martes, 27 de diciembre de 2011

Capítulo 26: “¿Sueño o realidad?”

La lluvia había comenzado. Solo ella rompía el silencio que había en mi habitación. Yo, sentada frente a mi gran ventada, me perdía viendo algunas gotas que se deslizaban por esta. ¿Cuánto tiempo habré pasado encerrada ahí? No lo sabía, y no me importaba saberlo. Sentía una inmensa culpa en mi interior. Sentía que había engañado a Tom. A el amor de mi vida. ¿Qué pasaría si se llegase a enterar? Cada vez que me hago esa pregunta, pienso en lo peor. Tal vez se enoje, tal vez no. Quizás podría comenzar a dudar de mí. Yendo a un punto de vista más trágico, quizás pierda la confianza que me tiene. Él confía en mí, así como yo confío en él. Debería hablar con él y dejar todo claro, para que así no se entere por otros lados y resulte todo peor. Pero, ¿qué pasa si se enfada y no quiere escucharme?... ¡Demonios! ¡No puedo más! Cada vez esto me atormenta más y más.
¿Llorar?, ¿de qué me sirve llorar? Las lágrimas no solucionan nada. Quizás necesite descansar.
Entre mis pensamientos más profundos sentía que alguien llamaba a la puerta. “Adelante” pronuncie con un hilo de voz. “No puedo, está con seguro” se escucho decir. Como un verdadero cuerpo sin alma, me levante y quite el seguro. Nuevamente me senté frente a la ventana. Aquella persona aún estaba parada en la puerta. ¿Quién era?, no lo sé. Poco a poco se fue acercando a mí, hasta que finalmente se sentó a mi lado. Nuevamente el sonido de la lluvia se hacia presente en aquel silencio.
- ¿Pasa algo malo? – Se atrevió a preguntar después de varios minutos.
- ¿Algo malo?... Si sentirte culpable por algo que no debió haber pasado, por algo que jamás tenía en mente, si sentir que traicionaste a tu novio es algo malo, entonces sí, pasa algo malo, muy malo.
- ¿Quieres contarme? – Pregunto con un tono de voz muy cálido, pacifico.
- Tenías razón…
- ¿Por qué? – Siguió pacifica.
- Yo no tenía las intenciones, en ningún momento paso por mi mente, pero él si las tenía – Nuevamente un silencio se formo en la habitación – Tomás me beso – dije con la voz entrecortada.
Escuche como un suspiro salió de su boca. Como si hubiera meditado lo que le dije se atrevió a hablar después de rato.
- Realmente odio haber tenido la razón esta vez. Pero hay algo que me inquieta, ¿correspondiste a su beso?
- No, no lo hice – respondí al instante.
- Pero si entonces no lo hiciste, ¿por qué te sientes tan culpable?
- No lo sé, pero esto no me deja tranquila, siento que si le digo a Tom, se lo tomará mal y no querrá escucharme.
- ¿Tú confías en él?
- Claro que si.
- Él también en ti, estoy segura que te sabrá comprender. Si él realmente te quiere sabrá escucharte y comprender que no tenías la intención de hacer algo así o más bien no sabías que pasaría algo así.
- Tienes razón, pero no sé cómo decírselo, me da miedo.
- Tranquila, no tiene que ser precisamente hoy o mañana, sino cuando te sientas preparada.
- Gracias – después de mucho tiempo una leve sonrisa se formo en mis labios.
Me sentía tan perdida. Incomprendida. Hasta que llego ella. Sus alentadoras palabras me hicieron entender que no era mi culpa lo que paso.
- Ahora es mejor que descanses. Tienes la cara muy pálida. Acuéstate, le diré a tu madre que dormirás.
Ella se puso de pie y me ayudo a levantarme. Abrió las cobijas de la cama y me dejo mi pijama sobre la ella. Antes de que saliera de la habitación, le di las gracias, ella solo me sonrió y salió. Con una gran lentitud me saqué mi uniforme y me coloqué mi pijama.
Mi cabeza no soporta tanta presión. Trataba de dormir, pero cada vez pensaba y pensaba en cosas que no tenían lógica. Me resulto muy difícil conciliar el sueño, pero al parecer lo había logrado. Aún así me sentía cansada, estresada. Mi cabeza pulsaba de una manera impresionante. No podía contenerlo más. Trate de ponerme de pie, se me hacia difícil, no podía ver nada, mi vista estaba nublada. El ruido de la lluvia resonaba en mis oídos y mente tan fuerte que me dolían y caí al suelo. Me arrastre por este, solo con el tacto pude encontrar la puerta. Como pude traté de llegar a la manilla. La tome y abrí torpemente la puerta. Nuevamente había caído al suelo. Gritaba el nombre de mi madre, pero me parecía tan inútil. Cada grito, cada golpe que daba contra la puerta para que me escucharan eran en vano. Me sentía sola. Sentía que todos me habían olvidado, que nadie me quería. No soporté la prensión en mi cabeza y caí desmayada.
¿Qué había pasado? ¿Dónde estoy? Increíble, ayer me sentía muy mal, pero ahora no. Siento como si jamás hubiera sentido todo lo de ayer. ¡Fantástico!
¿Quiénes son ellos?, no logro verlos, se encuentran de espaldas. ¡Oh claro! Son Steban y mi prima. Iré donde están ellos, les contaré que ahora estoy mucho mejor.
¡Hola chicos!, ahora estoy mucho mejor, ¡no me duele nada! Un momento… ¿Por qué me miran así? ¿Tengo algo malo? ¿Qué pasa? No los logro comprender. ¿Por qué ahora sonríen? ¿Qué están mirando?... ¡Oh por Dios!, son los chicos. ¡Bill, Gustav, Georg y Tom! ¡No puedo creerlo, después de tanto tiempo nos hemos vuelto a encontrar!
Extrañaba tanto abrazarlos. Sentir todo ese cariño que me entregan y que yo les entrego a ustedes.
¿Cómo les fue en Alemania? Creo que bien, porque sus rostros se ven muy contentos. ¿Saben algo?, ayer estaba lloviendo muy fuerte y hacía muchísimo frio, pero ahora ha salido el sol y el aire es muy cálido. ¿Qué les parece si salimos a caminar?...
Tom, ¿no crees que son hermosos los árboles? Sus hojas están más verdes que nunca y las flores están hermosas. ¡Mira!, es una rosa. Ten, la corte para ti. ¡Ouch!, creo que me he pinchado con una espina, pero no me duele.
¿Qué ves? Siento que cuando te hablo no me miras. ¿Quién es él? ¡Tom por qué me miras así! ¿Quién eres tú? ¿Por qué me tocas así? ¡Suelta mi cara!
- ¿No quieres que te bese?, pero ¿por qué te niegas? Si ya lo hemos hecho antes.
¿Qué? ¡Jamás, suéltame! No sé quien eres, ¡suéltame! ¡Tom!, ayúdame por favor Tom.
- ¿Ayudarte? ¿Por qué razón lo haría?
Tom, soy tu novia. Soy tu pequeña. Tú eres mi novio, él es un completo extraño, ayúdame por favor.
- ¿Yo tu novio? Yo no soy tu novio, tú me engañaste, besaste a otra persona. ¡Me mentiste!, ¡me ocultaste toda la verdad!
No fue mi intención Tom, jamás quise besar a otro, yo te quiero a ti y solo a ti, eso la sabes mejor que nadie.
- No digas más mentiras, esto se acabo (tu nombre), se acabo para siempre, olvídate que fuiste mi novia alguna vez. Me das asco, eres una cualquiera.
¡No digas eso por favor! No me trates así Tom, entiéndeme, jamás lo quise hacer.
- Adiós y toma tu rosa, no la quiero, marchítate junto a ella, muere junto a ella. Quédate con tu nuevo novio y espero que no lo traiciones como lo hiciste con migo. Adiós…
¡No Tom! ¡Por favor! ¡No te vayas, vuelve! Te necesito a mi lado. Eres mi razón de vivir, si ti no puedo hacer nada Tom, por favor vuelve.
- ¡Cállate! Tú eres mía, ahora vámonos.
¿Quién eres maldito? ¡Suéltame!
- ¿Ya se te olvido quién soy? Pero que mala memoria tienes. Soy yo, Tomás….
