¡Hola mis queridas lectoras!
Primero que nada quiero darles las gracias por todo el cariño y apoyo que me dieron durante esta temporada. Les estoy muy agradecida, no saben lo feliz que me siento :').
Gracias a ustedes esta novela dio frutos. Jamás paso por mi mente que podría llegar a hacer una segunda temporada >.<
INFINITAS gracias *-* ♥
Bueno no las aburro más jajaja, aquí les dejo el link de la segunda temporada. Espero que les guste *-*...
http://sintinosoynadath.blogspot.com/
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El destino lo quiso así . . .
domingo, 29 de enero de 2012
viernes, 27 de enero de 2012
Capítulo 32: “No fue coincidencia encontrarme contigo”
Narrado por Tom.
Las cosas siempre pasan por algo. Pude haber evitado esto, pero era imposible. Totalmente imposible. Si ella no se hubiera ido a (tu país) por cinco meses, nada de esto hubiera pasado, nada. En definitiva fue mi culpa. Siempre termino dañando a las personas, pero esta vez dañé a quien prometí jamás hacerle daño.
¿Cómo fue que paso todo?... ¿Cómo olvidar el maravilloso día que la conocí?
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer…
“Perdón, de verdad lo siento mucho, no fue mi intención caer sobre ti y menos derramarte la malteada…”
Aún conservo aquella camisa. Está tal cual, no la he lavado, la mantengo dentro de una bolsa, para recordar aquel día. Aquel que cambio mi vida.
Que pequeño es el mundo, pero esta vez sí que era pequeño. ¿Quién iba a pensar que seríamos vecinos? ¿Algo quería el destino?... No lo sé, pero me agradaba la idea de tenerla cerca. Desde el primer momento que la conocí, llamo por completo mi atención.
El mejor amigo del hombre. ¿Qué haría sin mi pequeño Scotty? Gracias a él nuevamente la encontré. Aquel día fue, nuestro primer roce, ¿increíble no? La sentí tan cerca, su respiración chocar contra mis labios.
Cada día, minuto, segundo y milésima de segundo junto a ella eran tan especiales para mí. Únicos. No éramos absolutamente nada, pero aún así la sentía tan mía.
Me da rabia recordar ahora que a pesar de tan solo haberla conocido en tres días ya, ya quería tenerla en mi cama. Creí que era igual a todas las chicas, pero creí mal. Desde el principio ella fue especial, diferente, es por esa razón que no pude. Yo, Tom Kaulitz, supe contenerme y no tuve sexo, ¡por una chica! Jamás en mi vida había echo algo por una chica. Lo repito nuevamente, desde el principio para mí ella fue distinta al resto.
El primer error que cometí. Aquí es donde comienza todo. Ella, el error, Caitlin.
Aquel día que deje esperando a (tu nombre). Si no hubiera sido por Caitlin jamás la hubiese dejado ahí, esperando a que llegara. A pesar de que cometí aquel error, me ayudo a darme cuenta de algo. Ese algo fue aprender a rechazar a una chica, por amor. ¿Amor?, quién iba a pensar que yo iba a hablar de “amor”, pero claro, aquel día me di cuenta de que me había enamorado de ella, de (tu nombre).
¿Cómo olvidar nuestro primer beso? Aquel que me hizo temblar, ponerme nervioso. Fue único, el mejor de todos. Sus labios, una tentación. Había esperado tanto para aquel momento, y cuando al fin se estaba realizando, no quería dejarlos ir.
Cuando al fin creía que todo iría bien, paso lo que no quería. Separarme de ella. La noticia de que volvería a su país me cayó en el hígado. Que injusta era la vida con migo…
Cinco meses. Cinco malditos meses fueron los que nos separaron. Meses en los cuales no hubo un solo día que no pensara en ella. Meses que me fueron tan eternos. No saber nada de ella, me hacia ponerme mal. ¿Qué fue lo que paso? ¿Por qué de un momento a otro dejamos de hablarnos? Creí, que ya no sentía nada por mí. Cuando Caitlin llego a mí vida, nada fue igual. Todo cambio, pero para mal. Hubo días en que no quería salir de mi habitación, días en que maldecí a todos, incluso hasta mi hermano. Ella me hizo cambiar a mal. Ya no era el mismo Tom, no sonreía, ni siquiera le hacia bromas a Georg. Ella disfrutaba teniendo sexo con migo, ¿pero yo? No sentía nada. Era como una verdadera roca. Hubo momentos en que se me venía a la mente el hermoso rostro de mi pequeña, solo ahí solía sonreír, y claro Caitlin creía que lo estaba disfrutando, cuando no era así. Jamás sentí algo por ella, pero creí que si ella estaba junto a mí lograría sacar de mi cabeza a (tu nombre).
Nunca olvidaré el día en que la volví a ver. Estaba tan cambiada. Su pelo, su físico, todo, pero seguía teniendo su rostro angelical, algo único en ella. Nuevamente le hice daño, ella al verme con Caitlin cambió la expresión de su rostro, a uno triste. Aquel día me prometí a mi mismo volver a jugármela por ella, ganarme nuevamente su corazón.
“¿Quieres ser mi novia?”… Hacia tantos años que no hacia aquella pregunta. Jamás en mi vida había temblado tanto de nervios, ni siquiera para mi primer concierto.
Viví tantos momentos hermosos junto a ella. Es difícil expresar esto, ella… ella cambió mi vida, desde el primer momento la cambio, y ahora también lo hará. Sin ella nada tiene sentido, todo es gris.
Maldita Caitlin, si no hubiera sido por ella, nada de esto hubiera pasado.
“Eres un estúpido Tom Kaulitz. Sé que me estas cambiando por otra, pero ten esto en mente… Nadie se deshace de mi así, nadie. Juro que si te veo junto a otra, escúchame bien y que no se te olvide. La mato. ¡Escuchaste!, la mato. Te haré la vida imposible Kaulitz, a ti y a esa maldita…”
Sus palabras fueron tan claras como el agua. Jamás creí que haría cumplir su palabra.
Todo comenzó el día de cumpleaños de (tu nombre)…
Aquel día pretendía tenerle una sorpresa, la mejor de todas. Sabía que su más grande deseo era que yo estuviera presente y bueno quería darle algo más. Quería darle una noche de dos. Compartir una velada junto a ella. Compartir una noche junto a ella, aunque sabía a la perfección que no estaba preparada para dar aquel paso, pero aún así quería estar con ella, besarla, acariciarla, decirle lo mucho que la quería.
Estaba planeando todo, cuando de pronto sentí como una chica comenzó a hablarme…
<< - Vaya, vaya, miren a quien tenemos por aquí… Si es Tom Kaulitz.
- Caitlin ¿qué haces aquí?
- Es un lugar público querido, cualquiera puede estar aquí.
- ¿Qué quieres?
- Solo pasaba a saludarte, saber cómo está tu querida novia…
- ¿Qué sabes de ella?
- Se mucho Tom, mucho… A caso te olvidas de lo que dije la última vez que salí de tu casa… Que te haría la vida imposible, a ti, y a ella. Oh… lo olvidaba, juré que si veía a una chica contigo, la mataría.
- No por favor, no le hagas nada a (tu nombre), te lo ruego…
- ¿Tan enamorado estas de ella Tom?... ¡Te enamoraste!, ¿pero cómo? Alguien como tu, un mujeriego de primera jamás se enamoraría… Así que, no quieres que la mate. Entonces… ¿harías cualquier cosa por ella?
- Hago lo que sea, pero por favor, no le hagas daño, no quiero perderla…
- Imbécil…. Si es eso lo quieres tus deseos son ordenes… Ella es Gabriela, la peor enemiga de (tu nombre)… Quiero que te acuestes con ella.
- ¡¿Qué?!... ¿Estas loca?, jamás, no lo haré.
- Si no lo haces, olvídate de tu querida (tu nombre).
- ¿Por qué haces esto?...
- Por la simple razón de que me cambiaste, imbécil yo te di todo, pero no te basto ¿verdad?, preferiste estar con una maldita niña, en vez de una mujer… Entonces… ¿lo harás o no?
- Lo haré… >>
Desde ese entonces me acosté con Gabriela. Para el día del cumpleaños de mi pequeña traté de apresurarme, noté inmediatamente que Gabriela era una primeriza en esto, por lo que no estuve mucho tiempo con ella. Camino a casa paré en una florería, le compré las rosas más hermosas que había. Sabía que no era suficiente, pero nada podía hacer, todo lo que había planeado se había ido a la mierda.
Encontrarla con mi hermano me hizo sentir de lo peor. Sentía que me la estaban quitando de mi lado. Sentía que todo lo que estaba pasando era por mi culpa, por lo que había hecho. Me descontrolé por un momento. Los celos, la ira y la tristeza me jugaron una mala pasada, tanto así que casi traté de una cualquiera a mi pequeña. Luego cuando la veo ahí, tirada en el suelo, toda mojada por la lluvia, me hizo sentir culpable.
Cuando se recupero y hablamos, era como si miles de puñaladas me dieran en el pecho. Verla llorar por mí culpa, era lo peor, me sentía un completo imbécil. Y ahí estaba ella haciéndome sentir bien, complaciéndome, intentando hacer algo que no podía hacer, ella no estaba lista y aún así quería entregarse a mí. Era un completo egoísta, tenía tantos deseos de tenerla junto a mí, de hacerla mía, pero no quise porque no merecía nada de ella, nada.
Todos los días era lo mismo. Maldita Caitlin, maldita Gabriela. Cada día, después de cada ensayo, estaba tan feliz porque podría ver a mi pequeña, pero no podía. Si me negaba con Caitlin me amenazaba y me decía que la mataría. Llegaba a casa agotado, sin ánimos. Por causa de eso trataba horrible a mi hermosa. Ella no tenía la culpa de nada, pero mis ánimos por más que trataban de estar bien, no lo estaban. ¿Qué podía hacer? ¿Sonreír sínicamente, sabiendo que le escondía algo terrible al amor de mi vida?
<< - Mañana es tu cumpleaños, quiero que cumplas mi último objetivo.
- ¿Cuál es tu objetivo?
- Quiero que beses a Gabriela frente a (tu nombre), quiero que vea lo infiel que le fuiste todo este tiempo.
- No Caitlin, eso nunca, jamás le haría algo así, ¿no te basta con todo lo que he hecho?
- Si no cumples, la mato, así de fácil…. Elige bien Tom.
- ¿Dónde?...
- Lo sabía… Mañana, durante la fiesta. Tendrás que estar en tu auto con Gabriela, llevare a tu querida noviecita hasta ahí, después será tema de Gabriela y mío, la humillaremos… >>
¿Qué más podía hacer? Por ella era y soy capaz de hacerlo todo. Ella es mi vida, mi razón de vivir, no dejaría que nadie le haga daño, nadie.
Verla llorar por mí culpa. Ver que la humillaran tan cruelmente por mí culpa. Todo era MÍ maldita culpa.
Cada palabra que ella me decía eran pedazos menos en mi corazón. Ella hacía latir mi corazón, ella formaba mi corazón. Y al escuchar sus palabras tan ciertas, tan desde el alma, con tanto dolor y desilusión a la vez, hacían que mi corazón se quebrara en mil pedazos.
“¿Perdonarte? ¿Quieres que te perdone?... ¿Quieres que te perdone esto? ¿Quieres que perdone tu infidelidad? ¿¡Eso quieres ¡?... No… ¡No Tom!”
Le fui infiel por tanto tiempo, pero lo hice por ella, para que no le hicieran daño. ¡Todo fue para protegerla!
“Aún así, ya lo hiciste. Me engañaste, me hiciste sentir especial cuando no era así… Esto… Esto ya no tiene vueltas atrás. Esto se termino aquí Tom…”
Aquella última frase rompió completamente mi corazón. La había perdido… Todo lo hermoso que vivimos juntos, se había ido en unos segundos. Todos los te quiero, los abrazos, las caricias, las hermosas palabras, las miradas, cada momento hermoso que viví junto a ella se fueron, se esfumaron, dieron fin en tan solo unos segundos.
Mis ojos, los cuales nunca habían derramado lágrimas por una chica, esta vez si lo hicieron, mezclándose con la fría lluvia de aquel día…
Desde aquel entonces no la he visto. Han pasado dos semanas. Las más eternas, dos semanas que para mí no tuvieron sentido. Pasaba día y noche encerrado en mi habitación. Mis únicas compañías, eran mi querido Scotty y mis guitarras. Por el día mi compañera era la lluvia y su ruido, por las noches, la soledad, la oscuridad y también la lluvia.
Ahora más que nunca necesitaba a mi hermano, pero no estaba en casa. Todos los días salía, ¿a dónde?, bueno, rara vez veía a dónde se dirigía. Cuando él salía, bajaba a la cocina y tomaba cualquier cosa que había y comía, y si no era para eso, era para ir al patio y mojarme bajo la lluvia con Scotty.
Ahora sospecho que Bill va a ver a (tu nombre). Siempre que llega a casa trae consigo una sonrisa de oreja a oreja. Y por más que me niegue que no la vea, lo noto en sus ojos. Los mismos ojos perdidos que ponía yo cada vez la veía. Al parecer aquel día para el cumpleaños de (tu nombre) Bill era quien la quería besar. ¡Demonios! Mi propio hermano se está quedando con la chica que más amo. Pero, ¿qué mierda puedo hacer?, después de todo es mi hermano. Aún así es (tu nombre), ella es mí todo, mi ser, mi vida. No quiero que mi hermano esté con ella.
Mi vida, te necesito tanto. ¿Qué sentido tiene mi vida si no estas tú? Quisiera poder verte, ponerme de rodillas ante ti y pedirte perdón, decirte lo que en verdad ocurrió, decirte que sin ti no puedo vivir, que me haces falta.
El día de hoy estaba decidido. Iría a la casa de ella, y no me iría de ahí ni aunque me saquen a patadas. Necesitaba decirle todo, decirle la verdad.
- ¿A dónde vas? – Preguntó mi hermano, quien se encontraba sentado en el sofá.
- Iré a arreglar algunas cosas.
Solo eso le conteste y salí de mi casa.
No tenía pensado en que le diría. Solo iba rumbo a su casa, lo primero que saliera de mi boca sería con lo que comenzaría. En mi mente solo pensaba en que ella me perdonara, que me comprendiera y entendiera el por qué le hice todo eso.
Luego de tocar un par de veces el timbre de su casa me abrieron la puerta.
- Buenas tardes – saludó una señora.
- Buenas tardes, ¿se encuentra (tu nombre)?
- ¿(Tu nombre)?... ¿Quién es ella?
- ¿Cómo quién es ella?... Ella vive aquí, la familia (tu apellido).
- Disculpe joven, pero ellos se mudaron hace un par de días atrás, ya no viven aquí.
“Ya no viven aquí”… Aquella frase resonaba por toda mi mente. No sé cómo pero llegue hasta la puerta de mi casa. Aún en estado de shock, aún sin creer lo que me habían dicho.
- Creí que volverías tarde - mencionó Bill.
- No está… - dije casi sin voz, aún no creía nada.
- ¿No está?, ¿quién no está?
- Ella… (Tu nombre)… No está Bill, no está…
- Oh… (Tu nombre)… - dijo como ocultando algo.
- ¿Acaso tu sabes algo? – pregunté mirándolo fijamente.
- ¿Yo?... No Tom, no sé nada.
- Mientes, mientes, ¡mientes! ¡Habla Bill! ¿Me estas ocultando algo?
- No Tom… Yo…
- Bill, dime.
- Ella, no está Tom, se mudo de aquí…
- Si sé que se mudo, pero, ¿a qué lugar se fue?, ¿está lejos o cerca?
- No Tom, no me estas entendiendo, ella se fue… Ella volvió a su país, para siempre.
- ¿Qué?... ¿¡Por qué mierda no me dijiste Bill!? – pregunte tomando a mi hermano de su camisa.
- Lo siento Tom, pero ella me pidió que no te dijera nada…
- ¡Y tú le haces caso! ¿Qué te pasa Bill? Somos hermanos Bill, somos gemelos… Tú sabías a la perfección que ella es el amor de mi vida… Sabías que nunca en mi vida me había enamorado tanto de una chica, ¡tú sabías todo lo que me paso Bill!, ¡todo lo que tuve que hacer por ella!, ¿y aún así no te importo?
- Tom, yo…
- Gracias hermano… Gracias…
Miré a Bill con una gran decepción y salí de ahí.
Y ahí estaba nuevamente, encerrado en mi habitación. Esta vez estaba tan enojado que comencé a arrojar todo lo que encontraba a mi paso. Mis perfumes, mi ropa, los cojines, incluso una de mis guitarras.
Nada me importaba en estos minutos, nada. Yo solo la quería a ella, aquí con migo… Pero ya no estaba, se había ido.
Abrí el velador que estaba junto a mi cama. Busque mi cajetilla de cigarros, pero en vez de eso me encontré con una carta. ¿Quién lo habrá dejado ahí? No tenía nombre, solo salía para quien iba dirigido. Lo abrí y comencé a leerla.
Para ti, el amor de mi vida:
Hoy 1 de septiembre es tu cumpleaños numero veintiuno, ¿increíble no? Ahora estás más grande. Felicidades, espero que cumplas muchos más.
Quería dedicarte algunas palabras, quizás no sea mucho, pero quiero expresar algunas cosas.
Jamás olvidaré el día en que te conocí, gracias le doy a aquellos niños y a aquella malteada que cayo en tu camisa, si no hubiera sido por ellos jamás te hubiese conocido.
Es increíble como en tan poco tiempo ocurrieron tantas cosas. Contigo he pasado los mejores momentos de mi vida. Junto a ti he aprendido muchas cosas. Cada error que cometimos lo supimos solucionar y eso me pone muy feliz, ya que gracias a esos errores nuestra relación día a día mejoró. No puedo creer que seamos novios, aún me cuesta asumirlo y creo que pasa lo mismo contigo. Me alegra saber que has cambiado para mejor. Los rumores son mentiras, todo eso de que eres un mujeriego no lo creo, porque nadie te conoce como yo lo he hecho en este tiempo. He visto tus cambios, tus logros, lo he visto todo, y debo decirte que eres increíble, claro eres Tom Kaulitz.
Gracias por aceptarme tal y como soy, porque a pesar de que soy una simple niña que aún no es mayor de edad, enfocaste tus ojos en mí, quisiste conocerme a fondo y lo lograste… Claro, supiste llegar hasta lo más profundo, mi corazón. Aún no logro entender por qué razón te fijaste en mí, habiendo tantas mujeres en el mundo. Mujeres más lindas, más altas, con más atributos que yo. Créeme, a pesar de que hemos estado mucho tiempo juntos aún me cuestiono aquella pregunta…
El día de ayer cumplimos cuatro meses como novios. Los más hermosos de mi vida, los mejores momentos junto a ti.
Recuerdo como si fuera ayer el día que me pediste ser tu novia. También recuerdo a la perfección todas las hermosas palabras que me dijiste. Todas nuestras caricias, abrazos, besos, cada uno de los momentos vividos junto a ti los conservo muy dentro de mi corazón.
Solo quiero darte las gracias Tom, sé lo mucho que te esfuerzas al esperarme. Gracias por entender que aún no estoy preparada, me da vergüenza cada vez que te rechazo, pero para mí no es algo que haga siempre, la verdad nunca lo he hecho, es por eso que te lo digo a ti, mi novio, en quien confió mucho. El momento llegará pronto, y sé que será el más hermoso de todos, porque serás tú quien estará a mi lado, será tú, el hombre que amo.
Mi vida, quiero desearte la mejor suerte del mundo, sé que estás trabajando muy duro para el nuevo álbum y sé que por eso terminas cansado y tus ánimos no son muy buenos. Cuando me gritas y me dices cosas malas, siempre pienso positivo, porque sé que después de todo no lo haces con malas intenciones, eres una dulce persona.
Podría seguir escribiéndote pero no quiero aburrirte con esto. No está demás repetir que eres mi vida, mi todo. Gracias por hacerme la “mujer” o niña más feliz de este mundo.
Siempre, siempre seré tu pequeña, aunque tenga más de cincuenta años, siempre lo seré.
Pase lo que pase nunca olvides esto… Tú eres y serás el primer hombre de quien me enamoré perdidamente.
Te amo Tom Kaulitz.
……Tu pequeña……
Estaba sumergido en un mar de lágrimas. Cada palabra me clavo en lo más profundo de mi corazón. Siempre supe que era ella el amor de mi vida. Siempre…
¿Por qué?... ¿¡Por qué te fuiste (tu nombre)!? No sabes el dolor que me has causado ahora… Mi corazón se rompió en mil pedazos cuando dijiste que todo lo nuestro había terminado, y ahora… Ahora te vas… Dejándome nuevamente como solía vivir en el pasado. Hundido en un mundo sin luz, un mundo sin vida.
No importa lo que digan. Aprendí a conocer el verdadero amor gracias a ti.
No fue coincidencia encontrarme contigo, tú apareciste por algo en mi vida. Tu propósito era cambiar mi forma de ser, de pensar. Tú propósito en mi vida era aprender y conocer del verdadero amor, y te doy las gracias por eso.
Así fue mi pequeña… Nos separamos… El destino lo quiso así…
Espero encontrarme algún día contigo, y darte las gracias. Gracias ti soy lo que soy ahora, gracias a ti aprendí a querer. Gracias a ti pude sentir lo que es amar a otra persona.
Ahora puedo decir, “yo sí he amado”… Todo te lo debo a ti.
No importa cuantas chicas conozca, tú, solo tú supiste hacerme sentir especial. Tú me enseñaste el arte de amar. Tú supiste volverme loco de amor.
…..Solo tu mi vida, solo tú serás mi único y verdadero amor……
______________________________________________________
Y aquí finaliza la primera temporada. GRACIAS muchas gracias a TODAS mis queridas lectoras, gracias por su paciencia, por dedicar una parte de su día a leer mi novela :’), son las mejores de verdad, muchísimas gracias por todo el apoyo y comentarios que me dejaron durante todo este periodo.
Espero que les haya gustado el último capítulo. Y eso… woo muchas gracias *-*, jamás creí que fuera posible esto. Gracias a ustedes y sus comentarios y todo, escribiré una segunda temporada… Jamás lo creí posible x3 MUCHAS GRACIAS *-*
Este es el link de la segunda temporada: http://sintinosoynadath.blogspot.com/
Aún no hay nada, pero cuando suba el prologo les avisaré :D
Las cosas siempre pasan por algo. Pude haber evitado esto, pero era imposible. Totalmente imposible. Si ella no se hubiera ido a (tu país) por cinco meses, nada de esto hubiera pasado, nada. En definitiva fue mi culpa. Siempre termino dañando a las personas, pero esta vez dañé a quien prometí jamás hacerle daño.
¿Cómo fue que paso todo?... ¿Cómo olvidar el maravilloso día que la conocí?
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer…
“Perdón, de verdad lo siento mucho, no fue mi intención caer sobre ti y menos derramarte la malteada…”
Aún conservo aquella camisa. Está tal cual, no la he lavado, la mantengo dentro de una bolsa, para recordar aquel día. Aquel que cambio mi vida.
Que pequeño es el mundo, pero esta vez sí que era pequeño. ¿Quién iba a pensar que seríamos vecinos? ¿Algo quería el destino?... No lo sé, pero me agradaba la idea de tenerla cerca. Desde el primer momento que la conocí, llamo por completo mi atención.
El mejor amigo del hombre. ¿Qué haría sin mi pequeño Scotty? Gracias a él nuevamente la encontré. Aquel día fue, nuestro primer roce, ¿increíble no? La sentí tan cerca, su respiración chocar contra mis labios.
Cada día, minuto, segundo y milésima de segundo junto a ella eran tan especiales para mí. Únicos. No éramos absolutamente nada, pero aún así la sentía tan mía.
Me da rabia recordar ahora que a pesar de tan solo haberla conocido en tres días ya, ya quería tenerla en mi cama. Creí que era igual a todas las chicas, pero creí mal. Desde el principio ella fue especial, diferente, es por esa razón que no pude. Yo, Tom Kaulitz, supe contenerme y no tuve sexo, ¡por una chica! Jamás en mi vida había echo algo por una chica. Lo repito nuevamente, desde el principio para mí ella fue distinta al resto.
El primer error que cometí. Aquí es donde comienza todo. Ella, el error, Caitlin.
Aquel día que deje esperando a (tu nombre). Si no hubiera sido por Caitlin jamás la hubiese dejado ahí, esperando a que llegara. A pesar de que cometí aquel error, me ayudo a darme cuenta de algo. Ese algo fue aprender a rechazar a una chica, por amor. ¿Amor?, quién iba a pensar que yo iba a hablar de “amor”, pero claro, aquel día me di cuenta de que me había enamorado de ella, de (tu nombre).
¿Cómo olvidar nuestro primer beso? Aquel que me hizo temblar, ponerme nervioso. Fue único, el mejor de todos. Sus labios, una tentación. Había esperado tanto para aquel momento, y cuando al fin se estaba realizando, no quería dejarlos ir.
Cuando al fin creía que todo iría bien, paso lo que no quería. Separarme de ella. La noticia de que volvería a su país me cayó en el hígado. Que injusta era la vida con migo…
Cinco meses. Cinco malditos meses fueron los que nos separaron. Meses en los cuales no hubo un solo día que no pensara en ella. Meses que me fueron tan eternos. No saber nada de ella, me hacia ponerme mal. ¿Qué fue lo que paso? ¿Por qué de un momento a otro dejamos de hablarnos? Creí, que ya no sentía nada por mí. Cuando Caitlin llego a mí vida, nada fue igual. Todo cambio, pero para mal. Hubo días en que no quería salir de mi habitación, días en que maldecí a todos, incluso hasta mi hermano. Ella me hizo cambiar a mal. Ya no era el mismo Tom, no sonreía, ni siquiera le hacia bromas a Georg. Ella disfrutaba teniendo sexo con migo, ¿pero yo? No sentía nada. Era como una verdadera roca. Hubo momentos en que se me venía a la mente el hermoso rostro de mi pequeña, solo ahí solía sonreír, y claro Caitlin creía que lo estaba disfrutando, cuando no era así. Jamás sentí algo por ella, pero creí que si ella estaba junto a mí lograría sacar de mi cabeza a (tu nombre).
