
- Creo que llegue en un mal momento – dijo mi prima retrocediendo
- No te preocupes, ya me iba – dijo Tom – Luego pasaré por ti bonita, los chicos quieren verte antes de irse – susurro en mi oído.
- Te acompañaré hasta la puerta – ofrecí caminando por delante de él.
- Adiós nos vemos pronto – le dijo Tom a mi prima quien se dirigía a la cocina.
- Adiós que tengas buen viaje – respondió ella a las vez que entraba a la cocina.
- Nos vemos después – me sonrió y luego salió.
Cerré la puerta e inmediatamente me dirigí a mi habitación. Tomé una ducha, luego me vestí. Una vez que termine me recosté sobre la cama, recordando el hermoso día que había tenido junto a Tom.
Después de un largo tiempo, baje a la cocina. Ahí se encontraban todos.
- Hola (Tu nombre) – saludó Steban.
- Hola… ¿cómo están? – pregunté a todos mientras me sentaba.
- Con mucho sueño – respondió mi amigo.
- Por favor son las once de la mañana, eres un flojo – exclamó mi prima.
- Me dormí algo tarde, no estoy acostumbrado al cambio de horario – refunfuñó.
- Ya no discutan – dije molesta.
Durante ese momento nadie pregunto qué había hecho el día de ayer. Eso era bueno, ya que no quería dar detalles de algo que para mi era intimo, solo de él y mío.
Durante la mañana fui a la playa con mi prima y mi mejor amigo. Lo disfrute mucho, hace muchísimo tiempo que no salíamos así. Lo extrañaba. A pesar de que era temporada de otoño en Los Ángeles la paya se veía hermosa, serena. La brisa fría, las gaviotas volando por el cielo, el cual tenía algunas nubes.
Al volver a casa, mamá nos esperaba con un rico almuerzo. Por alguna razón notaba a mamá nerviosa, pero a la vez se mostraba normal, era extraño.
Mis visitantes salieron a explorar el condominio, no los acompañé, querían ir solos. Por mi parte me quede en el patio sentada en el pasto, mirando los movimientos que el viento le provocaba al agua de la piscina. A mi espalda sentí que alguien se sentaba, no voltee a ver.
- ¿Puedes sentarte aquí un momento? – preguntó dándole pequeñas palmadas al balancín de jardín.
No respondí, solo me puse de pie y me senté junto a ella.
- ¿Cómo lo pasaste ayer? – preguntó.
- Muy bien, fue un día inolvidable – respondí mirando hacia el frente.
- Me imagino – sonrió, pude verla de reojo - ¿No te hizo nada malo verdad?
- No, nada. Al contrario, se preocupo mucho por ti.
- ¿Te gusta? – mi cuerpo se paralizó por un momento.
- ¿Por qué la pregunta?
- Curiosidad… Sé que te gusta y mucho – rió
- ¿Si lo sabes por qué preguntas?
- Solo quería escucharlo decir de tu boca
- Eres una malvada – ambas reímos.
Después de un momento de silencio nuevamente hablo.
- ¿Lo quieres?
- Sí… - respondí casi en un susurro.
- Él también a ti – después de mucho tiempo la mire.
- ¿Tú crees?
- No tengo que preguntarle para saberlo, lo noto en sus ojos. La forma en que te mira, como te habla, la preocupación que tiene hacia ti. Todo eso refleja lo mucho que te quiere.
Bajé la mirada y guié mi vista hacia el frente.
- ¿Qué pasa? – preguntó.
- Tengo miedo… Miedo a ilusionarme, temo que por mi edad me deje. Temo que yo sea solo un juguete, algo pasajero para él.
- Tranquila, sé que no es así. La edad es solo un número. Cuando sientes que quieres a alguien de verdad, no te importa su edad, su físico, nada. Solo quieres estar con esa persona a toda costa. Pero si algún día algo pasa, aquí estoy yo y te daré todo mi apoyo.
