Aquellas hermosas palabras que me había dicho Tom el día anterior aun rondan por mi mente. Será difícil olvidarlas. Fue un día lleno de emociones, confesiones, de amor. Realmente estoy enamorada de él. Ahora oficialmente estamos juntos. Él, yo, un solo ser…
Ha llegado el momento. En pocos minutos llegaré junto a mis padres al aeropuerto en busca de mi prima y mi mejor amigo.
Mis padres últimamente están algo extraños. No lo sé. Quizá solo sea idea mía. Mamá está más inquieta que nunca, se mueve de un lado a otro y come muchísimo más que antes. Lo mismo pasa con papá, con la diferencia que no come las mismas porciones que mamá. Creo que el bebé los tiene así. El doctor le dio fecha a mamá para la próxima semana, pero no lo confirmo, ya que mencionó que podría adelantarse la fecha al parto. Estoy muy nerviosa... Después de esperar nueve meses tendré a mi hermanito con migo. Es algo emocionante, difícil de explicar con palabras.
- Bien hemos llegado – mencionó papá estacionando el auto.
El aeropuerto estaba repleto. Las personas iban y venían con grandes maletas. Esperamos algunos minutos hasta que comunicaron que había aterrizado el avión. Nuevamente entraron muchas personas al aeropuerto. Entre la multitud destaqué a dos personas que me eran conocidas. Eran ellos.
Mi prima al verme sonrió y soltó sus maletas para abrazarme. Posteriormente lo hizo mi mejor amigo, Steban.
- Chicos, ¿cómo están?, hace mucho tiempo que no los veía
- Estamos muy contentos, ¡por fin hemos llegado! – exclamó Steban.
- Si, aun que el viaje fue realmente aburrido, pero valió la pena, por fin estamos aquí junto a ti – sonrió Emi, mi prima.
- Vaya, por fin han llegado, que gusto, ¿cómo están?- preguntó papá acercándose junto a mamá.
- Muy bien gracias – respondió mi amigo.
- También lo estoy tío – respondió Emi, luego se dirigió a mi madre - ¿cómo está tía?
- Muy bien pequeña, gracias, aun que algo nerviosa
- ¿No me diga que ya se acerca el día del nacimiento? – Preguntó asombrada
- Así es, quizá sea esta semana o la próxima – sonrió mamá tocando su vientre.
- Bueno y ¿qué hacemos aquí parados?, vamos a casa – propuso papá.
Llevamos las maletas hasta el auto. En el trayecto hablábamos de algunas cosas. Mis queridos visitantes me preguntaban cuáles eran los nombres de las calles, en que estación estábamos, en fin, preguntaban solo por curiosidad.
Al llegar a la entrada del condominio, como siempre, se encontraba mi querido amigo Evans, quien al verme sonrió amablemente.
Al llegar fuera de casa, papá estaciono el auto. Ayudé a bajar algunas maletas de mi prima y mi amigo. Mientras todos entraban, yo sacaba la última maleta. Cerré el maletero y alcé la vista. A lo lejos divisé que fuera de la casa de Tom se encontraban cuatro autos estacionados. No le tomé mucha importancia, quizás podrían ser algunos amigos.
Entre a casa e inmediatamente comenzamos a reasignar las habitaciones a mi prima y mi amigo, para posteriormente ordenar las cosas. Nos ayudamos entre sí, para así terminar más rápido. Tardamos alrededor de tres horas, ya que en muchas ocasiones comenzábamos a molestarnos y terminábamos tirando todo al suelo.
Una vez que acabamos, bajamos al primer piso a tomarnos algunos refrescos sentados en el living.
- Y ¿qué tal la vida aquí? – preguntó mi prima.
- Es buena, las personas son buenas, al igual que los vecinos, son muy amables
- ¿vecinos?, ¿amables?... esto me huele sospechoso… ¡tienes que contarme! – Exclamó
- ¿Contarte qué?, no hay nada que contar, la vida aquí es normal… Nada interesante.
- ¿Crees que nací ayer?, sé que algo ocultas querida prima y tendrás que contarme.
- Bueno… Hice algunos amigos en la escuela, también de Evans, el portero del condominio. Y bueno conocí a un chico…
- ¿Cómo es eso de que conociste a un chico? – exclamó Steban.
- Lo que oíste, conocí a un chico
- Me imagino que solo son amigos.
- Bueno…
- ¿Son novios? – preguntó asombrada mi prima.
- Si, somos novios… - confirmé.
- ¡Desde cuándo! – exclamaron al unísono.
- Desde ayer – sonreí al recordar aquel momento con Tom.
- Apuesto que es un nerd, siempre tienes tan malos gustos prima.
Antes de que comenzaran con sus interrogaciones, cambié el tema.
- ¿Qué les parece si salimos a conocer la ciudad?- propuse.
- Buenísima idea, así aprovecho de comprar algunas cosas para tenerlas como un recuerdo – dijo mi prima.
- Excelente idea, así podré conocer a chicas lindas – sonrió pervertido Steban.
- Ash, tenías que ser hombre – exclamamos mi prima y yo.
Les mencione a mis padres sobre mi propuesta de llevar a los chicos a conocer la ciudad. Ellos aceptaron, con la condición de que no volviéramos tan tarde.
Fui a mi cuarto para cambiarme de ropa. Me arregle un poco, tome mi bolso y las llaves de la casa. Los chicos habían hecho lo mismo, ya que no mucho después que yo bajaron ellos.
Salimos y nos dirigimos a la entrada del condominio. Mientras esperábamos a que llegara el taxi, les presenté a mis visitantes a mí querido amigo Evans. Conversamos hasta que llego el taxi.
En el trayecto, les indicaba a los chicos los nombres de las calles, su importancia, los edificios, entre ellos mi escuela. Así estuve hasta que llegamos al centro comercial. Los chicos quedaron sorprendidos al ver las tiendas. Rápidamente comenzaron a entrar e inspeccionarlas.
Recorrimos alrededor de diez tiendas comerciales. Ya estaba bastante cansada, así que me senté en la sección de jardín que se encontraba ahí dentro.
- Nosotros iremos a ver lo nuevo en la temporada de otoño – mencionó mi prima.
- Bien, yo los esperaré aquí, estoy algo cansada.
- Bueno, pero no te muevas de aquí – amenazó Steban.
- No lo aré, ya vete – sonreí.
Mientras descansaba, miraba desde mi asiento las tiendas que se encontraban a mis alrededores. Necesitaba buscar algún regalo, ya que dentro de poco nacerá mi hermano. Escuchaba como personas repetían reiteradas veces mi nombre. Con la mirada comencé a buscar de dónde provenían aquellas voces. Me lleve una gran sorpresa al ver aquellas personas.
- ¡Hola chicos! – saludé parándome de mi asiento.
- ¡(Tu nombre), tanto tiempo sin verte!
- Así es, ¿cómo han estado?
- Yo muy bien – respondió Rocío.
- También nosotros – respondió Constanza junto a su novio.
- Me alegro mucho, y… ¿qué hacen aquí?
- Estábamos en el cine junto con Andy, pero él ya se fue, tenía que ver algunos asuntos de la escuela, ya sabes es el presidente de la junta estudiantil – dijo Rocío.
- Oh si, es mucha responsabilidad.
- ¿Y tú estas sola? – pregunto Rocío.
- No, estoy con mi prima y mi mejor amigo… Hablando de ellos ahí vienen.
Todos voltearon para verlos.
- Hola – saludaron al unísono Steban y mi prima.
- Bueno, ellas son Rocío, Constanza y su novio Nick, son amigos de la escuela – les mencione a mis visitantes – Bueno, ellos no saben hablar con mucha fluidez el Ingles, pero pueden comunicarse.
Todos comenzaron a reír ante mi comentario. Al parecer los chicos se llevaron bien, ya que estuvimos hablando por un largo tiempo. Fuimos a comer pizza a un restaurante. En reiteradas ocasiones pude notar como Steban miraba a Rocío. La verdad es que Steban nunca disimula cuando se trata de mirar a una persona. Por debajo de la mesa golpee la pierna de Steban con mi pie. Este inmediatamente mi miró. Le hice un gesto como diciendo “disimula”. Este entendió y comenzó a reír.
Al momento de despedirnos ellos se hicieron hacia un lado e intercambiaron números telefónicos, luego Steban se despidió dándole un beso en la mejilla a Rocío.
Fuimos a tomar un taxi y nos dirigimos a casa.
- Es muy bonita tu amiga – mencionó Steban.
- Si, lo sé – respondí sin prestarle mucha atención.
- ¿Qué edad tiene?
- Ash Steban eso tienes que preguntárselo tú, por algo le pediste su numero de celular ¿no? – refunfuñé
- Ok, ok, relájate no era para que te enojaras
- Lo siento, pero no me siento bien, tengo un mal presentimiento – mencioné.
En el trayecto nadie hablo. Al parecer estábamos cansados, fue un día agotador. Cuando llegamos a casa, mamá nos estaba esperando con una rica cena. Yo por mi parte no comí mucho, ya que las pizzas me habían dejado satisfecha.
La cena fue estupenda. Conversamos de muchas cosas. Recordamos algunos momentos vividos en (tu país). Luego todos se retiraron de la mesa. Iba a lavar los platos, pero papá se adelanto, dijo que él lo haría, que me fuera divertir con los chicos.
Así lo hice. Me dirigí al living y comenzamos a ver una película de terror.
…¿Crees que se a acabado por que estoy muerto?, no se ha acabado… el juego acaba de empezar…
En ese momento tocaron el timbre, y los tres comenzamos a gritar.
- Ve a abrir la puerta – dijo Emi.
- Claro que no que vaya Steban
- ¿Yo?, claro que no, tú eres la dueña de casa, es tu deber ver quien es – protesto.
Torpemente me paré y me dirigí al pasillo. En la mesa que estaba cerca de la puerta, se encontraba un florero. Lo tome y lo puse detrás de mi espalda. Lentamente caminé hasta la puerta. Tome la manilla y lentamente comencé a girarla. Hasta que de un golpe abrí la puerta, levantando mi mano con el florero en ella.
- ¿Qué haces? – pregunto confuso.
- Eh… nada, nada – sonreí torpemente.
- Entonces, ¿por qué tienes un florero en la mano?
- ¿Florero?- miré mi mano – A esto… no, no es nada – dije escondiéndolo nuevamente detrás de mi espalda – Y ¿qué te trae por aquí?
- Solo vine a verte, pensé que ahora en la noche podrías estar más desocupada, y se me ocurrió venir. ¿Te molesta?
- Claro que no Tom, jamás me molestaría una visita tuya.
- Eres tan linda mi pequeña – tomo mis mejillas y besó tiernamente mis labios.
- ¿Quieres pasar?, hoy llegaron mi prima y mi mejor amigo, y ahora estamos viendo una película.
- ¿Les molestará?
- Claro que no Tom, al contrario creo que habrá una persona que le gustará tu visita – sonreí malvadamente.
- Tú cara me dice que estas tramando algo malo.
- Así es – reí
- Eres muy mala ¿sabías? – sonrió
Solo le sonreí y tome de su mano para que entrara. Cerré la puerta y nos quedamos en el pasillo.
- Espérame aquí cuando te diga “ven”, vienes
- Si señora – rió bajito.
Camine hasta el living y me paré en la entrada.
- ¿Quién era? – pregunto mi prima.
- Mi novio – sonreí
- ¿Tú novio?, ¿tan tarde?
- Así es, olvide mencionarte que somos vecinos.
- ¿Y qué quiere su biberón? – mencionó Steban.
- De seguro es nerd
- Bien, no los aré esperar, quiero que lo conozcan. Ven – le hice una señal a Tom.
Tom comenzó a caminar.
- Chicos, el es mi novio… Tom Kaulitz – en ese momento llego Tom a mi lado.
- Hola – saludó Tom mientras tomaba mi cintura.