Nunca olvidaré el día en que la volví a ver. Estaba tan cambiada. Su pelo, su físico, todo, pero seguía teniendo su rostro angelical, algo único en ella. Nuevamente le hice daño, ella al verme con Caitlin cambió la expresión de su rostro, a uno triste. Aquel día me prometí a mi mismo volver a jugármela por ella, ganarme nuevamente su corazón.
“¿Quieres ser mi novia?”… Hacia tantos años que no hacia aquella pregunta. Jamás en mi vida había temblado tanto de nervios, ni siquiera para mi primer concierto.
Viví tantos momentos hermosos junto a ella. Es difícil expresar esto, ella… ella cambió mi vida, desde el primer momento la cambio, y ahora también lo hará. Sin ella nada tiene sentido, todo es gris.
Maldita Caitlin, si no hubiera sido por ella, nada de esto hubiera pasado.
“Eres un estúpido Tom Kaulitz. Sé que me estas cambiando por otra, pero ten esto en mente… Nadie se deshace de mi así, nadie. Juro que si te veo junto a otra, escúchame bien y que no se te olvide. La mato. ¡Escuchaste!, la mato. Te haré la vida imposible Kaulitz, a ti y a esa maldita…”
Sus palabras fueron tan claras como el agua. Jamás creí que haría cumplir su palabra.
Todo comenzó el día de cumpleaños de (tu nombre)…
Aquel día pretendía tenerle una sorpresa, la mejor de todas. Sabía que su más grande deseo era que yo estuviera presente y bueno quería darle algo más. Quería darle una noche de dos. Compartir una velada junto a ella. Compartir una noche junto a ella, aunque sabía a la perfección que no estaba preparada para dar aquel paso, pero aún así quería estar con ella, besarla, acariciarla, decirle lo mucho que la quería.
Estaba planeando todo, cuando de pronto sentí como una chica comenzó a hablarme…
<< - Vaya, vaya, miren a quien tenemos por aquí… Si es Tom Kaulitz.
- Caitlin ¿qué haces aquí?
- Es un lugar público querido, cualquiera puede estar aquí.
- ¿Qué quieres?
- Solo pasaba a saludarte, saber cómo está tu querida novia…
- ¿Qué sabes de ella?
- Se mucho Tom, mucho… A caso te olvidas de lo que dije la última vez que salí de tu casa… Que te haría la vida imposible, a ti, y a ella. Oh… lo olvidaba, juré que si veía a una chica contigo, la mataría.
- No por favor, no le hagas nada a (tu nombre), te lo ruego…
- ¿Tan enamorado estas de ella Tom?... ¡Te enamoraste!, ¿pero cómo? Alguien como tu, un mujeriego de primera jamás se enamoraría… Así que, no quieres que la mate. Entonces… ¿harías cualquier cosa por ella?
- Hago lo que sea, pero por favor, no le hagas daño, no quiero perderla…
- Imbécil…. Si es eso lo quieres tus deseos son ordenes… Ella es Gabriela, la peor enemiga de (tu nombre)… Quiero que te acuestes con ella.
- ¡¿Qué?!... ¿Estas loca?, jamás, no lo haré.
- Si no lo haces, olvídate de tu querida (tu nombre).
- ¿Por qué haces esto?...
- Por la simple razón de que me cambiaste, imbécil yo te di todo, pero no te basto ¿verdad?, preferiste estar con una maldita niña, en vez de una mujer… Entonces… ¿lo harás o no?
- Lo haré… >>
Desde ese entonces me acosté con Gabriela. Para el día del cumpleaños de mi pequeña traté de apresurarme, noté inmediatamente que Gabriela era una primeriza en esto, por lo que no estuve mucho tiempo con ella. Camino a casa paré en una florería, le compré las rosas más hermosas que había. Sabía que no era suficiente, pero nada podía hacer, todo lo que había planeado se había ido a la mierda.
Encontrarla con mi hermano me hizo sentir de lo peor. Sentía que me la estaban quitando de mi lado. Sentía que todo lo que estaba pasando era por mi culpa, por lo que había hecho. Me descontrolé por un momento. Los celos, la ira y la tristeza me jugaron una mala pasada, tanto así que casi traté de una cualquiera a mi pequeña. Luego cuando la veo ahí, tirada en el suelo, toda mojada por la lluvia, me hizo sentir culpable.
Cuando se recupero y hablamos, era como si miles de puñaladas me dieran en el pecho. Verla llorar por mí culpa, era lo peor, me sentía un completo imbécil. Y ahí estaba ella haciéndome sentir bien, complaciéndome, intentando hacer algo que no podía hacer, ella no estaba lista y aún así quería entregarse a mí. Era un completo egoísta, tenía tantos deseos de tenerla junto a mí, de hacerla mía, pero no quise porque no merecía nada de ella, nada.
Todos los días era lo mismo. Maldita Caitlin, maldita Gabriela. Cada día, después de cada ensayo, estaba tan feliz porque podría ver a mi pequeña, pero no podía. Si me negaba con Caitlin me amenazaba y me decía que la mataría. Llegaba a casa agotado, sin ánimos. Por causa de eso trataba horrible a mi hermosa. Ella no tenía la culpa de nada, pero mis ánimos por más que trataban de estar bien, no lo estaban. ¿Qué podía hacer? ¿Sonreír sínicamente, sabiendo que le escondía algo terrible al amor de mi vida?
<< - Mañana es tu cumpleaños, quiero que cumplas mi último objetivo.
- ¿Cuál es tu objetivo?
- Quiero que beses a Gabriela frente a (tu nombre), quiero que vea lo infiel que le fuiste todo este tiempo.
- No Caitlin, eso nunca, jamás le haría algo así, ¿no te basta con todo lo que he hecho?
- Si no cumples, la mato, así de fácil…. Elige bien Tom.
- ¿Dónde?...
- Lo sabía… Mañana, durante la fiesta. Tendrás que estar en tu auto con Gabriela, llevare a tu querida noviecita hasta ahí, después será tema de Gabriela y mío, la humillaremos… >>
¿Qué más podía hacer? Por ella era y soy capaz de hacerlo todo. Ella es mi vida, mi razón de vivir, no dejaría que nadie le haga daño, nadie.
Verla llorar por mí culpa. Ver que la humillaran tan cruelmente por mí culpa. Todo era MÍ maldita culpa.
Cada palabra que ella me decía eran pedazos menos en mi corazón. Ella hacía latir mi corazón, ella formaba mi corazón. Y al escuchar sus palabras tan ciertas, tan desde el alma, con tanto dolor y desilusión a la vez, hacían que mi corazón se quebrara en mil pedazos.
“¿Perdonarte? ¿Quieres que te perdone?... ¿Quieres que te perdone esto? ¿Quieres que perdone tu infidelidad? ¿¡Eso quieres ¡?... No… ¡No Tom!”
Le fui infiel por tanto tiempo, pero lo hice por ella, para que no le hicieran daño. ¡Todo fue para protegerla!
“Aún así, ya lo hiciste. Me engañaste, me hiciste sentir especial cuando no era así… Esto… Esto ya no tiene vueltas atrás. Esto se termino aquí Tom…”
Aquella última frase rompió completamente mi corazón. La había perdido… Todo lo hermoso que vivimos juntos, se había ido en unos segundos. Todos los te quiero, los abrazos, las caricias, las hermosas palabras, las miradas, cada momento hermoso que viví junto a ella se fueron, se esfumaron, dieron fin en tan solo unos segundos.
Mis ojos, los cuales nunca habían derramado lágrimas por una chica, esta vez si lo hicieron, mezclándose con la fría lluvia de aquel día…
Desde aquel entonces no la he visto. Han pasado dos semanas. Las más eternas, dos semanas que para mí no tuvieron sentido. Pasaba día y noche encerrado en mi habitación. Mis únicas compañías, eran mi querido Scotty y mis guitarras. Por el día mi compañera era la lluvia y su ruido, por las noches, la soledad, la oscuridad y también la lluvia.
Ahora más que nunca necesitaba a mi hermano, pero no estaba en casa. Todos los días salía, ¿a dónde?, bueno, rara vez veía a dónde se dirigía. Cuando él salía, bajaba a la cocina y tomaba cualquier cosa que había y comía, y si no era para eso, era para ir al patio y mojarme bajo la lluvia con Scotty.
Ahora sospecho que Bill va a ver a (tu nombre). Siempre que llega a casa trae consigo una sonrisa de oreja a oreja. Y por más que me niegue que no la vea, lo noto en sus ojos. Los mismos ojos perdidos que ponía yo cada vez la veía. Al parecer aquel día para el cumpleaños de (tu nombre) Bill era quien la quería besar. ¡Demonios! Mi propio hermano se está quedando con la chica que más amo. Pero, ¿qué mierda puedo hacer?, después de todo es mi hermano. Aún así es (tu nombre), ella es mí todo, mi ser, mi vida. No quiero que mi hermano esté con ella.
Mi vida, te necesito tanto. ¿Qué sentido tiene mi vida si no estas tú? Quisiera poder verte, ponerme de rodillas ante ti y pedirte perdón, decirte lo que en verdad ocurrió, decirte que sin ti no puedo vivir, que me haces falta.
El día de hoy estaba decidido. Iría a la casa de ella, y no me iría de ahí ni aunque me saquen a patadas. Necesitaba decirle todo, decirle la verdad.
- ¿A dónde vas? – Preguntó mi hermano, quien se encontraba sentado en el sofá.
- Iré a arreglar algunas cosas.
Solo eso le conteste y salí de mi casa.
No tenía pensado en que le diría. Solo iba rumbo a su casa, lo primero que saliera de mi boca sería con lo que comenzaría. En mi mente solo pensaba en que ella me perdonara, que me comprendiera y entendiera el por qué le hice todo eso.
Luego de tocar un par de veces el timbre de su casa me abrieron la puerta.
- Buenas tardes – saludó una señora.
- Buenas tardes, ¿se encuentra (tu nombre)?
- ¿(Tu nombre)?... ¿Quién es ella?
- ¿Cómo quién es ella?... Ella vive aquí, la familia (tu apellido).
- Disculpe joven, pero ellos se mudaron hace un par de días atrás, ya no viven aquí.
“Ya no viven aquí”… Aquella frase resonaba por toda mi mente. No sé cómo pero llegue hasta la puerta de mi casa. Aún en estado de shock, aún sin creer lo que me habían dicho.
- Creí que volverías tarde - mencionó Bill.
- No está… - dije casi sin voz, aún no creía nada.
- ¿No está?, ¿quién no está?
- Ella… (Tu nombre)… No está Bill, no está…
- Oh… (Tu nombre)… - dijo como ocultando algo.
- ¿Acaso tu sabes algo? – pregunté mirándolo fijamente.
- ¿Yo?... No Tom, no sé nada.
- Mientes, mientes, ¡mientes! ¡Habla Bill! ¿Me estas ocultando algo?
- No Tom… Yo…
- Bill, dime.
- Ella, no está Tom, se mudo de aquí…
- Si sé que se mudo, pero, ¿a qué lugar se fue?, ¿está lejos o cerca?
- No Tom, no me estas entendiendo, ella se fue… Ella volvió a su país, para siempre.
- ¿Qué?... ¿¡Por qué mierda no me dijiste Bill!? – pregunte tomando a mi hermano de su camisa.
- Lo siento Tom, pero ella me pidió que no te dijera nada…
- ¡Y tú le haces caso! ¿Qué te pasa Bill? Somos hermanos Bill, somos gemelos… Tú sabías a la perfección que ella es el amor de mi vida… Sabías que nunca en mi vida me había enamorado tanto de una chica, ¡tú sabías todo lo que me paso Bill!, ¡todo lo que tuve que hacer por ella!, ¿y aún así no te importo?
- Tom, yo…
- Gracias hermano… Gracias…
Miré a Bill con una gran decepción y salí de ahí.
Y ahí estaba nuevamente, encerrado en mi habitación. Esta vez estaba tan enojado que comencé a arrojar todo lo que encontraba a mi paso. Mis perfumes, mi ropa, los cojines, incluso una de mis guitarras.
Nada me importaba en estos minutos, nada. Yo solo la quería a ella, aquí con migo… Pero ya no estaba, se había ido.
Abrí el velador que estaba junto a mi cama. Busque mi cajetilla de cigarros, pero en vez de eso me encontré con una carta. ¿Quién lo habrá dejado ahí? No tenía nombre, solo salía para quien iba dirigido. Lo abrí y comencé a leerla.
Para ti, el amor de mi vida:
Hoy 1 de septiembre es tu cumpleaños numero veintiuno, ¿increíble no? Ahora estás más grande. Felicidades, espero que cumplas muchos más.
Quería dedicarte algunas palabras, quizás no sea mucho, pero quiero expresar algunas cosas.
Jamás olvidaré el día en que te conocí, gracias le doy a aquellos niños y a aquella malteada que cayo en tu camisa, si no hubiera sido por ellos jamás te hubiese conocido.
Es increíble como en tan poco tiempo ocurrieron tantas cosas. Contigo he pasado los mejores momentos de mi vida. Junto a ti he aprendido muchas cosas. Cada error que cometimos lo supimos solucionar y eso me pone muy feliz, ya que gracias a esos errores nuestra relación día a día mejoró. No puedo creer que seamos novios, aún me cuesta asumirlo y creo que pasa lo mismo contigo. Me alegra saber que has cambiado para mejor. Los rumores son mentiras, todo eso de que eres un mujeriego no lo creo, porque nadie te conoce como yo lo he hecho en este tiempo. He visto tus cambios, tus logros, lo he visto todo, y debo decirte que eres increíble, claro eres Tom Kaulitz.
Gracias por aceptarme tal y como soy, porque a pesar de que soy una simple niña que aún no es mayor de edad, enfocaste tus ojos en mí, quisiste conocerme a fondo y lo lograste… Claro, supiste llegar hasta lo más profundo, mi corazón. Aún no logro entender por qué razón te fijaste en mí, habiendo tantas mujeres en el mundo. Mujeres más lindas, más altas, con más atributos que yo. Créeme, a pesar de que hemos estado mucho tiempo juntos aún me cuestiono aquella pregunta…
El día de ayer cumplimos cuatro meses como novios. Los más hermosos de mi vida, los mejores momentos junto a ti.
Recuerdo como si fuera ayer el día que me pediste ser tu novia. También recuerdo a la perfección todas las hermosas palabras que me dijiste. Todas nuestras caricias, abrazos, besos, cada uno de los momentos vividos junto a ti los conservo muy dentro de mi corazón.
Solo quiero darte las gracias Tom, sé lo mucho que te esfuerzas al esperarme. Gracias por entender que aún no estoy preparada, me da vergüenza cada vez que te rechazo, pero para mí no es algo que haga siempre, la verdad nunca lo he hecho, es por eso que te lo digo a ti, mi novio, en quien confió mucho. El momento llegará pronto, y sé que será el más hermoso de todos, porque serás tú quien estará a mi lado, será tú, el hombre que amo.
Mi vida, quiero desearte la mejor suerte del mundo, sé que estás trabajando muy duro para el nuevo álbum y sé que por eso terminas cansado y tus ánimos no son muy buenos. Cuando me gritas y me dices cosas malas, siempre pienso positivo, porque sé que después de todo no lo haces con malas intenciones, eres una dulce persona.
Podría seguir escribiéndote pero no quiero aburrirte con esto. No está demás repetir que eres mi vida, mi todo. Gracias por hacerme la “mujer” o niña más feliz de este mundo.
Siempre, siempre seré tu pequeña, aunque tenga más de cincuenta años, siempre lo seré.
Pase lo que pase nunca olvides esto… Tú eres y serás el primer hombre de quien me enamoré perdidamente.
Te amo Tom Kaulitz.
……Tu pequeña……
Estaba sumergido en un mar de lágrimas. Cada palabra me clavo en lo más profundo de mi corazón. Siempre supe que era ella el amor de mi vida. Siempre…
¿Por qué?... ¿¡Por qué te fuiste (tu nombre)!? No sabes el dolor que me has causado ahora… Mi corazón se rompió en mil pedazos cuando dijiste que todo lo nuestro había terminado, y ahora… Ahora te vas… Dejándome nuevamente como solía vivir en el pasado. Hundido en un mundo sin luz, un mundo sin vida.
No importa lo que digan. Aprendí a conocer el verdadero amor gracias a ti.
No fue coincidencia encontrarme contigo, tú apareciste por algo en mi vida. Tu propósito era cambiar mi forma de ser, de pensar. Tú propósito en mi vida era aprender y conocer del verdadero amor, y te doy las gracias por eso.
Así fue mi pequeña… Nos separamos… El destino lo quiso así…
Espero encontrarme algún día contigo, y darte las gracias. Gracias ti soy lo que soy ahora, gracias a ti aprendí a querer. Gracias a ti pude sentir lo que es amar a otra persona.
Ahora puedo decir, “yo sí he amado”… Todo te lo debo a ti.
No importa cuantas chicas conozca, tú, solo tú supiste hacerme sentir especial. Tú me enseñaste el arte de amar. Tú supiste volverme loco de amor.
…..Solo tu mi vida, solo tú serás mi único y verdadero amor……
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Y aquí finaliza la primera temporada. GRACIAS muchas gracias a TODAS mis queridas lectoras, gracias por su paciencia, por dedicar una parte de su día a leer mi novela :’), son las mejores de verdad, muchísimas gracias por todo el apoyo y comentarios que me dejaron durante todo este periodo.
Espero que les haya gustado el último capítulo. Y eso… woo muchas gracias *-*, jamás creí que fuera posible esto. Gracias a ustedes y sus comentarios y todo, escribiré una segunda temporada… Jamás lo creí posible x3 MUCHAS GRACIAS *-*
Este es el link de la segunda temporada: http://sintinosoynadath.blogspot.com/
Aún no hay nada, pero cuando suba el prologo les avisaré :D
martes, 24 de enero de 2012
Capítulo 31: “La verdad sale poco a poco a la luz…”
Han pasado dos semanas. Semanas agotadoras tanto para mí como para los chicos. Ellos trabajando en el nuevo álbum y yo estudiando mucho para mis exámenes.
Últimamente no he visto ni hablado mucho con Tom, todo esto de grabar lo tiene ocupado. En dos días más es su cumpleaños y aún no sé que le regalaré. Es por esa razón que decidí ir con mi prima a comprarle algún obsequio.
Entramamos a muchísimas tiendas masculinas, y luego de pasar más de dos horas buscando y buscando encontramos lo que queríamos. Ella también buscaba algo, ya que también se acercaba el cumpleaños de Gustav. También compramos otro regalo más para Bill. Luego de las agotadoras compras, nos dirigimos al patio de comidas y pedimos algunas cosas para comer.
- Estoy agotada – dijo en un suspiro.
- También yo, es difícil buscar algo para un hombre.
- Lo sé, lo peor es que a nosotras nos gusta, pero ahora la pregunta es, ¿les gustará a ellos?
- Claro, no había pensado en eso – ambas nos miramos y reímos – Ahora comamos tranquilas.
Mientras comíamos y hablábamos, miraba a mí alrededor. Entre tantas personas pude reconocer a una, acompañada de alguien. Era una chica, la había visto en algún lugar, pero no recordaba dónde. Iba acompañada de una chica un poco menor que ella, de cabello rubio y tez blanca. Fue lo que pude divisar, ya que estaba de perfil.
- ¿Qué miras? – preguntó mi acompañante.
- Nada, creí ver a alguien, pero creo que no era quien pensaba…
Al terminar, tomamos todas las bolsas con las compras y fuimos a tomar un taxi.
Una vez en casa, nos dirigimos a nuestras habitaciones a esconder los regalos. Ambas decidimos ir a visitarlos, creímos que como era viernes, quizás tendrían un tiempo libre.
- Extraño mucho a Gustav – menciono mi prima tocando el timbre.
- Me imagino, si me lo has dicho casi todos los días – ambas reímos.
- Hola chicas – saludó Bill – Adelante pasen.
Lo saludamos y entramos.
- Lamento el desastre en la casa, pero no hemos tenido tiempo para ordenar – se excuso Bill.
- No te preocupes Bill, es entendible – dije.
- Oh, Gustav está arriba en el estudio, está tocando la batería, por si quieres ir a verlo – le dijo Bill a mi prima.
- Gracias – sonrió ella y subió las escaleras.
- Tom, no está… Salió, no sé aún a que hora volverá.
- No te preocupes… ¿Te gustaría que te ayudará a ordenar?
- ¿Hablas en serio? – preguntó él.
- Claro – le sonreí - Manos a la obra.
Comenzamos ordenando la cocina. Limpiamos los muebles, pasamos un paño húmedo a las cerámicas, ya que había restos de comida, lavamos la loza, terminando ambos mojados, ya que comenzamos a tirarnos agua y espuma. Nuevamente tuvimos que limpiar el piso. Terminando con la cocina, seguimos con el living y luego con el baño. Ambos terminamos tendidos en el sofá.
- Estoy muerto… - dijo Bill dando un gran suspiro.
- Dímelo a mí – ambos reímos.
- Gracias por ayudarme – dijo él tocando mi mano.
- De nada Bill – le sonreí.
Voltee mi mano y él entrelazo sus dedos con los míos. Observé por un momento nuestras manos. Poco a poco fui subiendo mi mirada, encontrándome con aquellos profundos ojos. Su mirada, posada fijamente en la mía. Su rostro, tan natural, sin ningún rastro de maquillaje.
Alguien lo llamaba, quebrantando aquel momento de miradas. Nuestras manos desuniéndose rápidamente, como si fuese un delito.
- Bill te estuve buscando – dijo Gustav sentándose junto con mi prima.
- Bueno, ya me encontraste, ¿qué paso?
- ¿Qué te parece si cenamos algo con las chicas?
Bill aceptó. Gustav llamó por teléfono y pidió una orden. Mientras esperábamos a que llegara, ordenamos la mesa y pusimos los cubiertos.
Al llegar la orden, la pusimos en la mesa y comenzamos a comer. Las risas eran infaltables, era grato compartir con los chicos. Georg, quien había llegado, se unió a nosotros. Al acabar con la cena, fuimos a jugar “nintendo wii”, algo en que Georg era muy bueno.
Mientras Gustav y Bill jugaban, sentí un pequeño ruido en la puerta. Me paré y salí de ahí sin que los chicos lo notasen.
- ¿Tom? – pregunte con inseguridad.
- Hola – saludó quitándose su gorro y bufanda.
- ¿Cómo te fue?... Bill me dijo que saliste.
- Oh… Si, me fue bien – sonrió de medio lado.
- ¿Quieres ir a donde están los demás?
- No, quiero ir a mi habitación, estoy algo cansado.
- ¿Puedo acompañarte?
Me miró, y como si lo hubiese pensado, respondió.
- Claro – dijo subiendo las escaleras.
Cuando llegamos a su habitación, sacó pijama y se metió al baño. Mientras se cambiaba aproveche de ordenar algunas cosas que tenía en el suelo.
- No tienes que hacer eso – dijo él sentándose en la cama.
- Solo quería ayudarte, sé que has estado muy ocupado estos días y…
- Aún así no tienes que hacerlo – interrumpió.
Su rostro se veía molesto, pero a la vez perdido. Movía sus piernas de un lado a otro.
Camine hasta él y me senté a su lado.
- Lo hago porque te quiero – posé una de mis manos en su pierna y con la otra tome su rostro – Puedo notar en tu rostro que estas cansado.
Besé sus labios. Él correspondió, pero se separó rápidamente soltando un quejido.
Lo miré preocupada. Tome su rostro con ambas manos, enfocando mi mirada en sus labios. Estos se encontraban en un tono rosa y morado, como si alguien los hubiese golpeado.
- ¿Qué te paso Tom? – Pregunté pasando mi dedo pulgar por el contorno de sus labios.
- Nada – Respondió esquivándome.
- ¿Me estás ocultando algo?, puedes confiar en mí, soy tu novia – dije acariciando su rostro.
- ¡No me pasa nada! – gritó él enojado.
- Entiendo… - Poco a poco me aleje de él.
- No, lo siento, no quise gritarte – Se acerco a mí y me abrazo.
Correspondí a su abrazo. Esta vez era tan diferente… Sentía que no me protegían, me sentía vacía entre ellos. Su aroma, era diferente. Sentía que no era Tom.
- Estoy cansado y tengo sueño – dijo él soltándome.
- Claro, yo… te dejo.
Me pare en la entrada de su habitación. Veía como se acostaba, tapándose con las frazadas.
- Que descanses – dije cerrando la puerta.
Quedé recostaba a un lado de su puerta, preguntándome el por qué de su reacción.
- ¿Llego Tom? – Preguntó Bill.
- Oh por Dios… Me has asustado – dije respirando agitada y tocando mí pecho.
- Lo lamento, no fue mi intención.
- No te preocupes y, si, llego… Ahora dormirá, dijo que estaba cansado.
- Mm… cansado, entiendo… Vamos, te toca jugar – sonrió.
- Ok – reí nerviosa.
Pasamos la noche jugando. Al terminar mi prima y yo volvimos a casa, directamente a dormir, habíamos tenido un día muy agotador.-
Los dos días pasaron volando. Hoy es el cumpleaños de los gemelos.
Bill me dijo que en la noche harían una pequeña fiesta, para celebrar sus veintiún años. No tenía nada formal para entonces.
- Es una emergencia de moda, tenemos que ir al centro comercial ahora – exclamó mi prima desesperada.
- Tranquila, no…
- ¿Estar tranquila? – Interrumpió - (Tu nombre) es el cumpleaños de tu novio, tienes que verte bien, además, no es un cumpleaños normal, ¿entiendes?...
- Si lo sé, pero vamos al centro comercial y me ayudas a buscar algo.
- Si, si vamos, rápido.
Salimos casi volando a tomar un taxi. Al llegar, inmediatamente entramos a ver vestidos. Me probé muchos, hasta que al fin me quede con uno.
- Ahora los zapatos… - dijo ella buscando.
- ¿Qué?, ¿estas loca?
- ¿No pensaras ponerte un vestido con zapatillas? Es ridículo… - continuó buscando.
- La última vez que use tacos, fue cuando Tom me invito a un hotel…
- Ahora tendrás que ponerte unos nuevamente, pero que sean más altos.
- ¿Me quieres torturar?, ¿tu crees que no duele? – pregunté enojada.
- Si, sé que duele, pero es para que te veas más alta, después te los sacas – rió.