¡No! ¡Tom! ¡Vuelve, por favor! ¡No me dejes! ¡Te quiero! Eres mi vida…. Tom… Tom….
Todo se tornaba negro. A lo lejos veía una pequeña luz. Corría hacia ella, pero mis intentos eran inútiles. Algo cálido y suave sentía en mis mejillas. Lleve mis manos hacía ella y pude sentir otras manos. Al fin, había encontrado la luz.
- Mi amor tranquila, todo está bien.
Aquella voz. ¿Aún estaba soñando?... Ese aroma. Mis ojos aún veían nublado. Sus manos aún se encontraban en mis mejillas, y mis manos también se encontraban aún sobre ellas. Poco a poco fui cobrando bien la vista encontrándome con lo que jamás creí que vería. No podía creerlo. Mi corazón se acelero aún más de lo que estaba. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Mi vida, mi delirio, mi razón de ser. Ahí se encontraba, sentado a mi lado, mirándome fijamente. Tom.
No sé como, pero de un momento a otro me senté sobre la cama y lo abracé. Necesitaba saber si todo esto aún era un sueño, pero claramente no lo era. Su presencia me daba las fuerzas necesarias. Eso era más que una evidencia clara de que no era un sueño, sino que era real. Él estaba junto a mí.
- No llores hermosa, estoy aquí, junto a ti. – Susurraba en mi oído.
Su voz era música para mis oídos. Sus brazos rodeándome, eran como una barrera que me protegían de todo peligro.
Poco a poco me separé de él. Quería ver su rostro. Quería comprobar si realmente era él. Con mis manos temblando, las lleve a su rostro. Tan suave, cálido. Sus hermosos ojos me miraban confundidos y a la vez preocupados.
- ¿Estas… aquí?, pero si tu… estabas en Alemania… - No podía hablar bien. Me era difícil pronunciar palabras.
- Shh… No hables, descansa – Lentamente se acercó a mis rostro, depositando un beso en mi frente.
No tenía fuerzas. Mis ojos poco a poco se iban cerrando, hasta que logre quedarme dormida…
Sentí como algo frio ponían en mi frente. Lentamente fui abriendo mis ojos, la luz del día ya se hacía presente.
- Veo que por fin has despertado – Dijo con gran entusiasmo.
- ¿Mamá?... ¿Qué paso? – pregunte sentándome en la cama.
- Estuviste enferma, pero veo que ahora estas un poco mejor – sonrió.
- ¿Enferma? – repetí en tono de no comprender.
- Así es, ¿te acuerdas de ese día que llegaste a casa y te encerraste en tu habitación? Bueno, en la noche comenzaste a gritar y a llorar. Tu padre y yo nos levantamos y te vinimos a ver. Tú estabas tirada en el piso, habías caído desmayada. Tenías mucha fiebre y es por esa razón que no despertaste en dos días.
- ¿Dos días? – exclamé asombrada.
- Sí. Durante esos dos días repetías el mismo sueño. Gritabas y llorabas de una manera impresionante. Repetías muchas veces “perdóname Tom”.
- Oh… - baje la mirada y luego de un tiempo reaccione - ¡Tom! ¿Él está aquí?
- Tranquila hija, no te alteres, aún tienes fiebre y si te alteras demasiado volverás a que te suba la temperatura – decía mientras ponía otro paño helado en mi frente.
- Pero mamá, ¿él está aquí? – insistí.
- Bueno…
En ese momento los llantos de mi hermano interrumpieron. Mamá dijo “luego hablamos” y salió de mi habitación.
Cerré mis ojos y lleve mi mano hasta mi frente. Aún se encontraba caliente.
- ¿Estas despierta? – pregunto mi prima desde la puerta.
- Creo que sí, a no ser que sea una sonámbula – ambas reímos.
- ¿Cómo te sientes? – pregunto sentándose en la silla que estaba junto a mi cama.
- Un poco mejor, aunque aún me duele la cabeza.
- Me imagino, si tenías más de 38 grados. Por eso nunca despertabas.
- ¿Cuánto tiempo he estado aquí? – pregunte quitando el paño de mi frente.
- Veamos… Estuviste dormida dos días y ayer despertaste en la tarde y nuevamente te quedaste dormida, hasta hoy. En conclusión has dormido tres días seguidos.
- ¡Tanto! Vaya… Y ¿qué has hecho en estos días?
- Bueno el primer día acompañe a tu padre a dejar el certificado de tu inasistencia a la escuela. Mm…. Ayer vi una película sola, ya que Steban había salido con Rocío. Y bueno hoy fui al centro comercial a comprarme algunas cosas que me hacían falta.
- ¿No ha pasado nada?
- ¿A que te refieres? – Pregunto ella sin comprender.
- Ayer, cuando desperté, estaba Tom a mi lado. ¿Él está aquí?
- ¿Tom? ¿Aquí?, no (tu nombre). Tom está en Alemania, ¿no te acuerdas?
- ¿Qué?... Pero si el estaba aquí, el me abrazo y me hablo, me dijo que estaba a mi lado – decía alterada.
- Tranquila (tu nombre), Tom no está aquí. Quizás tuviste un sueño, has tenido mucha fiebre, cuando eso pasa crees que todo es real.
- Entonces…. Él nunca estuvo a mi lado… - dije algo triste.
- No te desanimes. Bueno ahora me voy, le prometí a tu madre que la ayudaría a arreglar unas plantas en el jardín, la lluvia ha estropeado algunas y como puedes ver pronto volverá a llover.
Se levanto de la silla y salió de mi habitación cerrando la puerta. Nuevamente me había quedado sola.
No puedo creerlo. Entonces… ¿todo fue un sueño? Pero si se veía tan real. Yo sentí a Tom. Sentí cuando me abrazo, cuando beso mi frente. Vi sus ojos, olí su aroma. Escuche cada palabra que me decía. Incluso toqué su rostro para ver si era verdad. Aún así, todo fue un sueño… Nuevamente caí dormida.
El día de hoy he amanecido mucho mejor. Incluso hasta tengo ánimos para levantarme. Entre a mi baño y tome una larga ducha. Me vestí y con mucho cuidado baje las escaleras, aún tenía las piernas débiles. En la cocina se encontraba mamá preparándole la leche a Martín. Le di un beso en la mejilla a ambos. Mamá me había preparado una taza de leche. Tome la taza y me dirigí al living. Ahí estaba mi prima viendo televisión.
- Te has levantado, que bueno, me hacia falta tu presencia – sonrió ella.
- Así es, estaba aburrida de estar en cama – Me senté junto a ella.
- ¿Quieres ver alguna película?
- Claro, elige la que tu quieras, por mi no hay problema – tome un sorbo de mi leche y un asco terrible vino a mi, por lo que no tome más.
La película estaba muy entretenida. Pasamos toda la mañana viéndola. Cuando finalizo, mamá nos tenía listo el almuerzo. Pasamos al comedor y comenzamos a comer.
- ¿Qué les parece si después de almorzar preparamos galletas? – propuso mamá.
- ¡Estupenda idea! – exclamo mi prima.
Así fue. Cuando terminamos de almorzar, mi prima y yo nos fuimos a cepillar los dientes. Lavamos nuestras manos y bajamos a la cocina. Mamá tenía todos los implementos listos. Las risas y bromas se hacían presentes mientras las preparábamos. Mientras mamá prendía el horno, mi prima y yo decorábamos las galletas. Con mucho cuidado pusimos las galletas dentro de ella.
- Bueno mientras las galletas se ornean vayan a lavarse las manos y la cara, quedaron llenas de harina – sonrió y comenzó a lavar lo que habíamos ocupado.
Ambas fuimos al baño de mi habitación. Mientras nos lavábamos las manos, mi prima paso sus manos por mi cara, dejándome llena de jabón.
- ¡Oye! – Exclamé - ¡Esto no se quedará así!
Así fue como comenzó una “guerra de jabón”. Ambas dejamos todo mojado, incluyéndonos. Limpiamos el piso y ordenamos todo, luego nos cambiamos de ropa y bajamos a la cocina.
Mamá estaba dándole la leche a mi hermano, así que ambas fuimos a sentarnos a los sofás.
- ¿Qué te parece si mañana salimos a caminar al parque del condominio? – propuso mi prima.
- Me encantaría – le sonreí, me gustaba la idea de salir.