Ambos quedaron en estado de shock. Hubo un momento de silencio. Yo comencé a reír.
- Creo que me deben una disculpa por haber dicho esas cosas
- Lo… siento… prima
- Lo siento amiga, no sabíamos que era él
- No se preocupen y agradezcan que Tom no entiende el español – sonreí.
Camine con Tom hasta los sillones.
- Hola, tu debes ser la prima de (tu nombre) – se acercó y saludó con un beso en la mejilla.
- Así es – respondió aun torpe.
- Y tú el mejor amigo
- Así es – estrecharon sus manos.
- Muy bien, sigamos viendo la película – propuse.
Todos nos sentamos y seguimos viendo la película. Tom me abrazó. Me apoye en su pecho el cual se encontraba calido. Reiteradas veces acariciaba mi cabeza. Yo solo me aferraba más a él.
A decir verdad, ninguno de los dos vimos la película, ya que hablábamos en susurros. Tom era realmente tierno cuando se lo proponía. Muchas veces me repetía al oído, “te amo”, provocando que me estremeciera.
- (tu nombre), la película ya termino, así que iremos a nuestras habitaciones – dijo mi prima.
- Si, los dejaremos solos, así que disfruten. Pero mucho cuidado – advirtió Steban.
- Descuida, no le aré nada malo – dijo Tom.
Los chicos se despidieron y luego subieron a sus habitaciones.
De un momento a otro Tom se puso serio. Clavo su vista al frente.
- Tengo que decirte algo – dijo aun sin mirarme.
- ¿Qué cosa?
- Ayer en la noche llamo David y dijo… - suspiró – Dijo que volveríamos a Alemania.
Sabía que algo pasaría. Tenía ese presentimiento dentro de mí. ¿Por qué razón no siento tristeza?, debería sentirme triste, pero no.
- ¿Cuándo?
- La próxima semana
- Entonces, tendremos que disfrutarla al máximo.
Tom volteo y me miro sorprendido.
- ¿No te importa que estemos lejos?
- Claro que si me importa, y mucho. Pero es tu trabajo Tom. En el momento en que acepte ser tu novia, acepte sabiendo que tenía consecuencias, aun que tú no las hayas dicho, sabía que esto pasaría. Es por esa razón que ahora soy firme, es difícil, pero hago lo que puedo.
- Mi pequeña, te prometo que volveré. No te defraudaré. Por favor confía en mi, prometo cuidar nuestra relación. No quiero perderte por una estupidez. Gracias por entenderme, gracias por aceptarme, sabiendo que esto iba a pasar. Te amo.
Hice un rápido movimiento. Solo quería besarlo, sentirlo. Sentir que aquellos labios me pertenecían a mí.
- Solo serán un par de semanas, no creo que tardemos mucho, tenemos un estudio en casa, así que no será problema.
- Tom, solo ten presente que no importa cuanto tiempo tardes, te estaré esperando.
- Y por esa razón no aré nada estúpido.
Y ahí estábamos. Besándonos, expresando el gran amor que sentíamos el uno al otro.
- Extrañaré esto – sonrió
Solo estuvimos juntos por unos minutos, ya que era muy tarde y estaba cansada por todo lo que había hecho en el día.
Tom antes de irse me comunico que mañana sería un día muy divertido. Realmente odio cuando Tom dice esas cosas. Siempre me deja con dudas y paso la noche entera pensando en ello.
Luego de ordenar y apagar las cosas en el primer piso, subí a mi habitación y me acosté, perdiéndome en un profundo sueño.
_________________________________________________________________
Realmente lo siento. Sé que he tardado muchísimo en subir capítulos, pero realmente esta no fue mi semana. Podría decir que a sido la peor hasta el momento, pero bueno… Con respecto a la fic, siento que está aburrida, no lo sé. Ya no me gusta :/ , no sé que piensen ustedes, pero a veces me dan ganas de cerrarla, pero luego pienso en ustedes >.<. Bueno gracias por leer *-* , y por sus comentarios. Son las mejores las adoro ♥.
viernes, 21 de octubre de 2011
lunes, 10 de octubre de 2011
Capítulo 19: “Es ahora o nunca”
Narra Tom:
Jamás creí que algún día sentiría esto. Es extraño. Desde que ella se fue mi mundo se derrumbo. Todo lo que fue felicidad, se torno triste. Los días soleados, grises. Todo lo que para mí fue perfecto, se invirtió en algo imperfecto. Recuerdo haber maldecido a todo y a todos. Realmente no sabía ni quien era. A decir verdad, ni yo mismo me reconocía. Solía ser un chico mujeriego. Sí, lo reconozco, las mujeres me vuelven loco. Mis días solo consistían en hacer conciertos junto a mi hermano y los chicos. Tocar con pasión mi guitarra y llenar de locura a las chicas. Firmar autógrafos y sacarnos fotos con los fans. Y al finalizar, ir a alguna fiesta.
Todos los días era lo mismo, no había nada nuevo. Lo único nuevo eran los fans, eso me ponía muy feliz. Me gustaba ver sus caras felices, ver representadas en ellas sus emociones. Por esa razón siempre daba lo mejor de mí, para que cuando finalizara el concierto, ellos se fueran contentos. Pero, mi felicidad no duraba mucho tiempo. Frente a las cámaras mostraba un lado diferente de mí, el Tom sexy, el fuerte. Pero detrás de ellas era todo completamente distinto.
Al momento de ir a dormir, daba vueltas por mi cama. Pensaba en muchas cosas. Reiteradas veces me preguntaba “¿encontraré mi verdadero amor?”, pero claramente no podría responderme a aquella pregunta, ya que ni siquiera podía responderme esta: “¿Qué es el amor?”. Claro, ¿cómo podría responderme aquello si nunca lo había sentido? Quizás he estado con muchas mujeres, pero con ninguna he experimentado lo que es el verdadero amor.
Me siento completamente cursi al pensar esto, creo que mi hermano me esta contagiando sus sentimientos.
Cuando me vine a vivir con Bill a Los Ángeles, pensé que sería divertido. Nueva vida, nuevas chicas. Así fue, conocí a muchas chicas, reconozco que eran bastante lindas. Pero, ninguna me hacía sentir algo especial, nada era nuevo. Me resigne a que mi vida sería así. Una simple relación de una noche.
Como mis vacaciones habían comenzado, todos los días salía, ya sea a divertirme o simplemente para salir y no estar en casa.
Cierto día salí, la verdad es que ese día no tenía ánimos de nada, pero algo me decía que lo hiciera. Así lo hice. Tome mi auto y me dirigí al centro comercial.
La verdad es que me sentía estúpido, le había hecho caso a mis instintos. Sin más que hacer en ese lugar, me decidí a volver en busca de mi auto y dirigirme a casa. Hasta que en ese momento algo ocurrió.
¿Cómo olvidar aquel día? Aquel en el que mis ojos vieron a la niña más hermosa de este mundo. Había derramado su malteada en mí, pero ¿qué importaba?
“Lo siento mucho”. Tres palabras. Sólo tres palabras fueron suficientes para volverme completamente loco. Pude notar que no era de aquí, en un momento hablo en otro idioma, español. Pero, ¿qué importaba?, ella sabía hablar en ingles, y eso era lo que importaba. Y si no hubiera sabido hablar en ingles, ¿qué importaba?, yo mismo hubiera pagado para que alguna persona le enseñara.
Estuve con ella solo por algunos minutos. Minutos que para mi valieron más cualquier cosa. ¿Había encontrado a la chica?, al parecer sí.
¿Quién iba a pensar que seríamos vecinos? Tal parece que algo quería el destino.
No habían pasado ni siquiera dos días y ya quería hacerla mía. Pero algo pasó. No pude… ¿Qué pasaba con migo? Todo era confuso, extraño. No quería hacerle daño. No podía lastimarla, no quería dañarla, era tan frágil, delicada, hermosa. Fue algo realmente increíble, tuve fuerza de voluntad.
¿Cómo olvidar nuestro primer beso? Fue algo único, perfecto. Nunca en mi vida me había sentido nervioso al besar una chica. Claro, ella no era un chica cualquiera. Ella era única. Especial.
Todo en ese periodo fue hermoso. Mi vida volvió a tener luz. Volví a sonreír. Ella me había devuelto el aire que me faltaba, el color a mi vida, las energías para seguir viviendo, pero todo era demasiado bueno para ser verdad…. La separaron de mí. Ella volvió a su país. Estuvo a miles de kilómetros lejos de mí. La única vía de comunicación era a través de nuestros celulares. Como los amaba en esos momentos, aun que no era suficiente. No era lo mismo. La necesitaba con migo, a mi lado. Necesitaba sentir sus brazos rodear mi cuello, sentir sus calidos labios junto a los míos. Sentir que ella solo pertenecía a mí y a nadie más.
Mi forma de pensar cambió cuando ella y yo dejamos de comunicarnos. ¿Qué fue lo que paso?, ¿por qué de un momento a otro ella dejo de hablarme?, a caso, ¿ya no sentía algo por mi? Claro, lo supuse. Ella era igual a todas. Una interesada, una busca fama.
Por alguna razón me dolía pensar de esa forma. Podía sentir que ella no era así. Desde que la vi, supe que era diferente a todas.
Cinco meses. Un periodo difícil. No saber nada de ella, me hacía sentir mal. Traté de reemplazar su puesto. Caitlin, la chica que había conocido no mucho tiempo después que (tu nombre), había tomado su lugar. Estar con ella me ayudo a distraerme. Hacía muchas cosas con ella, entre ellas tener sexo. Pero por más que trataba no podía. Cada vez que estaba en mi momento con Caitlin, aparecía ella. Inundaba mi mente con sus hermosos ojos, sus labios, todo su ser. Cerraba mis ojos para pensar que era ella quien en esos momentos estaba junto a mí, pero al abrirlos me daba cuenta de que no era así. En su lugar estaba ella, Caitlin. Mi vida era un asco, no era vida.
Las personas suelen decir que después de todo lo malo, viene algo mejor. Y, así fue.
Mis ojos se iluminaron al ver aquel hermoso ser. Había vuelto. Ganas no me faltaron de correr y abrazarla, decirle lo mucho que la había extrañado, pero no podía. Junto a mi se encontraba Caitlin. No sé por qué razón me reí ante el estúpido comentario que hizo y claro, para rematar la besé. Por primera vez en mi vida me sentí el ser más repugnante que haya pisado este planeta. ¿Cómo fui capaz de tal cosa?, besar a otra chica frente a (tu nombre). Realmente me sentí un completo imbécil.
Luego ocurrió lo que no quería. (Tu nombre) conoció a Caitlin. Lo peor es que Caitlin salió con su estúpido comentario. Lo que más me asombro es que (tu nombre) fue muy firme al dar su respuesta. Y ahí iba de nuevo, Caitlin y sus comentarios.
-“¿Te gustaría quedarte?, mi novio y yo íbamos a ver una película juntos.”- ¿Novios?, ¡por favor! Jamás le pediría a una chica que fuera mi novia. Ni aun que estuviera muy ebrio. Inmediatamente desmentí aquello. Y ahí estaba, su hermosa voz. Inundando mis oídos. - “No es necesario que mientas Tom, ¿te avergüenza reconocer a tu novia?, vaya… será mejor que me vaya, así los dejo solos y disfrutan de su película.” - ¿Mentir?, jamás mentiría con algo así.
Al momento en que ella salió, me excuse con Caitlin diciéndole que iba al baño. Necesitaba hablar con ella. Emprendí marcha a toda prisa. Por suerte la había alcanzado. Tome de su brazo y la voltee para poder mirarla. Comenzamos a hablar. Pude notar que ella estaba muy molesta y sólo quería irse. Ella en un momento me contó todo lo que había pasado en esos cinco meses. No puedo creerlo… Ella sí me espero, ¿y yo que hice? Meterme con la primera que se me cruzó por delante. - ¿Aún sientes algo por mi? – Fui algo directo, pero necesitaba saberlo. Necesitaba saber si aún tenía una oportunidad con ella. - No… No siento nada por ti. – Esa fue su respuesta. Mentía. Podía notarlo en sus ojos. Pero aún así lo negó.