Me probé unos zapatos muy bonitos, me hacían ver alta, sabía que tarde o temprano me dolerían los pies, pero solo era una noche, así que, decidí sacrificarme.
Al volver a casa, mi prima y yo decidimos ir a la casa de los chicos, para entregarles el regalo, ya que después no podríamos.
- Hola chicas – saludo Bill abriendo la puerta.
- ¡Feliz cumpleaños! – gritamos al unísono.
- Oh muchas gracias – sonrió él emocionado.
Ambas le dimos un fuerte abrazo y a la vez le entregamos el regalo que cada una habíamos comprado.
- Los chicos están en el estudio, vayan, yo iré a dejar mis regalos a mi habitación – dijo Bill subiendo las escaleras.
También subimos nosotras, ya que el estudio estaba arriba. Antes de entrar al estudio, pase a la habitación de Tom, dejando dentro de su velador una carta que le había escrito el día de ayer, luego salí y entré al estudio. Ahí estaban Georg con su bajo en las manos, Gustav sentado en el sofá junto a mi prima.
- Hola chicos – los saludé besando sus mejillas.
- Si buscas a Tom, está dentro de la sala de grabaciones – dijo Georg.
- Gracias – le sonreí y camine hasta la sala.
Abrí cuidadosamente la puerta, y ahí, sentado con su guitarra eléctrica y un micrófono, se encontraba Tom. Al verme dejo su guitarra a un costado y se levanto, acercándose a mí.
- Hola linda – saludó él sonriéndome.
- Feliz cumpleaños – le di un fuerte abrazo, al cual correspondió.
- Gracias linda – sonrió y beso mi mejilla.
- Esto es para ti – le pase el regalo – Espero que te guste.
- No debiste, muchas gracias, después lo abriré.
Le sonreí acercándome un poco más a él.
- Veo que tus labios han vuelto a su color normal – dije mirándolos.
Tom cambio la expresión de su rostro. Al notarlo decidí cambiar de tema.
- Ven, vamos con los chicos – dije tomando su mano.
Él impidió que siguiera caminando, volteándome hacia él. Después de tanto tiempo, sentí sus labios sobre los míos. Este beso era tan distinto, la manera en que me besaba era distinta, extraña, pero los extrañaba tanto que me perdí en ellos.
Al separarnos, Tom me miró. Una mirada llena de tristeza, que pedía gritos perdón. ¿Perdón?...
- Vamos – lo tome de la mano y salimos de ahí.
Bajamos hasta el primer piso, directo al living. Ahí estaban los chicos, compartiendo algunas cosas. Tom y yo nos integramos.
Solo compartimos un pequeño rato, ya que pronto tendríamos que irnos todos al hotel donde sería la fiesta de los chicos.
- Entonces, nos veremos después, adiós – dijo Bill.
Ambas salimos de la casa y nos dirigimos a la mía, para arreglarnos.
Nos dimos una ducha, nos pusimos nuestros vestidos y zapatos. Deje mi cabello suelto, solo lo acomode un poco, y me maquille. Una vez listas, llamamos a Evans, él nos iría a dejar al hotel.
Me sentía nerviosa. Luego de pensarlo bien, me di cuenta de que estaba lista. Amaba mucho a Tom. Él también a mí, es por esa razón que esperó hasta que estuviera lista. Esta vez sentía que sí estaba lista, quería demostrárselo. Pero a pesar de todo, aún siento ese mal presentimiento, algo me dice que no lo haga.
- (Tu nombre) vamos, hemos llegado – dijo mi prima bajando del auto.
- Gracias Evans – le sonreí y baje.
- ¿Ya habías estado aquí antes? – pregunto ella.
- Así es, una vez estuve aquí con Tom.
- Es un lindo hotel.
- Si lo es – afirme.
Entramos al lugar, dirigiéndonos a la terraza, donde sería la fiesta. El lugar estaba repleto. Las personas bailaban, reían, bebían, en fin. Entre todas esas personas divisamos a Gustav y a Georg. Estuvimos con ellos, ya que no encontrábamos a los cumpleañeros.
- Te ves hermosa – susurro a mi oído y tomo mi cintura.
- Gracias, tu también – voltee para poder mirarlo mejor.
- Te ves más alta, eso me gusta – rió.
- Eres un pesado Tom - refunfuñé dándole un pequeño golpe en su pecho.
- Sabes que me gusta molestarte.
Ambos nos abrazamos y comenzamos a movernos al ritmo de la música. Al recostar mi cabeza en el pecho de Tom, pude notar como a lo lejos nos observaba Bill. Con un rostro lleno de tristeza. Mis ojos lo perdieron de vista cuando Tom tomo de mi rostro, dándome un beso.
Al separarnos miré nuevamente hacia donde estaba Bill, pero, ya no estaba.
Así pasaron los minutos, hasta que llamaron a los festejados para que apagaran las velas de la torta. Desde ese momento perdí de vista a Tom. Di vueltas por alrededor de la terraza, pero no lo encontré por ningún lado.
- Hola – me saludó una chica.
- Hola… - la miré confusa.
- ¿Buscas a tu novio? – preguntó.
- ¿Cómo sabes que tengo novio?
- Es obvio, muchos vimos cuando Tom y tu se besaron – dijo algo obvia.
- Oh… Bueno, si lo estoy buscando.
- Te ayudaré a buscarlo – dijo ella.
La chica se me hacia familiar, la había visto, pero no recordaba dónde. Ambas comenzamos a caminar.
- ¿Hace cuanto tiempo son novios? – preguntó ella.
- Bueno, hace como unos cuatro meses.
- Es mucho tiempo, es extraño… ¿no te ha engañado?
- ¿Qué? – Su pregunta me tomo por sorpresa – No, él cambio mucho, jamás me ha engañado.
- ¿De verdad?... Vaya, quien lo viera, veo que si lo hiciste cambiar.
- No lo hice cambiar, él lo hizo solo.
- Ya veo… ¿Lo quieres? – la chica continuaba con su interrogaciones.
- Mucho… - respondí al instante.
- ¿Este último tiempo no has notado a Tom algo extraño?
- Bueno…. - Aquella pregunta no sabía responderla. Tom si estaba extraño. Desde antes de mi cumpleaños comenzó a comportarse de una manera extraña. Estos días también, pero quizás eran por el cansancio, estaba muy ocupado con el nuevo disco – Si ha estado algo extraño…
- Desde hace mucho… Lo notas molesto, cansado, muy cansado, ¿no es así?
- ¿Cómo sabes tanto? – pregunté inquietándome.
- No lo sé… Ven vamos a buscarlo en recepción, quizás esté ahí.
Ambas caminamos hasta la recepción, pero tampoco se veía nada.
- ¿A dónde vas? – Le pregunté a la chica, mientras se acercaba a la entrada del hotel.
- Ven, acompáñame afuera – dijo ella.
Abrimos la puerta y salimos. Hacía muchísimo frio afuera. La noche se hacía presente, con nubes muy grises, en cualquier momento llovería. Fuera del hotel se encontraban algunos autos. Entre ellos un auto que conocía a la perfección.
- Es el auto de Tom – dije.
- Quizás esté ahí, vamos acerquémonos – sugirió ella.
Así lo hicimos. Nos acercamos al auto de Tom, pero… No pude seguir. Mi cuerpo se paralizo, ante aquella escena.
Sentía como le daban miles de puñaladas a mi corazón, sentía como mi cuerpo comenzó a temblar.
- No puede ser… - dije casi sin voz.
- Vaya, vaya, ¿no es ese Tom?... Tú novio. El que nunca te ha hecho sufrir. El que te quiere tanto… Tanto como para hacer esto frente a tus ojos. Que amor, ¿no?
No… No, ese no era Tom… ¿A quién quiero engañar?.... Ese sí era Tom. Él, junto a una chica. Él acariciando a otra chica. Él besando a otra chica…
No pasaron un par de minutos cuando ambos salieron del auto. Aquella chica era… No puedo creerlo… No… ¡NO! ... ¿¡Ella!? ¿Qué hace ella aquí? ¿Qué hace ella besando a mí novio?
- Que bonito Tom, pero que decepción, ¿qué has hecho?... ¿Cómo puedes besar a otra chica frente a los ojos de tu novia? – dijo aplaudiendo la chica que me acompañaba.
- (Tu nombre)…. – soltó Tom asombrado.
- ¿Por qué Tom?... ¿por qué?.... ¿Qué te he hecho?...
Las palabras apenas salían de mi boca. Mi voz temblaba, las lágrimas salían de mis ojos.
- ¿Quieres que respondas tus preguntas querida (Tu nombre)? – Pregunto la chica – Lo haré con gusto… Te preguntarás por qué razón Tom a estado actuando tan extraño… Es por esto, por lo que acabas de ver. El día de tu cumpleaños… Tom, no estuvo presente. ¿Por qué?... Simple, paso todo el día junto a la belleza que se encuentra a su lado.
- flashback
“Sabía que tu más grande deseo era que estuviera presente, pero maldición, ¡siempre hay personas que se entrometen y arruinan todo!...”
- Fin flashback
Ahora ya no te habla como antes, ¿verdad?... Claro, todos los afectos de cariños se esfumaron cuando él conoció a la chica que está a su lado.
Que triste es la vida, ¿no?, pero era claro querida, Tom nunca fue para ti. No vales nada linda, eres poca cosa para él.
- Cierra la boca Caitlin – dijo Tom.
¡Caitlin!.... La misma chica que fue un día a mi casa a preguntar si estaba mi madre, la misma chica que vi hace dos días atrás en el centro comercia, ella la misma chica que estuvo cinco meses con Tom, cuando volví a mi país.
- ¿No te preguntabas por qué llego tarde el día de tu cumpleaños?... ¿No te preguntas por qué llegaba tan casado a casa y solo quería dormir y nada más?... Simple, todos esos días fueron porque estuve con él. Besándolo, acariciándolo, y claro… – la chica que estaba con Tom se acercó más a mí – Dándole todo lo que tu no le diste. Así es querida, el día más importante de tú vida, el día de tú cumpleaños, Tom estaba teniendo sexo con migo, y no solo ese día, sino todos los días que no estaba en casa. Es por eso que me prefiero a mí, ya que tú nunca le diste lo que él más quería… Eres una perdedora (Tu nombre)… ¿No te gusto quitarme a Ignacio?... Nadie, escúchame bien, nadie, se mete con migo. Nuevamente te he vencido estúpida, siempre seré la ganadora.
Ahí estaba ella. Rompiendo cada parte de mi alama, destrozándola con cada una de sus palabras… No tenía las fuerzas suficientes para hablar, pero, ¿de qué servía? No tenía nada que decir, nada.
- ¿Por qué eres tan mala?... ¿¡Qué te he hecho Gabriela por Dios!? …¡Dime! – pedía gritos una respuesta.
- Ya te lo dije, jamás me verás perder… y ahora que ya he logrado mi objetivo, te dejo, ahí tienes a tu novio, disfrútalo… Perdedora – rió.
- Te dije que me las pagarías bien caro Tom Kaulitz, nadie se mete con migo, ¡que viva el amor! – rió Caitlin junto con Gabriela y ambas se fueron.
Ahí quedamos los dos. En silencio. Aún no podía salir de mi estado de shock. Solo quería irme, salir de ahí, correr, esconderme, y no saber nada de nadie. Voltee y comencé a caminar.
- No te vayas… - dijo Tom.
Aún seguía caminando, no quería hablar con él.
- Mi pequeña no te vayas – insistió.
- ¡Cállate! – Voltee hacia él enojada - ¡No me vuelvas a llamar así!
- Perdóname – dijo él agachando su cabeza.
- ¿Perdonarte? ¿Quieres que te perdone? – Preguntaba acercándome a él - ¿Quieres que te perdone esto? ¿Quieres que perdone tu infidelidad? ¿¡Eso quieres!?... No… ¡No Tom!
- Escúchame por favor…
- ¡No Tom! ¡No quiero escucharte!
- No sabes lo que ocurrió, por favor escúchame – suplicaba él.
- ¿Escucharte?... No, ahora tú me escucharas a mí… Lamento no haber podido darte todo lo que querías…. Lamento no haberte dado lo que más querías, pero NO me sentía segura Tom, no estaba lista… Hoy, Tom, hoy quería demostrarte que era capaz de todo, porque te quiero tanto, tanto que quería que me hicieras tuya… Pero no… No fuiste capaz de esperarme, ¡no fuiste capaz! ¡Te metiste con la primera que se cruzo por tu camino! Y lo peor de todo fue con ella Tom, con Gabriela, mi enemiga de tanto tiempo, la que siempre me hacia la vida imposible. ¡Ella! las que nos separó en el pasado, rompiendo el único medio de comunicación que teníamos… Y ahora, nuevamente separándonos…
- ¿Separándonos?... Espera… No, (tu nombre), no por favor no me hagas esto – dijo tomando mis manos.
- ¡Suéltame!... – grite sacando mis manos - “¿No me hagas esto?”… Por favor Tom, ¡deja de ser tan egocéntrico por una vez en tu vida!... ¿Qué hay de mí Tom? Me mentiste, me mentiste de la peor forma. ¿Es por eso que llegabas cansado verdad?... Y yo, la tonta, que creía que trabajabas todo el día y por eso estabas así… Me tratabas mal… me hacías sentir mal, pero aún así no me importaba, porque te quería. Tus labios estaban morados porque ella te besaba… te besaba tanto, tanto como yo nunca lo pude hacer….
La lluvia había comenzado a caer. Congelando aún más mi cuerpo. Las gotas, mezclándose con mis lágrimas, con mi dolor.
- Ella nunca me hizo sentir lo que tú me hacías sentir… Fui un estúpido al hacerlo, pero si tan solo me dejaras decirte todo lo que paso, me entenderías – decía Tom mirándome.
- Aún así, ya lo hiciste. Me engañaste, me hiciste sentir especial cuando no era así… Esto… Esto ya no tiene vuelta atrás. Esto se termino aquí Tom.
- ¿Q-Qué?... No… ¡NO!, (tu nombre) mírame, estas mintiendo, no hablas en serio – Tom tomó de mi rostro.
- ¡Suéltame! – Dije golpeando fuertemente su pecho - ¡No me vuelvas a tocar nunca más!... Esto se termino Tom, se acabo. Fije no haberme conocido, y yo haré lo mismo.
- No me pidas algo que no podré hacer, por favor no me pidas eso – En sus ojos pude notar como salían lágrimas – Eres mi vida, ¿qué mierda haré si no estas? – grito enojado.
- Eso debiste pensarlo antes… - Saqué las medallas que tenía en mi cuello. La primera que me dio, la letra “T”, y la segunda, el corazón – Tom, quédate con esto, no lo quiero – las tire a sus pies – Ya no existes para mí Tom… Adiós.
- ¡No!, ¡(Tu nombre)!, no te vayas mi amor…
Fue lo último que escuche decir a Tom cuando salí corriendo. Corría sin dirección alguna, pero, ¿qué importaba?, desde un principio estaba perdida, desde que sentí que Tom dejo poco a poco de amarme.
La oscura noche, la lluvia y el frío eran mis compañeros en ese momento, en el momento donde me sentía más perdida y triste. ¿Dónde estaba?, todo me parecía igual, sentía que daba vueltas el círculos. Al fin y al cabo, caí. En medio del agua, en medio el frío piso caí. De rodillas, lloraba como una pequeña niña, perdida. Necesitaba tanto a alguien. Necesitaba protección, cariño, consolación, amor. Pero, mi realidad era esa, estar sola.
Sentir mi cuerpo rodeado por aquellos brazos, me hicieron sentir segura. Cuando me sentía tan sola, llego alguien a hacerme compañía. Sin mirarlo lo abrace como nunca antes lo había echo. Lloré sobre su hombro. Su aroma me embriago, quedando completamente perdida en el. Sus caricias, su respiración, su cabello, todo, todo me hacia perderme del mundo.
- Siempre, estaré para ti, siempre estaré a tu lado, aunque nunca te hayas dado cuenta, siempre estuve para ti… Te quiero – dijo en mi oído.
Siempre estuvo ahí. Nunca me di cuenta de eso…
- ¿Cuánto tiempo has estado ocultando esto?... – le pregunte acariciando su rostro.
- Por mucho tiempo, no te imaginas cuanto – Su mirada, hacían que mi corazón se partiera en mil pedazos.
- ¿Por qué?... ¿Por qué nunca me lo dijiste?
- No podía hacerlo… Cuando amas a alguien que no te corresponde, tienes que dejarlo ir, eso hice, pero me fue imposible… Eres, única, especial, eres todo lo que siempre he esperado, pero nunca serás para mí… - bajo su mirada.
- Nunca es tarde…
Sus ojos, me miraron de una manera tan peculiar, que me perdí en ellos. Sus labios una tentación, moría por besarlos, sentirlos. Con ambas manos tomé su rostro, lo acaricie. Sus mejillas tan suaves. Él se acerco más a mí, uniendo nuestros labios. Sus besos, tan tímidos como lo era él con migo. Deshizo aquel beso, mirándome fijamente.
- Aún es mi cumpleaños… Solo quiero que cumplas mi deseo… Quiero que estés lo queda de la noche junto a mí…
El mismo deseo. Él tenía el mismo deseo que yo tuve para mi cumpleaños. Que rabia sentí en ese momento, Tom, no cumplió mi deseo, mi más grande deseo… Y ahora, él, la persona quien menos esperaba, tenía el mismo deseo que tuve yo. Que maldita es la vida…
- Ten por seguro que tu deseo se hará realidad… Aquí me tendrás, junto a ti hasta el último segundo… Quiero que cumplas tu deseo… - uní mi frente con la suya.
- No sabes cuánto tiempo había querido sentir tus labios… Acariciar tu rostro… Sentirte cerca de mí… Eres hermosa (tu nombre)… - decía él abrazándome más y más.
- Ahora estoy aquí… Junto a ti Bill…
- Y así quiero que sea…
Bajo la helada lluvia nos encontrábamos nosotros. Ambos con el mismo deseo, a diferencia de mí, que cuyo deseo no fue cumplido. Pero si yo no era feliz, él si tenía que serlo. Él, quien siempre estuvo para mí, en todo momento. Él se merecía todo lo bueno, pero no se merecía esto, no me merecía. Soy un asco para él… Acabo de terminar una relación, y ¿qué era lo que hacia ahora?... Meterme con él… Quien no tenía la culpa de nada… Pero en el fondo mi corazón también sentía algo más por él. Desde aquel día que salimos juntos al cine y me regalo la pulsera con el grabado “Sacred”… Y aquel día, para mi cumpleaños, él estuvo ahí. Alegrándome el día, haciéndome sentir mejor. Siempre fue él quien estuvo con migo.
Después de todo, en lo profundo de mi corazón tenía este sentimiento escondido.Yo sí siento algo por Bill, pero las cosas quizás no siempre son como uno quiere. Solo el futuro lo deparará.
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Aquí les dejo el PENÚLTIMO capítulo de la fic. Se ha cerrado la encuesta y de acuerdo a sus votos quieren una segunda temporada, por lo tanto escribiré una segunda temporada :D
Espero que les guste el penúltimo capítulo >.<… Gracias por todo chicas, son las mejores lectoras del mundo *-*.
Ya he creado el nuevo blog,cuando haga el prologo, lo subiré aquí para que lo vean, ¿bueno?....
Pronto subiré el último capítulo, así que... estén atentas jajaja x3. Adiós Aliens, son las mejores *-*.
Últimamente no he visto ni hablado mucho con Tom, todo esto de grabar lo tiene ocupado. En dos días más es su cumpleaños y aún no sé que le regalaré. Es por esa razón que decidí ir con mi prima a comprarle algún obsequio.
Entramamos a muchísimas tiendas masculinas, y luego de pasar más de dos horas buscando y buscando encontramos lo que queríamos. Ella también buscaba algo, ya que también se acercaba el cumpleaños de Gustav. También compramos otro regalo más para Bill. Luego de las agotadoras compras, nos dirigimos al patio de comidas y pedimos algunas cosas para comer.
- Estoy agotada – dijo en un suspiro.
- También yo, es difícil buscar algo para un hombre.
- Lo sé, lo peor es que a nosotras nos gusta, pero ahora la pregunta es, ¿les gustará a ellos?
- Claro, no había pensado en eso – ambas nos miramos y reímos – Ahora comamos tranquilas.
Mientras comíamos y hablábamos, miraba a mí alrededor. Entre tantas personas pude reconocer a una, acompañada de alguien. Era una chica, la había visto en algún lugar, pero no recordaba dónde. Iba acompañada de una chica un poco menor que ella, de cabello rubio y tez blanca. Fue lo que pude divisar, ya que estaba de perfil.
- ¿Qué miras? – preguntó mi acompañante.
- Nada, creí ver a alguien, pero creo que no era quien pensaba…
Al terminar, tomamos todas las bolsas con las compras y fuimos a tomar un taxi.
Una vez en casa, nos dirigimos a nuestras habitaciones a esconder los regalos. Ambas decidimos ir a visitarlos, creímos que como era viernes, quizás tendrían un tiempo libre.
- Extraño mucho a Gustav – menciono mi prima tocando el timbre.
- Me imagino, si me lo has dicho casi todos los días – ambas reímos.
- Hola chicas – saludó Bill – Adelante pasen.
Lo saludamos y entramos.
- Lamento el desastre en la casa, pero no hemos tenido tiempo para ordenar – se excuso Bill.
- No te preocupes Bill, es entendible – dije.
- Oh, Gustav está arriba en el estudio, está tocando la batería, por si quieres ir a verlo – le dijo Bill a mi prima.
- Gracias – sonrió ella y subió las escaleras.
- Tom, no está… Salió, no sé aún a que hora volverá.
- No te preocupes… ¿Te gustaría que te ayudará a ordenar?
- ¿Hablas en serio? – preguntó él.
- Claro – le sonreí - Manos a la obra.
Comenzamos ordenando la cocina. Limpiamos los muebles, pasamos un paño húmedo a las cerámicas, ya que había restos de comida, lavamos la loza, terminando ambos mojados, ya que comenzamos a tirarnos agua y espuma. Nuevamente tuvimos que limpiar el piso. Terminando con la cocina, seguimos con el living y luego con el baño. Ambos terminamos tendidos en el sofá.
- Estoy muerto… - dijo Bill dando un gran suspiro.
- Dímelo a mí – ambos reímos.
- Gracias por ayudarme – dijo él tocando mi mano.
- De nada Bill – le sonreí.
Voltee mi mano y él entrelazo sus dedos con los míos. Observé por un momento nuestras manos. Poco a poco fui subiendo mi mirada, encontrándome con aquellos profundos ojos. Su mirada, posada fijamente en la mía. Su rostro, tan natural, sin ningún rastro de maquillaje.
Alguien lo llamaba, quebrantando aquel momento de miradas. Nuestras manos desuniéndose rápidamente, como si fuese un delito.
- Bill te estuve buscando – dijo Gustav sentándose junto con mi prima.
- Bueno, ya me encontraste, ¿qué paso?
- ¿Qué te parece si cenamos algo con las chicas?
Bill aceptó. Gustav llamó por teléfono y pidió una orden. Mientras esperábamos a que llegara, ordenamos la mesa y pusimos los cubiertos.
Al llegar la orden, la pusimos en la mesa y comenzamos a comer. Las risas eran infaltables, era grato compartir con los chicos. Georg, quien había llegado, se unió a nosotros. Al acabar con la cena, fuimos a jugar “nintendo wii”, algo en que Georg era muy bueno.
Mientras Gustav y Bill jugaban, sentí un pequeño ruido en la puerta. Me paré y salí de ahí sin que los chicos lo notasen.
- ¿Tom? – pregunte con inseguridad.
- Hola – saludó quitándose su gorro y bufanda.
- ¿Cómo te fue?... Bill me dijo que saliste.
- Oh… Si, me fue bien – sonrió de medio lado.
- ¿Quieres ir a donde están los demás?
- No, quiero ir a mi habitación, estoy algo cansado.
- ¿Puedo acompañarte?
Me miró, y como si lo hubiese pensado, respondió.
- Claro – dijo subiendo las escaleras.
Cuando llegamos a su habitación, sacó pijama y se metió al baño. Mientras se cambiaba aproveche de ordenar algunas cosas que tenía en el suelo.
- No tienes que hacer eso – dijo él sentándose en la cama.
- Solo quería ayudarte, sé que has estado muy ocupado estos días y…
- Aún así no tienes que hacerlo – interrumpió.
Su rostro se veía molesto, pero a la vez perdido. Movía sus piernas de un lado a otro.
Camine hasta él y me senté a su lado.
- Lo hago porque te quiero – posé una de mis manos en su pierna y con la otra tome su rostro – Puedo notar en tu rostro que estas cansado.
Besé sus labios. Él correspondió, pero se separó rápidamente soltando un quejido.
Lo miré preocupada. Tome su rostro con ambas manos, enfocando mi mirada en sus labios. Estos se encontraban en un tono rosa y morado, como si alguien los hubiese golpeado.
- ¿Qué te paso Tom? – Pregunté pasando mi dedo pulgar por el contorno de sus labios.
- Nada – Respondió esquivándome.
- ¿Me estás ocultando algo?, puedes confiar en mí, soy tu novia – dije acariciando su rostro.
- ¡No me pasa nada! – gritó él enojado.
- Entiendo… - Poco a poco me aleje de él.
- No, lo siento, no quise gritarte – Se acerco a mí y me abrazo.
Correspondí a su abrazo. Esta vez era tan diferente… Sentía que no me protegían, me sentía vacía entre ellos. Su aroma, era diferente. Sentía que no era Tom.
- Estoy cansado y tengo sueño – dijo él soltándome.
- Claro, yo… te dejo.
Me pare en la entrada de su habitación. Veía como se acostaba, tapándose con las frazadas.
- Que descanses – dije cerrando la puerta.
Quedé recostaba a un lado de su puerta, preguntándome el por qué de su reacción.
- ¿Llego Tom? – Preguntó Bill.
- Oh por Dios… Me has asustado – dije respirando agitada y tocando mí pecho.
- Lo lamento, no fue mi intención.
- No te preocupes y, si, llego… Ahora dormirá, dijo que estaba cansado.
- Mm… cansado, entiendo… Vamos, te toca jugar – sonrió.
- Ok – reí nerviosa.
Pasamos la noche jugando. Al terminar mi prima y yo volvimos a casa, directamente a dormir, habíamos tenido un día muy agotador.-
Los dos días pasaron volando. Hoy es el cumpleaños de los gemelos.