- Muchas gracias mamá – me acerqué a ella la abrace.
Muchas veces nos enfadamos con nuestros padres. Creemos que cuando nos retan o castigan es para arruinarnos la vida, pero no es así. En el fondo lo hacen para nuestro bien, aunque nosotros no nos demos cuenta. No hay mejor persona en quien confiar que en ellos, aunque a veces no podemos contarles algunas cosas, pero si hay alguien en quien podamos pedir ayuda, es en ellos. Sus experiencias y consejos nos sirven mucho, a nosotros, quienes comenzamos a vivir en este mundo tan difícil.
- Sé que Tom se irá hoy por la tarde y que no se verán en mucho tiempo, es por eso que te compré esto – tomó una caja y me la extendió – Es para ti.
- ¿Qué es? - pregunté tomándola.
- Ábrelo y sabrás.
Con mucho cuidado comencé a abrir la caja.
- ¡No puede ser! – Exclamé
- Sé que tardé mucho en comprarlo, perdón.
- Mamá no tienes nada que perdonar, sé que en este último tiempo han estado preocupados por el bebé. Muchas gracias es lo mejor que me has podido dar – la abracé.
Mamá me había comprado un celular. Desde esa vez en que Gabriela había roto el que tenía no había tenido uno, ya que mis padres estaban preocupados por las cosas del bebé. Ahora podré estar en contacto con Tom, eso me pone muy feliz.
El timbre comenzó a sonar. Me levante y fui a abrirlo.
- He venido por ti – sonrió y beso mi mejilla.
- Bien, iré a decirle a mamá, no tardo.
Le dije a mamá que pasaría la tarde en la casa de Tom, para estar con los chicos antes de que se fueran. Ella acepto, tomé mi celular y me dirigí a la puerta, donde se encontraba esperándome Tom.
- Bien, vamos – cerré la puerta – Tengo una buena noticia
- ¿A si?, y ¿cuál es? – preguntó mientras tomaba de mi mano.
- Me acaban de regalar un celular – sonreí - ¿sabes lo que eso significa?
- ¡Que podremos estar en contacto! – exclamó abrazándome y alzándome a la vez.
Después de un tiempo llegamos a su casa.
Ahí se encontraban sentados los chicos, quienes al verme se pararon inmediatamente. Gustav corrió a mi lado y me abrazó.
- Hey cuidado que ella es mía – dijo Tom cruzándose de brazos.
- Tu puedes abrazarla siempre, así que tendrás que soportarnos porque hoy nos toca a nosotros – dijo Gustav.
- Así es, el día de ayer fue toda tuya – menciono Georg molestándolo - nosotros solo queremos estar el tiempo que nos queda con ella.
- La extrañaremos mucho – dijo Bill.
Todos nos sentamos y comenzamos a conversar. Georg y Gustav comentaron que una vez que vuelvan a Alemania se quedarían ahí y no volverían hasta que salga el lanzamiento del nuevo disco. Además Georg planea pasar ese periodo con su novia, ya que después no tendría tiempo para estar con ella.
Mientras hablábamos pude ver por la ventana a Steban y mi prima. Les pregunte a los chicos si podían pasar, ellos con gusto aceptaron. Desde la puerta los llame, ellos se acercaron y entraron.
- Hola – saludaron.
- Hola – respondieron al unísono los chicos.
- Tomen asiento – dijo Bill
Me iba a sentar junto a los chicos, pero Tom tomo de mi mano y me sentó a su lado.
- Tú te sentaras junto a mi – susurro a mi oído.
- Pero Tom estaba sentada junto a Gustav y Georg – respondí de igual manera.
- Ya fue suficiente tiempo con ellos, ahora te sentaras junto a mí – rodeó mis hombros con su brazo.
Así pasamos la tarde. Mi prima y Bill se llevaron muy bien, bastante debo decir, ya que hablaban como si se conocieran de toda la vida. Gustav, Georg y Steban hablaban sobre algo que no le preste mucha atención. Por otra parte Tom y yo estábamos en nuestro mundo.