Tenía que hacer algo. Tenía que volver a hablar con (tu nombre). Tenía que explicarle todo. Decirle lo mucho que la extrañaba. Pero para poder hacer eso tenía que hacer una cosa muy importante. Deshacerme de Caitlin. Sí, suena un poco frío, pero es la palabra exacta. La cite para el día siguiente, necesitaba hablar con ella y terminar de una vez con todo esto. Al día siguiente salí a su encuentro, al verla me di cuenta de que se veía cansada, estaba con la ropa algo desordenada. Claro, era obvio lo que había hecho. Era igual a todas las demás. Lo que no podía creer era que ahora quería hacerlo con migo. Realmente es una completa descarada. ¿Cómo diablos pude estar con ella? Inmediatamente me negué y le pedí que me siguiera, no quería perder más tiempo, necesitaba que esto terminara pronto.
Una vez en casa, nos sentamos en el sofá y le comencé a platicar.
- Caitlin, lo nuestro no funciona, creo que sería mejor que todo terminara.
Sí, fui directo, pero no quería dar rodeos, quería ir justo al grano.
Ella creyó que estaba mintiendo. Para olvidar mi comentario, se sentó sobre mis piernas y comenzó a besar mi cuello. Estaba enfurecido, por esa razón aparte a Caitlin de mí y me pare rápidamente.
- Hablo en serio Caitlin, no vuelvas a hacer eso. Ahora te pido por favor que salgas de mi casa.
- Eres un estúpido Tom Kaulitz. Sé que me estas cambiando por otra, pero ten esto en mente… Nadie se deshace de mi así, nadie. Juro que si te veo junto a otra, escúchame bien y que no se te olvide. La mato. ¡Escuchaste!, la mato. Te are la vida imposible Kaulitz, a ti y a esa maldita.
Dicho eso salió dando un fuerte portazo. La verdad es que no me importo en lo más mínimo su comentario. En estos momentos lo más importante para mi era ella. Mi pequeña.
Rápidamente busque un lápiz y un papel. En el escribí: “te espero detrás del gran árbol que se encuentra en la plaza. Por favor no faltes, te estaré esperando”.
Esta era mi única oportunidad, y no podía perderla. Salí de mi casa prácticamente corriendo. Al momento de estar frente a la casa de (tu nombre), caminé hasta la ventana de su habitación. Para mi suerte esta se encontraba abierta. Deposité el papel sobre el marco de la ventana y luego golpee el vidrio. Salí corriendo de ahí directo a la plaza.
Me escondí detrás de aquel gran árbol, en el cual la había citado. Rogué en mi mente que apareciera. No muchos minutos se encontraba ahí. Di la vuelta por el costado del árbol, sorprendiéndola por su espalda. Aún se notaba molesta, pero eso no me impidió decirle todo lo que pensaba y sentía. Me fue algo difícil expresarme así ante una chica, ya que nunca antes lo había hecho. Al finalizar le hice la pregunta que en mi mente rondaba y me inquietaba. – “Tu… ¿aún sientes algo por mi?” – Sí, necesitaba saberlo. Hubo un silencio. No sabía que pensar, mis únicas esperanzas desvanecían, hasta que habló. - Tom… yo… si… Aún siento algo por ti y no sólo una cosa, sino que miles. -
Solo eso basto. Nada más que eso. Mi corazón se estremeció, mis nervios se apoderaron completamente de mí. ¿Por qué razón?, no lo sé. La abracé. Con ambas manos tomé de su rostro y la besé, como nunca lo había hecho. Me había apoderado por completo de su boca. Extrañaba nuestros armoniosos besos, que danzaban a un compás perfecto.
No quiero separarme de ella. Nunca más. Quiero que ella me pertenezca a mí y a nadie más que a mí. Suena un poco egoísta, pero no puedo estar sin ella. Algo tenía que hacer. Pensé en darle una sorpresa. Después de ir a dejarla a su casa, volví a la mía. Ahí se encontraban los chicos, quienes veían una película. Me uní a ellos. Nos fuimos a dormir alrededor de las dos de la mañana.
Estaba durmiendo profundamente. Entre sueños siento que alguien acariciaba mi mejilla. Eran las manos más suaves del mundo. Escuche como lentamente se iba. Abrí mis ojos y respiré profundamente. En mi habitación se encontraba impregnado su rico aroma. Me levante y me dirigí al fondo del pasillo. Sabía que era ella, así que le daría una sorpresa cuando abriera la puerta. Al momento en que abrió la puerta grite - “¡Mi pequeña!” – No fue buena idea, ya que se asustó. Estuve con ella solo por un corto tiempo. Tenía que darme una ducha. Le pedí que me esperara y ella así lo hizo.
Tome una ducha, luego con una toalla me envolví la cintura. Fui a mi habitación y busque algo para ponerme. Volví al baño a lavarme los dientes y colocarme colonia. Una vez listo baje hasta el living. Me pare en el marco de la entrada y le hice señas para que me siguiera. Caminé hasta la cocina y me escondí detrás de la puerta. Cuando escuche que ella estaba ahí, camine y la abracé por la cintura. - ¿A quién buscas? – Le pregunte mientras depositaba mi mentón en su hombro. - A ti – respondió ella con una dulce voz. - Pues, aquí estoy… - respondí susurrándole en su oído. Ella volteo quedando frente a mí. Acaricie su mejilla, la miré y torpemente le sonreí.
Besé sus labios. Me era imposible resistirme. Dí fin a aquello, regalándole una sonrisa. - A las cuatro de la tarde pasaré por ti. Te daré una sorpresa. – Le dije. Ella se negó diciendo que no era necesario. ¿Qué está diciendo?, ¿no es necesario? ¡Claro que lo es!, por ella haría todo. Nos abrazamos y despedimos.
Una vez que ella se fue, emprendí marcha con mi plan. Fui a la cocina y preparé sándwiches vegetarianos, busqué algunas bebidas en el refrigerador, fresas, uvas, en fin muchas cosas más. Busqué un bolso para colocar aquellas cosas, ya que no tenía un canasto y tampoco pensaba en salir con uno. Me sentía ridículo. Con mucho cuidado puse las cosas dentro de el y salí de la casa. Caminé hasta la parte trasera del condominio, ahí se encontraba una especie de bosque.
Cuando llegue con mi hermano a vivir a este lugar, cierto día salimos a inspeccionar el lugar. Nos metimos al bosque y comenzamos a buscar si había algo. Entre mover ramas y ramas encontramos una laguna. Era un lugar realmente hermoso. Ambos nos acercamos y sentamos a la orilla de ella. Comenzamos a hablar sobre cosas de la vida, no sé como llegamos al tema del amor. Algo que no me gusta hablar mucho, pero sabía entenderme con mi gemelo…
Una vez que termine de ordenar todo, volví a mi casa y me cambié de ropa. Les dije a los chicos que saldría y que no me llamaran. Salí y emprendí marcha hasta la casa de (tu nombre). Toque el timbre y no mucho tiempo después me abrió la puerta. Ahí estaba ella, radiante como siempre. - Que linda te vez – le dije, claro, era necesario decirlo, realmente se veía linda. - Gracias Tom… Tú también te vez lindo… - dijo algo avergonzada, pude notarlo ya que sus mejillas comenzaron a enrojecerse.
La guíe hasta el lugar en que tenía preparado todo. Me sentía algo nervioso, jamás había hecho algo así por una chica.
El camino era algo dificultoso. Ella reiteradas veces tropezaba con las rocas que se encontraban en el camino. Tome de su cintura para ayudarla.
- Detrás de estas ramas hay algo. Nunca he traído a nadie aquí. Solo Bill y yo sabemos de la existencia de este lugar. Espero que te guste. – Le dije mientras soltaba su cintura. Comencé a mover las ramas dejando entrar los rayos de sol que se encontraban al otro lado. Cuando lo logré, extendí mi mano para que ella pasara. - Es hermoso Tom, realmente lo es – Dijo ella apreciando todo el lugar. - Eso no es todo. Ven sígueme. – Dije tomando de su mano. La dirigí hasta la orilla de la laguna. Lugar en el cual había dejado todas las cosas.
Le había mencionado que yo había preparado todo. Que quería pasar un tiempo a solas con ella, sin que nadie nos molestase. Me asusté mucho cuando había dicho que no le había gustado, pero luego dijo lo contrario.
En estos momentos está justo a mi lado, rodeada por mis brazos. Ninguno de los dos ha pronunciado palabra alguna. Pero, ¿qué importaban las palabras? Tenerla junto a mí era más que suficiente.
- ¿En qué piensas? – preguntó ella rompiendo el silencio.
- En todo lo que hemos pasado juntos. Desde el día en que te conocí, desde el día en que nos separamos, hasta el día de hoy.
Ella solo sonrió y apoyo en mi pecho.
- Bueno, no preparé esto para nada, así que a comer – dije tomando un sándwich.
- ¿Estas seguro que no son tóxicos?, digo, no quiero morir aún
- ¿Qué insinúas?, ¿Qué mis sándwiches son malos? – pregunte en un tono exclamativo.
- No, claro que no, solo bromeo – rió
- Espero que así sea eh, por si no lo sabías soy un experto en la cocina – mencione creído.
- ¿A si?, entonces dime, ¿qué sabes hacer? – pregunto desafiante.
- Se hacer waffles, espaguetis y waffles y…. Sé hacer más cosas que tu – dije cruzándome de brazos.
- Pareces un niño pequeño – rió y luego se acerco a mi – Me encanta cuando te pones así.
Esta pequeña era muy coqueta cuando se lo proponía, aun que no dejaba de lado su ternura. Es realmente hermosa.
- ¿Sabes?, cuando Bill y yo encontramos este lugar hicimos un compromiso – la miré a los ojos – Prometimos que solo traeríamos a este lugar a la persona que realmente fuera importante en nuestra vida. Y tienes que saber que tú eres la primera chica que traigo a este lugar.
Diablos, no resisto. Esto me está matando. Si no lo digo ahora me arrepentiré por el resto de mi vida. Es… es ahora o nunca.
- (Tu nombre), eres tan hermosa. Desde el primer día que te vi, te hiciste alguien especial para mí. Llenaste mi vacío, le diste luz a mi vida, me devolviste la felicidad. En pocas palabras cambiaste radicalmente mi vida. Por primera vez en mucho tiempo siento algo hacia una chica. Y me siento feliz de saber que esa chica eres tú. No me importa el que dirán, no me importa tu edad, yo quiero que seas parte de mi vida, así como me gustaría ser parte de la tuya. Tú me hiciste cambiar. Solía ser el mujeriego y así creí que seguiría mi vida, pero llegaste tú e hiciste cambiar mi forma de ser y de pensar. Yo… yo me enamore perdidamente de ti. Tú… ¿quieres ser mi novia?
Lo dije. Por fin lo dije, por fin pude decirle todo lo que sentía hacia ella. No me importa si me rechaza, yo necesitaba decirle lo que realmente sentía.
Ella me miro asombrada, sus ojos comenzaron a cristalizarse. Se puso se rodillas frente a mi y comenzó a acariciar mi mejilla. Poso su mirada fijamente en mis ojos.
- En mi vida, nunca había sentido algo así. Jamás había experimentado el sentimiento del amor. Hasta que llegaste tú. Conocerte fue lo mejor que me pudo haber pasado. Poco a poco el eclipse fue desapareciendo, dejando ver al hermoso sol que había detrás de el. Ese sol eres tú Tom. Me alegra saber que te hice cambiar, pero no para mal, sino para bien. Desde ese entonces me volví loca por ti. No podía resistirme a la idea de no tenerte. Pero cuando vi que estabas con Caitlin me resigne a que te perdí. Y ahora esto… Tú y yo, sentados frente a frente diciéndonos a la cara todo esto. Tom Kaulitz eres todo para mí, eres mi vida. Si de algo estoy segura, es que estoy perdidamente enamorada de ti. Sí, si quiero ser tu novia.