Bill me dijo que en la noche harían una pequeña fiesta, para celebrar sus veintiún años. No tenía nada formal para entonces.
- Es una emergencia de moda, tenemos que ir al centro comercial ahora – exclamó mi prima desesperada.
- Tranquila, no…
- ¿Estar tranquila? – Interrumpió - (Tu nombre) es el cumpleaños de tu novio, tienes que verte bien, además, no es un cumpleaños normal, ¿entiendes?...
- Si lo sé, pero vamos al centro comercial y me ayudas a buscar algo.
- Si, si vamos, rápido.
Salimos casi volando a tomar un taxi. Al llegar, inmediatamente entramos a ver vestidos. Me probé muchos, hasta que al fin me quede con uno.
- Ahora los zapatos… - dijo ella buscando.
- ¿Qué?, ¿estas loca?
- ¿No pensaras ponerte un vestido con zapatillas? Es ridículo… - continuó buscando.
- La última vez que use tacos, fue cuando Tom me invito a un hotel…
- Ahora tendrás que ponerte unos nuevamente, pero que sean más altos.
- ¿Me quieres torturar?, ¿tu crees que no duele? – pregunté enojada.
- Si, sé que duele, pero es para que te veas más alta, después te los sacas – rió.
Me probé unos zapatos muy bonitos, me hacían ver alta, sabía que tarde o temprano me dolerían los pies, pero solo era una noche, así que, decidí sacrificarme.
Al volver a casa, mi prima y yo decidimos ir a la casa de los chicos, para entregarles el regalo, ya que después no podríamos.
- Hola chicas – saludo Bill abriendo la puerta.
- ¡Feliz cumpleaños! – gritamos al unísono.
- Oh muchas gracias – sonrió él emocionado.
Ambas le dimos un fuerte abrazo y a la vez le entregamos el regalo que cada una habíamos comprado.
- Los chicos están en el estudio, vayan, yo iré a dejar mis regalos a mi habitación – dijo Bill subiendo las escaleras.
También subimos nosotras, ya que el estudio estaba arriba. Antes de entrar al estudio, pase a la habitación de Tom, dejando dentro de su velador una carta que le había escrito el día de ayer, luego salí y entré al estudio. Ahí estaban Georg con su bajo en las manos, Gustav sentado en el sofá junto a mi prima.
- Hola chicos – los saludé besando sus mejillas.
- Si buscas a Tom, está dentro de la sala de grabaciones – dijo Georg.
- Gracias – le sonreí y camine hasta la sala.
Abrí cuidadosamente la puerta, y ahí, sentado con su guitarra eléctrica y un micrófono, se encontraba Tom. Al verme dejo su guitarra a un costado y se levanto, acercándose a mí.
- Hola linda – saludó él sonriéndome.
- Feliz cumpleaños – le di un fuerte abrazo, al cual correspondió.
- Gracias linda – sonrió y beso mi mejilla.
- Esto es para ti – le pase el regalo – Espero que te guste.
- No debiste, muchas gracias, después lo abriré.
Le sonreí acercándome un poco más a él.
- Veo que tus labios han vuelto a su color normal – dije mirándolos.
Tom cambio la expresión de su rostro. Al notarlo decidí cambiar de tema.
- Ven, vamos con los chicos – dije tomando su mano.
Él impidió que siguiera caminando, volteándome hacia él. Después de tanto tiempo, sentí sus labios sobre los míos. Este beso era tan distinto, la manera en que me besaba era distinta, extraña, pero los extrañaba tanto que me perdí en ellos.
Al separarnos, Tom me miró. Una mirada llena de tristeza, que pedía gritos perdón. ¿Perdón?...
- Vamos – lo tome de la mano y salimos de ahí.
Bajamos hasta el primer piso, directo al living. Ahí estaban los chicos, compartiendo algunas cosas. Tom y yo nos integramos.
Solo compartimos un pequeño rato, ya que pronto tendríamos que irnos todos al hotel donde sería la fiesta de los chicos.
- Entonces, nos veremos después, adiós – dijo Bill.
Ambas salimos de la casa y nos dirigimos a la mía, para arreglarnos.
Nos dimos una ducha, nos pusimos nuestros vestidos y zapatos. Deje mi cabello suelto, solo lo acomode un poco, y me maquille. Una vez listas, llamamos a Evans, él nos iría a dejar al hotel.
Me sentía nerviosa. Luego de pensarlo bien, me di cuenta de que estaba lista. Amaba mucho a Tom. Él también a mí, es por esa razón que esperó hasta que estuviera lista. Esta vez sentía que sí estaba lista, quería demostrárselo. Pero a pesar de todo, aún siento ese mal presentimiento, algo me dice que no lo haga.
- (Tu nombre) vamos, hemos llegado – dijo mi prima bajando del auto.
- Gracias Evans – le sonreí y baje.
- ¿Ya habías estado aquí antes? – pregunto ella.
- Así es, una vez estuve aquí con Tom.
- Es un lindo hotel.
- Si lo es – afirme.
Entramos al lugar, dirigiéndonos a la terraza, donde sería la fiesta. El lugar estaba repleto. Las personas bailaban, reían, bebían, en fin. Entre todas esas personas divisamos a Gustav y a Georg. Estuvimos con ellos, ya que no encontrábamos a los cumpleañeros.
- Te ves hermosa – susurro a mi oído y tomo mi cintura.
- Gracias, tu también – voltee para poder mirarlo mejor.
- Te ves más alta, eso me gusta – rió.
- Eres un pesado Tom - refunfuñé dándole un pequeño golpe en su pecho.
- Sabes que me gusta molestarte.
Ambos nos abrazamos y comenzamos a movernos al ritmo de la música. Al recostar mi cabeza en el pecho de Tom, pude notar como a lo lejos nos observaba Bill. Con un rostro lleno de tristeza. Mis ojos lo perdieron de vista cuando Tom tomo de mi rostro, dándome un beso.
Al separarnos miré nuevamente hacia donde estaba Bill, pero, ya no estaba.
Así pasaron los minutos, hasta que llamaron a los festejados para que apagaran las velas de la torta. Desde ese momento perdí de vista a Tom. Di vueltas por alrededor de la terraza, pero no lo encontré por ningún lado.
- Hola – me saludó una chica.
- Hola… - la miré confusa.
- ¿Buscas a tu novio? – preguntó.
- ¿Cómo sabes que tengo novio?
- Es obvio, muchos vimos cuando Tom y tu se besaron – dijo algo obvia.
- Oh… Bueno, si lo estoy buscando.
- Te ayudaré a buscarlo – dijo ella.
La chica se me hacia familiar, la había visto, pero no recordaba dónde. Ambas comenzamos a caminar.
- ¿Hace cuanto tiempo son novios? – preguntó ella.
- Bueno, hace como unos cuatro meses.
- Es mucho tiempo, es extraño… ¿no te ha engañado?
- ¿Qué? – Su pregunta me tomo por sorpresa – No, él cambio mucho, jamás me ha engañado.
- ¿De verdad?... Vaya, quien lo viera, veo que si lo hiciste cambiar.
- No lo hice cambiar, él lo hizo solo.
- Ya veo… ¿Lo quieres? – la chica continuaba con su interrogaciones.
- Mucho… - respondí al instante.
- ¿Este último tiempo no has notado a Tom algo extraño?
- Bueno…. - Aquella pregunta no sabía responderla. Tom si estaba extraño. Desde antes de mi cumpleaños comenzó a comportarse de una manera extraña. Estos días también, pero quizás eran por el cansancio, estaba muy ocupado con el nuevo disco – Si ha estado algo extraño…
- Desde hace mucho… Lo notas molesto, cansado, muy cansado, ¿no es así?
- ¿Cómo sabes tanto? – pregunté inquietándome.
- No lo sé… Ven vamos a buscarlo en recepción, quizás esté ahí.
Ambas caminamos hasta la recepción, pero tampoco se veía nada.
- ¿A dónde vas? – Le pregunté a la chica, mientras se acercaba a la entrada del hotel.
- Ven, acompáñame afuera – dijo ella.
Abrimos la puerta y salimos. Hacía muchísimo frio afuera. La noche se hacía presente, con nubes muy grises, en cualquier momento llovería. Fuera del hotel se encontraban algunos autos. Entre ellos un auto que conocía a la perfección.
- Es el auto de Tom – dije.
- Quizás esté ahí, vamos acerquémonos – sugirió ella.
Así lo hicimos. Nos acercamos al auto de Tom, pero… No pude seguir. Mi cuerpo se paralizo, ante aquella escena.
Sentía como le daban miles de puñaladas a mi corazón, sentía como mi cuerpo comenzó a temblar.
- No puede ser… - dije casi sin voz.
- Vaya, vaya, ¿no es ese Tom?... Tú novio. El que nunca te ha hecho sufrir. El que te quiere tanto… Tanto como para hacer esto frente a tus ojos. Que amor, ¿no?
No… No, ese no era Tom… ¿A quién quiero engañar?.... Ese sí era Tom. Él, junto a una chica. Él acariciando a otra chica. Él besando a otra chica…
No pasaron un par de minutos cuando ambos salieron del auto. Aquella chica era… No puedo creerlo… No… ¡NO! ... ¿¡Ella!? ¿Qué hace ella aquí? ¿Qué hace ella besando a mí novio?
- Que bonito Tom, pero que decepción, ¿qué has hecho?... ¿Cómo puedes besar a otra chica frente a los ojos de tu novia? – dijo aplaudiendo la chica que me acompañaba.
- (Tu nombre)…. – soltó Tom asombrado.
- ¿Por qué Tom?... ¿por qué?.... ¿Qué te he hecho?...
Las palabras apenas salían de mi boca. Mi voz temblaba, las lágrimas salían de mis ojos.
- ¿Quieres que respondas tus preguntas querida (Tu nombre)? – Pregunto la chica – Lo haré con gusto… Te preguntarás por qué razón Tom a estado actuando tan extraño… Es por esto, por lo que acabas de ver. El día de tu cumpleaños… Tom, no estuvo presente. ¿Por qué?... Simple, paso todo el día junto a la belleza que se encuentra a su lado.
- flashback
“Sabía que tu más grande deseo era que estuviera presente, pero maldición, ¡siempre hay personas que se entrometen y arruinan todo!...”
- Fin flashback
Ahora ya no te habla como antes, ¿verdad?... Claro, todos los afectos de cariños se esfumaron cuando él conoció a la chica que está a su lado.
Que triste es la vida, ¿no?, pero era claro querida, Tom nunca fue para ti. No vales nada linda, eres poca cosa para él.
- Cierra la boca Caitlin – dijo Tom.
¡Caitlin!.... La misma chica que fue un día a mi casa a preguntar si estaba mi madre, la misma chica que vi hace dos días atrás en el centro comercia, ella la misma chica que estuvo cinco meses con Tom, cuando volví a mi país.
- ¿No te preguntabas por qué llego tarde el día de tu cumpleaños?... ¿No te preguntas por qué llegaba tan casado a casa y solo quería dormir y nada más?... Simple, todos esos días fueron porque estuve con él. Besándolo, acariciándolo, y claro… – la chica que estaba con Tom se acercó más a mí – Dándole todo lo que tu no le diste. Así es querida, el día más importante de tú vida, el día de tú cumpleaños, Tom estaba teniendo sexo con migo, y no solo ese día, sino todos los días que no estaba en casa. Es por eso que me prefiero a mí, ya que tú nunca le diste lo que él más quería… Eres una perdedora (Tu nombre)… ¿No te gusto quitarme a Ignacio?... Nadie, escúchame bien, nadie, se mete con migo. Nuevamente te he vencido estúpida, siempre seré la ganadora.
Ahí estaba ella. Rompiendo cada parte de mi alama, destrozándola con cada una de sus palabras… No tenía las fuerzas suficientes para hablar, pero, ¿de qué servía? No tenía nada que decir, nada.
- ¿Por qué eres tan mala?... ¿¡Qué te he hecho Gabriela por Dios!? …¡Dime! – pedía gritos una respuesta.
- Ya te lo dije, jamás me verás perder… y ahora que ya he logrado mi objetivo, te dejo, ahí tienes a tu novio, disfrútalo… Perdedora – rió.
- Te dije que me las pagarías bien caro Tom Kaulitz, nadie se mete con migo, ¡que viva el amor! – rió Caitlin junto con Gabriela y ambas se fueron.
Ahí quedamos los dos. En silencio. Aún no podía salir de mi estado de shock. Solo quería irme, salir de ahí, correr, esconderme, y no saber nada de nadie. Voltee y comencé a caminar.
- No te vayas… - dijo Tom.
Aún seguía caminando, no quería hablar con él.
- Mi pequeña no te vayas – insistió.
- ¡Cállate! – Voltee hacia él enojada - ¡No me vuelvas a llamar así!
- Perdóname – dijo él agachando su cabeza.
- ¿Perdonarte? ¿Quieres que te perdone? – Preguntaba acercándome a él - ¿Quieres que te perdone esto? ¿Quieres que perdone tu infidelidad? ¿¡Eso quieres!?... No… ¡No Tom!
- Escúchame por favor…
- ¡No Tom! ¡No quiero escucharte!
- No sabes lo que ocurrió, por favor escúchame – suplicaba él.
- ¿Escucharte?... No, ahora tú me escucharas a mí… Lamento no haber podido darte todo lo que querías…. Lamento no haberte dado lo que más querías, pero NO me sentía segura Tom, no estaba lista… Hoy, Tom, hoy quería demostrarte que era capaz de todo, porque te quiero tanto, tanto que quería que me hicieras tuya… Pero no… No fuiste capaz de esperarme, ¡no fuiste capaz! ¡Te metiste con la primera que se cruzo por tu camino! Y lo peor de todo fue con ella Tom, con Gabriela, mi enemiga de tanto tiempo, la que siempre me hacia la vida imposible. ¡Ella! las que nos separó en el pasado, rompiendo el único medio de comunicación que teníamos… Y ahora, nuevamente separándonos…
- ¿Separándonos?... Espera… No, (tu nombre), no por favor no me hagas esto – dijo tomando mis manos.
- ¡Suéltame!... – grite sacando mis manos - “¿No me hagas esto?”… Por favor Tom, ¡deja de ser tan egocéntrico por una vez en tu vida!... ¿Qué hay de mí Tom? Me mentiste, me mentiste de la peor forma. ¿Es por eso que llegabas cansado verdad?... Y yo, la tonta, que creía que trabajabas todo el día y por eso estabas así… Me tratabas mal… me hacías sentir mal, pero aún así no me importaba, porque te quería. Tus labios estaban morados porque ella te besaba… te besaba tanto, tanto como yo nunca lo pude hacer….
La lluvia había comenzado a caer. Congelando aún más mi cuerpo. Las gotas, mezclándose con mis lágrimas, con mi dolor.
- Ella nunca me hizo sentir lo que tú me hacías sentir… Fui un estúpido al hacerlo, pero si tan solo me dejaras decirte todo lo que paso, me entenderías – decía Tom mirándome.
- Aún así, ya lo hiciste. Me engañaste, me hiciste sentir especial cuando no era así… Esto… Esto ya no tiene vuelta atrás. Esto se termino aquí Tom.
- ¿Q-Qué?... No… ¡NO!, (tu nombre) mírame, estas mintiendo, no hablas en serio – Tom tomó de mi rostro.
- ¡Suéltame! – Dije golpeando fuertemente su pecho - ¡No me vuelvas a tocar nunca más!... Esto se termino Tom, se acabo. Fije no haberme conocido, y yo haré lo mismo.
- No me pidas algo que no podré hacer, por favor no me pidas eso – En sus ojos pude notar como salían lágrimas – Eres mi vida, ¿qué mierda haré si no estas? – grito enojado.
- Eso debiste pensarlo antes… - Saqué las medallas que tenía en mi cuello. La primera que me dio, la letra “T”, y la segunda, el corazón – Tom, quédate con esto, no lo quiero – las tire a sus pies – Ya no existes para mí Tom… Adiós.
- ¡No!, ¡(Tu nombre)!, no te vayas mi amor…
Fue lo último que escuche decir a Tom cuando salí corriendo. Corría sin dirección alguna, pero, ¿qué importaba?, desde un principio estaba perdida, desde que sentí que Tom dejo poco a poco de amarme.
La oscura noche, la lluvia y el frío eran mis compañeros en ese momento, en el momento donde me sentía más perdida y triste. ¿Dónde estaba?, todo me parecía igual, sentía que daba vueltas el círculos. Al fin y al cabo, caí. En medio del agua, en medio el frío piso caí. De rodillas, lloraba como una pequeña niña, perdida. Necesitaba tanto a alguien. Necesitaba protección, cariño, consolación, amor. Pero, mi realidad era esa, estar sola.
Sentir mi cuerpo rodeado por aquellos brazos, me hicieron sentir segura. Cuando me sentía tan sola, llego alguien a hacerme compañía. Sin mirarlo lo abrace como nunca antes lo había echo. Lloré sobre su hombro. Su aroma me embriago, quedando completamente perdida en el. Sus caricias, su respiración, su cabello, todo, todo me hacia perderme del mundo.
- Siempre, estaré para ti, siempre estaré a tu lado, aunque nunca te hayas dado cuenta, siempre estuve para ti… Te quiero – dijo en mi oído.
Siempre estuvo ahí. Nunca me di cuenta de eso…
- ¿Cuánto tiempo has estado ocultando esto?... – le pregunte acariciando su rostro.
- Por mucho tiempo, no te imaginas cuanto – Su mirada, hacían que mi corazón se partiera en mil pedazos.
- ¿Por qué?... ¿Por qué nunca me lo dijiste?
- No podía hacerlo… Cuando amas a alguien que no te corresponde, tienes que dejarlo ir, eso hice, pero me fue imposible… Eres, única, especial, eres todo lo que siempre he esperado, pero nunca serás para mí… - bajo su mirada.
- Nunca es tarde…
Sus ojos, me miraron de una manera tan peculiar, que me perdí en ellos. Sus labios una tentación, moría por besarlos, sentirlos. Con ambas manos tomé su rostro, lo acaricie. Sus mejillas tan suaves. Él se acerco más a mí, uniendo nuestros labios. Sus besos, tan tímidos como lo era él con migo. Deshizo aquel beso, mirándome fijamente.
- Aún es mi cumpleaños… Solo quiero que cumplas mi deseo… Quiero que estés lo queda de la noche junto a mí…
El mismo deseo. Él tenía el mismo deseo que yo tuve para mi cumpleaños. Que rabia sentí en ese momento, Tom, no cumplió mi deseo, mi más grande deseo… Y ahora, él, la persona quien menos esperaba, tenía el mismo deseo que tuve yo. Que maldita es la vida…
- Ten por seguro que tu deseo se hará realidad… Aquí me tendrás, junto a ti hasta el último segundo… Quiero que cumplas tu deseo… - uní mi frente con la suya.
- No sabes cuánto tiempo había querido sentir tus labios… Acariciar tu rostro… Sentirte cerca de mí… Eres hermosa (tu nombre)… - decía él abrazándome más y más.
- Ahora estoy aquí… Junto a ti Bill…
- Y así quiero que sea…
Bajo la helada lluvia nos encontrábamos nosotros. Ambos con el mismo deseo, a diferencia de mí, que cuyo deseo no fue cumplido. Pero si yo no era feliz, él si tenía que serlo. Él, quien siempre estuvo para mí, en todo momento. Él se merecía todo lo bueno, pero no se merecía esto, no me merecía. Soy un asco para él… Acabo de terminar una relación, y ¿qué era lo que hacia ahora?... Meterme con él… Quien no tenía la culpa de nada… Pero en el fondo mi corazón también sentía algo más por él. Desde aquel día que salimos juntos al cine y me regalo la pulsera con el grabado “Sacred”… Y aquel día, para mi cumpleaños, él estuvo ahí. Alegrándome el día, haciéndome sentir mejor. Siempre fue él quien estuvo con migo.
Después de todo, en lo profundo de mi corazón tenía este sentimiento escondido.Yo sí siento algo por Bill, pero las cosas quizás no siempre son como uno quiere. Solo el futuro lo deparará.
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Aquí les dejo el PENÚLTIMO capítulo de la fic. Se ha cerrado la encuesta y de acuerdo a sus votos quieren una segunda temporada, por lo tanto escribiré una segunda temporada :D
Espero que les guste el penúltimo capítulo >.<… Gracias por todo chicas, son las mejores lectoras del mundo *-*.
Ya he creado el nuevo blog,cuando haga el prologo, lo subiré aquí para que lo vean, ¿bueno?....
Pronto subiré el último capítulo, así que... estén atentas jajaja x3. Adiós Aliens, son las mejores *-*.
jueves, 19 de enero de 2012
Capítulo 30: “Sentimientos”
Tres almas bajo la helada lluvia. Miradas intercambiadas, buscando respuestas. Los nervios, la ira, la tristeza, el amor, se hacían presentes en aquel momento. Mi amado, aún esperaba la respuesta de su hermano.
- ¿No me responderás? – Preguntó serio Tom.
Al ver que Bill no respondía, dio media vuelta para irse.
- ¿No puede acaso abrazarme? – Pregunté algo molesta.
- No de esa manera – Respondió al instante, volteando hacia mí.
- ¿Por qué?... ¿Tiene algo de malo? – Di pasos hacía delante mientras hacia preguntas.
- ¿Querías besarlo no es así? – Preguntó acercándose a mí.
- ¿Qué?, ¡claro que no Tom! ¿Estás loco?
- ¡Por qué no reconoces lo que querías hacer! – grito mirándome enojado.
- Porque no es así, no sabes lo que paso…
- ¿No sé lo que paso?, ¿sabes? Se notaba a miles de kilómetros lo que querías hacer… ¡meterte con mi hermano! Eres una…
- ¡Cállate Tom! – golpee su mejilla con mi mano.
Un gran silencio se produjo en ese momento. Tom, quien miraba a hacia el suelo, apretó la mano en la cual traía el ramo, tirándolo al charco que estaba a sus pies.
- No puedo creer que estuvieras a punto de tratarme como una cualquiera… - mi voz sonaba temblorosa - ¡No sabes lo mal que lo pase hoy!... Gracias a tú hermano mi día se alegro… Él fue quien pasó por mí a la escuela… ¡Él!... Cuando se suponía que serías tú Tom.
Las lágrimas recorrían mis mejillas, mezclándose con la fría lluvia que caía.
- ¿Sabes?... Detesto los cumpleaños, pero, por primera vez en mi vida, desee que ese día llegara. Creí que sería perfecto, que lo recordaría por el resto de mi vida. ¿Por qué?, por el simple hecho de que estarías tú presente. Pero, fue así. No estuviste… ¡No estuviste maldita sea!... – Sequé mis lágrimas y nuevamente lo miré – Tú hermano solo trataba de ayudarme. Si tu crees que iba a besarlo, estas muy equivocado.
Él me miro, en un susurro dijo mi nombre, pero nada más. Baje mi mirada y emprendí marcha hacia mi casa.
<<- Ella caminaba lentamente, sentía un gran peso en su cuerpo. La tristeza la invadía por completo. Tan solo el pensar que la persona que más ama estaba a punto de decirle que era una cualquiera, la hacia sentir mal. Pensaba que él ya no la quería, que sus sospechas eran ciertas.
Más atrás, estaban ambos hermanos. El mayor de ellos estaba sumergido en sus pensamientos. Recordando cada palabra que dijo su amada. Se sentía mal, sentía que había cometido el peor error de su vida. Estuvo a punto de insultarla, y ¿por qué?... Por celos. Ver a su hermano abrazando a su novia, le produjo una gran ira. No podía tolerar que su hermano tratara de conquistar al amor de su vida. Tom jamás en su vida había sentido tanto afecto hacia una chica. Ahora creía cuando escuchaba hablar a su hermano sobre el verdadero amor. Le costo mucho cambiar, pero lo hizo por ella, para ganarse su corazón, y no podía tolerar ver a su amada en brazos de otros, ni menos de su hermano.
Bill gritó el nombre de su hermano. Tom lo miró confuso ante aquel grito.
“Tom corre”, grito nuevamente el menor. Tom al ver como su hermano corría en dirección a ti volteó inmediatamente. Se paralizo al ver como el amor de su vida se encontraba tirada en el piso. Sus pies por reacción propia comenzaron a correr hacia donde tú estabas. Él se puso de rodillas, tomando delicadamente tu cabeza.
- Hermosa mírame, ¿estás bien?, ¿qué te pasa? – Preguntaba él acariciando tu rostro.
Tu respiración estaba muy agitada, tu cuerpo temblaba. Sentías tus ojos tan pesados, que poco a poco se iban cerrando.
- No cierres los ojos, ¡(tu nombre) mírame! ¡No cierres los ojos! – gritaba Tom desesperado.
Tu cuerpo estaba debilitándose cada vez más. Pero algo paso. Al sentir como Tom te acariciaba, sentir como se preocupaba por ti, te dio fuerzas. Tu respiración volvió a ser normal, tus ojos al encontrarse con los de él no quisieron cerrarse, querían apreciar la profundidad de ellos.
Tom te tomó en sus brazos, presionándote contra su pecho. Él y su hermano se dirigieron a la entrada de tu casa. Bill reviso tu abrigo para ver si encontraba las llaves. Al encontrarlas abrió la puerta, pero antes detuvo a Tom.
- Llévala a su cuarto, trata de que no te vean, aún hay invitados y pueden alarmarse. Yo iré a cambiarme de ropa y te traeré a ti también.
Tom solo asintió con la cabeza y entró. Las escaleras se encontraban muy cerca de la entrada, por lo que nadie noto su presencia. Subió rápidamente hasta tu habitación. Te sentó en la cama, cerro la puerta e inmediatamente encendió la calefacción. Camino hasta tu armario, sacando una toalla y ropa.
- Será mejor que te cambies – dijo él abriendo la puerta de tu baño.
Te levantaste cuidadosamente y caminaste hasta el baño. Tomaste la ropa que tenía Tom en sus manos y entraste.
Mientras Tom esperaba se saco su chaqueta y gorro, ya que estaban muy mojados. No mucho tiempo después llego su hermano, quien solo dejo el bolso en la entrada de la habitación y se fue, cerrando la puerta. Tom se saco toda su ropa mojada y rápidamente se puso la seca. Se recargo sobre la puerta de tu habitación, esperaba a que salieras ->>
- Narra Tom:
Cuando ella salió del baño me miró de reojo. Su pecho ascendía y descendía muy rápido, como con miedo.