No mucho tiempo después llego papá del trabajo. Se veía agotado, pero aún así siempre mantenía una sonrisa en sus labios. Luego llego Steban, quien nuevamente había salido con Rocío. Si mis sospechas son ciertas, algo tiene ese par, pronto lo averiguaré.
Todos fuimos a cenar. Al parecer les habían gustado las galletas, ya que en cosa de minutos ya se habían acabado.
Decidí irme a dormir. Aún me dolía la cabeza y necesitaba descansar.
Al otro día desperté temprano. Tomé una ducha, me vestí y baje a la cocina. Tomé una manzana, la lave y comencé a comerla. Subí hasta mi pieza, quería ordenarla un poco. De pronto siento los pequeños sollozos de mi hermano. Mi dirigí hasta su cuarto, ahí se encontraba, despierto, mirando hacia el techo. Me acerqué a su cuna y lo tome en mis brazos.
- Buenos días hermoso, ¿cómo has amanecido? – le decía mientras él apretaba uno de mis dedos.
Baje nuevamente a la cocina y como pude le prepare su leche. Me dirigí al living y me senté en el sofá, lo acomode bien y le di su leche.
- Gracias – dijo mamá desde el marco del living.
- De nada mamá, creo que después de todo no es tan difícil.
- Eso lo dices porque solo lo has hecho una vez, pero hazlo todos los días cada dos horas.
- Retiro lo dicho – ambas reímos.
La mañana pasó muy rápido. Después de terminar de almorzar, me dirigí a mi cuarto e hice mi cama. Ordene algunas cosas y la ropa que estaba en mi armario.
- Te parece si salimos ahora – pregunto mi prima desde la entrada de mi puerta.
- Claro, solo me cambio y salimos.
- Bueno, cuando estés lista me avisas, estaré en mi cuarto.
El día aún estaba nublado, en cualquier momento llovería nuevamente. Me puse unos pantalones negros, acompañados de unos bototos negros, mis favoritos. Un suéter y un abrigo gris. Me dirigí al baño, lave mis dientes y arregle mi cabello. Tomé un bolso y puse las llaves, mi celular y algo de dinero. Salí de mi habitación directo hacia la de mi prima.
- ¿Estas lista? – le pregunte desde afuera.
- Si – respondió ella abriendo la puerta.
Bajamos al primer y piso y salimos.
- Extraña sentir el aire chocar contra mi rostro – dije cerrando mis ojos y respirando profundamente.
- Disfrútalo entonces.
- Eso hago – ambas reímos.
- Bueno, ahora vamos, que el lugar queda más lejos.
- Pero no dijiste que iríamos al parque que está aquí – la mire confundida.
- Cambio de planes, ahora vamos a otro que es mucho mejor, créeme te gustara – sonrió y comenzó a caminar.
En el camino hablábamos cosas del pasado. Como cuando éramos pequeñas y jugábamos juntas. Nuestras peleas, nuestros momentos de risas, las vergüenzas, todo. Nos reímos mucho al recordar todo.
- Este es el parque – dijo mirando hacia el frente.
- Bueno, crucemos.
Miramos hacia ambos lados y cruzamos.
El lugar era muy bonito. Los charcos de agua y las hojas en el suelo, le daban un toque especial. Se veía muy bonito.
- Quédate quieta – dijo mi prima con una cámara en sus manos – Posa para la fotografía.
No era buena para las fotografías, pero hice mi mejor intento.
- Que linda saliste, me gusto – sonrió y me la mostro.
- Bueno ahora te toca a ti, dámela – tome la cámara – Ahora posa para sacarte una fotografía.
Así pasamos un largo tiempo. Las fotografías se veían muy bien. Hicimos una pausa, ya que el celular de ella había comenzado a sonar.
- Mm… ¿me esperas un momento? – pregunto ella.
- Claro, pero déjame la cámara.
- Bueno – me paso la cámara y se alejo a contestar.
Mientras ella hablaba, comencé a tomarle fotografías a los árboles, plantas y partes del parque.
- He vuelto – dijo sonriendo.
- ¿Quién era? – pregunte tomándole una foto sin que ella lo notase.
- No, nadie importante. Ven vamos, quiero mostrarte un lugar que hay aquí, lo descubrí el otro día, mientras caminaba con Steban.
Ella caminaba, yo la seguía por detrás. Ahí se encontraba una gran fuente. Dentro de ella se encontraban algunos peces. Metí mi mano dentro del agua, estaba helada.
- Que lindo son los peces – le dije a mi prima.
No contesto. Voltee para verla, pero ya no estaba. Comencé a buscarla con la vista, pero nada. No se veía por ningún lugar. Pensé que quizás habría ido a comprar al negoció que estaba cerca del lugar. Enfoque nuevamente mi mirada en los peces. De pronto siento que unos brazos rodean mi cintura. Sentí miedo. Creí que podría ser algún hombre depravado o un ladrón. Descarto mi segunda opción, si hubiera sido un ladrón no me habría abrazado. Mi única opción sería la primera. Mi cuerpo comenzó a temblar. Sentía como poco a poco agachaba su rostro hasta mi oído.
- ¿No quieres voltear? – Preguntó.
Mi cuerpo se paralizo. Mi miedo se esfumo al escuchar aquella voz. Inmediatamente voltee, encontrándome con aquella persona. Esos ojos, esas mejillas, esa boca. Su olor, mi droga. Definitivamente estaba ahí, frente a mí. El amor de mi vida, Tom.
Me abalancé a él y lo abrace. Sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo, me hacían sentir la mujer más segura. La más afortunada.
- Te extrañe tanto - Hundía más y más mi cabeza contra su pecho.
- También yo – dijo él, acariciando mi cabeza.
Deje de abrazarlo y lo mire. Mis ojos comenzaron a cristalizarse. Baje mi mirada, sentía que escondía una mentira.
- ¿Qué pasa? – pregunto él.
- Perdóname - dije con la voz quebrada.
- No tienes que pedirme perdón, no has hecho nada.
- Tú, no sabes nada… - había comenzado a llorar. Cubrí mi rostro con mis manos.
Él delicadamente las saco y tomo mi rostro.
- Sé lo que paso, tu prima me lo dijo. ¿Por qué creíste que me enfadaría? Tú confías en mí, yo confío en ti. Sé que no besarías a otro. Aunque suene egocéntrico, sé que tienes ojos para mí, así como yo también solo tengo ojos para ti. No te sientas mal por algo que no hiciste – Seco mis lágrimas y me sonrió. Tomó de mi mano y comenzamos a caminar alrededor de la fuente. De un momento a otro tomo mi cintura y me subió al borde de la fuente.
- Ahora eres de mi misma estatura – me sonrió.
- Esto me agrada – le sonreí de igual manera y acaricie sus mejillas.
Rodeo mi cintura con sus brazos y me apego más a su cuerpo. Nuestras narices se rozaban. Nuestras miradas fijas. Sus ojos me miraban de una manera única. Rodé uno de mis brazos en su cuello y con una mano tome de su rostro. Nuestros labios poco a poco se acercaban. Tom de un momento a otro me besó. Nuevamente sentí ese cosquilleo en mí. Extrañaba tanto esa sensación única, que solo él me hace sentir. Sus labios acompañados con ese metal que se interponía en sus movimientos, pero aún así eran perfectos.
“No sabes como extrañaba besarte”, dijo él sin separar sus labios de los míos.
Nuestros labios se separaron. Él me miro y acaricio mi mejilla.
- Te quiero tanto hermosa – me dijo y dio un corto beso en mis labios.
- También yo – le sonreí y lo abrace.
- Que lindos son – dijo mi prima sonriendo. Se encontraba junto a Gustav.
- Hola Gus – lo salude.
- Hola (tu nombre) – me sonrió tiernamente.
- Vamos a casa está haciendo frio – propuso mi prima.
Los chicos comenzaron a caminar, menos Tom y yo, ya que me detuvo y no me dejo bajar.
- ¿Qué pasa? – le pregunte.
- Sube a mi espalda, quiero cargarte hasta llegar a casa – dijo él volteando dándome la espalda.
Me subí y cruce mis brazos por su cuello. Él sujeto mis piernas con sus brazos.
- No creo que seas capaz de cargarme hasta llegar a casa – le susurre al oído.
- Eso lo veremos – respondió con voz retadora.