Todos dejamos de hablar al escuchar la puerta. Varías personas entraron, entre ellas solo reconocí a dos.
- Hola – saludó un hombre.
- Hola David – respondieron los chicos.
- Bien chicos, es hora de subir sus maletas a la van – ordenó su manager.
- ¿Tan pronto? – Pregunto Bill
- Sí Bill, son las ocho y su vuelo sale a las nueve.
- Bien… - murmuro sin ánimos.
- ¿Bill quieres que te maquille? – pregunto una mujer.
- No Natalie, gracias – respondió Bill enojado.
Los chicos se dirigieron al segundo piso en busca de sus maletas. Mientras David se presentaba y nos hablaba de cosas que la verdad no le tome importancia.
Mi prima, Steban y yo salimos a la entrada de la casa. No mucho después salieron los chicos.
Tom se acercó a David y le comento algo. Pude notar como David hacia un gesto de negación pero Tom asistía, hasta que David dio un suspiro rindiéndose. Tom sonrió victorioso y se acercó a mí.
- David me permitió que nos acompañaran hasta el aeropuerto.
- Pero Tom no quiero ser una molestia…
- No eres ninguna molestia – interrumpió- Solo quiero tenerte junto a mi, disfrutar cada minuto que me queda a tu lado.
Antes de dirigirnos al aeropuerto le había avisado a mamá. Tom hablo con Evans para que él nos trajera a mi prima, Steban y a mi de vuelta a casa.
Camino al aeropuerto David dio algunas instrucciones.
- Entraremos por el estacionamiento, ya que en la puerta habrán muchos reporteros. Si se topan con alguno solo respondan lo preciso y nada más – ordenó – Cada uno irá con guardaespaldas.
Los chicos asintieron. Al igual que hace algunos minutos cada uno estaba en su mundo. Gustav, Georg y Steban hablaban sentados en el primer asiento. Mi prima y Bill en el segundo asiento. David y Natalie en el penúltimo asiento, hablaban sobre algo que no alcanzaba a escuchar. Por último Tom y yo, sentados en el último asiento.
- Como desearía que el camino hacia el aeropuerto se hiciera eterno.
- ¿Por qué lo dices? – pregunte acariciando su mano.
- Porque no quiero irme – hizo en gesto de tristeza.
- Tom, es tu trabajo. Es tu mundo, desde pequeños Bill y tú soñaron con esto. Además las fans estamos esperando el nuevo disco, estamos ansiosas – dije sonriendo.
- ¿Estamos? – preguntó con una sonrisa.
- Sí, como oíste. También estoy ansiosa por saber como son las nuevas canciones.
- Paciencia pronto saldrán.
- Hemos llegado – anunció David.
En efecto, fuera del aeropuerto se encontraban algunos reporteros. La van se dirigió hasta el estacionamiento. Todos bajamos, también los guardaespaldas que venían en una van diferente.
- Hola pequeña – saludó mi querido amigo.
- Hola Evans, ¿cómo estas? – pregunté dándole un abrazo.
- Estoy bien gracias, espero que tú también lo estés.
- Hago lo que puedo – respondí bajando la mirada.
- Tranquila, es su trabajo, lo único que tienes que hacer en estos momentos es mostrarle una linda sonrisa a Tom, sino se irá muy preocupado por ti y no podrá trabajar bien.
- Tienes razón… Muchas gracias Evans, no sé que haría sin ti.
- (Tu nombre) – gritó a lo lejos.
- Ve, tu novio te llama – dijo Evans.
Le sonreí y corrí hasta donde estaba Tom. Él tomo de mi mano, sobre su hombro izquierdo llevaba un bolso. David, Natalie y algunos de los guardaespaldas enfocaron mi mirada en nuestras manos. Entre ellos se miraban extrañados.
- Espérame aquí, iré hacer los tramites para el viaje, no tardo – besó mi mejilla y se dirigió junto a los demás chicos.