- ¿Te sientes mejor? – le pregunté.
Ella no respondió. Mantenía su mirada baja. Decidí acercarme a ella.
- ¡No te acerques! – exclamo.
Sus ojos cristalinos y rojos. Su rostro pálido, como si hubiese visto a un monstro. Claro, el monstro era yo. No me daba por vencido. Nuevamente me acerque a ella.
- No Tom, aléjate – decía ella caminando hacia atrás.
- No hasta que me escuches – la había acorralado contra la pared.
- No quiero escucharte, déjame sola, ándate de aquí - decía ella sollozando.
- (Tu nombre) mírame – tome su rostro, pero ella inmediatamente sacó mis manos.
- ¡No me toques! , déjame sola. ¡Vete y déjame en sola, como lo hiciste todo el día! – gritaba mientras golpeaba mi pecho.
- Linda…
- ¡No me digas así!... – me miró, con sus ojos llenos de lágrimas – El día más importante de mi vida Tom… No estuviste… ¡Te necesitaba tanto!...
- No estuve… ¡No estuve! No sabes cuanto me odio en estos momentos… Sabía que tu más grande deseo era que estuviera presente, pero maldición, ¡siempre hay personas que se entrometen y arruinan todo! Tenía algo preparado para ti, pero todo se fue a la mierda. No sabes cuan arrepentido estoy. Lamento haber querido llamarte una cualquiera. No lo eres, pero no pude soportar verte en los brazos de mi hermano. Ver que era él quien rodeaba tu cuerpo, quien te acariciaba, quien contemplaba tu hermoso rostro. Saber que era él y no yo quien lo hacia, me hizo temer. Temí que por un segundo te estaba perdiendo. Que te estabas enamorando de él…
No pude seguir hablando. Un nudo se había formado en mi garganta. Tan solo pensar que podría perderla, me hizo sentir un gran dolor en mi corazón.
- ¿Qué esperas?... Que te perdone... Que sea la estúpida que perdona a su novio… Que quiere saber que sus palabras suenan tan sinceras, tan del corazón, y que convence a su novia… ¿eso esperas? ¡¿Eso quieres saber?!– preguntó ella aún llorando.
- No espero eso… Solo espero saber si aún me quieres, si aún tengo una oportunidad contigo. Solo espero saber si, aún no he perdido al amor de mi vida.
Ella llevo las manos a su rostro, cubriendo su llanto. Rodee su cuerpo con mis brazos, presionándola contra mi pecho. Como odiaba verla llorar. Odiaba ver que llorara por mí culpa.
- Te quiero hermosa – susurré en su oído.
Sus brazos rodearon mi cintura. Su cabeza apoyada en mi pecho. Aún salían pequeños sollozos de su boca. “Te odio Tom”… soltó ella en un suspiro. Sonreí al escucharle decir eso. Mi hermosa no sabía mentir, sus palabras sonaron poco creyentes. Además al momento de decírmelo me abrazo aún más fuerte.-
<<- Tom y tu se sentaron en la cama. Ambos se miraban sin pronunciar palabra alguna. El sonido de la música, más el de la lluvia, se mezclaban haciendo uno solo. Él esperaba a que dijeras algo, pero por tu parte solo callabas. Tom ya no sabía que más hacer. Pensó que lo mejor sería irse y dejarte descansar.
- Yo también te quiero – dijiste antes de que él abriera la puerta.
Él volteo inmediatamente, encontrándose con la dulce mirada de su amada. Tom feliz se acerco a ti, dándote un tierno beso. Algo en ti decía que era el momento para hacerlo, ese algo correspondía apenas treinta por ciento de tu seguridad. Pero no quisiste ponerte a pensar, solo actuaste. Dejándote llevar por el momento, te apoderaste por completo de Tom. Besando sus labios, acariciando su abdomen. Tus nervios eran tan notables que incluso él los pudo sentir. Tom dejo de besarte. Tomo aire, calmando su respiración.
- Si no estas lista, no lo hagas… No hagas esto solo para satisfacerme.
Tú cerraste tus ojos, dejando caer lágrimas. Él las secó. Dio un beso en tu frente y se levanto.
- Me iré, para que descanses – dijo él tomando su chaqueta.
- ¡No! – dijiste casi al instante.
Tom te miró confuso.
- Por favor… quédate. Aún es mi cumpleaños, solo quiero, que estés lo que resta de la noche junto a mí. Cumple mi deseo…
Así lo hizo. Cumplió tu deseo quedándose junto a ti.
- ¿Qué fue lo que te ocurrió? – preguntó él mientras acariciaba tu cabeza.
- Solo me sentí mal. Por un momento sentí un gran dolor en mi cabeza, mi vista se nublo y mi cuerpo no respondía. Sentía que mis energías se desvanecían.
- Fue mi culpa, lo lamento hermosa.
La hora avanzaba. La fiesta aún seguía. Ambos recostados sobre la cama, entre caricias, besos, abrazos, diciéndose lo mucho que se querían.
Por otro lado un pensamiento perdido. Sentado fuera de tú habitación se encontraba él. Recordando el hermoso día que habían tenido juntos. Recordando los roces de manos, los abrazos, las miradas. Divagando en sus pensamientos se encontraba Bill. Preguntándose el por qué de algo que no encontraba respuesta. Se preguntaba a si mismo cómo fue que ocurrió todo. En qué momento pasó. Él había hecho algo que no debía, pero ¿qué podía hacer? Sus sentimientos fuero más haya que su pensamiento. El corazón fue quien gano esta vez. Sintiendo algo más hacia ella. Enamorándose de quien no debía hacerlo. Enamorándose de la novia de su hermano. ->>
__________________________________________________________________
Bueno, el capítulo es algo corto, pero es porque cada vez queda más poco, pronto esto acabará dando por finalizada la primera temporada >.< . Espero que les guste el capítulo y chicas… no se confíen de los capítulos, porque cambia, todo cambia, así que…. Solo lean muajaja :D. Gracias por los comentarios *-*,me ponen de buen humor y me dan más animo para seguir escribiendo :3. Adiós aliens, son las mejores lectoras del mundo :].
- ¿No me responderás? – Preguntó serio Tom.
Al ver que Bill no respondía, dio media vuelta para irse.
- ¿No puede acaso abrazarme? – Pregunté algo molesta.
- No de esa manera – Respondió al instante, volteando hacia mí.
- ¿Por qué?... ¿Tiene algo de malo? – Di pasos hacía delante mientras hacia preguntas.
- ¿Querías besarlo no es así? – Preguntó acercándose a mí.
- ¿Qué?, ¡claro que no Tom! ¿Estás loco?
- ¡Por qué no reconoces lo que querías hacer! – grito mirándome enojado.
- Porque no es así, no sabes lo que paso…
- ¿No sé lo que paso?, ¿sabes? Se notaba a miles de kilómetros lo que querías hacer… ¡meterte con mi hermano! Eres una…
- ¡Cállate Tom! – golpee su mejilla con mi mano.
Un gran silencio se produjo en ese momento. Tom, quien miraba a hacia el suelo, apretó la mano en la cual traía el ramo, tirándolo al charco que estaba a sus pies.
- No puedo creer que estuvieras a punto de tratarme como una cualquiera… - mi voz sonaba temblorosa - ¡No sabes lo mal que lo pase hoy!... Gracias a tú hermano mi día se alegro… Él fue quien pasó por mí a la escuela… ¡Él!... Cuando se suponía que serías tú Tom.
Las lágrimas recorrían mis mejillas, mezclándose con la fría lluvia que caía.
- ¿Sabes?... Detesto los cumpleaños, pero, por primera vez en mi vida, desee que ese día llegara. Creí que sería perfecto, que lo recordaría por el resto de mi vida. ¿Por qué?, por el simple hecho de que estarías tú presente. Pero, fue así. No estuviste… ¡No estuviste maldita sea!... – Sequé mis lágrimas y nuevamente lo miré – Tú hermano solo trataba de ayudarme. Si tu crees que iba a besarlo, estas muy equivocado.
Él me miro, en un susurro dijo mi nombre, pero nada más. Baje mi mirada y emprendí marcha hacia mi casa.
<<- Ella caminaba lentamente, sentía un gran peso en su cuerpo. La tristeza la invadía por completo. Tan solo el pensar que la persona que más ama estaba a punto de decirle que era una cualquiera, la hacia sentir mal. Pensaba que él ya no la quería, que sus sospechas eran ciertas.
Más atrás, estaban ambos hermanos. El mayor de ellos estaba sumergido en sus pensamientos. Recordando cada palabra que dijo su amada. Se sentía mal, sentía que había cometido el peor error de su vida. Estuvo a punto de insultarla, y ¿por qué?... Por celos. Ver a su hermano abrazando a su novia, le produjo una gran ira. No podía tolerar que su hermano tratara de conquistar al amor de su vida. Tom jamás en su vida había sentido tanto afecto hacia una chica. Ahora creía cuando escuchaba hablar a su hermano sobre el verdadero amor. Le costo mucho cambiar, pero lo hizo por ella, para ganarse su corazón, y no podía tolerar ver a su amada en brazos de otros, ni menos de su hermano.
Bill gritó el nombre de su hermano. Tom lo miró confuso ante aquel grito.
“Tom corre”, grito nuevamente el menor. Tom al ver como su hermano corría en dirección a ti volteó inmediatamente. Se paralizo al ver como el amor de su vida se encontraba tirada en el piso. Sus pies por reacción propia comenzaron a correr hacia donde tú estabas. Él se puso de rodillas, tomando delicadamente tu cabeza.
- Hermosa mírame, ¿estás bien?, ¿qué te pasa? – Preguntaba él acariciando tu rostro.
Tu respiración estaba muy agitada, tu cuerpo temblaba. Sentías tus ojos tan pesados, que poco a poco se iban cerrando.
- No cierres los ojos, ¡(tu nombre) mírame! ¡No cierres los ojos! – gritaba Tom desesperado.
Tu cuerpo estaba debilitándose cada vez más. Pero algo paso. Al sentir como Tom te acariciaba, sentir como se preocupaba por ti, te dio fuerzas. Tu respiración volvió a ser normal, tus ojos al encontrarse con los de él no quisieron cerrarse, querían apreciar la profundidad de ellos.
Tom te tomó en sus brazos, presionándote contra su pecho. Él y su hermano se dirigieron a la entrada de tu casa. Bill reviso tu abrigo para ver si encontraba las llaves. Al encontrarlas abrió la puerta, pero antes detuvo a Tom.
- Llévala a su cuarto, trata de que no te vean, aún hay invitados y pueden alarmarse. Yo iré a cambiarme de ropa y te traeré a ti también.
Tom solo asintió con la cabeza y entró. Las escaleras se encontraban muy cerca de la entrada, por lo que nadie noto su presencia. Subió rápidamente hasta tu habitación. Te sentó en la cama, cerro la puerta e inmediatamente encendió la calefacción. Camino hasta tu armario, sacando una toalla y ropa.
- Será mejor que te cambies – dijo él abriendo la puerta de tu baño.
Te levantaste cuidadosamente y caminaste hasta el baño. Tomaste la ropa que tenía Tom en sus manos y entraste.
Mientras Tom esperaba se saco su chaqueta y gorro, ya que estaban muy mojados. No mucho tiempo después llego su hermano, quien solo dejo el bolso en la entrada de la habitación y se fue, cerrando la puerta. Tom se saco toda su ropa mojada y rápidamente se puso la seca. Se recargo sobre la puerta de tu habitación, esperaba a que salieras ->>
- Narra Tom:
Cuando ella salió del baño me miró de reojo. Su pecho ascendía y descendía muy rápido, como con miedo.
- ¿Te sientes mejor? – le pregunté.
Ella no respondió. Mantenía su mirada baja. Decidí acercarme a ella.
- ¡No te acerques! – exclamo.
Sus ojos cristalinos y rojos. Su rostro pálido, como si hubiese visto a un monstro. Claro, el monstro era yo. No me daba por vencido. Nuevamente me acerque a ella.
- No Tom, aléjate – decía ella caminando hacia atrás.
- No hasta que me escuches – la había acorralado contra la pared.
- No quiero escucharte, déjame sola, ándate de aquí - decía ella sollozando.
- (Tu nombre) mírame – tome su rostro, pero ella inmediatamente sacó mis manos.
- ¡No me toques! , déjame sola. ¡Vete y déjame en sola, como lo hiciste todo el día! – gritaba mientras golpeaba mi pecho.
- Linda…
- ¡No me digas así!... – me miró, con sus ojos llenos de lágrimas – El día más importante de mi vida Tom… No estuviste… ¡Te necesitaba tanto!...
- No estuve… ¡No estuve! No sabes cuanto me odio en estos momentos… Sabía que tu más grande deseo era que estuviera presente, pero maldición, ¡siempre hay personas que se entrometen y arruinan todo! Tenía algo preparado para ti, pero todo se fue a la mierda. No sabes cuan arrepentido estoy. Lamento haber querido llamarte una cualquiera. No lo eres, pero no pude soportar verte en los brazos de mi hermano. Ver que era él quien rodeaba tu cuerpo, quien te acariciaba, quien contemplaba tu hermoso rostro. Saber que era él y no yo quien lo hacia, me hizo temer. Temí que por un segundo te estaba perdiendo. Que te estabas enamorando de él…
No pude seguir hablando. Un nudo se había formado en mi garganta. Tan solo pensar que podría perderla, me hizo sentir un gran dolor en mi corazón.
- ¿Qué esperas?... Que te perdone... Que sea la estúpida que perdona a su novio… Que quiere saber que sus palabras suenan tan sinceras, tan del corazón, y que convence a su novia… ¿eso esperas? ¡¿Eso quieres saber?!– preguntó ella aún llorando.
- No espero eso… Solo espero saber si aún me quieres, si aún tengo una oportunidad contigo. Solo espero saber si, aún no he perdido al amor de mi vida.
Ella llevo las manos a su rostro, cubriendo su llanto. Rodee su cuerpo con mis brazos, presionándola contra mi pecho. Como odiaba verla llorar. Odiaba ver que llorara por mí culpa.
- Te quiero hermosa – susurré en su oído.
Sus brazos rodearon mi cintura. Su cabeza apoyada en mi pecho. Aún salían pequeños sollozos de su boca. “Te odio Tom”… soltó ella en un suspiro. Sonreí al escucharle decir eso. Mi hermosa no sabía mentir, sus palabras sonaron poco creyentes. Además al momento de decírmelo me abrazo aún más fuerte.-
<<- Tom y tu se sentaron en la cama. Ambos se miraban sin pronunciar palabra alguna. El sonido de la música, más el de la lluvia, se mezclaban haciendo uno solo. Él esperaba a que dijeras algo, pero por tu parte solo callabas. Tom ya no sabía que más hacer. Pensó que lo mejor sería irse y dejarte descansar.
- Yo también te quiero – dijiste antes de que él abriera la puerta.
Él volteo inmediatamente, encontrándose con la dulce mirada de su amada. Tom feliz se acerco a ti, dándote un tierno beso. Algo en ti decía que era el momento para hacerlo, ese algo correspondía apenas treinta por ciento de tu seguridad. Pero no quisiste ponerte a pensar, solo actuaste. Dejándote llevar por el momento, te apoderaste por completo de Tom. Besando sus labios, acariciando su abdomen. Tus nervios eran tan notables que incluso él los pudo sentir. Tom dejo de besarte. Tomo aire, calmando su respiración.
- Si no estas lista, no lo hagas… No hagas esto solo para satisfacerme.
Tú cerraste tus ojos, dejando caer lágrimas. Él las secó. Dio un beso en tu frente y se levanto.
- Me iré, para que descanses – dijo él tomando su chaqueta.
- ¡No! – dijiste casi al instante.
Tom te miró confuso.
- Por favor… quédate. Aún es mi cumpleaños, solo quiero, que estés lo que resta de la noche junto a mí. Cumple mi deseo…
Así lo hizo. Cumplió tu deseo quedándose junto a ti.
- ¿Qué fue lo que te ocurrió? – preguntó él mientras acariciaba tu cabeza.
- Solo me sentí mal. Por un momento sentí un gran dolor en mi cabeza, mi vista se nublo y mi cuerpo no respondía. Sentía que mis energías se desvanecían.
- Fue mi culpa, lo lamento hermosa.
La hora avanzaba. La fiesta aún seguía. Ambos recostados sobre la cama, entre caricias, besos, abrazos, diciéndose lo mucho que se querían.
Por otro lado un pensamiento perdido. Sentado fuera de tú habitación se encontraba él. Recordando el hermoso día que habían tenido juntos. Recordando los roces de manos, los abrazos, las miradas. Divagando en sus pensamientos se encontraba Bill. Preguntándose el por qué de algo que no encontraba respuesta. Se preguntaba a si mismo cómo fue que ocurrió todo. En qué momento pasó. Él había hecho algo que no debía, pero ¿qué podía hacer? Sus sentimientos fuero más haya que su pensamiento. El corazón fue quien gano esta vez. Sintiendo algo más hacia ella. Enamorándose de quien no debía hacerlo. Enamorándose de la novia de su hermano. ->>
__________________________________________________________________
Bueno, el capítulo es algo corto, pero es porque cada vez queda más poco, pronto esto acabará dando por finalizada la primera temporada >.< . Espero que les guste el capítulo y chicas… no se confíen de los capítulos, porque cambia, todo cambia, así que…. Solo lean muajaja :D. Gracias por los comentarios *-*,me ponen de buen humor y me dan más animo para seguir escribiendo :3. Adiós aliens, son las mejores lectoras del mundo :].
martes, 17 de enero de 2012
Capítulo 29: “Feliz cumpleaños… quizás no”
Recordar tiempos pasados. Echar un vistazo a lo que fue nuestro pasado. Siempre abran cosas que te lo recordaran. Fotos, palabras de personas que te vieron crecer, algún juguete. A veces deseas volver al pasado, para que todo sea más fácil, pero es imposible… Es parte de la vida crecer, experimentar cosas que no quieres, pero que tienes que hacerlas. Suele suceder que cuando cometes un error dices “ojalá esto nunca hubiera pasado”… “¿Por qué lo hice?”… “me gustaría volver el tiempo atrás y arreglar lo ocurrido”…
¿Por qué lamentarse cuando el error está echo?... ¿Cuesta admitir que cometimos un error?
Sí, cuesta admitir que cometimos un error. Pero lo mejor de todo es que gracias a los errores aprendes a crecer, las personas aprendimos de los errores, quizás podríamos haberlos evitado, pero las cosas siempre pasan por algo, sea para bien o para mal.
Cada día crecemos y nos hacemos más viejos. Aja… es increíble como pasa el tiempo, ¿no? Pareciera que fuera ayer cuando entre por primera vez a la escuela, cuando conocí a los que actualmente son mis amigos. Con ellos reí, llore, pelee, hice travesuras que, fueron castigadas, más peleas, pero después de todo uno se da cuenta que aprendes una lección.
Los amigos son parte de la vida, unos se van, otros llegan, ahí es cuando uno se da cuenta de quienes eran verdaderamente tus “amigos”. Por otra parte esta la familia, quienes desde siempre me vieron crecer. Mis padres, algo fundamental, gracias a ellos soy lo que soy. A pesar de las peleas, regaños, en fin, todo eso es para mi bien. Ellos siempre quieren lo mejor para los hijos, aunque a veces los hijos creemos que nos están haciendo la vida imposible, pero no es así, mientras creces te vas dando cuenta de que era por tu bien, para que fueras alguien mejor a futuro…
“Feliz cumpleaños hija”. Sería lindo escuchar decir eso cuando apenas cumplimos un año de edad. Ahora son diecisiete años….
- Gracias mamá, gracias papá – les dije abrazándolos.
- Lastima que pases tu cumpleaños en la escuela.
- No es problema mamá, además me gusta estar con mis compañeros.
- Vamos, tengo que ir a dejarte y luego ir para mi trabajo – dijo mi padre.
Me despedí de mi madre, de mi pequeño hermano y salí.
“Mañana es el gran día hermosa, pronto ya no serás mi pequeña, serás… mi pequeña grande. “
Camino a la escuela recordaba como había sido el día de ayer, junto con Tom. Él ha estado extraño últimamente. Quizás será porque ya le he dicho dos veces que no quiero tener algo más con él. Debe estar aburrido de mí… ¿Qué diablos puedo hacer?, aún no estoy lista… Siento que algo pasará, algo me dice que no lo haga, pero, ¿por qué? Él es mi novio, no es algo fuera de lo normal.
- Estas muy pensativa, ¿qué pasa? – preguntó mi padre mirándome.
- Nada, nada papá no te preocupes… ¿Por qué paramos?
- Porque ya llegamos a tu escuela – me miró confuso – Hija, ¿de verdad no te pasa nada?
- No papá, adiós que tengas buen día – besé su mejilla y baje del auto.
Corrí hacia la escuela, hacia muchísimo frío afuera. En su interior el aire era más normal, ni comparado con el del exterior. Camine directamente hasta mi casillero. En su interior había un pequeño sobre. Me pareció extraño que alguien me dejara algo. Lo abrí y comencé a leerlo.
“Hoy es un día muy especial para nuestra querida compañera. ¡Feliz cumpleaños!, te deseamos lo mejor en tu día. A pesar de que solo llegaste hace un par de meses, para nosotros ha sido como si fueras nuestra compañera toda la vida. Gracias por enseñarnos español, te la debemos…
Te saluda con mucho cariño, todo tu curso.- “
Saque los libros de mi casillero y lo cerré. En el salón se encontraban todos los chicos.
- Gracias por la carta – sonreí ampliamente a todos.
Se pusieron de pié y fueron saludándome y felicitándome, algo que no me esperaba.
- ¡Feliz cumpleaños amiga! – me dijo Constanza.
- ¿Fuiste tu cierto?
- ¿Qué cosa? – preguntó mirándome extrañada.
- Tú le dijiste a todos que es cumpleaños, ¿no es así?
- Eh… bueno… si fui yo, lo siento – me sonrió y abrazo.
- No te preocupes – correspondí a su caluroso abrazo.
El día en la escuela transcurrió normal. Personas que no conocía se acercaron a saludarme. Era muy extraño, pero eran amables, así que agradecía a su saludo.
Al finalizar las clases me quede afuera de la escuela con Constanza y Rocío, ya que Tom pasaría por mí.
- Toda la escuela sabe que tienes novio – mencionó Rocío.
Separé la botella de mi boca y comencé a toser.
- ¡Qué! – exclamé asustada.
- Así es, ayer algunas chicas te vieron cuando llegó tu novio en auto y cuando te beso dentro de él – dijo ella.
- No puede ser…
- No te preocupes, nadie sabe que es…. – miro hacia los lados – Tom Kaulitz – susurró bajo Constanza.
- ¿Estas segura?
- Segurísima, además Tom andaba con unas gafas, con el gorro del poleron y muchas cosas, así que nadie noto que era él.
- (Tu nombre), ya nos tenemos que ir, lamentamos dejarte sola – me miró Rocío.
- No se preocupen, vayan, estaré bien – les sonreí a ambas.
- Adiós, nos vemos mañana – dijeron al unísono como siempre.
Poco a poco se iban alejando, quedando completamente sola.
Con los codos sobre mis piernas y mi cabeza en ambas manos, miraba hacia mí alrededor. Pasaban muchos autos, menos el que yo esperaba. Los minutos pasaban, transformándose en hora. Sentía como el frío traspasaba mi piel. Me daba por vencida, Tom ya no vendría por mí. Me puse de pie y emprendí rumbo hacia mi casa. A mi espalda siento detenerse un auto, la bocina tocaba, como llamándome. Voltee, creí que sería Tom que se había retrasado, pero no era él. Desde el auto me hico señas de “ven” con su mano. Me abrió la puerta, subí y la cerré.
- Ponte el cinturón – me dijo él.
Deje mi mochila bajo mis pies y abroché mi cinturón de seguridad.
- Me avisaron en ultimo momento que no podían pasar por ti y salí lo más rápido posible de mi casa, lamento la demora – me sonrió apenado.
Subí mi cabeza, tenía la mirada clavada al suelo. Giré mi rostro, encontrándome con una hermosa mirada. Me sumergí un largo tiempo en ella, era serena, tranquilizante, me daba confianza y a la vez paz. Solté un pequeño suspiro de mi boca y reaccioné.
- Gracias – le sonreí de medio lado.
- Vamos, arriba el animo, dame una sonrisa ¿si? – Me miró tiernamente – Por favor.
La ternura de su rostro provoco que en mis labios se formara una sonrisa.
- Así me gusta, te ves mucho más linda… Bueno ahora – encendió el auto – No sé a donde iremos pero, quiero pasear contigo.
Ni siquiera una llamada, un mensaje diciéndome que no pudo recogerme, nada. ¿Qué diablos pasa?, no es mi imaginación, últimamente Tom sí está extraño. ¿Dónde estará en estos momentos?, ¿qué estará haciendo?...
“(Tu nombre), te estoy hablando…. (Tu nombre)”, el eco de su voz resonaba por toda mi mente, se oía tan lejano, como lo estaba en estos momentos….
- ¿(Tu nombre)?... – Desperté de aquel pensamiento, sentía como me movían de los hombros. Reaccioné, encontrándome nuevamente con aquellos hermosos ojos - ¿Qué te pasa? Estas rara…
- ¿Eh?... – Cerré mis ojos apretándolos y los abrí lentamente – No me pasa nada, no te preocupes.
- Mm… - me miró sin creerme – Bajemos, hemos llegado al lugar – Bajo del auto caminando rápidamente hasta la puerta del copiloto – Baja – me sonrió dulcemente.
- Gracias – imité su acción, ahora con un poco más de animo - ¿Qué es esto?
- Es un parque de diversiones, ven vamos a divertirnos.
Tomo de mi mano y me llevo corriendo hacia los juegos. Gracias a él mis ánimos volvieron. Cada juego era una sonrisa más, un grito más, una nueva aventura, con mucha adrenalina, lo que necesitaba ahora. Pasamos una agradable tarde, por un momento olvide todo, mis problemas, olvide todo mi entorno. Solo éramos él, yo y la adrenalina.
- Gracias por darme una tarde entretenida, lo pase muy bien – le dije mientras comía mi algodón de azúcar.