Tom se unió a los chicos. En el camino reímos y bromeamos bastante. Cuando llegamos a mi casa mi prima saco sus llaves y abrió la puerta. Todos entramos y nos dirigimos al living. En el se encontraban Bill, Georg, Steban y mi madre.
- Hola chicos – salude aún sobre Tom.
- Hola – respondieron ellos.
Tom se sentó delicadamente en el sofá y me dejo ahí, luego se levanto y se sentó a mi lado.
- Ves que si pude – me miro y sonrió victorioso.
- Claro que puedes, eres Tom Kaulitz – le sonreí y besé su mejilla.
Pasamos toda la tarde conversando. Luego mamá nos invito a pasar a la cocina para cenar. Así lo hicimos. Mientras todos hablaban, Tom y yo nos mirábamos mucho y sonreíamos.
- Vete con él, después inventaré algo – susurro mi prima en mi oído.
- Gracias – le respondí de igual manera.
Me paré y di las gracias. Miré a Tom diciéndole “sígueme”. Él comprendió y se levanto dando las gracias. Caminé hasta el pasillo y subí las escaleras, Tom venia más atrás. Entre a mi habitación y me escondí detrás de la puerta. Luego entro Tom, quien al no encontrarme comenzó a llamarme. Sin que se diera cuenta lo sorprendí tomándolo por la cintura.
- Eres una malvada – dijo volteando.
- Lo sé – respondí entre risas.
Nuestros labios nuevamente estaban juntos. Esta vez no teníamos temor de cómo lo hacíamos. Mi cuarto era nuestro refugio. La noche se hacía presente y la oscuridad también. No había luna, sino que nubes, viento y la lluvia, que comenzaba a descender. Nuestros besos cada vez se hacían más apasionados. Nos extrañábamos y mucho. Tom comenzó a subir mi polera, pero inmediatamente lo detuve.
- No Tom… Por favor… No estoy lista, no aún – dije con algo de vergüenza y baje mi cabeza.
Él con delicadeza me tomo el rostro con ambas manos.
- No te preocupes, te esperaré, hasta que estés lista – beso mis labios y me abrazó.
Después de un tiempo nos recostamos sobre mi cama y comenzamos a hablar.
- Tom…
- Dime linda.
- El otro día, cuando desperté, ¿tú estabas junto a mi?, o… ¿solo fue un sueño?
- Estuve junto ti – respondió él.
Levante mi cabeza, la cual tenía apoyada en su pecho.
- Pero, ¿cómo?, me dijeron que era mentira, que estabas en Alemania aún.
- Le pedí a tu prima que no dijera nada, hasta que te recuperaras.
- Entonces… no fue un sueño… Fue real, tú estuviste junto a mí.
- Así es hermosa.
Me acerque a él y bese sus delicados labios. Pretendía separarme, pero tomo mi rostro con sus manos, ejerciendo más presión aún.
- Te quiero – le dije y nuevamente posé mi cabeza en su pecho.
“También yo”, respondió él acariciando mi cabeza. Poco a poco mis ojos se iban cerrando. En fin, el sueño me había vencido, quedándome profundamente dormida, en los brazos del amor de mi vida.




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¡Hallo Aliens! Aquí les dejo otro capítulo. La verdad es que me gusto *-*, no sé por qué, pero me gusto >.<. Espero que a ustedes igual les guste *-*.
Son las mejores y gracias por leer. Les doy la bienvenida a las nuevas lectoras y me alegro mucho que les haya gustado la fic, siempre trato de hacer lo mejor que puedo para que les guste :D.
Bueno queridas Aliens, que tengan un buen día, cuídense mucho y espero sus comentarios jajajaja x3. Son las mejooores del mundo ♥.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Capítulo 25: “Algo no correspondido”

Aquel día todo había salido perfecto. Ya era oficialmente una estudiante de South Gate High School, otra vez. Podía ingresar al día siguiente. Así lo hice. Había buscado en mi armario el uniforme. Aún estaba como nuevo, claro, solo lo había usado apenas dos meses. Después de muchísimo tiempo vería nuevamente a mis compañeros. Por una parte me agrada ir a la escuela, ya que me distraigo y los estudios me mantienen más ocupada, ahora que Tom no está todo es más aburrido.
Mis compañeros me recibieron muy contentos. Muchos me decían que me habían extrañado, los más inteligentes fueron los más felices, ya que les ayudaba en español y bueno ellos me ayudaban en lo que no comprendía. Extrañaba muchísimo las clases, jamás me había concentrado tanto.
Los recreos eran muy entretenidos. Hacía mucho tiempo que no veía a mis amigas. Cuando volvía a casa, hacía mis tareas y en los tiempos libres salía con mi prima y Steban…
Ya casi a pasado una semana. Los días han sido muy gratos. He tenido muchos exámenes y trabajos, pero gracias a Steban quien va en dos curos más que yo, no he tenido problemas y me ha ido muy bien.
En estos momentos me dirijo a la escuela. Decidí irme caminando, ya que no iba retrasada y también quería respirar un poco del aire de otoño.
- ¡(Tu nombre) espera! – gritó un chico.
Me detuve y voltee.
- ¡Vaya tu si que me haces correr! – exclamo recobrando el aire.
- Andy, lo siento, no sabía que venias siguiéndome.
- Bueno, es que te vi sola y quise alcanzarte para que nos fuéramos juntos hasta la escuela.
- Claro, por mi no hay problema – le sonreí y continuamos caminando.
- ¿Cómo has estado?, hace mucho tiempo que no te he visto, bueno has tenido muchos exámenes y yo también – dijo él frotando sus manos.
- He estado bien, gracias. Y… ¿cómo te ha ido en los exámenes?
- Genial, hoy tengo la última prueba del mes, luego comenzaran las nuevas unidades y bueno vendrán más exámenes.
- Espero que te vaya muy bien – le sonreí.
- Que linda te vez cuando sonríes - me miró y sonrió.
No dije nada, solo seguí caminando mirando hacia el suelo.
Cuando llegamos a la escuela, él me acompaño hasta mi casillero, luego se despidió de mí y se fue.
- ¡Amiga!, ¿cómo estás? – saludo Constanza.
- Bien…
- ¿Es cierto que te has venido junto con Andy? – preguntó una chica.
- Si, ¿por qué? – pregunté.
- ¿Te gusta Andy? – continuó con su interrogatorio.
- ¿Qué? – exclame asombrada.
- ¡Hey chica! ¿Qué te sucede?, ella tiene novio, y basta de preguntas que a ti nadie te conoce – Dijo Constanza enojada.
La chica me miro de pies a cabeza y se fue. Constanza y yo nos dirigimos hasta nuestro salón. Ahí salude a mis compañeros y luego nos sentamos, la clase había comenzado…
Mientras el profesor hablaba mi celular comenzó a vibrar. Cuidadosamente lo saque y sin que el profesor se diera cuenta miré la pantalla. Era Tomás.
Cuando finalizo la clase nuevamente comenzó a vibrar.
- ¿Tomás?
- Hola, ¿cómo estás?
- Bien gracias, eh… ¿a qué se debe tu llamada? – pregunte.
- Quería saber si quieres acompañarme esta tarde a mi ensayo en el teatro, ¿te gustaría?
- Claro, me encantaría.
- ¿A que hora sales de la escuela?
- A las dos de la tarde.
- Pasaré por ti.
- Bueno, adiós – corté.
- ¿Una cita? – Preguntó Rocío.
- ¡Claro que no!, el y yo solo somos amigos – dije de inmediato.
- Ella tiene novio y vaya que es sexy – dijo Constanza.
- ¿Qué has dicho? – exclame asombrada.
- ¡Es broma!, tu sabes que solo tengo ojos para Nick y hablando de él creo que ire a verlo a su salón – salió del salón.
- Lo siento, había olvido que tenías novio – dijo Rocío cabizbaja.
- No te preocupes… ¿Te gustaría ir mañana a mi casa? Tenía pensado ver una película junto a mi prima y Steban y… bueno me gustaría que estuvieras también.
- Claro, claro, con gusto iré – sonrió.
La segunda jordana prosiguió muy lenta. Estábamos en clases de historia, algo que debía poner mucha atención, ya que todo era sobre Estados Unidos.
- Esto es un poco difícil, pero no te preocupes, yo te ayudaré – me susurro Rocío.