Definitivamente ella era mi todo. Mi ser perfecto. Mi vida entera. Ahora oficialmente era mía. Ella pertenecía a mi vida. A mi mundo.
Tome su rostro y la besé como nunca. Este beso era completamente diferente a los anteriores. Este beso indicaba el inicio de nuestro noviazgo. El inicio de una historia sin fin. Mientras ambos nos besábamos, lentamente me fui recostando sobre el pasto. Al finalizar aquel hermoso beso, ella se recostó a mi lado, apoyando su cabeza en mi pecho. Yo acariciaba su suave mejilla.
- Prometo que no te fallaré. Prometo no hacerte daño nunca. Gracias por aceptar ser mi novia, no sabes lo feliz que estoy mi pequeña. Yo… Te amo.
Ella subió su cabeza y me miro con una gran sonrisa. “Yo también te amo Tom” dijo con una dulce voz. Se acerco a mí y besó mis labios.
Estuvimos en ese lugar hasta que atardeció. Puse las cosas que habían quedado en el bolso. Me paré, sacudí mis pantalones, los cuales tenían pasto seco y ayudé a mi pequeña a ponerse de pie. Tomé de su mano entrelazando nuestros dedos y nos dirigimos a casa.
- ¿Me acompañarías primero a mi casa?, quiero ir a dejar el bolso
- Claro – sonrió
Caminamos hasta mi casa. Abrí la puerta y entramos. Caminamos hasta el living, en el cual aún se encontraban jugando los chicos. Los chicos al verme quedaron sorprendidos. Dejaron de jugar y enfocaron sus miradas en mi mano, la cual aún estaba entrelazada con la de mi pequeña.
- ¿De que nos perdimos? – pregunto Georg.
- Bueno, aprovechando que están todos aquí, quiero informarles que (tu nombre) es, mi novia – dije mirándola a los ojos.
- ¿Novios?, ¿ustedes?, ¡que buen chiste Tom! – exclamo Gustav. Todos comenzaron a reír.
- No es un chiste – mencione bajando mi mirada.
En ese momento Bill se acerco a mí.
- Te felicito hermano, has elegido a una buena chica – dijo dándome pequeñas palmadas en la espalda.
- Gracias hermano – le sonreí
- Lo siento Tom, pensé que bromeabas, es que… bueno tu nunca has tenido una novia oficial y bueno… perdón – menciono Gustav cabizbajo.
- No te preocupes Gustav, se que es extraño es mi, pero ella me hizo cambiar.
- Felicitaciones Tom, me alegro que por fin hayas encontrado a tu chica – sonrió Georg.
- Gracias Hagen – sonreí
Deje el bolso en la cocina mientras que (tu nombre) se despedía de los chicos. Nuevamente tome de su mano y salimos de mi casa. Caminamos lentamente hasta la suya.
- Bueno hasta aquí te dejo – dije ganándome frente a ella.
- Muchas gracias Tom, gracias por todo. Realmente este fue el mejor día de mi vida.
- También fue el mío mi pequeña. Gracias por aceptar. Te amo – dije acariciando su mejilla.
- Yo también te amo Tom – sonrió
La besé. Esta vez fue más largo. Odiaba la idea de despedirme de ella. Sé que vivimos cerca, pero no me gusta la idea de que algún día la despedida sea para siempre. Besé su frente y esperé a que entrara a su casa para irme.
Una vez que llegue a la mía, los chicos me esperaban sentados en el sofá del living. Al parecer algo pasaba.
-¿Qué pasa? – Pregunté
- Tom, acaba de llamarme David. – mencionó mi hermano.
No esperaba buenas noticias, ya que sus caras lo demostraban.
- ¿Y qué dijo?
- Tom yo sé que acabas de comenzar una relación y no quiero hacer sentir mal
- Qué mierda te dijo Bill – interrumpí enojado.
- Dijo que tenemos que volver a Alemania, necesitamos ver los asuntos del nuevo CD que grabaremos pronto… Lo lamento hermano – dijo Bill con su mirada baja.
- Maldita sea – exclame y comencé a subir las escaleras.
- Tom por favor no te enojes – decía Bill siguiéndome
- Déjame solo – mencione cerrándole la puerta en la cara.
Me recosté sobre la cama. Estaba enojado. Me sentía un completo perdedor. ¿Por qué?... ¿Por qué justo ahora?, ahora que comenzaba mi relación con la persona que más amo. Nuevamente me estaban alejando de ella. Que vida ¿no?
Tendré que lidiar con esto, después de todo esta es mi vida. Siempre ha sido así. Tuve que haberlo pensado antes. Mi vida es nómada. Siempre voy de un lugar a otro, viajo diariamente. Tendré que ser fuerte. Ahora tengo que pensar en como se lo diré a mi pequeña. No quiero dañarla, no soportaría la idea de verla mal por mi culpa.
De cualquier manera, nada ni nada me hará cambiar de parecer. Yo la amo, ella es mi vida. Podremos estar a miles de kilómetros de distancia, pero mi amor hacia ella no disminuirá, al contrarió. Crecerá más y más, ya que tan solo el saber que ella esperará por mí, mis esperanzas no desaparecerán nunca. Ella es mi fuente de energía. La razón por la que en estos momentos digo estas palabras. Gracias a ella cambié. Y por eso la amo…
___________________________________________________________________________
¡Hola!, perdón por hacerlas esperar >.<, pero aquí esta el capítulo. Como les prometí, es bastante largo, ¿no creen? Bueno, espero que les guste :3
Gracias por sus comentarios y por leer ñ.ñ . Adiós cuídense muchísimo, las adoro ♥.
Jamás creí que algún día sentiría esto. Es extraño. Desde que ella se fue mi mundo se derrumbo. Todo lo que fue felicidad, se torno triste. Los días soleados, grises. Todo lo que para mí fue perfecto, se invirtió en algo imperfecto. Recuerdo haber maldecido a todo y a todos. Realmente no sabía ni quien era. A decir verdad, ni yo mismo me reconocía. Solía ser un chico mujeriego. Sí, lo reconozco, las mujeres me vuelven loco. Mis días solo consistían en hacer conciertos junto a mi hermano y los chicos. Tocar con pasión mi guitarra y llenar de locura a las chicas. Firmar autógrafos y sacarnos fotos con los fans. Y al finalizar, ir a alguna fiesta.
Todos los días era lo mismo, no había nada nuevo. Lo único nuevo eran los fans, eso me ponía muy feliz. Me gustaba ver sus caras felices, ver representadas en ellas sus emociones. Por esa razón siempre daba lo mejor de mí, para que cuando finalizara el concierto, ellos se fueran contentos. Pero, mi felicidad no duraba mucho tiempo. Frente a las cámaras mostraba un lado diferente de mí, el Tom sexy, el fuerte. Pero detrás de ellas era todo completamente distinto.
Al momento de ir a dormir, daba vueltas por mi cama. Pensaba en muchas cosas. Reiteradas veces me preguntaba “¿encontraré mi verdadero amor?”, pero claramente no podría responderme a aquella pregunta, ya que ni siquiera podía responderme esta: “¿Qué es el amor?”. Claro, ¿cómo podría responderme aquello si nunca lo había sentido? Quizás he estado con muchas mujeres, pero con ninguna he experimentado lo que es el verdadero amor.
Me siento completamente cursi al pensar esto, creo que mi hermano me esta contagiando sus sentimientos.
Cuando me vine a vivir con Bill a Los Ángeles, pensé que sería divertido. Nueva vida, nuevas chicas. Así fue, conocí a muchas chicas, reconozco que eran bastante lindas. Pero, ninguna me hacía sentir algo especial, nada era nuevo. Me resigne a que mi vida sería así. Una simple relación de una noche.
Como mis vacaciones habían comenzado, todos los días salía, ya sea a divertirme o simplemente para salir y no estar en casa.
Cierto día salí, la verdad es que ese día no tenía ánimos de nada, pero algo me decía que lo hiciera. Así lo hice. Tome mi auto y me dirigí al centro comercial.
La verdad es que me sentía estúpido, le había hecho caso a mis instintos. Sin más que hacer en ese lugar, me decidí a volver en busca de mi auto y dirigirme a casa. Hasta que en ese momento algo ocurrió.
¿Cómo olvidar aquel día? Aquel en el que mis ojos vieron a la niña más hermosa de este mundo. Había derramado su malteada en mí, pero ¿qué importaba?
“Lo siento mucho”. Tres palabras. Sólo tres palabras fueron suficientes para volverme completamente loco. Pude notar que no era de aquí, en un momento hablo en otro idioma, español. Pero, ¿qué importaba?, ella sabía hablar en ingles, y eso era lo que importaba. Y si no hubiera sabido hablar en ingles, ¿qué importaba?, yo mismo hubiera pagado para que alguna persona le enseñara.
Estuve con ella solo por algunos minutos. Minutos que para mi valieron más cualquier cosa. ¿Había encontrado a la chica?, al parecer sí.
¿Quién iba a pensar que seríamos vecinos? Tal parece que algo quería el destino.
No habían pasado ni siquiera dos días y ya quería hacerla mía. Pero algo pasó. No pude… ¿Qué pasaba con migo? Todo era confuso, extraño. No quería hacerle daño. No podía lastimarla, no quería dañarla, era tan frágil, delicada, hermosa. Fue algo realmente increíble, tuve fuerza de voluntad.
¿Cómo olvidar nuestro primer beso? Fue algo único, perfecto. Nunca en mi vida me había sentido nervioso al besar una chica. Claro, ella no era un chica cualquiera. Ella era única. Especial.
Todo en ese periodo fue hermoso. Mi vida volvió a tener luz. Volví a sonreír. Ella me había devuelto el aire que me faltaba, el color a mi vida, las energías para seguir viviendo, pero todo era demasiado bueno para ser verdad…. La separaron de mí. Ella volvió a su país. Estuvo a miles de kilómetros lejos de mí. La única vía de comunicación era a través de nuestros celulares. Como los amaba en esos momentos, aun que no era suficiente. No era lo mismo. La necesitaba con migo, a mi lado. Necesitaba sentir sus brazos rodear mi cuello, sentir sus calidos labios junto a los míos. Sentir que ella solo pertenecía a mí y a nadie más.
Mi forma de pensar cambió cuando ella y yo dejamos de comunicarnos. ¿Qué fue lo que paso?, ¿por qué de un momento a otro ella dejo de hablarme?, a caso, ¿ya no sentía algo por mi? Claro, lo supuse. Ella era igual a todas. Una interesada, una busca fama.
Por alguna razón me dolía pensar de esa forma. Podía sentir que ella no era así. Desde que la vi, supe que era diferente a todas.
Cinco meses. Un periodo difícil. No saber nada de ella, me hacía sentir mal. Traté de reemplazar su puesto. Caitlin, la chica que había conocido no mucho tiempo después que (tu nombre), había tomado su lugar. Estar con ella me ayudo a distraerme. Hacía muchas cosas con ella, entre ellas tener sexo. Pero por más que trataba no podía. Cada vez que estaba en mi momento con Caitlin, aparecía ella. Inundaba mi mente con sus hermosos ojos, sus labios, todo su ser. Cerraba mis ojos para pensar que era ella quien en esos momentos estaba junto a mí, pero al abrirlos me daba cuenta de que no era así. En su lugar estaba ella, Caitlin. Mi vida era un asco, no era vida.
Las personas suelen decir que después de todo lo malo, viene algo mejor. Y, así fue.