- No me agradezcas, también lo pase increíble junto a ti – me sonrió – Por cierto… - Se paró frente a mi – Feliz cumpleaños.
Sus brazos rodearon todo mi cuerpo. Sentí una extraña sensación… Era como cuando Tom me abrazaba. Me sentía segura, protegida, amada… Algo en mí me hacia desearlo, no quererlo soltar nunca más.
- Gracias – ambos nos separamos.
- Vamos, te llevaré a casa.
El camino a casa no fue silencioso, al contrario, ambos hablábamos de diversas cosas. Estábamos tan entusiasmados hablando que mi acompañante casi pasa una luz roja.
Una vez que llegamos, él estacionó su auto fuera mi casa.
- ¿Por qué estacionas el auto? – pregunté mirándolo.
- Porque quiero entrar y saludar a tu madre – me sonrió – Vamos.
Ambos bajamos, saque las llaves de la casa y abrí la puerta.
- Mamá ya llegue – dije alzando la voz - ¿Mamá dónde estas?... – caminé por el pasillo, mi acompañante venía detrás de mí.
Antes de que pudiera pronunciar palabra, un grupo de personas saltaron gritando “Feliz Cumpleaños”, si no fuera por mi acompañante ya hubiera caído al piso por el susto que me llevé.
En el living se encontraban personas que conocía, entre ellos Constanza, Rocío, Steban, mi prima y los chicos, también habían algunos vecinos, y claramente no podía faltar mi querido amigo Evans. Todos se acercaron a mí y me saludaron dulcemente.
Mientras todos compartían aproveche de ir a mi habitación y cambiarme de ropa. Al salir me encontré en el pasillo con quien apenas hace algunos momentos había pasado una grata tarde.
- ¿Te gusto la sorpresa? – pregunto él.
- Claro, jamás me lo esperé… Un minuto… ¿es por eso que me llevaste a pasear?
- De alguna manera tenía que hacer tiempo para que las personas llegaran, pero definitivamente fue lo mejor haber salido contigo – ahí estaba nuevamente, su dulce sonrisa – Espero que se repita pronto.
- Créeme, se repetirá muy pronto.
Ambos sonreímos y bajamos las escaleras.
En el comedor estaban todos esperándome. Todos se veían muy felices. Hablaban, reían, incluso bailaban, a excepción de una persona, yo. Alguien fundamental faltaba, alguien que había esperado todo el día. Ese alguien era él, Tom. Busque con la mirada por si estaba entre algunas personas, pero nada.
- Vamos hija, es hora de la torta – menciono papá llevando a todos los invitados a la cocina.
La típica canción del cumpleaños feliz, esa donde todos sonríen felizmente, a excepción de uno mismo, que sonríe pero con una gran vergüenza en su interior.
“Pide un deseo”, grito uno que no sabía quién era. ¿Un deseo?... Mi deseo más grande en estos momentos era que Tom llegara y pasara lo que queda del día junto a mí, ese era mi gran deseo.
Un soplido de velas, un pensamiento perdido. Los aplausos de las personas, que estaban junto a mí, se oían tan lejanos. Mi mirada perdida, vagaba en la nada, buscando y buscando lo que no encontraba. Una mirada, la mirada de mi amado, como anhelaba ver sus ojos, besar sus labios, sentirlo cerca el día más importante de mi vida. Mis ojos nuevamente se posaron en aquellos ojos, aquellos que vi durante todo el día, esos que me dieron confianza. Él al notar que por fin había aterrizado me sonrió. Pero que hermoso, me hacía sentir tranquila, solo un poco más tranquila.
- ¿Te ha gustado la sorpresa? – Preguntó Constanza sentándose junto a mí.
- Claro, está linda – le sonreí.
- Que rica torta, buena elección – mencionó Rocío, sentándose también junto a mí.
- Es extraño, siento que alguien falta aquí… - dijo Constanza.
- Si yo también siento lo mismo… ¡Claro!, (tu nombre), ¿dónde está Tom? No lo he visto por ningún lado…
No era la única que extrañaba su presencia. Tom, Tom… ¿dónde estás?, ¿por qué no me llamas?...
“¿(Tu nombre)?”… “¿Te pasa algo?” La misma pregunta. Ya me estaba cansando, ¿es que no podía pensar?... Miré molesta a mis acompañantes y me puse de pie, ¿dónde iba?, no lo sé.
Los minutos pasaban. Minutos que se me hacían eternos.
La noche ya había caído. Los invitados aún festejaban, menos la festejada. Me sentía ridícula fingiendo una sonrisa, para aparentar estar bien, cuando no era así. El aire en la casa era tan pesado, que preferí salir de ella. Caminar sin rumbo alguno me ayudaba a distraerme, un poco. Pero que mentira, claro que no, mi cabeza estaba a punto de explotar. Pensamientos iban y venían.
Mirar al cielo, gris. Sentir como el frío aire de otoño chocaba contra mi rostro. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, provocando que temblara.
- Si sigues aquí vas a pescar un resfriado – mencionó a mis espaldas.
- No importa… Me gusta estar aquí… Disfruto de la noche…
- Disfrutas estar en soledad, ¿no? – dijo inmediatamente.
- Creo que si…
Sus pasos se escuchaban cada vez más fuertes. Ahora, estaba a mi lado.
- Que lastima, el cielo está muy nublado, no podremos ver ninguna estrella.
Giré mi cabeza, para mirarlo. Tenía su vista clavada en el cielo.
Mirarlo me hizo recordar a quien con tantas ansias quería ver. Su presencia me hacia sentir más tranquila. ¡Maldición Tom! ¿Qué paso?, ¿dónde demonios estás?
Los sollozos se escaparon de mi boca. Trataba de ocultarlos mordiendo mis labios y bajando la mirada.
- No escondas tu dolor, es malo. Si quieres llorar, hazlo. Aquí estoy yo, estoy para ti…
Solo esas palabras bastaron para que rompiera en llanto. Eso era justo lo que necesitaba, compañía. Sus brazos rodearon mi cuerpo, mi cabeza y brazos contra su pecho. Sollozos cada vez más ahogados salían de mi boca. Sentía un gran dolor en mi pecho.
No quería que este día llegara. No me gustan los cumpleaños, pero por primera vez había querido que ese día llegara. ¿Por qué?, porque creí que lo pasaría con la persona que más amo. Que estúpida… Si siempre he odiado los cumpleaños, ¿por qué justo ahora tenía que ser la excepción? ¡¿Por qué?! ¿Por él?... ¡Sí! ¡Fue por él!
- Por favor, ya no llores más… Se me destroza el alma verte así…
Su melódica voz, susurraba en mi oído pidiéndome reiteradas veces que cesara mi llanto.
- No llores por él…
¿Sabría acaso algo? Al parecer si… Pero ya no quería saber más de esto.
- Gracias… - susurré alejándome un poco de él.
- ¿Por qué? – preguntó mirándome confundido.
- Si no hubiera sido por ti, mi día habría sido el peor de todos. Gracias ti el día de hoy, sonreí, me divertí, me distraje viviendo la adrenalina en los juegos – ambos sonreímos - Eres increíble. Sabes… Sabes tratar a las personas de una manera tan especial. Gracias, por estar el día de hoy junto mí, por hacerlo especial. Gracias Bill…
Si hay algo que jamás podrán quitar de sus labios, es su hermosa sonrisa. Sus manos, acariciaban mis mejillas y a la vez quitaban las lágrimas que aún quedaban. Sus cálidos labios chocando contra mi piel. Un tierno beso dejó en mi mejilla.
- No tienes que agradecérmelo.
Nuevamente sus brazos rodearon todo mi cuerpo, sintiendo el calor, la protección, el amor, todo lo que no sentía el día de hoy.
La lluvia había comenzado a caer, quedando ambos empapados. Como por telepatía ambos miramos hacia el cielo, mojando nuestros rostros. Pude notar como Bill sonreía y bajaba lentamente su mirada, encontrándose con la mía.
Esto era extraño. Bill me hacía sentir algo similar a lo que siento por Tom. ¿Algo similar?, ¿qué cosa era?... Ambos tenían la misma intensidad en su mirada, sus facciones. Por un momento sentí que estaba en brazos de mi amor, pero no era él, sino su hermano…
- ¿Por qué estas abrazando así a mi novia?...
Por un segundo sentí que mi corazón se detuvo. Aquella voz, se escuchaba molesta. Inmediatamente giré mi cabeza. Y ahí estaba… Con un rostro molesto, y que a la vez expresaba confusión. En una de sus manos, un ramo de rosas rojas y en la otra, un puño cerrado, apretado con gran ira. Ahí estaba él. Tom.
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¡Hola Aliens! *-*, aquí les dejo otro capítulo… La verdad es que me costo hacerlo un poco, no sabía como expresarlo. Escribía, borraba, volvía a escribir y así estuve ajjajaja >.< , espero que les guste.
Chicas, he puesto la encuesta por si quieren que haga una segunda temporada :D, ahí ustedes eligen. Eso… Adiós Aliens, son las mejores lectoras *-*
¿Por qué lamentarse cuando el error está echo?... ¿Cuesta admitir que cometimos un error?
Sí, cuesta admitir que cometimos un error. Pero lo mejor de todo es que gracias a los errores aprendes a crecer, las personas aprendimos de los errores, quizás podríamos haberlos evitado, pero las cosas siempre pasan por algo, sea para bien o para mal.
Cada día crecemos y nos hacemos más viejos. Aja… es increíble como pasa el tiempo, ¿no? Pareciera que fuera ayer cuando entre por primera vez a la escuela, cuando conocí a los que actualmente son mis amigos. Con ellos reí, llore, pelee, hice travesuras que, fueron castigadas, más peleas, pero después de todo uno se da cuenta que aprendes una lección.
Los amigos son parte de la vida, unos se van, otros llegan, ahí es cuando uno se da cuenta de quienes eran verdaderamente tus “amigos”. Por otra parte esta la familia, quienes desde siempre me vieron crecer. Mis padres, algo fundamental, gracias a ellos soy lo que soy. A pesar de las peleas, regaños, en fin, todo eso es para mi bien. Ellos siempre quieren lo mejor para los hijos, aunque a veces los hijos creemos que nos están haciendo la vida imposible, pero no es así, mientras creces te vas dando cuenta de que era por tu bien, para que fueras alguien mejor a futuro…
“Feliz cumpleaños hija”. Sería lindo escuchar decir eso cuando apenas cumplimos un año de edad. Ahora son diecisiete años….
- Gracias mamá, gracias papá – les dije abrazándolos.
- Lastima que pases tu cumpleaños en la escuela.
- No es problema mamá, además me gusta estar con mis compañeros.
- Vamos, tengo que ir a dejarte y luego ir para mi trabajo – dijo mi padre.
Me despedí de mi madre, de mi pequeño hermano y salí.
“Mañana es el gran día hermosa, pronto ya no serás mi pequeña, serás… mi pequeña grande. “
Camino a la escuela recordaba como había sido el día de ayer, junto con Tom. Él ha estado extraño últimamente. Quizás será porque ya le he dicho dos veces que no quiero tener algo más con él. Debe estar aburrido de mí… ¿Qué diablos puedo hacer?, aún no estoy lista… Siento que algo pasará, algo me dice que no lo haga, pero, ¿por qué? Él es mi novio, no es algo fuera de lo normal.
- Estas muy pensativa, ¿qué pasa? – preguntó mi padre mirándome.
- Nada, nada papá no te preocupes… ¿Por qué paramos?
- Porque ya llegamos a tu escuela – me miró confuso – Hija, ¿de verdad no te pasa nada?
- No papá, adiós que tengas buen día – besé su mejilla y baje del auto.
Corrí hacia la escuela, hacia muchísimo frío afuera. En su interior el aire era más normal, ni comparado con el del exterior. Camine directamente hasta mi casillero. En su interior había un pequeño sobre. Me pareció extraño que alguien me dejara algo. Lo abrí y comencé a leerlo.
“Hoy es un día muy especial para nuestra querida compañera. ¡Feliz cumpleaños!, te deseamos lo mejor en tu día. A pesar de que solo llegaste hace un par de meses, para nosotros ha sido como si fueras nuestra compañera toda la vida. Gracias por enseñarnos español, te la debemos…
Te saluda con mucho cariño, todo tu curso.- “
Saque los libros de mi casillero y lo cerré. En el salón se encontraban todos los chicos.
- Gracias por la carta – sonreí ampliamente a todos.
Se pusieron de pié y fueron saludándome y felicitándome, algo que no me esperaba.
- ¡Feliz cumpleaños amiga! – me dijo Constanza.
- ¿Fuiste tu cierto?
- ¿Qué cosa? – preguntó mirándome extrañada.
- Tú le dijiste a todos que es cumpleaños, ¿no es así?
- Eh… bueno… si fui yo, lo siento – me sonrió y abrazo.
- No te preocupes – correspondí a su caluroso abrazo.
El día en la escuela transcurrió normal. Personas que no conocía se acercaron a saludarme. Era muy extraño, pero eran amables, así que agradecía a su saludo.
Al finalizar las clases me quede afuera de la escuela con Constanza y Rocío, ya que Tom pasaría por mí.
- Toda la escuela sabe que tienes novio – mencionó Rocío.
Separé la botella de mi boca y comencé a toser.
- ¡Qué! – exclamé asustada.
- Así es, ayer algunas chicas te vieron cuando llegó tu novio en auto y cuando te beso dentro de él – dijo ella.
- No puede ser…
- No te preocupes, nadie sabe que es…. – miro hacia los lados – Tom Kaulitz – susurró bajo Constanza.
- ¿Estas segura?
- Segurísima, además Tom andaba con unas gafas, con el gorro del poleron y muchas cosas, así que nadie noto que era él.
- (Tu nombre), ya nos tenemos que ir, lamentamos dejarte sola – me miró Rocío.
- No se preocupen, vayan, estaré bien – les sonreí a ambas.
- Adiós, nos vemos mañana – dijeron al unísono como siempre.
Poco a poco se iban alejando, quedando completamente sola.
Con los codos sobre mis piernas y mi cabeza en ambas manos, miraba hacia mí alrededor. Pasaban muchos autos, menos el que yo esperaba. Los minutos pasaban, transformándose en hora. Sentía como el frío traspasaba mi piel. Me daba por vencida, Tom ya no vendría por mí. Me puse de pie y emprendí rumbo hacia mi casa. A mi espalda siento detenerse un auto, la bocina tocaba, como llamándome. Voltee, creí que sería Tom que se había retrasado, pero no era él. Desde el auto me hico señas de “ven” con su mano. Me abrió la puerta, subí y la cerré.
- Ponte el cinturón – me dijo él.
Deje mi mochila bajo mis pies y abroché mi cinturón de seguridad.
- Me avisaron en ultimo momento que no podían pasar por ti y salí lo más rápido posible de mi casa, lamento la demora – me sonrió apenado.
Subí mi cabeza, tenía la mirada clavada al suelo. Giré mi rostro, encontrándome con una hermosa mirada. Me sumergí un largo tiempo en ella, era serena, tranquilizante, me daba confianza y a la vez paz. Solté un pequeño suspiro de mi boca y reaccioné.
- Gracias – le sonreí de medio lado.
- Vamos, arriba el animo, dame una sonrisa ¿si? – Me miró tiernamente – Por favor.
La ternura de su rostro provoco que en mis labios se formara una sonrisa.
- Así me gusta, te ves mucho más linda… Bueno ahora – encendió el auto – No sé a donde iremos pero, quiero pasear contigo.
Ni siquiera una llamada, un mensaje diciéndome que no pudo recogerme, nada. ¿Qué diablos pasa?, no es mi imaginación, últimamente Tom sí está extraño. ¿Dónde estará en estos momentos?, ¿qué estará haciendo?...
“(Tu nombre), te estoy hablando…. (Tu nombre)”, el eco de su voz resonaba por toda mi mente, se oía tan lejano, como lo estaba en estos momentos….
- ¿(Tu nombre)?... – Desperté de aquel pensamiento, sentía como me movían de los hombros. Reaccioné, encontrándome nuevamente con aquellos hermosos ojos - ¿Qué te pasa? Estas rara…
- ¿Eh?... – Cerré mis ojos apretándolos y los abrí lentamente – No me pasa nada, no te preocupes.
- Mm… - me miró sin creerme – Bajemos, hemos llegado al lugar – Bajo del auto caminando rápidamente hasta la puerta del copiloto – Baja – me sonrió dulcemente.
- Gracias – imité su acción, ahora con un poco más de animo - ¿Qué es esto?
- Es un parque de diversiones, ven vamos a divertirnos.
Tomo de mi mano y me llevo corriendo hacia los juegos. Gracias a él mis ánimos volvieron. Cada juego era una sonrisa más, un grito más, una nueva aventura, con mucha adrenalina, lo que necesitaba ahora. Pasamos una agradable tarde, por un momento olvide todo, mis problemas, olvide todo mi entorno. Solo éramos él, yo y la adrenalina.
- Gracias por darme una tarde entretenida, lo pase muy bien – le dije mientras comía mi algodón de azúcar.
- No me agradezcas, también lo pase increíble junto a ti – me sonrió – Por cierto… - Se paró frente a mi – Feliz cumpleaños.
Sus brazos rodearon todo mi cuerpo. Sentí una extraña sensación… Era como cuando Tom me abrazaba. Me sentía segura, protegida, amada… Algo en mí me hacia desearlo, no quererlo soltar nunca más.
- Gracias – ambos nos separamos.
- Vamos, te llevaré a casa.
El camino a casa no fue silencioso, al contrario, ambos hablábamos de diversas cosas. Estábamos tan entusiasmados hablando que mi acompañante casi pasa una luz roja.
Una vez que llegamos, él estacionó su auto fuera mi casa.
- ¿Por qué estacionas el auto? – pregunté mirándolo.
- Porque quiero entrar y saludar a tu madre – me sonrió – Vamos.
Ambos bajamos, saque las llaves de la casa y abrí la puerta.
- Mamá ya llegue – dije alzando la voz - ¿Mamá dónde estas?... – caminé por el pasillo, mi acompañante venía detrás de mí.
Antes de que pudiera pronunciar palabra, un grupo de personas saltaron gritando “Feliz Cumpleaños”, si no fuera por mi acompañante ya hubiera caído al piso por el susto que me llevé.
En el living se encontraban personas que conocía, entre ellos Constanza, Rocío, Steban, mi prima y los chicos, también habían algunos vecinos, y claramente no podía faltar mi querido amigo Evans. Todos se acercaron a mí y me saludaron dulcemente.
Mientras todos compartían aproveche de ir a mi habitación y cambiarme de ropa. Al salir me encontré en el pasillo con quien apenas hace algunos momentos había pasado una grata tarde.
- ¿Te gusto la sorpresa? – pregunto él.
- Claro, jamás me lo esperé… Un minuto… ¿es por eso que me llevaste a pasear?
- De alguna manera tenía que hacer tiempo para que las personas llegaran, pero definitivamente fue lo mejor haber salido contigo – ahí estaba nuevamente, su dulce sonrisa – Espero que se repita pronto.
- Créeme, se repetirá muy pronto.
Ambos sonreímos y bajamos las escaleras.
En el comedor estaban todos esperándome. Todos se veían muy felices. Hablaban, reían, incluso bailaban, a excepción de una persona, yo. Alguien fundamental faltaba, alguien que había esperado todo el día. Ese alguien era él, Tom. Busque con la mirada por si estaba entre algunas personas, pero nada.
- Vamos hija, es hora de la torta – menciono papá llevando a todos los invitados a la cocina.
La típica canción del cumpleaños feliz, esa donde todos sonríen felizmente, a excepción de uno mismo, que sonríe pero con una gran vergüenza en su interior.
“Pide un deseo”, grito uno que no sabía quién era. ¿Un deseo?... Mi deseo más grande en estos momentos era que Tom llegara y pasara lo que queda del día junto a mí, ese era mi gran deseo.
Un soplido de velas, un pensamiento perdido. Los aplausos de las personas, que estaban junto a mí, se oían tan lejanos. Mi mirada perdida, vagaba en la nada, buscando y buscando lo que no encontraba. Una mirada, la mirada de mi amado, como anhelaba ver sus ojos, besar sus labios, sentirlo cerca el día más importante de mi vida. Mis ojos nuevamente se posaron en aquellos ojos, aquellos que vi durante todo el día, esos que me dieron confianza. Él al notar que por fin había aterrizado me sonrió. Pero que hermoso, me hacía sentir tranquila, solo un poco más tranquila.
- ¿Te ha gustado la sorpresa? – Preguntó Constanza sentándose junto a mí.
- Claro, está linda – le sonreí.
- Que rica torta, buena elección – mencionó Rocío, sentándose también junto a mí.
- Es extraño, siento que alguien falta aquí… - dijo Constanza.
- Si yo también siento lo mismo… ¡Claro!, (tu nombre), ¿dónde está Tom? No lo he visto por ningún lado…
No era la única que extrañaba su presencia. Tom, Tom… ¿dónde estás?, ¿por qué no me llamas?...
“¿(Tu nombre)?”… “¿Te pasa algo?” La misma pregunta. Ya me estaba cansando, ¿es que no podía pensar?... Miré molesta a mis acompañantes y me puse de pie, ¿dónde iba?, no lo sé.
Los minutos pasaban. Minutos que se me hacían eternos.
La noche ya había caído. Los invitados aún festejaban, menos la festejada. Me sentía ridícula fingiendo una sonrisa, para aparentar estar bien, cuando no era así. El aire en la casa era tan pesado, que preferí salir de ella. Caminar sin rumbo alguno me ayudaba a distraerme, un poco. Pero que mentira, claro que no, mi cabeza estaba a punto de explotar. Pensamientos iban y venían.
Mirar al cielo, gris. Sentir como el frío aire de otoño chocaba contra mi rostro. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, provocando que temblara.
- Si sigues aquí vas a pescar un resfriado – mencionó a mis espaldas.
- No importa… Me gusta estar aquí… Disfruto de la noche…
- Disfrutas estar en soledad, ¿no? – dijo inmediatamente.
- Creo que si…
Sus pasos se escuchaban cada vez más fuertes. Ahora, estaba a mi lado.
- Que lastima, el cielo está muy nublado, no podremos ver ninguna estrella.
Giré mi cabeza, para mirarlo. Tenía su vista clavada en el cielo.
Mirarlo me hizo recordar a quien con tantas ansias quería ver. Su presencia me hacia sentir más tranquila. ¡Maldición Tom! ¿Qué paso?, ¿dónde demonios estás?
Los sollozos se escaparon de mi boca. Trataba de ocultarlos mordiendo mis labios y bajando la mirada.
- No escondas tu dolor, es malo. Si quieres llorar, hazlo. Aquí estoy yo, estoy para ti…
Solo esas palabras bastaron para que rompiera en llanto. Eso era justo lo que necesitaba, compañía. Sus brazos rodearon mi cuerpo, mi cabeza y brazos contra su pecho. Sollozos cada vez más ahogados salían de mi boca. Sentía un gran dolor en mi pecho.
No quería que este día llegara. No me gustan los cumpleaños, pero por primera vez había querido que ese día llegara. ¿Por qué?, porque creí que lo pasaría con la persona que más amo. Que estúpida… Si siempre he odiado los cumpleaños, ¿por qué justo ahora tenía que ser la excepción? ¡¿Por qué?! ¿Por él?... ¡Sí! ¡Fue por él!
- Por favor, ya no llores más… Se me destroza el alma verte así…
Su melódica voz, susurraba en mi oído pidiéndome reiteradas veces que cesara mi llanto.
- No llores por él…
¿Sabría acaso algo? Al parecer si… Pero ya no quería saber más de esto.
- Gracias… - susurré alejándome un poco de él.
- ¿Por qué? – preguntó mirándome confundido.
- Si no hubiera sido por ti, mi día habría sido el peor de todos. Gracias ti el día de hoy, sonreí, me divertí, me distraje viviendo la adrenalina en los juegos – ambos sonreímos - Eres increíble. Sabes… Sabes tratar a las personas de una manera tan especial. Gracias, por estar el día de hoy junto mí, por hacerlo especial. Gracias Bill…
Si hay algo que jamás podrán quitar de sus labios, es su hermosa sonrisa. Sus manos, acariciaban mis mejillas y a la vez quitaban las lágrimas que aún quedaban. Sus cálidos labios chocando contra mi piel. Un tierno beso dejó en mi mejilla.
- No tienes que agradecérmelo.
Nuevamente sus brazos rodearon todo mi cuerpo, sintiendo el calor, la protección, el amor, todo lo que no sentía el día de hoy.
La lluvia había comenzado a caer, quedando ambos empapados. Como por telepatía ambos miramos hacia el cielo, mojando nuestros rostros. Pude notar como Bill sonreía y bajaba lentamente su mirada, encontrándose con la mía.
Esto era extraño. Bill me hacía sentir algo similar a lo que siento por Tom. ¿Algo similar?, ¿qué cosa era?... Ambos tenían la misma intensidad en su mirada, sus facciones. Por un momento sentí que estaba en brazos de mi amor, pero no era él, sino su hermano…
- ¿Por qué estas abrazando así a mi novia?...
Por un segundo sentí que mi corazón se detuvo. Aquella voz, se escuchaba molesta. Inmediatamente giré mi cabeza. Y ahí estaba… Con un rostro molesto, y que a la vez expresaba confusión. En una de sus manos, un ramo de rosas rojas y en la otra, un puño cerrado, apretado con gran ira. Ahí estaba él. Tom.
_______________________________________________________
¡Hola Aliens! *-*, aquí les dejo otro capítulo… La verdad es que me costo hacerlo un poco, no sabía como expresarlo. Escribía, borraba, volvía a escribir y así estuve ajjajaja >.< , espero que les guste.
Chicas, he puesto la encuesta por si quieren que haga una segunda temporada :D, ahí ustedes eligen. Eso… Adiós Aliens, son las mejores lectoras *-*
martes, 10 de enero de 2012
Capítulo 28: “Un día de dos”
Contemplar un rostro tan perfecto. Mirar como su pecho ascendía y descendía con cada respiración. Mirar su boca entreabierta. Contemplar en su rostro una paz tan única. Despertar y ver aquella escena, me hacia sentir tan privilegiada. Era lo más hermoso.