- Gracias – respondí de igual forma.
Una vez finalizada la clase me dirigí al baño. Mientras lavaba mis manos mi celular nuevamente comenzó a vibrar. Miré la pantalla, era un número desconocido, pero de igual manera conteste.
- ¿Bueno?
- ¿(Tú nombre)?
- Si, ¿Quién habla?
- ¿No reconoces mi vos?
- Creo que no…
- Soy yo, Bill.
- ¡Bill! – exclamé.
- Vaya que emocionada, casi me dejas sordo – rió.
- Lo siento, pero hace mucho tiempo que no hablábamos.
- Así es.
- ¿Cómo es que tienes mi numero?
- Bueno, hace un momento estaba en el living y ahí estaba Tom dormido, su celular estaba sobre la mesa de centro y pensé en llamarte, así que busque en su lista de contactos tu nombre. Fue muy fácil, eres la segunda mujer en su lista.
- ¿Quién es la primera? – pregunte algo molesta.
- Tranquila, es nuestra madre – rió.
- Oh… - reí algo nerviosa - ¿Cómo has estado?
- Genial, aunque algo cansado, pero respecto al nuevo álbum va muy bien, quizás terminemos de grabarlo haya en Los Ángeles – exclamó.
- Eso sería fantástico.
- Bueno, me gustaría hablar más, pero Tom está despertando y cuando eso pasa y estoy cerca de él es un verdadero peligro.
-¿Por qué? – pregunte.
- Porque despierta de mal humor, además aquí son las ocho de la noche y aún no cenamos, así que iré por algo de dinero y antes de que empiece a reclamar le diré “Tom vamos a comer a un restaurante” , así no me dirá nada – rió levemente.
- Tom es muy malo contigo, bueno, antes de que pase lo peor entonces te dejo, además tengo que ir a clases.
- ¿Otra vez estas en la escuela?
- Así es, me ayuda mucho a distraerme y mantenerme ocupada.
- Oh, genial. Bueno entonces adiós, te llamaré mañana.
- Adiós Bill y mándale saludos a Tom, también dile que sea más amable contigo.
- Eso espero, ¡adiós! – cortó.
Salí del baño y casi corriendo me dirigí a mi salón. Para mi suerte el profesor aún no había llegado.
Las clases continuaron normal hasta que dieron las dos de la tarde. Le había enviado un mensaje a mamá diciéndole que saldría con Tomás. Ella acepto, con la condición de que no llegara tarde a casa.
Salí del establecimiento y me despedí de mis amigas. Bajo un árbol se encontraba Tomás. Caminé hasta él.
- Hola – besó mi mejilla - ¿Estas lista?
- Claro – respondí enérgica.
Tomás me abrió la puerta del copiloto y luego entró él.
- ¿Quieres comer algo antes de irnos al teatro? – pregunto encendiendo el auto.
- Bueno – respondí mientras abrochaba mi cinturón de seguridad.
Nos dirigimos hasta un local de comida. Tomás pidió la orden y comimos. Después nuevamente nos subimos a su auto y partimos rumbo al teatro.
El lugar era muy lindo. Su estructura era muy refinada. Dentro de ella también. Mientras Tomás estaba en camarines yo estaba sentada en uno de los tantos asientos del publico. El lugar era gigantesco.
Después de un tiempo, salieron los actores y comenzaron el ensayo. Tomás actuaba muy bien, pude notar que tomaba su papel muy enserio. Definitivamente actuar era lo suyo.
Estaba concentrada en el ensayo, cuando mi celular comienza a vibrar.
- ¿Bueno?
- Hola linda.
- ¡Tom!, ¿cómo estás?
- Ahora mucho mejor, ya que estoy hablando con la persona que más quiero.
- Que lindo eres, no sabes cuanto te extraño.
- También yo linda y mucho. A todo esto, gracias.
- ¿Por qué? – pregunte sin comprender.
- Porque sino hubiera sido por eso de “dile a Tom que sea más háblame contigo”, hubiera tratado mal a Bill – rió.
- Oh, es verdad, eres muy malo con Bill, él no tiene la culpa de que tú despiertes con mal genio.
- Lo sé, pero es que no lo sé, me gustaría despertar igual que aquella vez en que tú me despertaste.
- Cuando vuelvas prometo que lo haré un día.
- ¿Uno?, ¿por qué mejor no lo haces siempre?
- No puedo, recuerda que voy a la escuela.
- Claro, claro, olvidaba que eres una pequeña.
- ¡Hey!, tu eres el viejo, yo estoy bien – refunfuñe.
- No soy viejo, aún soy joven y hermoso.
- Bien señor egocentrismo.
- Es por eso que tengo a la novia más linda y encantadora del mundo.
- Sólo linda, Tom eres un tonto, dile es que hermosa no linda eres poco romántico – se escucho decir a Georg.
- ¡Cállate! Aún no terminaba y vete no seas metiche – exclamó Tom.
- Mándale saludos a Georg – dije entre risas.
- Lo haré pero después… Hermosa tengo que irme a dormir, mañana tengo una sesión de firmas en la mañana y luego dar una pequeña tocata de nuestros álbumes anteriores.
- Bueno, duerme bien y que te vaya bien.
- Gracias, te quiero hermosa.
- También yo – corté.
Miré al escenario. Al parecer había terminado el primer acto, ya que los actores arreglaban el escenario con nuevas cosas.
- ¿Con quién hablabas? – preguntó Tomás sentándose a mi lado.
- Con mi novio – respondí guardando el celular en mi mochila.
- ¿Tienes novio?... – exclamo asombrado.
- Así es.
- Y ¿por qué no me lo habías dicho?
- Porque nunca me preguntaste – reí.
- Tienes razón – sonrió – Bueno ahora me iré, tengo el segundo acto.
Así continuó el segundo acto, hasta que finalizo. La obra se veía muy bonita e interesante. A pesar de que solo era un ensayo había salido muy bien.
Mientras Tomás se arreglaba en su camarín, yo me había subido al escenario. Quería apreciar el lugar desde otro punto de vista. Era fantástico.
- ¿Nos vamos? – preguntó con un bolso en mi hombro.
Asentí y salimos del teatro.
- ¿Qué te pareció el ensayo? – preguntó.
- Genial, y eso que solo fue un ensayo, me imagino cómo será el día de la obra.
- Me alegro que te haya gustado… Antes de irnos, ¿te gustaría ir por un café? Está haciendo frio.
- Acepto, vamos.
Caminamos hasta la cafetería que estaba no muy lejos del teatro. Mientras Tomás pedía los cafés, me senté en una mesa que estaba cerca de la ventana. Miraba hacia el cielo, las nubes se estaban tornando de un gris claro a uno muy oscuro.
- Aquí está – me extendió el café.
- Gracias – Lo tome entre mis manos para calentarlas.
- Veo que lloverá – dijo mirando hacia fuera.
- Así parece – tomé un sorbo de mi café.
Cuando terminamos, nos dirigimos hasta donde estaba estacionado el auto y partimos rumbo hacía el condominio. Tomás había prendido la calefacción, ya que hacía muchísimo frio. En el camino no hablamos mucho, no era un silencio incomodo, sino que grato, era relajante.
- ¿Quieres que entre para dejarte fuera de tu casa? – preguntó.
- No, aquí está bien, muchas gracias por la invitación – le sonreí.
- Gracias a ti por aceptar.
- Adiós – me acerque a él para darle un beso en su mejilla, pero el tomo de mi rostro y me besó.
Sus labios se movían sobre los míos, los cuales no correspondían a los suyos. Al notarlo él se separo de mí. Estaba completamente atónita. Solo reaccione a abrir la puerta del copiloto y salir corriendo hacía la puerta del condominio, que para mi suerte estaba abierta.
Corría sin conocimiento alguno. Sabía donde estaba mi casa, solo eso tenía en mente. Entre y salude a la nada, no sabía si habían personas o no, yo solo corrí hasta mi habitación. Entre a mi baño y me encerré. Me pare frente al espejo y me mire por unos minutos. Abrí la llave y moje mi rostro un par de veces. Nuevamente me miré al espejo. Tomé una toalla y seque mi rostro. Salí del baño y me recosté sobre la cama.