Mis ojos se iluminaron al ver aquel hermoso ser. Había vuelto. Ganas no me faltaron de correr y abrazarla, decirle lo mucho que la había extrañado, pero no podía. Junto a mi se encontraba Caitlin. No sé por qué razón me reí ante el estúpido comentario que hizo y claro, para rematar la besé. Por primera vez en mi vida me sentí el ser más repugnante que haya pisado este planeta. ¿Cómo fui capaz de tal cosa?, besar a otra chica frente a (tu nombre). Realmente me sentí un completo imbécil.
Luego ocurrió lo que no quería. (Tu nombre) conoció a Caitlin. Lo peor es que Caitlin salió con su estúpido comentario. Lo que más me asombro es que (tu nombre) fue muy firme al dar su respuesta. Y ahí iba de nuevo, Caitlin y sus comentarios.
-“¿Te gustaría quedarte?, mi novio y yo íbamos a ver una película juntos.”- ¿Novios?, ¡por favor! Jamás le pediría a una chica que fuera mi novia. Ni aun que estuviera muy ebrio. Inmediatamente desmentí aquello. Y ahí estaba, su hermosa voz. Inundando mis oídos. - “No es necesario que mientas Tom, ¿te avergüenza reconocer a tu novia?, vaya… será mejor que me vaya, así los dejo solos y disfrutan de su película.” - ¿Mentir?, jamás mentiría con algo así.
Al momento en que ella salió, me excuse con Caitlin diciéndole que iba al baño. Necesitaba hablar con ella. Emprendí marcha a toda prisa. Por suerte la había alcanzado. Tome de su brazo y la voltee para poder mirarla. Comenzamos a hablar. Pude notar que ella estaba muy molesta y sólo quería irse. Ella en un momento me contó todo lo que había pasado en esos cinco meses. No puedo creerlo… Ella sí me espero, ¿y yo que hice? Meterme con la primera que se me cruzó por delante. - ¿Aún sientes algo por mi? – Fui algo directo, pero necesitaba saberlo. Necesitaba saber si aún tenía una oportunidad con ella. - No… No siento nada por ti. – Esa fue su respuesta. Mentía. Podía notarlo en sus ojos. Pero aún así lo negó.
Tenía que hacer algo. Tenía que volver a hablar con (tu nombre). Tenía que explicarle todo. Decirle lo mucho que la extrañaba. Pero para poder hacer eso tenía que hacer una cosa muy importante. Deshacerme de Caitlin. Sí, suena un poco frío, pero es la palabra exacta. La cite para el día siguiente, necesitaba hablar con ella y terminar de una vez con todo esto. Al día siguiente salí a su encuentro, al verla me di cuenta de que se veía cansada, estaba con la ropa algo desordenada. Claro, era obvio lo que había hecho. Era igual a todas las demás. Lo que no podía creer era que ahora quería hacerlo con migo. Realmente es una completa descarada. ¿Cómo diablos pude estar con ella? Inmediatamente me negué y le pedí que me siguiera, no quería perder más tiempo, necesitaba que esto terminara pronto.
Una vez en casa, nos sentamos en el sofá y le comencé a platicar.
- Caitlin, lo nuestro no funciona, creo que sería mejor que todo terminara.
Sí, fui directo, pero no quería dar rodeos, quería ir justo al grano.
Ella creyó que estaba mintiendo. Para olvidar mi comentario, se sentó sobre mis piernas y comenzó a besar mi cuello. Estaba enfurecido, por esa razón aparte a Caitlin de mí y me pare rápidamente.
- Hablo en serio Caitlin, no vuelvas a hacer eso. Ahora te pido por favor que salgas de mi casa.
- Eres un estúpido Tom Kaulitz. Sé que me estas cambiando por otra, pero ten esto en mente… Nadie se deshace de mi así, nadie. Juro que si te veo junto a otra, escúchame bien y que no se te olvide. La mato. ¡Escuchaste!, la mato. Te are la vida imposible Kaulitz, a ti y a esa maldita.
Dicho eso salió dando un fuerte portazo. La verdad es que no me importo en lo más mínimo su comentario. En estos momentos lo más importante para mi era ella. Mi pequeña.
Rápidamente busque un lápiz y un papel. En el escribí: “te espero detrás del gran árbol que se encuentra en la plaza. Por favor no faltes, te estaré esperando”.
Esta era mi única oportunidad, y no podía perderla. Salí de mi casa prácticamente corriendo. Al momento de estar frente a la casa de (tu nombre), caminé hasta la ventana de su habitación. Para mi suerte esta se encontraba abierta. Deposité el papel sobre el marco de la ventana y luego golpee el vidrio. Salí corriendo de ahí directo a la plaza.
Me escondí detrás de aquel gran árbol, en el cual la había citado. Rogué en mi mente que apareciera. No muchos minutos se encontraba ahí. Di la vuelta por el costado del árbol, sorprendiéndola por su espalda. Aún se notaba molesta, pero eso no me impidió decirle todo lo que pensaba y sentía. Me fue algo difícil expresarme así ante una chica, ya que nunca antes lo había hecho. Al finalizar le hice la pregunta que en mi mente rondaba y me inquietaba. – “Tu… ¿aún sientes algo por mi?” – Sí, necesitaba saberlo. Hubo un silencio. No sabía que pensar, mis únicas esperanzas desvanecían, hasta que habló. - Tom… yo… si… Aún siento algo por ti y no sólo una cosa, sino que miles. -
Solo eso basto. Nada más que eso. Mi corazón se estremeció, mis nervios se apoderaron completamente de mí. ¿Por qué razón?, no lo sé. La abracé. Con ambas manos tomé de su rostro y la besé, como nunca lo había hecho. Me había apoderado por completo de su boca. Extrañaba nuestros armoniosos besos, que danzaban a un compás perfecto.
No quiero separarme de ella. Nunca más. Quiero que ella me pertenezca a mí y a nadie más que a mí. Suena un poco egoísta, pero no puedo estar sin ella. Algo tenía que hacer. Pensé en darle una sorpresa. Después de ir a dejarla a su casa, volví a la mía. Ahí se encontraban los chicos, quienes veían una película. Me uní a ellos. Nos fuimos a dormir alrededor de las dos de la mañana.
Estaba durmiendo profundamente. Entre sueños siento que alguien acariciaba mi mejilla. Eran las manos más suaves del mundo. Escuche como lentamente se iba. Abrí mis ojos y respiré profundamente. En mi habitación se encontraba impregnado su rico aroma. Me levante y me dirigí al fondo del pasillo. Sabía que era ella, así que le daría una sorpresa cuando abriera la puerta. Al momento en que abrió la puerta grite - “¡Mi pequeña!” – No fue buena idea, ya que se asustó. Estuve con ella solo por un corto tiempo. Tenía que darme una ducha. Le pedí que me esperara y ella así lo hizo.
Tome una ducha, luego con una toalla me envolví la cintura. Fui a mi habitación y busque algo para ponerme. Volví al baño a lavarme los dientes y colocarme colonia. Una vez listo baje hasta el living. Me pare en el marco de la entrada y le hice señas para que me siguiera. Caminé hasta la cocina y me escondí detrás de la puerta. Cuando escuche que ella estaba ahí, camine y la abracé por la cintura. - ¿A quién buscas? – Le pregunte mientras depositaba mi mentón en su hombro. - A ti – respondió ella con una dulce voz. - Pues, aquí estoy… - respondí susurrándole en su oído. Ella volteo quedando frente a mí. Acaricie su mejilla, la miré y torpemente le sonreí.
Besé sus labios. Me era imposible resistirme. Dí fin a aquello, regalándole una sonrisa. - A las cuatro de la tarde pasaré por ti. Te daré una sorpresa. – Le dije. Ella se negó diciendo que no era necesario. ¿Qué está diciendo?, ¿no es necesario? ¡Claro que lo es!, por ella haría todo. Nos abrazamos y despedimos.
Una vez que ella se fue, emprendí marcha con mi plan. Fui a la cocina y preparé sándwiches vegetarianos, busqué algunas bebidas en el refrigerador, fresas, uvas, en fin muchas cosas más. Busqué un bolso para colocar aquellas cosas, ya que no tenía un canasto y tampoco pensaba en salir con uno. Me sentía ridículo. Con mucho cuidado puse las cosas dentro de el y salí de la casa. Caminé hasta la parte trasera del condominio, ahí se encontraba una especie de bosque.
Cuando llegue con mi hermano a vivir a este lugar, cierto día salimos a inspeccionar el lugar. Nos metimos al bosque y comenzamos a buscar si había algo. Entre mover ramas y ramas encontramos una laguna. Era un lugar realmente hermoso. Ambos nos acercamos y sentamos a la orilla de ella. Comenzamos a hablar sobre cosas de la vida, no sé como llegamos al tema del amor. Algo que no me gusta hablar mucho, pero sabía entenderme con mi gemelo…
Una vez que termine de ordenar todo, volví a mi casa y me cambié de ropa. Les dije a los chicos que saldría y que no me llamaran. Salí y emprendí marcha hasta la casa de (tu nombre). Toque el timbre y no mucho tiempo después me abrió la puerta. Ahí estaba ella, radiante como siempre. - Que linda te vez – le dije, claro, era necesario decirlo, realmente se veía linda. - Gracias Tom… Tú también te vez lindo… - dijo algo avergonzada, pude notarlo ya que sus mejillas comenzaron a enrojecerse.
La guíe hasta el lugar en que tenía preparado todo. Me sentía algo nervioso, jamás había hecho algo así por una chica.
El camino era algo dificultoso. Ella reiteradas veces tropezaba con las rocas que se encontraban en el camino. Tome de su cintura para ayudarla.
- Detrás de estas ramas hay algo. Nunca he traído a nadie aquí. Solo Bill y yo sabemos de la existencia de este lugar. Espero que te guste. – Le dije mientras soltaba su cintura. Comencé a mover las ramas dejando entrar los rayos de sol que se encontraban al otro lado. Cuando lo logré, extendí mi mano para que ella pasara. - Es hermoso Tom, realmente lo es – Dijo ella apreciando todo el lugar. - Eso no es todo. Ven sígueme. – Dije tomando de su mano. La dirigí hasta la orilla de la laguna. Lugar en el cual había dejado todas las cosas.
Le había mencionado que yo había preparado todo. Que quería pasar un tiempo a solas con ella, sin que nadie nos molestase. Me asusté mucho cuando había dicho que no le había gustado, pero luego dijo lo contrario.
En estos momentos está justo a mi lado, rodeada por mis brazos. Ninguno de los dos ha pronunciado palabra alguna. Pero, ¿qué importaban las palabras? Tenerla junto a mí era más que suficiente.
- ¿En qué piensas? – preguntó ella rompiendo el silencio.
- En todo lo que hemos pasado juntos. Desde el día en que te conocí, desde el día en que nos separamos, hasta el día de hoy.
Ella solo sonrió y apoyo en mi pecho.
- Bueno, no preparé esto para nada, así que a comer – dije tomando un sándwich.
- ¿Estas seguro que no son tóxicos?, digo, no quiero morir aún
- ¿Qué insinúas?, ¿Qué mis sándwiches son malos? – pregunte en un tono exclamativo.
- No, claro que no, solo bromeo – rió
- Espero que así sea eh, por si no lo sabías soy un experto en la cocina – mencione creído.
- ¿A si?, entonces dime, ¿qué sabes hacer? – pregunto desafiante.
- Se hacer waffles, espaguetis y waffles y…. Sé hacer más cosas que tu – dije cruzándome de brazos.
- Pareces un niño pequeño – rió y luego se acerco a mi – Me encanta cuando te pones así.
Esta pequeña era muy coqueta cuando se lo proponía, aun que no dejaba de lado su ternura. Es realmente hermosa.
- ¿Sabes?, cuando Bill y yo encontramos este lugar hicimos un compromiso – la miré a los ojos – Prometimos que solo traeríamos a este lugar a la persona que realmente fuera importante en nuestra vida. Y tienes que saber que tú eres la primera chica que traigo a este lugar.