Sus mejillas, tibias. Sus labios, resecos, pero aún así eran los más hermosos y delicados. Los suspiros que salían de ellos. Su brazo, rodeaba mi cintura.
Él comenzó a moverse y abrir lentamente sus ojos. Con sus ojos entreabiertos, me miró y sonrió. Aún estaba medio dormido. Se levanto un poco y nuevamente se recostó, pero esta vez recostó su cabeza en mi pecho, aferrándose más a mí con sus brazos. Un pequeño suspiro salió de su boca. Yo, acariciaba su rostro y daba pequeños besos en su frente. Él nuevamente se había quedado dormido.
Aún llovía muy fuerte. Pareciera que estuviera atardeciendo, el cielo estaba muy oscuro, pero eran apenas las diez de la mañana. Ya no tenía sueño, por lo que prendí mi televisor. Bajé el volumen, de manera que solo yo pudiera escuchar y no despertara a Tom.
Podía sentir pasos en la casa. Mamá ya se encontraba de pie, claro, siempre era la primera en levantarse, tenía que atender desde muy temprano a mi pequeño hermano.
Las horas pasaban. Ya había apagado la televisión, no había nada bueno. Preferí seguir contemplando el hermoso rostro de mi novio. Ahora me doy cuenta de que Tom y Bill sí hablaban en serio cuando dijeron que les encanta dormir.
Mi madre golpeo suavemente la puerta.
- Adelante – dije casi en susurro.
- Creí que aún dormías – dijo ella entrando.
- Yo no, pero él sí – sonreí – Le gusta mucho dormir.
- Así veo… ¿Tienes hambre?
- La verdad es que no, pero podrías traerme un jugo de naranja, por favor.
- Claro, ya vuelvo…
No paso mucho tiempo cuando ella nuevamente estaba en mi habitación con un vaso en sus manos.
- Aquí está – lo dejo en mi velador.
- Gracias mamá – le di una sonrisa – Eh… mamá.
- Dime hija – dijo ella mientras levantaba algunas ropas que tenía en el suelo.
- ¿Tú permitiste que Tom se quedara a dormir?
- Así es, anoche te quedaste dormida sobre él y bueno, Tom pretendía irse, pero le dije que se quedara. Él acepto y, bueno me ayudó a meterte a la cama. Se veía muy tierno sacándote los zapatos y recostándote en la cama, parecías un bebé – ella rió bajito.
- Mamá… - me había ruborizado.
- ¿Qué?, solo digo lo que vi…. ¿Quieres que encienda la calefacción?
- Si, esta haciendo frio.
- ¿No te duele el pecho? Digo, porque Tom es mucho más grande que tú.
- No, estoy bien – dije mirándolo, él aún estaba durmiendo sobre mí pecho.
- Bueno, iré a hacer el almuerzo, ya son las doce y tu padre hoy llegará más temprano.
- ¿Papá sabe que Tom está aquí? – pregunte preocupada.
- Tranquila, si lo sabe, se puso un poco celoso al saber que su pequeña estaba durmiendo con un chico, pero los amigos de Tom lo tranquilizaron, así que descuida, no le hará nada a tu novio.
- ¡¿Qué?! Mamá, cómo…
- Adiós estoy retrasada – dijo ella y salió de mi habitación.
Al parecer mamá ya había notado que Tom y yo somos novios. Ahora mi preguntara era… ¿Sabrá papá?, porque si es así, tendré una larga charla con él.
Tome el vaso que estaba en mi velador y cuidadosamente traté de tomar mi jugo. Se me hizo un poco difícil, pero al fin al cabo lo termine.
La hora pasaba y Tom aún no despertaba. En la habitación hacía mucho calor, mamá le había subido mucho la temperatura a la calefacción. Mientras acariciaba la cara de Tom, pude notar que él estaba transpirando. Busque una pequeña toalla que siempre dejaba en mi velador. La saque y cuidadosamente comencé a secar su cara. Él arqueo sus cejas y comenzó a abrir sus ojos.
- Buenas tardes – le sonreí y acaricie su mejilla.
- Hola linda – sonrió recostando su cabeza en la almohada.
- ¿Dormiste bien? – le pregunté.
- No dormí bien… Dormí excelente – sonrió refregando sus ojitos.
- Eres increíblemente bueno para dormir.
- Hubiera seguido durmiendo, pero me dio calor. ¿Sabes?, dormir en tu pecho me hizo sentir bien, los latidos de tu corazón son tan relajantes – me sonrió – Lamento si ahora te duele – besó mi mejilla y luego se sentó en la cama.
- No te preocupes, no creo que me duela – también me senté en la cama - ¡Auch!...
- ¿Qué pasa? – peguntó preocupado.
- Creo que si me duele – reí – pero descuida, ya pasara – me levante y comencé a buscar una toalla y ropa. En ese momento tocan la puerta – Adelante.
- Veo que ya has despertado Tom – sonrió mi madre – Ten, esto lo trajo tu hermano.
Mamá le había pasado un gran bolso a Tom.
- ¿Por qué? – pregunto él sin entender.
- Bueno, tu hermano me dijo que saldría junto con Georg, Gustav y la prima de (tu nombre),así que te envió ropa para que te cambiaras, él no quiso que fueras a la casa, dijo que no quería que te separas ni un minuto de (tu nombre) – Mire a mi madre y a Tom, ambos reían.
- Entonces… Mamá, ocuparé tu baño, así Tom ocupa el mío – dije tomando mis cosas – Pero antes – Entre a mi baño y saque mi cepillo de dientes, también mi peineta – Listo… ¿y mi madre?
- Fue a ver a Martin – dijo Tom sacando la ropa del bolso.
- Bueno, iré a darme una ducha – Salí y cerré la puerta.
Me dirigí a la habitación de mis padres y entre al baño.
Al terminar me vestí. Lave mis dientes, me maquille un poco. Peine mi cabello y lo deje suelto, para que se secara. Había olvidado sacar mis zapatos, así que me dirigí a mi habitación.
Abrí cuidadosamente la puerta, ya que Tom podría estar ocupado, pero aún no salía del baño. Me coloque los zapatos y luego baje. Mamá estaba sentada junto a mi padre.
- Hola papá – besé su mejilla.
- ¿Cómo estas hija? – pregunto mi padre.
- Bien, ¿cómo te fue en la trabajo? – pregunté sentándome en un sofá.
- Muy bien, me dieron toda la tarde libre, así que saldré con tu madre y tu hermano, ya que tú estás con ese chico, Tom – me miró serio.
- ¿Estas molesto?
- No – sonrió – Solo te digo que te cuides y pobre de él que te haga algo.
- Papá me asustas… Creí que te molestaba que Tom estuviera aquí.
- Pasado mañana cumples diecisiete años, tengo que entender que ya no eres pequeña y aceptar que tienes un novio.
- ¡¿Qué?!... ¿Cómo sabes? – inmediatamente miré a mamá.
- Tenía que decírselo – mamá me sonrió.
- Perdón por no habértelo dicho, pero sé como eres en este tema y no me hubieras dejado.
- No te preocupes, Tom es más grande que tú y bueno, también tiene su lado bueno. Uno porque te cuida y dos, yo puedo compartir una helada cerveza junto a él – todos reímos.
- Bueno hija, ve a buscarlo para que almorcemos – dijo mamá.
Me paré y subí las escaleras. Camine hasta mi habitación y abrí la puerta.
Quede inmóvil ante aquella escena. Tom estaba poniéndose su chaleco. Pero que hermoso cuerpo tiene este hombre. Me quede un tiempo parada en la puerta, aún estaba algo atónita.
- ¿Mi amor?, ¿estas bien? – preguntó él pasando su mano frente a mi cara.
- ¿Eh…? – Reaccione – A si, eh… está listo el almuerzo, vamos… - Voltee, pero él me detuvo.
- ¿Me estuviste espiando? – pregunto posando su cabeza en mi hombro.
- ¿Yo?... No… - baje la mirada – Vamos Tom – traté de sacar sus manos de mi cintura, pero me era inútil.
- ¿Por qué te pones así? – Me volteo y tomo mi rostro – Eres mi novia, no tendría por qué darte vergüenza verme.
- Lo siento, pero es que cuando entré, no sabía que estabas así…
- Linda, ya no importa – me sonrió – Te quiero – me tomo de la cintura y me levanto a su altura.
- También yo, lindo – ambos reímos.
Tom estiro su boca para que le diera un beso. Se veía muy tierno. Tome sus mejillas y le di un pequeño beso. Él sonrió y luego me bajo. Ambos bajamos las escaleras y nos dirigimos al comedor. Ahí estaban mis padres esperándonos.
Tom saludo a mi padre con un apretón de manos. Luego nos sentamos a comer.
Mis padres hablaban mucho con Tom, al parecer se llevaron muy bien. También como lo dijo mi padre, invito a Tom a tomar una cerveza.
Cuando todos terminamos de comer, me levante y recogí la mesa y lavé lo sucio. Mis padres aún seguían hablando con Tom. Podría decir que pareciera que prácticamente no existía en ese momento, así que subí a mi habitación. Ordene mi ropa, hice mi cama y también aproveche de ordenar la ropa de Tom.
Baje y me dirigí a el living. Me senté frente a la gran estufa que había ahí. Mis padres aún conversaban con Tom. Escuchaba que reiteradas veces reían, también alcancé a oír que mis padres saldrían junto a mi hermano. Como estaba aburrida, nuevamente subí pero esta vez en dirección a la habitación de Martin. Entre a su cuarto y me acerque a su cuna. Él estaba despierto, así que le cambie pañales y también su ropa. Una vez que termine lo tome en brazos y baje a la cocina.
Entré y después de todo ese tiempo por fin notaban mi presencia.
- Oh veo que Martin ha despertado – dijo mamá sacándolo de mis brazos.
- Si, le he cambiado los pañales y la ropa, para que después solo salgan.
- Gracias, entonces nos iremos a arreglar – dijo mamá.
Mis padres se dirigieron a su habitación para arreglarse. Tom estaba sentado aún, ambos intercambiamos miradas. Él me sonrió, pero yo no lo hice, solo voltee y fui directo a mi baño.
Estaba enojada. ¿Por qué razón?, no lo sé. Aún así no debí mirar con desprecio a mi novio, después de todo él no tenía la culpa.
Salí del baño y me senté a la horilla de mi cama. Comencé a mirar toda mi habitación, como si fuera la primera vez que la veía.
“(Tu nombre) ya nos vamos”, grito mi padre desde el primer piso. Baje un poco desanimada a despedirme de ellos.
- Bueno ya nos vamos, no sabemos aún a que hora volveremos, pero no estarás sola, te quedaras con Tom – dijo papá mirando a Tom, quien estaba detrás de mi.
- Si tienen hambre hay cosas en el refrigerador o bien pueden llamar y pedir algo, te deje algo de dinero – me dijo mamá.
- Bien… que les vaya bien, disfruten su día – dije dando una sonrisa falsa.
Mis padres se despidieron de Tom y luego salieron.
Camine hasta el living y me senté en uno de los sofás. Mire hacia el suelo, parecía pensativa, aunque no pensaba en nada. Tom me miraba desde la entrada del living. No lo podía ver, pero sentía que me miraba. Luego comenzó a caminar, sentándose a mi lado.
Ambos estábamos en silencio. Lo único que se escuchaba en esos momentos era la lluvia y el quebrar de la leña con el fuego.
Ambos mirábamos fijamente el suelo. De reojo pude notar como Tom movía sus piernas.
- ¿Estas enojada con migo? – pregunto rompiendo el silencio.
- No…
- Entonces, ¿por qué estas así? – giró su cabeza mirándome, pude notarlo de reojo.
- No lo sé… Bueno, si lo sé… Me sentí ignorada todo ese tiempo que estuviste con mis padres, era como si no existiera.
Él soltó una leve risa.
-¿Qué es tan gracioso? – pregunte molestándome más.
- Eres muy enojona, tus padres no te ignoraron, sólo hablábamos de algo que no puedo decirte, pero no es nada malo.
Lo miré molesta, luego recosté mi espalda en el respaldo del sofá.
- Hermosa no te enojes – dijo tomándome de la cintura y dándome besos en el cuello.
- Ya déjame – tenía muchas ganas de reírme, pero trate de contenerme. Alejaba a Tom empujándolo.
- No, no lo haré – aún seguía.
- ¿Por qué no? – pregunté haciéndome la seria.
- Porque sé que no te resistes a esto y que quieres reírte pero te haces la enojada, sabes eres muy buena, pero con migo no funciona – rió.
Ambos nos miramos. Yo aún me mantenía seria, pero él tenía su típica mirada picara, eso le daba muchos puntos a favor a Tom. Me rendí, la risa se escapo de mis labios.
- Lo ves, tenía razón – sonrió.
- Claro, claro – me levante y le puse otra astilla a la estufa.
Tom poso sus manos en mi cintura y nuevamente comenzó a dar pequeños besos en mi cuello. Nos sentamos frente a la estufa. Recosté mi cabeza en sus piernas. Él acariciaba mi rostro. Nuestras miradas estaban unidas. Sus ojos color miel, tan profundos. Con una simple mirada es capaz de decir mucho, y yo sabía lo que Tom quería en estos momentos, pero, yo no podía. No me sentía lista. Me daba miedo pensar en aquello. ¿Miedo?, sí. Él ya tenía experiencia en esto, aunque para él solo era algo pasajero. Algo sin sentido, solo lo hacia para satisfacerse a si mismo. Y no quería que pasara lo mismo con migo. Por otra parte no quería parecerle una fácil. Llevamos casi dos meses juntos, quiero que pase un poco más de tiempo, quiero conocer más a Tom, lo que piensa acerca de esto, pero trataré de no hacerlo tan notorio.
Algo suave y húmedo sentía en mis labios. Su boca. Es increíble como tan solo sentir sus labios me hacen dejar de pensar en todo, me hacen volar hacia otro mundo. Sus movimientos, tan únicos, especiales, suaves, simplemente perfectos.
- Piensas mucho linda, quiero que me hables – me sonrió tiernamente.
- Espérame aquí no tardo.
Me levante y subí corriendo las escaleras. Entre a mi habitación y busque mi bolso. Lo revise y efectivamente, ahí estaba lo que buscaba. Baje con el bolso en manos y fui hasta donde estaba Tom. Él me miró confundido. Me senté a su lado y lo miré.
- ¿A qué fuiste a tu habitación? – pregunto.
- Bueno, mientras tú estabas en Alemania, yo salía con mi prima y bueno un día salimos a la playa y encontramos caracolas de mar, a mí me gusto mucho una, pensé en ti y la traje, es muy grande y bonita – dije mientras la sacaba – Toma es para ti – la deje en sus manos.
- Es muy bonita – dijo mirándola detalladamente – Gracias hermosa.
Ambos nos abrazamos. Luego Tom se separó de mí y me miró asustado.
- ¿Qué ocurre? – pregunte preocupada.
- ¡Esta lloviendo muy fuerte! – exclamo.
- Lo sé, ¿qué tiene de malo?
- ¡Scotty! ¡Lo deje en el patio! – Dijo casi gritando - ¡Ven vamos!
Él se paro rápidamente y en un instante me paro del suelo. Tomo de mi mano, iba casi cayéndome. En la entrada estaban las llaves, con una ágil maniobra las tomé, ya que íbamos casi corriendo. Salimos de la casa directo hacia la de Tom.
Cuando entramos él fue directo al patio, yo lo seguí.
- ¡Scotty! – Gritaba - ¿Dónde estas Scotty?
También lo ayude. Buscamos por todo el patio, pero no aparecía por ninguna parte. Ambos entramos y comenzamos a buscarlo por la casa. En el primer piso tampoco se encontraba. Subimos al segundo y comenzamos a buscarlo. Entre a la habitación de Tom.
- ¡Tom!, ven – lo llame – Creo que ya no es necesario buscarlo.
- ¿Por qué? – Pregunto llegando a mi lado – Oh no…
- Oh si – dije, ambos reímos.
Scotty estaba durmiendo sobre la cama de Tom. El al escuchar la voz de Tom, inmediatamente se levanto y se paro a su lado.
- Eres un chico malo, ¿por qué no avisas que estas aquí? – decía Tom acariciándolo.
Los tres bajamos al primer piso directo a la cocina. Tom le dio comida y agua. Luego ambos salimos.
Comenzar a buscarlo en el patio fue mala idea, ya que estábamos todos mojados. Camino a mi casa había comenzado a llover aún más fuerte. La lluvia chocaba contra mi rostro, impidiéndome ver. Tom rodeo su brazo por mi espalda, ayudándome a caminar. Íbamos caminando muy bien, hasta que comenzamos a caminar por el pasto. Habían muchos charcos ahí, en uno de ellos había mucho barro, no me percate y pise, provocando que me resbalara y cayéramos ambos.
- ¡Oh por Dios está helada!– exclame al sentir toda mi ropa mojada.
Tom comenzó a reír como nunca antes lo había escuchado.
- No es gracioso – dije entre risas.
- ¿Entonces por qué te ríes? – pregunto aún riendo.
- Sigo siendo torpe, mira lo que hice, ahora estas todo sucio con barro – dije intentando pararme, algo inútil.
- Tú también estas toda sucia y ¿eso qué?, esto fue gracioso y me gusto – sonrió y se levanto.
Me extendió sus manos, las tome y me pare.
- Vamos a tu casa tienes que cambiarte – dijo.
Nos dirigimos a mi casa. Al abrir la puerta ambos nos sacamos los zapatos y los dejamos a la entrada. Subimos al segundo piso, directo a mi habitación.
Tom abrió mi armario y comenzó a buscar una toalla. Se acerco a mí y comenzó a secarme.
En ese momento estornude. Él me sonrió.
- Tienes que sacarte la ropa – dijo él.
Lo miré en forma interrogativa y a la vez asombrada.
- Linda no me mires así, es para que no te resfríes. Entra al baño y cámbiate, mientras yo me pondré otra ropa que dejo Bill en mi bolso.
Así lo hice. Saqué ropa de mi armario y entre a cambiarme. Cuando salí Tom estaba sentado en mi cama.
- Bill es tan torpe, no me echo ningún poleron – exclamo Tom enojado.
- No trates así a tu hermano – dije buscando algo en mi armario.
- Pero es que me hace enfadar.
- Toma, ponte esto – le extendí un poleron.
- ¿Esto es mío? – pregunto mirándolo.
- Así es, ¿te acuerdas de esa vez que me lo prestaste? Olvide devolvértelo, y que bueno que no lo hice, porque ahora es muy útil – le sonreí.
Él se lo colocó. Se puso de pie y se acerco a mí, tomándome de la cintura.
- Bajemos – dije soltándome y comenzando a correr.
- ¡Hey! no te escapes – grito siguiéndome.
Baje las escaleras y fui hasta el living. Me escondí detrás de uno de los sofás.
- ¿Dónde estas? – pregunto buscándome.
Me tiré al suelo y comencé a arrastrarme. Asome mi cabeza y Tom no estaba. Así que me levante y camine hasta la entrada del living. Asome mi cabeza al pasillo.
- ¡Te atrape! – exclamo Tom tomándome en brazos.
- ¡No! ¡Suéltame! – gritaba mientras reía.
- Eso es lo que sucede cuando tratas de escaparte de Tom Kaulitz – dijo recostándome en la alfombra, a un lado de la estufa.
- No lo haré más – lo miré inocentemente.
- Eres tan linda.
Ambos comenzamos a besarnos. En ese momento tocan el timbre.
- Tengo que ir a ver – dije.
- No, no vayas – decía entre besos.
- Tengo que ir – me separé de él y me pare rápidamente.
Me dirigí a la puerta y la abrí.
- ¿Se le ofrece algo? – pregunté.
- Si, bueno, me preguntaba si estaba tu madre, estoy en una encuesta – dijo una joven.
- Bueno, ella en estos momentos no está.
- Oh… Y, ¿hay alguien más en tu casa?, tu padre o alguien mayor – pregunto.
- No mi padre tampoco está, estoy sola con mi novio.
- ¿Tu novio?, ¿cómo se llama él?, ¿vive aquí?
- ¿Por qué quiere saberlo? – pregunte mirándola confusa.
- No por nada, pero ¿él es vive por aquí? – siguió insistiendo.
- Si, vive por aquí….
“Mi amor, ¿quién es?, pregunto Tom desde adentro.
- Que bien, bueno ahora me voy, quizás vuelva otro día o no sé – dijo ella.
Al escuchar ella la voz de Tom salió prácticamente corriendo. Por alguna razón aquella chica se me hacia muy familiar, pero no recordaba quién era.
-¿Quién era? – pregunto Tom.
- Una chica, no sé qué quería, pero se fue – dije cerrando la puerta.
- Cómo se le ocurre interrumpir justo cuando le doy besos a la pequeña más hermosa de todas – dijo tomándome de la cintura.
- Vamos a sentarnos – lo tome de la mano y nos fuimos a sentar al sofá.
- En dos día más estarás de cumpleaños – dijo Tom jugando con mis manos.
- Ni me lo recuerdes.
- ¿Por qué?, ¿no te emociona cumplir años? – pregunto mirándome.
- La verdad es que no…
- ¿No te emociona ser más grande?, yo a tu edad deseaba mucho ser mayor de edad para salir y ser libre.
- No fue hace mucho, solo tienes veinte años.
- Y pronto cumpliré los veintiuno – dijo orgulloso – Oh…
- ¿Qué pasa?
- El próximo mes es mi cumpleaños, ¡lo había olvidado!, que bueno que no tengo que regalarle nada a Bill – rió.
- Es increíble como pasa el tiempo – dije en un suspiro.
- Tienes razón… Te extrañé tanto hermosa – Tom se acercó a mí y me abrazo.
- También yo… Me alegra saber que estarás junto a mí para el día de mi cumpleaños.
- Será genial, aunque tienes que ir a la escuela…. ¡Pasaré por ti ese día! – exclamo.
- Pero, ¿qué pasa si alguna de tus fans te reconocen?
- No te preocupes, seré discreto y bueno si me descubren las saludare y luego nos vamos en mi auto – rió.
- Claro, luego todas me atacaran con preguntas como: “¿Conoces a Tom?”, ¿son novios?”, “¿cómo lo conociste?”, y muchas preguntas más.
- No te preocupes linda – beso mis labios.
Pasamos toda la tarde juntos. Bromeamos, vimos películas, pedimos cosas vegetarianas por teléfono, claro Tom no comía carne y a mi no me gustaba mucho.
Mis padres llegaron a las nueve de la noche. Yo ya tenía que acostarme, mañana tenía que ir a la escuela. Tom estaba junto a mí en la habitación.
- No quiero ir a la escuela – le decía a Tom mientras impedía que saliera por la puerta.
- Tienes que ir y déjame pasar, tienes que ponerte a dormir – decía serio.
- No te vayas por favor, no quiero estar sola – lo miraba de una manera “triste”.
- No estas sola, tus padres ya llegaron, además no me pongas caritas que no me convencerás – dijo levantando una ceja.
- ¡Bien!, ¡como quieras!, adiós – salí de la puerta y me metí a la cama, tapándome toda la cabeza.
- ¿Por qué te enojas? – preguntó.
Yo no le respondí nada.
- Linda, respóndeme… - se sentó a un lado mío – vamos, no te enojes.
Comencé a moverme, alejándome de él.
- Bien, si no me quieres responder entonces me iré – se levanto.
En ese momento salí de la cama y lo abrace por la espalda.
- No, lo siento, pero no quiero ir a la escuela – le dije al oído, él volteo y me tomo de la cintura.
- Tienes que ir linda, el día pasa volando, por la tarde estaremos juntos – me miro tiernamente.
- Bien, es un trato – le sonreí – Amo estar a tu altura, es más fácil mirar tus hermosos ojos – dije mientras acariciaba su rostro y contemplaba su hermosa mirada.
- A mi también me gusta que estés a mi altura, me es más fácil besarte, aun que también me gusta que seas más baja que yo, me gusta la dificultad que tengo al buscar tus labios, lo hace mucho más interesante – mordió su labio y me miro pícaro.
Nuestros labios se unieron en lo que fue un tierno beso. Sí, fue, ya que poco a poco se fue tornando más apasionado. Tom me fue recostando en la cama. Sentía todo el peso de su cuerpo en el mío. Él besaba mi cuello y acariciaba mis brazos. Podía sentir como su “amigo” poco a poco despertaba. Eso me ayudo a reaccionar.
- Tom, no Tom, para… - le decía mientras lo separaba de mí.
Él me miro arqueando sus cejas y mordiendo su labio con rabia. Cerro sus ojos dando un suspiro y beso mi frente.
- Lo lamento… - dije en un susurro.
- No, no tienes que lamentar nada, yo soy el que tiene que controlarse – se separo de mí, sentándose a la orilla de la cama.
Cerré mis ojos, dando un pequeño suspiro.
- Te quiero – le dije.
Levanto su mirada. Sus ojos se veían tristes, enfadados, impotentes.
- Yo también te quiero.
Jamás en mi vida había escuchado un “yo también te quiero” más frio. Me sentí triste.
- Lo siento linda – me abrazo y beso – Te quiero mucho.
Una dulce sonrisa se dibujo en sus labios.
Me acosté en mi cama y Tom me arreglo las frazadas. Beso mis labios y apago la luz, saliendo de mi habitación.
Poco a poco fui quedándome dormida.
_________________________________________________________
¡Hola chicas! Aquí les dejo otro capítulo, espero que les guste. La verdad es que creo que cada vez escribo peor ._. , siento que lo hago mal o no sé :(. Bueno no las molestare más con mis palabras.
- No sé si lo habrán notado pero yo había puesto en un capítulo anterior que Tom tenía veintiún años, me equivoqué, él en la novela solo tiene veinte.
- Chicas, mi amiga administra una pagina y yo también, me gustaría que le dieran “like” , ahí también pueden encontrarme conectada, así también aprovechan de preguntarme cuándo subiré capítulos (aunque prometí subir más seguido) o cosas así, también les dejaré mi Facebook para que me manden mensajes y pregunten cosas o no sé si quieren hablar con migo con gusto las acepto y hablamos n_n
- La pagina: http://www.facebook.com/pages/Tokio-Hotel-un-sentimiento-inexplicable/217413381640201?sk=wall
- Mi Facebook: http://www.facebook.com/johanaelizabethrebolledo?ref=tn_tnmn
Adiós chicas, son las mejores lectoras ♥.