¿Cómo fue que paso? Tan solo me descuide unos segundos, y paso lo que no quería que pasara. Mi prima tenía razón, tal vez yo no tenía otras intenciones, pero él sí con migo. Pero, ¿cómo? Apenas unos minutos antes le había dicho que tenía novio.
¡Tom! No puede ser… Me siento una completa traicionera. No fue mi culpa que él haya besado. No correspondí a su beso porque sabía que él no significaba nada más que un amigo. Aún así siento que he engañado a Tom.


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* ¡Hola chicas!, ¿cómo han estado?... Espero que bien. Sé que fue ayer, pero de igual manera les deseo una Feliz Navidad. Espero que lo hayan pasado muy lindo junto a su familia.
* El capítulo es algo corto, pero tengo pensado en subir uno mañana y bueno si no es así quedaría para el próximo día. Pero no se impacienten porque prometí subir más seguido, como ya saben he salido con vacaciones y tengo dos meses y medio para subirles capítulos :D.
* Siempre olvido mandarles un saludo a las lectoras que son de Colombia (no sé si habrá alguna), como notaron ocupe a Tomás como un personaje de ese país >.<
* No está de más repetir que son las mejores lectoras, gracias por su apoyo y sobretodo PACIENCIA, porque reconozco que soy lenta para subir capítulos x3. Adiós las adoro ♥.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Capítulo 24: “Esperaré lo que sea necesario”

Han pasado tres días desde que mamá dio a luz a Martín. Ella permaneció dos días en la clínica, pero hoy le dieron de alta.
Mi padre y yo nos levantamos muy temprano para ir en busca de ella. En la clínica mis padres antes de irse tenían que hablar con el doctor, tomaría tiempo, por esa razón salí a recorrer la clínica junto a Martín. Caminé hasta el casino, tenía la intención de saludar a Tomás. Por más que busque no lo encontré por ningún lado. Tomé asiento, ya me encontraba cansada, aún no me acostumbraba a tener a un bebé en brazos.
Acariciaba cuidadosamente sus suaves mejillas. Sonreía al ver como dormía. Realmente tenerlo junto a mí me hace sentir feliz.
- Es hermoso – escuche decir a mi espaldas.
Giré mi cabeza para ver a aquella persona. Ahí se encontraba a quien hace algunos minutos atrás buscaba.
- Tomás – exclamé al verlo.
- ¿Cómo estás? – pregunto sentándose junto a mí.
- Muy bien, gracias, ¿y tú?
- Feliz, muy feliz.
- ¿A si? ¿Por qué tan feliz?
- Bueno te contare, hace una semana atrás hubo una audición para una obra de teatro. Me llamo mucho la atención y bueno decidí participar. El jurado me dijo que me llamarían y darían la respuesta. Acaban de llamarme esta mañana y que crees… ¡Soy el protagonista! – exclamó con gran sonrisa.
- ¡No puedo creerlo! ¡Felicitaciones Tomás! Te daría un abrazo, pero como ves mis manos están ocupadas – reí
- Descuida….- sonrió - ¿(Tu nombre)?
- Dime – dije mientras arreglaba el gorrito de Martín.
- ¿Te gustaría… salir mañana? – pregunto con dificultad.
Lo mire por un momento. Su pregunta me había tomado de sorpresa.
- Me gustaría.
- ¿Eso es un si?
- Claro – sonreí
Así conversamos por un tiempo. Papá me había llamado diciéndome que me esperaba en el estacionamiento. Me despedí de Tomás y me paré con mucho cuidado para no despertar a Martín.
Cuando llegamos a casa mamá saludo a mi prima y Steban e inmediatamente se fue a dar una ducha. Yo con Martín en brazos me senté en el sillón junto a los chicos. Planeamos ir al centro comercial y salir a caminar, extrañábamos salir como solíamos hacerlo en nuestro país.
Le comente a mis padres sobre lo que teníamos planeado para hoy, ellos aceptaron y mi padre nos dio algo de dinero.
Fui hasta mi habitación, tome un bolso, en el eche las llaves, el dinero y mi celular. El día estaba nublado, así que me puse un abrigo y una bufanda.
Una vez listos salimos. Nos dirigimos a las afueras del condominio y tomamos un taxi.
- ¿Te gustaría que invitara a Rocío? – le pregunte a Steban mientras buscaba en mi celular el numero de ella.
- ¿Ro-cío…? Claro, claro, invítala – dijo tratando de mostrarse tranquilo.
Sonreí y le envié un mensaje a Rocío diciéndole que nos juntáramos en el centro comercial. Después de unos minutos llego su respuesta, sí iría.
Cuando llegamos al centro comercial mi prima y yo nos dedicamos a ver en las vitrinas la ropa de otoño. Nos probamos algunas prendas y terminamos comprándolas. Steban sólo se dedicaba a mirarnos y darnos su opinión, aun que no nos prestaba mucha atención, definitivamente ir de compras no era lo suyo.
Mientras pagábamos, Steban, quien estaba sentado, conversaba con una chica. No distinguí quien era, pero sabía como era Steban cuando se trataba de chicas, así que no le preste mayor atención.
Cuando salimos de la tienda lo interrogue.
- ¿Quién era esa chica? – Pregunte
- Oh nos viste, bueno ella es…
- ¡Hola! – saludo Rocío.
- ¡Rocío! – exclamé dándole un abrazo.
Rocío saludo a mi prima y luego a Steban, al momento de hacerlo sus mejillas se tornaron rosadas, Steban sólo sonrió pícaro.
Fuimos al patio de comidas ya que ninguno de los presentes habíamos almorzado. Comimos y charlamos un largo tiempo.
- ¿Me acompañarías al baño? – me pregunto mi prima con cara de “por favor”.
- Bueno – me dirigí a Steban y Rocío – Chicos iremos al baño, ustedes quédense aquí, no tardamos.
- Bueno – dijo Rocío.
Caminamos hasta el baño. Mientras que mi prima estaba en lo suyo, yo me lavaba las manos y me miraba al espejo. No mucho después llego al lado mío.
- ¿Tarde mucho? – pregunto lavando sus manos.
- No, nada.
- Oye, ¿Has hablado con Tom?
- No, no he podido hablar con él, pero ayer me envío un mensaje diciendo que tenía muchas entrevistas y que pasaba horas encerrado en el estudio junto a los chicos, que apenas tenía tiempo para respirar, pero me dijo que no me preocupara, que todos los día pensaba en mí y que si no me llamaba era porque no tenía tiempo.
- ¿Y eso no te afecta?, digo… ¿no te molesta o algo así?
- Claro que no, es parte de su trabajo y lo entiendo, no tendría por qué molestarme. Además no es necesario que me llame todos los días, él está ocupado. Claro que extraño hablar y estar con él, pero solo me queda esperar.
- Créeme estarán juntos muy pronto, el tiempo vuela y cuando menos te lo esperes lo verás – sonrió.
- Eso espero – me miré al espejo y me sonreí.
Ambas salimos del baño y nuevamente nos dirigimos al patio de comida, pero nos dimos cuenta de algo, ¡Steban y Rocío ya no estaban!
- ¿Dónde se abran metido? – pregunte.
Mi prima rió.
- ¿De qué te ríes?
- Hay querida prima, tu conoces mejor que nadie a Steban, y bueno a él le atrae Rocío, tú sabes que cuando él quiere algo hace lo posible por lograrlo y si a él le gusta Rocío, bueno hará lo posible por ganarse su corazón.
- Tienes razón, había olvidado de quien se trataba – ambas reímos.
- ¿Qué te parece si vamos a la playa? – propuso.
- ¿No crees que está muy helado para ir a la playa?
- Pero no iremos a bañarnos, sólo vamos a pasear, a tomarnos fotos, a divertirnos – sonrió - ¿Qué dices?
- Creo que me convenciste, vamos.
Salimos del centro comercial, caminamos hasta la parada de taxis. No tardamos mucho en llegar, el centro comercial se encontraba muy cerca de la playa.
Ambas caminábamos por la arena y recogíamos las caracolas que se encontraban votadas.
- ¡Mira que grande es esta caracola! – Exclame alzándola – Se la regalaré a Tom cuando vuelva de Alemania.
- ¡Yo le regalaré esta caracola a Gustav! – Exclamó y luego me miro, sus mejillas tomaron un color rojizo – Oh por Dios que he dicho – cubrió su rostro con sus manos.