Diablos, no resisto. Esto me está matando. Si no lo digo ahora me arrepentiré por el resto de mi vida. Es… es ahora o nunca.
- (Tu nombre), eres tan hermosa. Desde el primer día que te vi, te hiciste alguien especial para mí. Llenaste mi vacío, le diste luz a mi vida, me devolviste la felicidad. En pocas palabras cambiaste radicalmente mi vida. Por primera vez en mucho tiempo siento algo hacia una chica. Y me siento feliz de saber que esa chica eres tú. No me importa el que dirán, no me importa tu edad, yo quiero que seas parte de mi vida, así como me gustaría ser parte de la tuya. Tú me hiciste cambiar. Solía ser el mujeriego y así creí que seguiría mi vida, pero llegaste tú e hiciste cambiar mi forma de ser y de pensar. Yo… yo me enamore perdidamente de ti. Tú… ¿quieres ser mi novia?
Lo dije. Por fin lo dije, por fin pude decirle todo lo que sentía hacia ella. No me importa si me rechaza, yo necesitaba decirle lo que realmente sentía.
Ella me miro asombrada, sus ojos comenzaron a cristalizarse. Se puso se rodillas frente a mi y comenzó a acariciar mi mejilla. Poso su mirada fijamente en mis ojos.
- En mi vida, nunca había sentido algo así. Jamás había experimentado el sentimiento del amor. Hasta que llegaste tú. Conocerte fue lo mejor que me pudo haber pasado. Poco a poco el eclipse fue desapareciendo, dejando ver al hermoso sol que había detrás de el. Ese sol eres tú Tom. Me alegra saber que te hice cambiar, pero no para mal, sino para bien. Desde ese entonces me volví loca por ti. No podía resistirme a la idea de no tenerte. Pero cuando vi que estabas con Caitlin me resigne a que te perdí. Y ahora esto… Tú y yo, sentados frente a frente diciéndonos a la cara todo esto. Tom Kaulitz eres todo para mí, eres mi vida. Si de algo estoy segura, es que estoy perdidamente enamorada de ti. Sí, si quiero ser tu novia.
Definitivamente ella era mi todo. Mi ser perfecto. Mi vida entera. Ahora oficialmente era mía. Ella pertenecía a mi vida. A mi mundo.
Tome su rostro y la besé como nunca. Este beso era completamente diferente a los anteriores. Este beso indicaba el inicio de nuestro noviazgo. El inicio de una historia sin fin. Mientras ambos nos besábamos, lentamente me fui recostando sobre el pasto. Al finalizar aquel hermoso beso, ella se recostó a mi lado, apoyando su cabeza en mi pecho. Yo acariciaba su suave mejilla.
- Prometo que no te fallaré. Prometo no hacerte daño nunca. Gracias por aceptar ser mi novia, no sabes lo feliz que estoy mi pequeña. Yo… Te amo.
Ella subió su cabeza y me miro con una gran sonrisa. “Yo también te amo Tom” dijo con una dulce voz. Se acerco a mí y besó mis labios.
Estuvimos en ese lugar hasta que atardeció. Puse las cosas que habían quedado en el bolso. Me paré, sacudí mis pantalones, los cuales tenían pasto seco y ayudé a mi pequeña a ponerse de pie. Tomé de su mano entrelazando nuestros dedos y nos dirigimos a casa.
- ¿Me acompañarías primero a mi casa?, quiero ir a dejar el bolso
- Claro – sonrió
Caminamos hasta mi casa. Abrí la puerta y entramos. Caminamos hasta el living, en el cual aún se encontraban jugando los chicos. Los chicos al verme quedaron sorprendidos. Dejaron de jugar y enfocaron sus miradas en mi mano, la cual aún estaba entrelazada con la de mi pequeña.
- ¿De que nos perdimos? – pregunto Georg.
- Bueno, aprovechando que están todos aquí, quiero informarles que (tu nombre) es, mi novia – dije mirándola a los ojos.
- ¿Novios?, ¿ustedes?, ¡que buen chiste Tom! – exclamo Gustav. Todos comenzaron a reír.
- No es un chiste – mencione bajando mi mirada.
En ese momento Bill se acerco a mí.
- Te felicito hermano, has elegido a una buena chica – dijo dándome pequeñas palmadas en la espalda.
- Gracias hermano – le sonreí
- Lo siento Tom, pensé que bromeabas, es que… bueno tu nunca has tenido una novia oficial y bueno… perdón – menciono Gustav cabizbajo.
- No te preocupes Gustav, se que es extraño es mi, pero ella me hizo cambiar.
- Felicitaciones Tom, me alegro que por fin hayas encontrado a tu chica – sonrió Georg.
- Gracias Hagen – sonreí
Deje el bolso en la cocina mientras que (tu nombre) se despedía de los chicos. Nuevamente tome de su mano y salimos de mi casa. Caminamos lentamente hasta la suya.
- Bueno hasta aquí te dejo – dije ganándome frente a ella.
- Muchas gracias Tom, gracias por todo. Realmente este fue el mejor día de mi vida.
- También fue el mío mi pequeña. Gracias por aceptar. Te amo – dije acariciando su mejilla.
- Yo también te amo Tom – sonrió
La besé. Esta vez fue más largo. Odiaba la idea de despedirme de ella. Sé que vivimos cerca, pero no me gusta la idea de que algún día la despedida sea para siempre. Besé su frente y esperé a que entrara a su casa para irme.
Una vez que llegue a la mía, los chicos me esperaban sentados en el sofá del living. Al parecer algo pasaba.
-¿Qué pasa? – Pregunté
- Tom, acaba de llamarme David. – mencionó mi hermano.
No esperaba buenas noticias, ya que sus caras lo demostraban.
- ¿Y qué dijo?
- Tom yo sé que acabas de comenzar una relación y no quiero hacer sentir mal
- Qué mierda te dijo Bill – interrumpí enojado.
- Dijo que tenemos que volver a Alemania, necesitamos ver los asuntos del nuevo CD que grabaremos pronto… Lo lamento hermano – dijo Bill con su mirada baja.
- Maldita sea – exclame y comencé a subir las escaleras.
- Tom por favor no te enojes – decía Bill siguiéndome
- Déjame solo – mencione cerrándole la puerta en la cara.
Me recosté sobre la cama. Estaba enojado. Me sentía un completo perdedor. ¿Por qué?... ¿Por qué justo ahora?, ahora que comenzaba mi relación con la persona que más amo. Nuevamente me estaban alejando de ella. Que vida ¿no?
Tendré que lidiar con esto, después de todo esta es mi vida. Siempre ha sido así. Tuve que haberlo pensado antes. Mi vida es nómada. Siempre voy de un lugar a otro, viajo diariamente. Tendré que ser fuerte. Ahora tengo que pensar en como se lo diré a mi pequeña. No quiero dañarla, no soportaría la idea de verla mal por mi culpa.
De cualquier manera, nada ni nada me hará cambiar de parecer. Yo la amo, ella es mi vida. Podremos estar a miles de kilómetros de distancia, pero mi amor hacia ella no disminuirá, al contrarió. Crecerá más y más, ya que tan solo el saber que ella esperará por mí, mis esperanzas no desaparecerán nunca. Ella es mi fuente de energía. La razón por la que en estos momentos digo estas palabras. Gracias a ella cambié. Y por eso la amo…
___________________________________________________________________________
¡Hola!, perdón por hacerlas esperar >.<, pero aquí esta el capítulo. Como les prometí, es bastante largo, ¿no creen? Bueno, espero que les guste :3
Gracias por sus comentarios y por leer ñ.ñ . Adiós cuídense muchísimo, las adoro ♥.
jueves, 6 de octubre de 2011
Capítulo 18: ” Sorpresa”
Esa tarde estuve con él solo por un corto tiempo, ya que había salido sin avisarle a mamá. Tom me había dejado hasta la entrada de mi casa. Antes de irse, me había mencionado que para el día siguiente me tenía una sorpresa y que sería un día muy especial. Odio cuando hace eso. Me deja con una enorme intriga.
Al entrar a casa, me di cuenta de que papá ya había llegado. Lo saludé como lo hacia todo los días, con un gran abrazo. Antes de que pudiera preguntarle como había sido su día, se adelanto y me informo que tenía una noticia que seguro me gustaría. Obviamente pregunte de inmediato de qué se trataba. Me había dicho que en dos días más vendrían a visitarnos mi prima junto a mi mejor amigo. ¡Genial!, ahora estarán junto a mí las personas que más extrañaba. Esa noche la pasé junto a mis padres viendo una película. Cuando finalizó nos fuimos a dormir.
Hoy me desperté muy temprano. Una vez despierta me es difícil volver a conciliar el sueño, por esa razón me levante y me di una ducha. Al terminar baje a preparar mi desayuno, que solo consiste en una rica taza de leche. Como aún nadie despertaba (claro era día sábado), salí al jardín a tomar un poco de aire y aprovechar el rico sol de otoño.
Afuera ya se encontraban, como todos los días mis vecinos, ya sea regando el pasto, paseando a sus perros o simplemente sentados en sus bancas que se ubicaban bajo los árboles.
- Pero miren nada mas a esta hermosa señorita, ¿cómo has estado pequeña?, hace mucho tiempo que no te veía – saludo mi vecina.
- Así es señora Berenice ha pasado tiempo. Estoy muy bien, gracias. ¿Y usted?
- Estoy muy bien – sonrió – Y tu madre, ¿ya tuvo al bebé?
- No aún no, el próximo mes lo tendrá.
- Pero mi niña si hoy es el último día del mes – exclamó
- Eso significa…
- Que el bebé nacerá en uno de estos días – dijo apretando sus manos en forma de alegría.
- Lo había olvidado – dije tomando mi frente
- Así veo – sonrió – Mm… pequeña ¿puedo pedirte un favor?
- Claro – respondí al instante.
- ¿Puedes ir a dejar esta manguera a la casa de los jovencitos Kaulitz?, el otro día se la había pedido a uno de ellos para lavar mi auto y no he tenido el tiempo de devolverla.
- Oh si claro, con gusto iré
- Muchas gracias pequeña, eres un amor, y dile que muchas gracias.
Me despedí de ella y emprendí marcha.
Cuando llegue hasta la casa. Toqué el timbre. Pero nadie apareció. Nuevamente toqué, pero obtuve los mismos resultados. Al parecer aún dormían. Resignada a que no abrirían, voltee para irme. Pero en ese momento escuche gritar desde dentro de la casa un “ya voy”. Nuevamente voltee pero esta vez en dirección hacia la puerta.
- ¿En que lo puedo ayudar? – pregunto con una dormilona voz.
- Lo siento Bill, no sabía que aún estabas durmiendo – me excusé avergonzada.
- No te preocupes – rió mientras refregaba sus ojos - ¿Qué te trae por aquí?
- Oh si… La señora Berenice me pidió que te trajera la manguera que le habían prestado la otra vez. Dijo que muchas gracias – sonreí
Él imito mi acción y tomo la manguera.
- ¿Quieres pasar?
- Oh no, sólo vine a eso.
- ¡Vamos!, además ahora no creo que duerma más – sonrió
- Pero…
- Nada de peros – interrumpió a la vez que tomó de mi brazo y me entro a su casa.
- ¿Aún duermen? – pregunte.
- Al parecer sí, pero cuando me levante a abrir la puerta, Gustav se encontraba en la ducha – menciono Bill mientras se dirigía a la cocina.
Yo le seguía por detrás.
- ¿Quieres comer algo? – pregunto mientras preparaba café.
- No Bill, gracias – sonreí
- Bueno pues yo si, ¡muero de hambre! – exclamó tocando su estomago.
- Yo también – agrego Georg, quien entraba a la cocina.
- Eso es normal en ti – comento Bill.
- Muy gracioso Bill – dijo irónico. Puso su mirada en mi y se acerco – Hola (tu nombre)
- Hola Georg – saludé dándole un abrazo al cual correspondió.