Sus mejillas, tibias. Sus labios, resecos, pero aún así eran los más hermosos y delicados. Los suspiros que salían de ellos. Su brazo, rodeaba mi cintura.
Él comenzó a moverse y abrir lentamente sus ojos. Con sus ojos entreabiertos, me miró y sonrió. Aún estaba medio dormido. Se levanto un poco y nuevamente se recostó, pero esta vez recostó su cabeza en mi pecho, aferrándose más a mí con sus brazos. Un pequeño suspiro salió de su boca. Yo, acariciaba su rostro y daba pequeños besos en su frente. Él nuevamente se había quedado dormido.
Aún llovía muy fuerte. Pareciera que estuviera atardeciendo, el cielo estaba muy oscuro, pero eran apenas las diez de la mañana. Ya no tenía sueño, por lo que prendí mi televisor. Bajé el volumen, de manera que solo yo pudiera escuchar y no despertara a Tom.
Podía sentir pasos en la casa. Mamá ya se encontraba de pie, claro, siempre era la primera en levantarse, tenía que atender desde muy temprano a mi pequeño hermano.
Las horas pasaban. Ya había apagado la televisión, no había nada bueno. Preferí seguir contemplando el hermoso rostro de mi novio. Ahora me doy cuenta de que Tom y Bill sí hablaban en serio cuando dijeron que les encanta dormir.
Mi madre golpeo suavemente la puerta.
- Adelante – dije casi en susurro.
- Creí que aún dormías – dijo ella entrando.
- Yo no, pero él sí – sonreí – Le gusta mucho dormir.
- Así veo… ¿Tienes hambre?
- La verdad es que no, pero podrías traerme un jugo de naranja, por favor.
- Claro, ya vuelvo…
No paso mucho tiempo cuando ella nuevamente estaba en mi habitación con un vaso en sus manos.
- Aquí está – lo dejo en mi velador.
- Gracias mamá – le di una sonrisa – Eh… mamá.
- Dime hija – dijo ella mientras levantaba algunas ropas que tenía en el suelo.
- ¿Tú permitiste que Tom se quedara a dormir?
- Así es, anoche te quedaste dormida sobre él y bueno, Tom pretendía irse, pero le dije que se quedara. Él acepto y, bueno me ayudó a meterte a la cama. Se veía muy tierno sacándote los zapatos y recostándote en la cama, parecías un bebé – ella rió bajito.
- Mamá… - me había ruborizado.
- ¿Qué?, solo digo lo que vi…. ¿Quieres que encienda la calefacción?
- Si, esta haciendo frio.
- ¿No te duele el pecho? Digo, porque Tom es mucho más grande que tú.
- No, estoy bien – dije mirándolo, él aún estaba durmiendo sobre mí pecho.
- Bueno, iré a hacer el almuerzo, ya son las doce y tu padre hoy llegará más temprano.
- ¿Papá sabe que Tom está aquí? – pregunte preocupada.
- Tranquila, si lo sabe, se puso un poco celoso al saber que su pequeña estaba durmiendo con un chico, pero los amigos de Tom lo tranquilizaron, así que descuida, no le hará nada a tu novio.
- ¡¿Qué?! Mamá, cómo…
- Adiós estoy retrasada – dijo ella y salió de mi habitación.
Al parecer mamá ya había notado que Tom y yo somos novios. Ahora mi preguntara era… ¿Sabrá papá?, porque si es así, tendré una larga charla con él.
Tome el vaso que estaba en mi velador y cuidadosamente traté de tomar mi jugo. Se me hizo un poco difícil, pero al fin al cabo lo termine.
La hora pasaba y Tom aún no despertaba. En la habitación hacía mucho calor, mamá le había subido mucho la temperatura a la calefacción. Mientras acariciaba la cara de Tom, pude notar que él estaba transpirando. Busque una pequeña toalla que siempre dejaba en mi velador. La saque y cuidadosamente comencé a secar su cara. Él arqueo sus cejas y comenzó a abrir sus ojos.
- Buenas tardes – le sonreí y acaricie su mejilla.
- Hola linda – sonrió recostando su cabeza en la almohada.
- ¿Dormiste bien? – le pregunté.
- No dormí bien… Dormí excelente – sonrió refregando sus ojitos.
- Eres increíblemente bueno para dormir.
- Hubiera seguido durmiendo, pero me dio calor. ¿Sabes?, dormir en tu pecho me hizo sentir bien, los latidos de tu corazón son tan relajantes – me sonrió – Lamento si ahora te duele – besó mi mejilla y luego se sentó en la cama.
- No te preocupes, no creo que me duela – también me senté en la cama - ¡Auch!...
- ¿Qué pasa? – peguntó preocupado.
- Creo que si me duele – reí – pero descuida, ya pasara – me levante y comencé a buscar una toalla y ropa. En ese momento tocan la puerta – Adelante.
- Veo que ya has despertado Tom – sonrió mi madre – Ten, esto lo trajo tu hermano.
Mamá le había pasado un gran bolso a Tom.
- ¿Por qué? – pregunto él sin entender.
- Bueno, tu hermano me dijo que saldría junto con Georg, Gustav y la prima de (tu nombre),así que te envió ropa para que te cambiaras, él no quiso que fueras a la casa, dijo que no quería que te separas ni un minuto de (tu nombre) – Mire a mi madre y a Tom, ambos reían.
- Entonces… Mamá, ocuparé tu baño, así Tom ocupa el mío – dije tomando mis cosas – Pero antes – Entre a mi baño y saque mi cepillo de dientes, también mi peineta – Listo… ¿y mi madre?
- Fue a ver a Martin – dijo Tom sacando la ropa del bolso.
- Bueno, iré a darme una ducha – Salí y cerré la puerta.
Me dirigí a la habitación de mis padres y entre al baño.
Al terminar me vestí. Lave mis dientes, me maquille un poco. Peine mi cabello y lo deje suelto, para que se secara. Había olvidado sacar mis zapatos, así que me dirigí a mi habitación.
Abrí cuidadosamente la puerta, ya que Tom podría estar ocupado, pero aún no salía del baño. Me coloque los zapatos y luego baje. Mamá estaba sentada junto a mi padre.
- Hola papá – besé su mejilla.
- ¿Cómo estas hija? – pregunto mi padre.
- Bien, ¿cómo te fue en la trabajo? – pregunté sentándome en un sofá.
- Muy bien, me dieron toda la tarde libre, así que saldré con tu madre y tu hermano, ya que tú estás con ese chico, Tom – me miró serio.
- ¿Estas molesto?
- No – sonrió – Solo te digo que te cuides y pobre de él que te haga algo.
- Papá me asustas… Creí que te molestaba que Tom estuviera aquí.
- Pasado mañana cumples diecisiete años, tengo que entender que ya no eres pequeña y aceptar que tienes un novio.
- ¡¿Qué?!... ¿Cómo sabes? – inmediatamente miré a mamá.
- Tenía que decírselo – mamá me sonrió.
- Perdón por no habértelo dicho, pero sé como eres en este tema y no me hubieras dejado.
- No te preocupes, Tom es más grande que tú y bueno, también tiene su lado bueno. Uno porque te cuida y dos, yo puedo compartir una helada cerveza junto a él – todos reímos.
- Bueno hija, ve a buscarlo para que almorcemos – dijo mamá.
Me paré y subí las escaleras. Camine hasta mi habitación y abrí la puerta.
Quede inmóvil ante aquella escena. Tom estaba poniéndose su chaleco. Pero que hermoso cuerpo tiene este hombre. Me quede un tiempo parada en la puerta, aún estaba algo atónita.
- ¿Mi amor?, ¿estas bien? – preguntó él pasando su mano frente a mi cara.
- ¿Eh…? – Reaccione – A si, eh… está listo el almuerzo, vamos… - Voltee, pero él me detuvo.
- ¿Me estuviste espiando? – pregunto posando su cabeza en mi hombro.
- ¿Yo?... No… - baje la mirada – Vamos Tom – traté de sacar sus manos de mi cintura, pero me era inútil.
- ¿Por qué te pones así? – Me volteo y tomo mi rostro – Eres mi novia, no tendría por qué darte vergüenza verme.
- Lo siento, pero es que cuando entré, no sabía que estabas así…
- Linda, ya no importa – me sonrió – Te quiero – me tomo de la cintura y me levanto a su altura.
- También yo, lindo – ambos reímos.
Tom estiro su boca para que le diera un beso. Se veía muy tierno. Tome sus mejillas y le di un pequeño beso. Él sonrió y luego me bajo. Ambos bajamos las escaleras y nos dirigimos al comedor. Ahí estaban mis padres esperándonos.
Tom saludo a mi padre con un apretón de manos. Luego nos sentamos a comer.
Mis padres hablaban mucho con Tom, al parecer se llevaron muy bien. También como lo dijo mi padre, invito a Tom a tomar una cerveza.
Cuando todos terminamos de comer, me levante y recogí la mesa y lavé lo sucio. Mis padres aún seguían hablando con Tom. Podría decir que pareciera que prácticamente no existía en ese momento, así que subí a mi habitación. Ordene mi ropa, hice mi cama y también aproveche de ordenar la ropa de Tom.
Baje y me dirigí a el living. Me senté frente a la gran estufa que había ahí. Mis padres aún conversaban con Tom. Escuchaba que reiteradas veces reían, también alcancé a oír que mis padres saldrían junto a mi hermano. Como estaba aburrida, nuevamente subí pero esta vez en dirección a la habitación de Martin. Entre a su cuarto y me acerque a su cuna. Él estaba despierto, así que le cambie pañales y también su ropa. Una vez que termine lo tome en brazos y baje a la cocina.
Entré y después de todo ese tiempo por fin notaban mi presencia.
- Oh veo que Martin ha despertado – dijo mamá sacándolo de mis brazos.
- Si, le he cambiado los pañales y la ropa, para que después solo salgan.
- Gracias, entonces nos iremos a arreglar – dijo mamá.
Mis padres se dirigieron a su habitación para arreglarse. Tom estaba sentado aún, ambos intercambiamos miradas. Él me sonrió, pero yo no lo hice, solo voltee y fui directo a mi baño.
Estaba enojada. ¿Por qué razón?, no lo sé. Aún así no debí mirar con desprecio a mi novio, después de todo él no tenía la culpa.
Salí del baño y me senté a la horilla de mi cama. Comencé a mirar toda mi habitación, como si fuera la primera vez que la veía.
“(Tu nombre) ya nos vamos”, grito mi padre desde el primer piso. Baje un poco desanimada a despedirme de ellos.
- Bueno ya nos vamos, no sabemos aún a que hora volveremos, pero no estarás sola, te quedaras con Tom – dijo papá mirando a Tom, quien estaba detrás de mi.
- Si tienen hambre hay cosas en el refrigerador o bien pueden llamar y pedir algo, te deje algo de dinero – me dijo mamá.
- Bien… que les vaya bien, disfruten su día – dije dando una sonrisa falsa.
Mis padres se despidieron de Tom y luego salieron.
Camine hasta el living y me senté en uno de los sofás. Mire hacia el suelo, parecía pensativa, aunque no pensaba en nada. Tom me miraba desde la entrada del living. No lo podía ver, pero sentía que me miraba. Luego comenzó a caminar, sentándose a mi lado.
Ambos estábamos en silencio. Lo único que se escuchaba en esos momentos era la lluvia y el quebrar de la leña con el fuego.
Ambos mirábamos fijamente el suelo. De reojo pude notar como Tom movía sus piernas.
- ¿Estas enojada con migo? – pregunto rompiendo el silencio.
- No…
- Entonces, ¿por qué estas así? – giró su cabeza mirándome, pude notarlo de reojo.
- No lo sé… Bueno, si lo sé… Me sentí ignorada todo ese tiempo que estuviste con mis padres, era como si no existiera.
Él soltó una leve risa.
-¿Qué es tan gracioso? – pregunte molestándome más.
- Eres muy enojona, tus padres no te ignoraron, sólo hablábamos de algo que no puedo decirte, pero no es nada malo.
Lo miré molesta, luego recosté mi espalda en el respaldo del sofá.
- Hermosa no te enojes – dijo tomándome de la cintura y dándome besos en el cuello.
- Ya déjame – tenía muchas ganas de reírme, pero trate de contenerme. Alejaba a Tom empujándolo.
- No, no lo haré – aún seguía.
- ¿Por qué no? – pregunté haciéndome la seria.
- Porque sé que no te resistes a esto y que quieres reírte pero te haces la enojada, sabes eres muy buena, pero con migo no funciona – rió.
Ambos nos miramos. Yo aún me mantenía seria, pero él tenía su típica mirada picara, eso le daba muchos puntos a favor a Tom. Me rendí, la risa se escapo de mis labios.
- Lo ves, tenía razón – sonrió.
- Claro, claro – me levante y le puse otra astilla a la estufa.
Tom poso sus manos en mi cintura y nuevamente comenzó a dar pequeños besos en mi cuello. Nos sentamos frente a la estufa. Recosté mi cabeza en sus piernas. Él acariciaba mi rostro. Nuestras miradas estaban unidas. Sus ojos color miel, tan profundos. Con una simple mirada es capaz de decir mucho, y yo sabía lo que Tom quería en estos momentos, pero, yo no podía. No me sentía lista. Me daba miedo pensar en aquello. ¿Miedo?, sí. Él ya tenía experiencia en esto, aunque para él solo era algo pasajero. Algo sin sentido, solo lo hacia para satisfacerse a si mismo. Y no quería que pasara lo mismo con migo. Por otra parte no quería parecerle una fácil. Llevamos casi dos meses juntos, quiero que pase un poco más de tiempo, quiero conocer más a Tom, lo que piensa acerca de esto, pero trataré de no hacerlo tan notorio.
Algo suave y húmedo sentía en mis labios. Su boca. Es increíble como tan solo sentir sus labios me hacen dejar de pensar en todo, me hacen volar hacia otro mundo. Sus movimientos, tan únicos, especiales, suaves, simplemente perfectos.
- Piensas mucho linda, quiero que me hables – me sonrió tiernamente.
- Espérame aquí no tardo.
Me levante y subí corriendo las escaleras. Entre a mi habitación y busque mi bolso. Lo revise y efectivamente, ahí estaba lo que buscaba. Baje con el bolso en manos y fui hasta donde estaba Tom. Él me miró confundido. Me senté a su lado y lo miré.
- ¿A qué fuiste a tu habitación? – pregunto.
- Bueno, mientras tú estabas en Alemania, yo salía con mi prima y bueno un día salimos a la playa y encontramos caracolas de mar, a mí me gusto mucho una, pensé en ti y la traje, es muy grande y bonita – dije mientras la sacaba – Toma es para ti – la deje en sus manos.
- Es muy bonita – dijo mirándola detalladamente – Gracias hermosa.
Ambos nos abrazamos. Luego Tom se separó de mí y me miró asustado.
- ¿Qué ocurre? – pregunte preocupada.
- ¡Esta lloviendo muy fuerte! – exclamo.
- Lo sé, ¿qué tiene de malo?
- ¡Scotty! ¡Lo deje en el patio! – Dijo casi gritando - ¡Ven vamos!
Él se paro rápidamente y en un instante me paro del suelo. Tomo de mi mano, iba casi cayéndome. En la entrada estaban las llaves, con una ágil maniobra las tomé, ya que íbamos casi corriendo. Salimos de la casa directo hacia la de Tom.
Cuando entramos él fue directo al patio, yo lo seguí.
- ¡Scotty! – Gritaba - ¿Dónde estas Scotty?
También lo ayude. Buscamos por todo el patio, pero no aparecía por ninguna parte. Ambos entramos y comenzamos a buscarlo por la casa. En el primer piso tampoco se encontraba. Subimos al segundo y comenzamos a buscarlo. Entre a la habitación de Tom.
- ¡Tom!, ven – lo llame – Creo que ya no es necesario buscarlo.
- ¿Por qué? – Pregunto llegando a mi lado – Oh no…
- Oh si – dije, ambos reímos.
Scotty estaba durmiendo sobre la cama de Tom. El al escuchar la voz de Tom, inmediatamente se levanto y se paro a su lado.
- Eres un chico malo, ¿por qué no avisas que estas aquí? – decía Tom acariciándolo.
Los tres bajamos al primer piso directo a la cocina. Tom le dio comida y agua. Luego ambos salimos.
Comenzar a buscarlo en el patio fue mala idea, ya que estábamos todos mojados. Camino a mi casa había comenzado a llover aún más fuerte. La lluvia chocaba contra mi rostro, impidiéndome ver. Tom rodeo su brazo por mi espalda, ayudándome a caminar. Íbamos caminando muy bien, hasta que comenzamos a caminar por el pasto. Habían muchos charcos ahí, en uno de ellos había mucho barro, no me percate y pise, provocando que me resbalara y cayéramos ambos.
- ¡Oh por Dios está helada!– exclame al sentir toda mi ropa mojada.
Tom comenzó a reír como nunca antes lo había escuchado.
- No es gracioso – dije entre risas.
- ¿Entonces por qué te ríes? – pregunto aún riendo.
- Sigo siendo torpe, mira lo que hice, ahora estas todo sucio con barro – dije intentando pararme, algo inútil.
- Tú también estas toda sucia y ¿eso qué?, esto fue gracioso y me gusto – sonrió y se levanto.
Me extendió sus manos, las tome y me pare.
- Vamos a tu casa tienes que cambiarte – dijo.
Nos dirigimos a mi casa. Al abrir la puerta ambos nos sacamos los zapatos y los dejamos a la entrada. Subimos al segundo piso, directo a mi habitación.
Tom abrió mi armario y comenzó a buscar una toalla. Se acerco a mí y comenzó a secarme.
En ese momento estornude. Él me sonrió.
- Tienes que sacarte la ropa – dijo él.
Lo miré en forma interrogativa y a la vez asombrada.
- Linda no me mires así, es para que no te resfríes. Entra al baño y cámbiate, mientras yo me pondré otra ropa que dejo Bill en mi bolso.
Así lo hice. Saqué ropa de mi armario y entre a cambiarme. Cuando salí Tom estaba sentado en mi cama.
- Bill es tan torpe, no me echo ningún poleron – exclamo Tom enojado.
- No trates así a tu hermano – dije buscando algo en mi armario.
- Pero es que me hace enfadar.
- Toma, ponte esto – le extendí un poleron.
- ¿Esto es mío? – pregunto mirándolo.
- Así es, ¿te acuerdas de esa vez que me lo prestaste? Olvide devolvértelo, y que bueno que no lo hice, porque ahora es muy útil – le sonreí.
Él se lo colocó. Se puso de pie y se acerco a mí, tomándome de la cintura.
- Bajemos – dije soltándome y comenzando a correr.
- ¡Hey! no te escapes – grito siguiéndome.
Baje las escaleras y fui hasta el living. Me escondí detrás de uno de los sofás.
- ¿Dónde estas? – pregunto buscándome.
Me tiré al suelo y comencé a arrastrarme. Asome mi cabeza y Tom no estaba. Así que me levante y camine hasta la entrada del living. Asome mi cabeza al pasillo.
- ¡Te atrape! – exclamo Tom tomándome en brazos.
- ¡No! ¡Suéltame! – gritaba mientras reía.
- Eso es lo que sucede cuando tratas de escaparte de Tom Kaulitz – dijo recostándome en la alfombra, a un lado de la estufa.
- No lo haré más – lo miré inocentemente.
- Eres tan linda.
Ambos comenzamos a besarnos. En ese momento tocan el timbre.
- Tengo que ir a ver – dije.
- No, no vayas – decía entre besos.
- Tengo que ir – me separé de él y me pare rápidamente.
Me dirigí a la puerta y la abrí.
- ¿Se le ofrece algo? – pregunté.
- Si, bueno, me preguntaba si estaba tu madre, estoy en una encuesta – dijo una joven.
- Bueno, ella en estos momentos no está.
- Oh… Y, ¿hay alguien más en tu casa?, tu padre o alguien mayor – pregunto.
- No mi padre tampoco está, estoy sola con mi novio.
- ¿Tu novio?, ¿cómo se llama él?, ¿vive aquí?
- ¿Por qué quiere saberlo? – pregunte mirándola confusa.
- No por nada, pero ¿él es vive por aquí? – siguió insistiendo.
- Si, vive por aquí….
“Mi amor, ¿quién es?, pregunto Tom desde adentro.
- Que bien, bueno ahora me voy, quizás vuelva otro día o no sé – dijo ella.
Al escuchar ella la voz de Tom salió prácticamente corriendo. Por alguna razón aquella chica se me hacia muy familiar, pero no recordaba quién era.
-¿Quién era? – pregunto Tom.
- Una chica, no sé qué quería, pero se fue – dije cerrando la puerta.
- Cómo se le ocurre interrumpir justo cuando le doy besos a la pequeña más hermosa de todas – dijo tomándome de la cintura.
- Vamos a sentarnos – lo tome de la mano y nos fuimos a sentar al sofá.
- En dos día más estarás de cumpleaños – dijo Tom jugando con mis manos.
- Ni me lo recuerdes.
- ¿Por qué?, ¿no te emociona cumplir años? – pregunto mirándome.
- La verdad es que no…
- ¿No te emociona ser más grande?, yo a tu edad deseaba mucho ser mayor de edad para salir y ser libre.
- No fue hace mucho, solo tienes veinte años.
- Y pronto cumpliré los veintiuno – dijo orgulloso – Oh…
- ¿Qué pasa?
- El próximo mes es mi cumpleaños, ¡lo había olvidado!, que bueno que no tengo que regalarle nada a Bill – rió.
- Es increíble como pasa el tiempo – dije en un suspiro.
- Tienes razón… Te extrañé tanto hermosa – Tom se acercó a mí y me abrazo.
- También yo… Me alegra saber que estarás junto a mí para el día de mi cumpleaños.
- Será genial, aunque tienes que ir a la escuela…. ¡Pasaré por ti ese día! – exclamo.
- Pero, ¿qué pasa si alguna de tus fans te reconocen?
- No te preocupes, seré discreto y bueno si me descubren las saludare y luego nos vamos en mi auto – rió.
- Claro, luego todas me atacaran con preguntas como: “¿Conoces a Tom?”, ¿son novios?”, “¿cómo lo conociste?”, y muchas preguntas más.
- No te preocupes linda – beso mis labios.
Pasamos toda la tarde juntos. Bromeamos, vimos películas, pedimos cosas vegetarianas por teléfono, claro Tom no comía carne y a mi no me gustaba mucho.
Mis padres llegaron a las nueve de la noche. Yo ya tenía que acostarme, mañana tenía que ir a la escuela. Tom estaba junto a mí en la habitación.
- No quiero ir a la escuela – le decía a Tom mientras impedía que saliera por la puerta.
- Tienes que ir y déjame pasar, tienes que ponerte a dormir – decía serio.
- No te vayas por favor, no quiero estar sola – lo miraba de una manera “triste”.
- No estas sola, tus padres ya llegaron, además no me pongas caritas que no me convencerás – dijo levantando una ceja.
- ¡Bien!, ¡como quieras!, adiós – salí de la puerta y me metí a la cama, tapándome toda la cabeza.
- ¿Por qué te enojas? – preguntó.
Yo no le respondí nada.
- Linda, respóndeme… - se sentó a un lado mío – vamos, no te enojes.
Comencé a moverme, alejándome de él.
- Bien, si no me quieres responder entonces me iré – se levanto.
En ese momento salí de la cama y lo abrace por la espalda.
- No, lo siento, pero no quiero ir a la escuela – le dije al oído, él volteo y me tomo de la cintura.
- Tienes que ir linda, el día pasa volando, por la tarde estaremos juntos – me miro tiernamente.
- Bien, es un trato – le sonreí – Amo estar a tu altura, es más fácil mirar tus hermosos ojos – dije mientras acariciaba su rostro y contemplaba su hermosa mirada.
- A mi también me gusta que estés a mi altura, me es más fácil besarte, aun que también me gusta que seas más baja que yo, me gusta la dificultad que tengo al buscar tus labios, lo hace mucho más interesante – mordió su labio y me miro pícaro.
Nuestros labios se unieron en lo que fue un tierno beso. Sí, fue, ya que poco a poco se fue tornando más apasionado. Tom me fue recostando en la cama. Sentía todo el peso de su cuerpo en el mío. Él besaba mi cuello y acariciaba mis brazos. Podía sentir como su “amigo” poco a poco despertaba. Eso me ayudo a reaccionar.
- Tom, no Tom, para… - le decía mientras lo separaba de mí.
Él me miro arqueando sus cejas y mordiendo su labio con rabia. Cerro sus ojos dando un suspiro y beso mi frente.
- Lo lamento… - dije en un susurro.
- No, no tienes que lamentar nada, yo soy el que tiene que controlarse – se separo de mí, sentándose a la orilla de la cama.
Cerré mis ojos, dando un pequeño suspiro.
- Te quiero – le dije.
Levanto su mirada. Sus ojos se veían tristes, enfadados, impotentes.
- Yo también te quiero.
Jamás en mi vida había escuchado un “yo también te quiero” más frio. Me sentí triste.
- Lo siento linda – me abrazo y beso – Te quiero mucho.
Una dulce sonrisa se dibujo en sus labios.
Me acosté en mi cama y Tom me arreglo las frazadas. Beso mis labios y apago la luz, saliendo de mi habitación.
Poco a poco fui quedándome dormida.
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¡Hola chicas! Aquí les dejo otro capítulo, espero que les guste. La verdad es que creo que cada vez escribo peor ._. , siento que lo hago mal o no sé :(. Bueno no las molestare más con mis palabras.
- No sé si lo habrán notado pero yo había puesto en un capítulo anterior que Tom tenía veintiún años, me equivoqué, él en la novela solo tiene veinte.
- Chicas, mi amiga administra una pagina y yo también, me gustaría que le dieran “like” , ahí también pueden encontrarme conectada, así también aprovechan de preguntarme cuándo subiré capítulos (aunque prometí subir más seguido) o cosas así, también les dejaré mi Facebook para que me manden mensajes y pregunten cosas o no sé si quieren hablar con migo con gusto las acepto y hablamos n_n
- La pagina: http://www.facebook.com/pages/Tokio-Hotel-un-sentimiento-inexplicable/217413381640201?sk=wall
- Mi Facebook: http://www.facebook.com/johanaelizabethrebolledo?ref=tn_tnmn
Adiós chicas, son las mejores lectoras ♥.
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