- ¡Oh si que has dicho! ¿Te gusta Gustav?, pero yo creí que te gustaba Bill, no entiendo.
- Si, digo, no, lo que sucede es que me di cuenta de que me gusta Bill, pero no de esa forma, sino que me gusta como trata a las personas, ¿me entiendes?
- Si, creo que te entiendo, pero entonces dime, ¿cómo es eso de que te gusta Gustav? – pregunte sentándome en la arena.
- Bueno… - dijo sentándose junto a mí – Hace algunos días atrás estaba conversando con Bill, en ese momento llego Gustav y se integro a la conversación, Tom llamo a Bill y se tuvo que ir, dejándome sola con Gustav. Así fue como comenzamos a hablar, ambos tenemos muchas cosas en común y nos entendimos muy bien – ella sonrió – Desde ese día no he dejado de pensar en él, parece increíble, pero él llamo mi atención.
- ¡Mi prima se ha enamorado! – Exclamé feliz y la abrace – Gustav es un buen chico, estoy segura que se llevaran muy bien. ¿Sabes? Con todo esto me dan más ganas de que el tiempo pase y los chicos vuelvan.
- Tranquila mujer, mientras más pienses en eso y más lo desees, el tiempo se te hará más eterno.
Pasamos toda la tarde en la playa, nos divertimos muchísimo. Al volver a casa nos encontramos con Steban en la entrada del condominio.
- Creí que saldríamos todos juntos – dije recalcando el “juntos”.
- Lo siento, pero quería estar a solas con ella – se excuso.
- ¿Qué hicieron? – preguntó mi prima con cara pervertida.
- No les diré nada, no por ahora – rió.
- Ok, mejor entremos que está haciendo más frío – abrí la puerta y entramos.
Desde afuera podía oír los llantos de Martín. Papá se encontraba con él en brazos.
- Hola papá – saludé dándole un beso en la mejilla.
- Hola hija, me alegro mucho que hayas llegado.
- ¿Por qué lo dices?
- Tú madre fue al supermercado y aún no llega, antes de que saliera dejo durmiendo a Martín, pero ahora despertó y no sé que hacer.
- Pero, ¿qué tiene que ver eso con que haya llegado? – pregunté aún sin entender.
- Bueno, quiero que lo cuides por un momento – extendió sus brazos y deposito al bebé en los míos.
- Yo me aré cargo de este pequeño, descuida, a papá se le olvido cuidar a bebés, pero yo como tu hermana mayor te cuidare todo el tiempo – le decía a Martín, él solo me miraba, ya había dejado de llorar.
- Es increíble, ¿cómo es que puedes calmarlo y yo no?
- No lo sé, quizás él me quiere más que a ti – reí.
Cuando mamá había llegado le ayudamos a ordenar las cosas, luego preparamos la cena y comimos. Papá lavo la loza y los demás nos preparábamos para irnos a dormir.
Dormía tranquilamente, hasta que Martín comenzó a llorar. Luego pasos que iban y venían desde el primer piso, cantos para hacerlo dormir. Así fue repetido este acto más de tres veces por la madrugada.
Díez de la mañana, nuevamente lo mismo. Decidí levantarme y darme una ducha, larga, muy larga para despertar. Me vestí y maquille un poco, necesitaba cubrir todo el sueño que demostraba. Bajé al primer piso, directo a la cocina. Ahí estaban papá y mamá con mi hermano en brazos.
- Buenos días hija – saludaron mis padres.
- ¿Cómo dormiste? – pregunto papá.
- ¡Cómo dormí!, hay papá si a eso le llamas dormir, entonces dormí de maravilla – refunfuñé irónica.
- Lo sentimos hija, pero tendrás que acostumbrarte, así será hasta un par de meses más.
- Bien… creo que puedo aguantarlo, después de todo yo era la que con más ansias deseaba que naciera pronto – sonreí y puse mis manos en mi rostro.
- Si tienes sueño puedes dormir en la tarde – recomendó mamá dándome algunas tostadas.
- Creo que no podré – dije mientras me preparaba una taza de té.
- ¿Por qué, tienes algún compromiso? – pregunto mamá.
- Sí, me invitaron a salir.
- ¿Cómo es eso de que te “invitaron a salir”? ¿Quién te invito? – comenzó papá con sus interrogantes.
- Un chico – susurre tomando un sorbo de mi té.
- ¡Un chico! – Exclamó - ¿Qué chico?, ¿lo conozco?
- No, no lo conoces porque nunca fuiste al casino de la clínica.
- ¿En la clínica?
- ¿Cómo es él? ¿A qué se dedica? – preguntó mamá sonriendo, se veía interesada.
- ¡(nombre de tú mamá)!, ¡no me estas apoyando! – refunfuñó papá.
- (nombre de tú papá), tú hija ya no es una niña, pronto cumplirá diecisiete años.
- Pero, pero…
- Nada de peros.
Así hablamos hasta que terminamos. Más tarde bajaron los chicos, ya que al igual que yo no habían dormido casi nada en toda la noche.
Mis padres decidieron salir junto a mi hermano. Steban salió junto a Rocío al cine. Por mi parte yo me quede en casa con mi prima. Ambas estábamos en nuestras habitaciones. Había recibido una llamada de Tomás, quien me había preguntado la dirección ya que pasaría por mí. Sólo le dí la dirección del condominio. Él pasaría por mí a las seis de la tarde.
Después de hablar con Tomás mi prima había golpeado la puerta de mi habitación.
- ¿Puedo pasar? – pregunto desde afuera.
- Claro que sí, entra.
- ¿Qué haces? – se sentó en la cama, junto a mí.
- Hablaba con Tomás, ayer me invito a salir.
- ¿Si?, vaya. Cuidado eh, recuerda que tienes novio – sonrió.
- Lo sé y no engañaría a Tom, no quiero y no tengo pensado hacerlo.
- Tú no, pero cómo sabes si el tiene otras intenciones.
- Cómo crees, solo nos conocemos de hace cuatro días.
- Tiempo suficiente como para que alguien se enamore de ti. ¡Abre los ojos!, eres muy linda prima y cualquier hombre querría conquistarte.
- No quiero que pase eso, yo no siento nada por él, sólo tengo ojos para Tom y para nadie más.
- Lo sé, es por eso que te digo que tengas cuidado.
- Gracias, lo tendré en cuenta – le sonreí.
- Bueno, tocando otro tema, ¿sabes lo que pasará en dos semanas más?
- No, ¿qué pasará?
- ¡Será tu cumpleaños! – exclamó.
- Oh es cierto, lo había olvidado – reí.
- Creo que ya no te entusiasma cumplir años.
- No, no es eso, es solo que lo había olvidado.
- ¿Lo celebraras?
- No lo sé, creo que no, pero me gustaría muchísimo que para ese día Tom estuviera de vuelta en Los Ángeles.
Así pasé la tarde junto a ella. Cuando ya faltaba menos de las seis de la tarde comencé a alistarme. Una vez lista salí hasta la entrada del condominio. Me hubiera gustado mucho hablar con Evans, pero le habían dado unas mini-vacaciones.
Un auto rojo paro frente a mí. La ventana del copiloto comenzó a decender. Desde dentro del auto se encontraba Tomás, quien hacia señas para que entrara. Abrí la puerta del copiloto, me senté y salude a Tomás.
- ¿Cómo estás? – pregunto él.
- Bien, gracias – dije mientras abrochaba mi cinturón de seguridad.
En el camino no hablamos mucho, me dedique a ver el paisaje.
Tomás me había llevado a comer a un lugar muy bonito. Era una especie de restaurante, dentro de él era todo natural, lleno de plantas, flores, incluso había un pequeño estanque con peces.
El tiempo que estuve junto a él se me hizo muy grato. Me contaba diversas cosas de su país natal, Colombia. Por mi parte le contaba cosas de mi país. No paso nada fuera de lo normal, eso me gustaba, ya que le tomé un gran cariño a Tomás, un cariño de amigos.
Cuando volví a casa mis padres se encontraban cenando. Steban aún no llegaba de su salida con Rocío. Mi prima estaba en su habitación, así que decidí hacerle compañía.
- ¿Puedo entrar? – pregunte desde fuera.
- Claro – respondió ella.
Entre y cerré la puerta. Me senté en la cama junto a ella.