- Qué gusto verte
- El gusto es mío. Me alegro mucho que te haya recuperado – mencioné
- Gracias – sonrió
- Creo escuchar la voz de la niña más tierna de este mundo, ¿es así o alucino? – pregunto alguien mientras bajaba las escaleras.
- Escuchaste bien Gustav – dijo Bill tomando un sorbo de su café.
- ¡(Tu nombre)! – Exclamó abrazándome
- ¡Hola Gus! – saludé correspondiendo su cálido abrazo.
- ¿Cómo estas? – mientras se sentaba a un lado de Georg.
- Bien, muy bien – sonreí - ¿y tú?
- Con mucha hambre. Pero estoy bien – soltó una leve carcajada.
Conversamos un tiempo. Por algún motivo me sentía rara. Estaba inquieta.
- Bill
- ¿Si?
- ¿Puedo ir al baño? – pregunté con algo de vergüenza.
- Pero claro que sí – rió
Me retiré de la mesa. Me dirigí hasta las escaleras, subiéndolas a saltos. Al llegar arriba, divisé seis habitaciones. Tres de ellas se encontraban con sus puertas abiertas. No sabía cual era el baño, así que comencé a mirar las habitaciones.
Me sentía como una espía. Una intrusa. Pero para hallarlo tenía que buscar.
No era ninguna de las habitaciones abiertas, ya que en ellas pude ver camas deshechas. Me dirigí hasta una habitación que se encontraba al lado izquierdo. Cuidadosa y silenciosamente abrí la puerta. En ella se encontraban muchas guitarras, algunos bajos, una batería y tres micrófonos. Cerré la puerta y de la misma manera abrí la puerta que se encontraba a mi lado derecho. En ella la luz era escasa. Los rayos de sol apenas entraban por las pequeñas aberturas de la cortina.
Cuando mis ojos pudieron adaptarse bien a la falta de luz, pude notar que alguien se encontraba ahí. Estaba durmiendo. Me acerque un poco, para poder apreciar bien. En aquella cama se encontraba mi delirio. Tom. Realmente se veía hermoso. En su rostro se podía notar paz, tranquilidad. Se veía inocente.
Cuidadosa y delicadamente, acaricié su mejilla. Esta se encontraba calida. Sonreí torpemente. Me alejé de él y salí de su habitación. Cerré cuidadosamente la puerta. Me dirigí hasta el fondo del pasillo. Ahí se encontraba mi última opción. Abrí la puerta, entre y cerré con seguro. Abrí la llave. Coloqué mis manos por donde caía el agua. Cogí un poco y moje mis mejillas. Me miré al espejo que se encontraba frente a mí. Arregle un poco mi pelo y nuevamente coloqué mis manos bajo la llave, pero esta vez para beber un poco de agua. Cerré la llave y sequé mis manos. Saqué el seguro y abrí la puerta.
- ¡Mi pequeña! – grito
Aquello provoco que dejara salir un brinco del susto, acompañado de un gran grito. Tom comenzó a reír a carcajadas.
- ¿Por qué te ríes? – exclamé furiosa.
- Es que… tú… y el grito… y saltaste – decía mientras aún reía.
- No le veo lo gracioso Tom – mencione molesta
- ¿Te enojaste? – preguntó en tono burlón.
- No
- ¡Si te enojaste! Mi pequeña no fue mi intención asustarte, solo quería darte una sorpresa
- Vaya sorpresa – dije irónica
- Lo siento – sonrió – Es que estaba durmiendo y de pronto entre sueños sentí que un ángel acariciaba mi mejilla. Se sentía tan real. Desperté pensando en aquello. De pronto en el aire siento un aroma que se me hacía muy familiar. Seguí los rastros de aquel exquisito aroma. Y lo encontré. Ahora veo que no fue un sueño, todo fue real. Y encontré a aquel ángel. En estos momentos se encuentra frente a mí. – Sonrió y me abrazo – Mi día ya a comenzado hermoso, y espero que así termine.
Beso mi frente, y suavemente comenzó a acariciar mi cabello.
- Bueno – dijo apartándose de mi - ahora me daré una ducha, no tardo.
- Bueno – voltee para bajar.
- Oye
- ¿Si? – giré mi cabeza hacia él.
- No te vayas, o sino me enojaré – advirtió serio. Luego rió
- No me iré Tom – sonreí
Baje las escaleras y me dirigí a la cocina. Los chicos ya no se encontraban ahí. “Estamos en el living” grito Bill. Camine hasta el living, en el cual se encontraban los chicos.
- ¿Qué hacen? – pregunté curiosa.
- Jugaremos Nintendo Wii Sport – exclamo Bill aplaudiendo.
- ¿Quieres jugar? – pregunto Georg mientras instalaba el juego.
- No gracias, paso – dije
- Entonces toma asiento y aprecia mi victoria – dijo en un tono orgulloso Bill
- Si Bill, sueña. No ganaras – mencionó desafiante Georg.
- Ya lo veremos – contestó
- 3…2…1 ¡A jugar! – Exclamaron al unísono
- Parecen unos verdaderos niños – menciono Gustav, quien se encontraba sentado junto a mí.
- De vez en cuando es bueno tener su momento de niñez – sonreí mientras veía a los chicos jugar.
Mientras jugaban, Gustav y yo nos reíamos de los fracasos de Bill. De reojo divisé a Tom, quien se encontraba en el marco de la entrada al living. Hizo una seña de “ven” con su mano. Me disculpé con Gustav y le dije que iría a la cocina.
Me levante del sillón, pero al ver nuevamente el marco, Tom no se encontraba. Camine por el pasillo que daba a la cocina. Entré, pero tampoco lo divisé. Camine hasta la gran ventana que daba la salida al patio. Mire hacia fuera, pero nada. De pronto sentí como unos brazos rodeaban mi cintura y un mentón se posaba sobre mi hombro derecho.
- ¿A quién buscas?
- A ti
- Pues, aquí estoy… - susurro a mi oído.
Sentir su aliento chocar contra mi oreja provoco que mi piel se erizara por completa. Voltee para poder apreciar mejor su rostro. Él suavemente acariciaba mi mejilla. Yo sólo tocaba su pecho. Poso su mirada en mí, y tiernamente me sonrió.
Ahí estábamos de nuevo. Besándonos. Expresando el cariño que nos teníamos mutuamente. Su hermosa sonrisa, dio fin a aquello.
- A las cuatro de la tarde pasaré por ti. Te daré una sorpresa.
- Tom, no es necesario…
- Shh…- me calló – Para mi sí lo es, y te la daré.
Nos abrazamos y despedimos. Si. Tenía que volver a casa, mis padres se preocuparían por mí. Me despedí de los chicos, quienes aún jugaban y salí de ahí.
Mis padres no se molestaron. Sabían que estando dentro del condominio nada malo podría pasarme.
Mi padre propuso salir a comer a un restaurante. Subimos al auto y nos dirigimos al centro de la ciudad. Como típico de día sábado, la ciudad se encontraba repleta de personas. Pero eso no impidió que comiéramos.
Al terminar, volvimos a casa. Eran alrededor de las tres de la tarde. Aproveche mi tiempo libre para cambiarme de ropa y arreglarme el pelo. Baje al primer piso y me dirigí al living. Prendí la televisión para rellenar al tiempo sobrante, mientras llegaba Tom. Le mencioné a mamá que saldría con él. Ella sonrió y comenzó a molestarme. Y, acepto. Decía que Tom era un buen chico y confiaba que no me pasaría nada malo. Me alegra saber que mamá piense así. Me gustaría que papá también tuviera esa manera de pensar… Difícil.
Al escuchar el sonido del timbre, apague la televisión y fui a abrir la puerta. Era él.
- Que linda te vez – sonrió
- Gracias Tom… Tú también te vez lindo… - mencione algo avergonzada.
- ¿Vamos? – pregunto ofreciendo su brazo.
- Vamos – afirme, tomándolo.
Caminamos por todo el condominio. Tom me guío hasta un lugar que para mi no existía hasta ahora. Caminamos hasta el final del recinto. Era una especie de bosque. Era extraño, jamás creí que más haya de mi casa se encontraba una especie de bosque. El lugar tenía muchas rocas, las cuales hacían que tropezara. Tom lo notó y me tomo de la cintura, apegándome hacia él. Llegamos hasta un lugar vacío. Frente a nosotros solo se encontraban árboles y ramas.
- Detrás de estas ramas hay algo. Nunca he traído a nadie aquí. Solo Bill y yo sabemos de la existencia de este lugar. Espero que te guste.
Soltó mi cintura y tomo las ramas que se encontraban frente a nosotros. Las movió hacia un lado dejando entrar algunos rayos de sol desde el otro lado. “Adelante” dijo extendiendo su mano. Camine y traspasase aquello.
En mi vida había visto aquello. Era hermoso. Un paraíso. Jamás paso por mi mente que en el lugar que vivía había algo tan hermoso.
- Es hermoso Tom, realmente lo es.
- Eso no es todo. Ven sígueme.
Tomo de mi mano y me dirigió hasta la orilla de aquella laguna. Ahí se encontraba un mantel con diversas cosas para comer.
- Esto es una especie de “picnic”. Yo lo hice. Quería pasar un tiempo a solas con tigo, sin que nadie nos molestara y viera. Espero que te guste – sonrió.
- No me gusta. – Me miró asustado – Me encanta, es lo más hermoso que alguien haya hecho por mí.
Sonrió y me abrazo. Ambos nos sentamos y comenzamos a hablar.
___________________________________________________________________________
¡Hola! Lamento MUCHO la tardanza >.<, pero ahora si tengo más tiempo. El capítulo es algo corto, pero salía muy largo si lo escribía todo. Prometo que el próximo sí será más largo. Ahora me voy ya que es tarde y bueno… me están retando jajaja >.<.
Muchas gracias por sus comentarios. Me hacen muy feliz :D. Sin duda son las mejores, las adoro ♥.
Al entrar a casa, me di cuenta de que papá ya había llegado. Lo saludé como lo hacia todo los días, con un gran abrazo. Antes de que pudiera preguntarle como había sido su día, se adelanto y me informo que tenía una noticia que seguro me gustaría. Obviamente pregunte de inmediato de qué se trataba. Me había dicho que en dos días más vendrían a visitarnos mi prima junto a mi mejor amigo. ¡Genial!, ahora estarán junto a mí las personas que más extrañaba. Esa noche la pasé junto a mis padres viendo una película. Cuando finalizó nos fuimos a dormir.
Hoy me desperté muy temprano. Una vez despierta me es difícil volver a conciliar el sueño, por esa razón me levante y me di una ducha. Al terminar baje a preparar mi desayuno, que solo consiste en una rica taza de leche. Como aún nadie despertaba (claro era día sábado), salí al jardín a tomar un poco de aire y aprovechar el rico sol de otoño.
Afuera ya se encontraban, como todos los días mis vecinos, ya sea regando el pasto, paseando a sus perros o simplemente sentados en sus bancas que se ubicaban bajo los árboles.
- Pero miren nada mas a esta hermosa señorita, ¿cómo has estado pequeña?, hace mucho tiempo que no te veía – saludo mi vecina.
- Así es señora Berenice ha pasado tiempo. Estoy muy bien, gracias. ¿Y usted?
- Estoy muy bien – sonrió – Y tu madre, ¿ya tuvo al bebé?
- No aún no, el próximo mes lo tendrá.
- Pero mi niña si hoy es el último día del mes – exclamó
- Eso significa…
- Que el bebé nacerá en uno de estos días – dijo apretando sus manos en forma de alegría.
- Lo había olvidado – dije tomando mi frente
- Así veo – sonrió – Mm… pequeña ¿puedo pedirte un favor?
- Claro – respondí al instante.
- ¿Puedes ir a dejar esta manguera a la casa de los jovencitos Kaulitz?, el otro día se la había pedido a uno de ellos para lavar mi auto y no he tenido el tiempo de devolverla.