- (Tu nombre), ¿tienes algunas monedas? – preguntó mi prima.
- Creo que si, ¿por qué?
- Es que me dio sed y quería comprar una bebida en la maquina, pero me falta dinero.
- Oh claro…Aquí tienes – dije pasándole algunas monedas.
- Gracias… ¿Quieres acompañarme? – le preguntó a Steban.
- Bueno – respondió él y ambos se alejaron.
A lo lejos divisé a Tom, quien hacia los tramites. Cuando termino David se le acerco y comenzaron a platicar. Pude notar como Tom se torno serio. No pude ver más ya que una mujer se interpuso quedando frente a mí.
- Así que... eres una de las tantas de Tom – dijo con desprecio.
- ¿Qué?, ¿Qué diablos te pasa? – exclamé molesta.
- Tranquila niña, espero que hayas disfrutado tu noche junto a él, eres igual que todas, una…
- ¡Cállate! – Interrumpió molesto – No te permito que vuelvas a tratarla así ¿me oíste?
- Pero eso es lo que es, solo busca su momento de fama y nada más.
- ¿Así que tu también piensas eso? – preguntó aún molesto.
- ¿Por qué?, a caso ¿hay alguien más que piense como yo?
- Es exactamente lo mismo que David me dijo, ¿qué mierda les pasa? ¿Es que acaso nadie cree que puedo cambiar? Pues ¿sabes algo Natalie?... Cambie. Y no quiero que vuelvas a tratar así a mi novia.
- ¡Qué! ¿Tu novia? – exclamó asombrada.
Tom no dijo nada, solo miro con desprecio a Natalie, tomo de mi mano y me guió hasta donde estaban los demás.
- Lamento lo que paso – dijo Bill.
- ¿Por qué lo lamentas? No has hecho nada hermano.
- Pero es que todos te conocen por tu fama de mujeriego y no creen cuando tienes algo formal.
- ¿Sabes?, no me importa. Yo cambié y si nadie me cree no me importa. Estoy feliz de haber dado este paso, creo que ahora sé lo que es estar… enamorado – rió.
- Y créeme que si, lo note cuando defendiste a (tu nombre) ¡Estabas como loco!
- ¿Tan fuerte hable? – preguntó sorprendido.
- ¿Hablar?, ¿a eso le llamas hablar? – ambos comenzaron a reír.
- Lo siento, pero no permitiré que hablen mal de ella – rodeo su brazo por mi cintura.
- Solo quedan veinte minutos para que nuestro vuelo salga – informo Gustav.
- (Tu nombre), ¿puedes venir un momento? – preguntó Bill.
- Claro… Ahora vuelvo – le dije a Tom.
Me dirigí hasta donde estaba Bill, quien sacaba algo de sus maletas.
- Antes de irme, quisiera darte algo, para que me recuerdes – mencionó buscando en su maleta.
- Bill, no tienes que darme nada…
- Sh… - me calló - Te lo daré igual, aun que es un gran sacrificio para mi, pero lo aré porque te tengo un gran cariño. Toma – dijo extendiendo sus brazos.
- ¡Oh Bill eres muy dulce!
Bill me había regalado una cajita llena de sus gomitas favoritas. Le dí un fuerte abrazo al cual él correspondió. Realmente era un gran sacrificio que Bill me diera algo que a él le fascina.
- Yo también tengo algo para ti – dijo Gustav – Ten, es mi peluche favorito, consérvalo.
- Pero Gustav…
- Yo también te tengo un gran cariño y sé que lo cuidaras mucho – sonrió.
Al igual que Bill le di un gran abrazo.
- Aun falto yo – mencionó Georg – Esto es para ti.
Me dio una pequeña cajita. La abrí con mucho cuidado. En su interior había una fina pulsera con un bajo como dije.
- Un bajo, para que me recuerdes – sonrió
- Muchas gracias Georg – le di un fuerte abrazo – Muchísimas gracias a todos.