- ¿Cómo te fue? – pregunto ella mientras ojeaba una revista.
- Bien, la pase muy bien, Tomás es un buen chico y no paso nada fuera de lo normal.
- Por ahora todo va bien, espero que siga así – rió.
- Y tú, ¿qué hiciste toda la tarde? – pregunté mientras veía como miraba la revista.
- Pues, salí a un quiosco y compre dos revistas, cuando llegue pretendía leerlas, pero Gustav me llamo por celular y bueno, charlamos por un largo rato – sonrió con la típica sonrisa de enamorada.
- Oh con que Gustav… - la molesté - ¿Cómo está?
- Él está bien, dijo que los días habían sido muy agotadores, pero hoy tuvieron un pequeño descanso por la tarde.
- Que bien – me senté en la cama, frente a ella - ¿Qué lees?
- No lo sé, acabo de comenzar a ver esta revista, si quieres puedes ver la otra – dijo pasándome la revista que se encontraba a su lado.
Comencé a hojear la revista. Salían muchas cosas de Hollywood. Las próximas películas que se estrenarían en el cine, famosos, etc.
- ¡Mira! – Exclamó mi prima mostrándome su revista - ¡Son los chicos!
Mire las páginas. Ahí se encontraban unas fotografías de los chicos. En una de ellas salían ellos con la entrevistadora.
- ¿Qué dice? – pregunté.
- Veamos… El título dice: “Tokio Hotel prepara nuevo álbum”… El subtitulo dice lo siguiente: “Después de meses han vuelto Bill y Tom a Alemania. Además junto a ellos llegaron Gustav y Georg, quienes habían pasado unas vacaciones en Los Ángeles”.
Ahora comienza la entrevista, ¿quieres que la lea?
- Claro, continua.
- Bien… La entrevistadora les pregunta a los chicos cómo se sienten después del largo viaje que tuvieron. Bill respondió que se sienten muy bien y contentos de haber llegado a su país natal, aun que el viaje fue agotador, pero aún así llegaron con muchas energías.
La siguiente pregunta dice: “Han comenzado a trabajar en un nuevo disco, ¿qué pueden contarnos?”.
Bill respondió: “No podemos contar mucho, ya que solo hemos comenzado a trabajar hace apena unos días, pero podemos decirte que será muy diferente a los álbumes anteriores. Nos dedicaremos mucho a él, queremos que quede increíble.” Entrevistadora: “Bill, veo que te has cortado más el pelo, ¿por qué decidiste cortártelo?”.
Bill: Bueno, quería cambiar el look, tu sabes, me gusta cambiar mucho, experimentar cosas nuevas. Hay veces en que me aburro y me digo “bien Bill veamos cómo queda esto”, y lo hago.
Entrevistadora: ¿Qué opinas acerca de este look Tom?
Tom: Creo que Bill quiere verse lindo, quiere parecerse más a mí, pero es algo imposible, todos saben que soy más hermoso que él.
Entrevistadora: ¿Crees que Bill es feo?
Tom: Claro (todos ríen)
Entrevistadora: ¿Ustedes que opinan? (A Georg y Gustav)
Georg: Creo que Tom está loco, todos saben que soy el más lindo del grupo.
Bill: Estoy de acuerdo.
Gustav: También yo.
Entrevistadora: Bien… Han estado mucho tiempo fuera de cámaras y de la televisión. En ese tiempo, ¿alguno de ustedes ha conocido a alguien especial? (Se forma un silencio. Ellos se miran entre si y luego ríen)
Bill: Por el momento no, aún estoy en busca del amor de mi vida.
Georg: Yo ya tengo a mi novia.
Entrevistadora: ¿La amas?
Georg: Muchísimo (Sonríe)
Entrevistadora: Y tú Gustav, ¿alguien especial?
Gustav: Por el momento no, aún.
Entrevistadora: Tom, ¿qué me dices tú? ¿Aún sigues con “el amor de una noche”?
Tom: No, creo que eso quedo en el paso.
Entrevistadora: ¿Por qué? ¿Algún motivo especial?
Tom: Sí, así es, pero por ahora no diré nada.
- Espera – dije antes de que siguiera leyendo.
- ¿Qué pasa? – pregunto ella.
- Me están llamando – miré la pantalla de mi celular – Es Tom, ya vuelvo – Me paré y me dirigí a mi habitación.
- Hola Tom – saludé mientras cerraba la puerta.
- Hola linda, ¿cómo estás?
- Muy bien, y ¿tú?
- ¡Genial!, me acabo de enterar de algo muy importante.
- ¿A si?, ¿de qué cosa?
- ¡Que en dos semanas más es tu cumpleaños! - exclamó.
- A eso, sí, así es.
- ¿No te emociona?
- Claro que si, pero…
- Pero, ¿qué?
- No estarás presente… Me hubiera gustado mucho que estuvieras ese día junto a mí.
- Lo siento mi pequeña, pero no sé cuanto tiempo tardaremos en preparar todo.
- Lo sé, no te preocupes Tom. Esperaré lo que sea necesario.
- Eres tan linda, no sabes cuanto deseo tenerte junto a mí.
- También yo… Tom.
-¿Si?
- Antes de que me llamaras mi prima me estaba leyendo una entrevista que tuvieron hace poco.
- Oh, si ya leíste esa parte en donde la entrevistadora me preguntó si tenía a alguien especial y no dije nada no fue porque me diera vergüenza o algo así. No quise decir nada porque si se llegan a enterar de que tengo una relación seria no descansarán hasta averiguar quién es mi novia y, no quiero que te molesten. Por el momento, quiero mantenerlo fuera de prensa. No te molestes por favor.
- ¿Cómo molestarme?... Gracias Tom, realmente te preocupas mucho por mí. Y con respecto a nuestra relación, no te preocupes, si prefieres mantenerlo fuera de prensa y todo eso, por mi no hay problema, es tu decisión.
- Gracias por entenderme linda…
Minuto tras minuto pasé hablando con la persona que más quiero. El tiempo vuela cuando hablamos. No podemos medir límites, es algo imposible. Si no fuera por el bostezo que escuchó Tom salir de mi boca aún estaría hablando con él. Pero me obligo a que durmiera.
Antes de irme a la cama, baje al primer piso en busca de mis padres. Ellos estaban en la cocina, conversando.
- ¿Puedo hablar con ustedes? – pregunté.
- Claro – respondieron.
- Quería hablarles sobre la escuela, me gustaría volver, ¿creen que sea posible?
- Justamente hablábamos de eso y queríamos saber si querías ir mañana a la escuela, queremos hablar con el director nuevamente para ver si puedes ingresar – menciono papá.
- Entonces, mañana mismo iremos.
- A las diez de la mañana tienes que estar lista – dijo mamá.
- Bien, entonces me iré a dormir. Adiós, los quiero.
Me despedí de mis padres e inmediatamente subí al segundo piso. Me despedí de mi prima y me disculpe por haberla dejando sola. Steban estaba duchándose, por lo que no entre a despedirme de él.
Una vez con mi pijama puesto acomodé las frazadas y me acosté. Mañana será un nuevo día…
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- Oh chicas lamento muchísimo la tardanza. De verdad, me avergüenzo mucho >.<. Mis razones tengo por haberme demorado tanto tiempo. La primera es porque se llevaron mi computador por más de una semana. El otro motivo fue porque estaba preparando una presentación que tuve para el día de mi licenciatura, gracias a Dios salió todo hermoso. El capítulo lo tenía casi listo, pero por el motivo de que se llevaron mi computador no puede seguir escribiendo. Espero que entiendan y que no se enojen. Les informo que ya he salido con vacaciones, así que… ¡Subiré más seguido!

- ¡Chicas! ¿Qué les parecen las nuevas fotos que han salido? ¿No creen que son lindas? Sinceramente me encanta el color de pelo de Bill *-* Y por Dios, ¡su abdomen! Cada día me sorprende más y más Bill. También me alegro muchísimo de saber que Gustav y Georg están bien, porque no sabíamos mucho de ellos.
Eso sería chicas, que tengan lindos días, cuídense mucho y espero que les guste el capítulo, porque la verdad a mí no me gusto, pero pronto se vendrá lo bueno, así que esperen… Son las mejores lectoras del mundo, las adoro ♥, adiós.




(No sé ustedes, pero a mí me encanta esta foto *-*)