- Oh si claro, con gusto iré
- Muchas gracias pequeña, eres un amor, y dile que muchas gracias.
Me despedí de ella y emprendí marcha.
Cuando llegue hasta la casa. Toqué el timbre. Pero nadie apareció. Nuevamente toqué, pero obtuve los mismos resultados. Al parecer aún dormían. Resignada a que no abrirían, voltee para irme. Pero en ese momento escuche gritar desde dentro de la casa un “ya voy”. Nuevamente voltee pero esta vez en dirección hacia la puerta.
- ¿En que lo puedo ayudar? – pregunto con una dormilona voz.
- Lo siento Bill, no sabía que aún estabas durmiendo – me excusé avergonzada.
- No te preocupes – rió mientras refregaba sus ojos - ¿Qué te trae por aquí?
- Oh si… La señora Berenice me pidió que te trajera la manguera que le habían prestado la otra vez. Dijo que muchas gracias – sonreí
Él imito mi acción y tomo la manguera.
- ¿Quieres pasar?
- Oh no, sólo vine a eso.
- ¡Vamos!, además ahora no creo que duerma más – sonrió
- Pero…
- Nada de peros – interrumpió a la vez que tomó de mi brazo y me entro a su casa.
- ¿Aún duermen? – pregunte.
- Al parecer sí, pero cuando me levante a abrir la puerta, Gustav se encontraba en la ducha – menciono Bill mientras se dirigía a la cocina.
Yo le seguía por detrás.
- ¿Quieres comer algo? – pregunto mientras preparaba café.
- No Bill, gracias – sonreí
- Bueno pues yo si, ¡muero de hambre! – exclamó tocando su estomago.
- Yo también – agrego Georg, quien entraba a la cocina.
- Eso es normal en ti – comento Bill.
- Muy gracioso Bill – dijo irónico. Puso su mirada en mi y se acerco – Hola (tu nombre)
- Hola Georg – saludé dándole un abrazo al cual correspondió.
- Qué gusto verte
- El gusto es mío. Me alegro mucho que te haya recuperado – mencioné
- Gracias – sonrió
- Creo escuchar la voz de la niña más tierna de este mundo, ¿es así o alucino? – pregunto alguien mientras bajaba las escaleras.
- Escuchaste bien Gustav – dijo Bill tomando un sorbo de su café.
- ¡(Tu nombre)! – Exclamó abrazándome
- ¡Hola Gus! – saludé correspondiendo su cálido abrazo.
- ¿Cómo estas? – mientras se sentaba a un lado de Georg.
- Bien, muy bien – sonreí - ¿y tú?
- Con mucha hambre. Pero estoy bien – soltó una leve carcajada.
Conversamos un tiempo. Por algún motivo me sentía rara. Estaba inquieta.
- Bill
- ¿Si?
- ¿Puedo ir al baño? – pregunté con algo de vergüenza.
- Pero claro que sí – rió
Me retiré de la mesa. Me dirigí hasta las escaleras, subiéndolas a saltos. Al llegar arriba, divisé seis habitaciones. Tres de ellas se encontraban con sus puertas abiertas. No sabía cual era el baño, así que comencé a mirar las habitaciones.
Me sentía como una espía. Una intrusa. Pero para hallarlo tenía que buscar.
No era ninguna de las habitaciones abiertas, ya que en ellas pude ver camas deshechas. Me dirigí hasta una habitación que se encontraba al lado izquierdo. Cuidadosa y silenciosamente abrí la puerta. En ella se encontraban muchas guitarras, algunos bajos, una batería y tres micrófonos. Cerré la puerta y de la misma manera abrí la puerta que se encontraba a mi lado derecho. En ella la luz era escasa. Los rayos de sol apenas entraban por las pequeñas aberturas de la cortina.
Cuando mis ojos pudieron adaptarse bien a la falta de luz, pude notar que alguien se encontraba ahí. Estaba durmiendo. Me acerque un poco, para poder apreciar bien. En aquella cama se encontraba mi delirio. Tom. Realmente se veía hermoso. En su rostro se podía notar paz, tranquilidad. Se veía inocente.
Cuidadosa y delicadamente, acaricié su mejilla. Esta se encontraba calida. Sonreí torpemente. Me alejé de él y salí de su habitación. Cerré cuidadosamente la puerta. Me dirigí hasta el fondo del pasillo. Ahí se encontraba mi última opción. Abrí la puerta, entre y cerré con seguro. Abrí la llave. Coloqué mis manos por donde caía el agua. Cogí un poco y moje mis mejillas. Me miré al espejo que se encontraba frente a mí. Arregle un poco mi pelo y nuevamente coloqué mis manos bajo la llave, pero esta vez para beber un poco de agua. Cerré la llave y sequé mis manos. Saqué el seguro y abrí la puerta.
- ¡Mi pequeña! – grito
Aquello provoco que dejara salir un brinco del susto, acompañado de un gran grito. Tom comenzó a reír a carcajadas.
- ¿Por qué te ríes? – exclamé furiosa.
- Es que… tú… y el grito… y saltaste – decía mientras aún reía.
- No le veo lo gracioso Tom – mencione molesta
- ¿Te enojaste? – preguntó en tono burlón.
- No
- ¡Si te enojaste! Mi pequeña no fue mi intención asustarte, solo quería darte una sorpresa
- Vaya sorpresa – dije irónica
- Lo siento – sonrió – Es que estaba durmiendo y de pronto entre sueños sentí que un ángel acariciaba mi mejilla. Se sentía tan real. Desperté pensando en aquello. De pronto en el aire siento un aroma que se me hacía muy familiar. Seguí los rastros de aquel exquisito aroma. Y lo encontré. Ahora veo que no fue un sueño, todo fue real. Y encontré a aquel ángel. En estos momentos se encuentra frente a mí. – Sonrió y me abrazo – Mi día ya a comenzado hermoso, y espero que así termine.
Beso mi frente, y suavemente comenzó a acariciar mi cabello.
- Bueno – dijo apartándose de mi - ahora me daré una ducha, no tardo.
- Bueno – voltee para bajar.
- Oye
- ¿Si? – giré mi cabeza hacia él.
- No te vayas, o sino me enojaré – advirtió serio. Luego rió
- No me iré Tom – sonreí
Baje las escaleras y me dirigí a la cocina. Los chicos ya no se encontraban ahí. “Estamos en el living” grito Bill. Camine hasta el living, en el cual se encontraban los chicos.
- ¿Qué hacen? – pregunté curiosa.
- Jugaremos Nintendo Wii Sport – exclamo Bill aplaudiendo.
- ¿Quieres jugar? – pregunto Georg mientras instalaba el juego.
- No gracias, paso – dije
- Entonces toma asiento y aprecia mi victoria – dijo en un tono orgulloso Bill
- Si Bill, sueña. No ganaras – mencionó desafiante Georg.
- Ya lo veremos – contestó
- 3…2…1 ¡A jugar! – Exclamaron al unísono
- Parecen unos verdaderos niños – menciono Gustav, quien se encontraba sentado junto a mí.
- De vez en cuando es bueno tener su momento de niñez – sonreí mientras veía a los chicos jugar.
Mientras jugaban, Gustav y yo nos reíamos de los fracasos de Bill. De reojo divisé a Tom, quien se encontraba en el marco de la entrada al living. Hizo una seña de “ven” con su mano. Me disculpé con Gustav y le dije que iría a la cocina.
Me levante del sillón, pero al ver nuevamente el marco, Tom no se encontraba. Camine por el pasillo que daba a la cocina. Entré, pero tampoco lo divisé. Camine hasta la gran ventana que daba la salida al patio. Mire hacia fuera, pero nada. De pronto sentí como unos brazos rodeaban mi cintura y un mentón se posaba sobre mi hombro derecho.
- ¿A quién buscas?
- A ti
- Pues, aquí estoy… - susurro a mi oído.
Sentir su aliento chocar contra mi oreja provoco que mi piel se erizara por completa. Voltee para poder apreciar mejor su rostro. Él suavemente acariciaba mi mejilla. Yo sólo tocaba su pecho. Poso su mirada en mí, y tiernamente me sonrió.
Ahí estábamos de nuevo. Besándonos. Expresando el cariño que nos teníamos mutuamente. Su hermosa sonrisa, dio fin a aquello.
- A las cuatro de la tarde pasaré por ti. Te daré una sorpresa.
- Tom, no es necesario…
- Shh…- me calló – Para mi sí lo es, y te la daré.
Nos abrazamos y despedimos. Si. Tenía que volver a casa, mis padres se preocuparían por mí. Me despedí de los chicos, quienes aún jugaban y salí de ahí.
Mis padres no se molestaron. Sabían que estando dentro del condominio nada malo podría pasarme.
Mi padre propuso salir a comer a un restaurante. Subimos al auto y nos dirigimos al centro de la ciudad. Como típico de día sábado, la ciudad se encontraba repleta de personas. Pero eso no impidió que comiéramos.
Al terminar, volvimos a casa. Eran alrededor de las tres de la tarde. Aproveche mi tiempo libre para cambiarme de ropa y arreglarme el pelo. Baje al primer piso y me dirigí al living. Prendí la televisión para rellenar al tiempo sobrante, mientras llegaba Tom. Le mencioné a mamá que saldría con él. Ella sonrió y comenzó a molestarme. Y, acepto. Decía que Tom era un buen chico y confiaba que no me pasaría nada malo. Me alegra saber que mamá piense así. Me gustaría que papá también tuviera esa manera de pensar… Difícil.
Al escuchar el sonido del timbre, apague la televisión y fui a abrir la puerta. Era él.
- Que linda te vez – sonrió
- Gracias Tom… Tú también te vez lindo… - mencione algo avergonzada.
- ¿Vamos? – pregunto ofreciendo su brazo.
- Vamos – afirme, tomándolo.
Caminamos por todo el condominio. Tom me guío hasta un lugar que para mi no existía hasta ahora. Caminamos hasta el final del recinto. Era una especie de bosque. Era extraño, jamás creí que más haya de mi casa se encontraba una especie de bosque. El lugar tenía muchas rocas, las cuales hacían que tropezara. Tom lo notó y me tomo de la cintura, apegándome hacia él. Llegamos hasta un lugar vacío. Frente a nosotros solo se encontraban árboles y ramas.
- Detrás de estas ramas hay algo. Nunca he traído a nadie aquí. Solo Bill y yo sabemos de la existencia de este lugar. Espero que te guste.
Soltó mi cintura y tomo las ramas que se encontraban frente a nosotros. Las movió hacia un lado dejando entrar algunos rayos de sol desde el otro lado. “Adelante” dijo extendiendo su mano. Camine y traspasase aquello.
En mi vida había visto aquello. Era hermoso. Un paraíso. Jamás paso por mi mente que en el lugar que vivía había algo tan hermoso.
- Es hermoso Tom, realmente lo es.
- Eso no es todo. Ven sígueme.
Tomo de mi mano y me dirigió hasta la orilla de aquella laguna. Ahí se encontraba un mantel con diversas cosas para comer.
- Esto es una especie de “picnic”. Yo lo hice. Quería pasar un tiempo a solas con tigo, sin que nadie nos molestara y viera. Espero que te guste – sonrió.
- No me gusta. – Me miró asustado – Me encanta, es lo más hermoso que alguien haya hecho por mí.
Sonrió y me abrazo. Ambos nos sentamos y comenzamos a hablar.
___________________________________________________________________________
¡Hola! Lamento MUCHO la tardanza >.<, pero ahora si tengo más tiempo. El capítulo es algo corto, pero salía muy largo si lo escribía todo. Prometo que el próximo sí será más largo. Ahora me voy ya que es tarde y bueno… me están retando jajaja >.<.
Muchas gracias por sus comentarios. Me hacen muy feliz :D. Sin duda son las mejores, las adoro ♥.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)