- Chicos ya es hora de irnos – comunicó David.
Los chicos se despidieron de mi prima, Steban y de mi. Tom fue el último en despedirse de mi.
- No quiero irme – susurro apoyando su frente con la mía.
- Tienes que hacerlo – respondí con voz débil.
- Te extrañare mucho
- También yo – dije con casi un hilo de voz.
Sentía un gran vacío en mi interior. La persona que más quiero está a punto de marcharse. Quién sabe por cuanto tiempo.
Con una gran nostalgia Tom tomó de mi rostro. Nuestros labios se unieron en un hermoso beso.
Como extrañaré sus labios, sus calidos y delicados labios.
- Tom ya es hora de irnos – llamo David.
Tom me miró con unos ojos llenos de tristeza. Tomó sus maletas y comenzó a caminar uniéndose al resto de los chicos.
Un nudo tremendo se formo en mi garganta. Mi corazón comenzó a acelerarse. Involuntariamente mi cuerpo comenzó a moverse y mis ojos a llenarse de lagrimas.
¡Tom! Grité a la vez que corría. Él volteo al igual que algunos de los que iban con él. Dejo su maleta y bolso a un lado de él y dio un par de pasos hacia el frente extendiendo sus brazos. Me alzo entre ellos. Cruce mis brazos alrededor de su cuello y escondí mi rostro en su hombro. Lloraba como una verdadera niña pequeña.
- Te amo Tom – susurre entre sollozos.
- Yo también te amo mi amor – dijo aumentando su abrazo.
Poco a poco me fue bajando. Tomó de mi rostro y corrió el cabello que había sobre el.
- Ya no llores – secó algunas lágrimas que tenía sobre mis mejillas.
Nuestro último beso. Distinto al de hace algunos momentos. Este reflejaba el verdadero amor que sentíamos el uno por el otro. Él tomo de mi cuello, ejerciendo más presión, intensificando el beso.
Ambos nos separamos lentamente.
- Eres mi todo – dijo con sus ojos cerrados.
- Para mi también lo eres todo – di un corto beso un sus labios.
Abrió sus ojos y sonrió. Me separe de él. Tom nuevamente tomo sus maletas y se unió al grupo. Georg y Bill le dieron pequeñas palmadas en sus hombros. Así fue hasta que los perdí de vista.
A lo lejos divisé como el avión despegaba, llevándose a mi amor…
- Ya es hora de irnos – dijo Evans tocando mi hombro.
No dije nada. Ambos volteamos y caminamos hasta donde mi prima y Steban. Fuera del aeropuerto aún se encontraban algunos periodistas. Evans fue al estacionamiento por su auto y luego nos fuimos a casa.
En la noche solo pensaba en Tom. Recordaba cada momento junto a él, hasta que logre conciliar el sueño.
No duro mucho tiempo. Son las tres de la madrugada. En casa hay mucho movimiento. Me levante preocupada, salí al pasillo, ahí me encontré con papá.
- ¿Qué pasa? – pregunte.
- Hija vístete y prepara algunas cosas – ordenó.
- ¿Pasa algo malo?
- No, al contrario… Tu madre dará a luz – sonrió papá.
- ¡Qué! – exclamé sorprendida.
- ¡Si! apúrate – ordeno bajando las escaleras.
Así lo hice. Mi prima y Steban ya estaban listos. Rápidamente me veste y arregle, baje al primer piso y subí al auto.
Es increíble después, después de nueve meses llegara mi querido hermanito. Tom se fue y ahora llegara un nuevo ser a mi vida. Estoy nerviosa y a la vez ansiosa de conocerlo. En poco tiempo te tendré junto a mi hermanito…

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Lamento muchísimo la tardanza. Esta semana será agotadora, tendré muchas pruebas y la próxima también :( , pero son las última, luego podré subir más seguido capítulos. Gracias por su paciencia, son las mejores ♥. Adiós y que tengas una linda semana.